La Pasión de Cristo ya superó los 40.000 espectadores en Montevideo y, además del éxito de taquilla, ha repetido la polémica que despertó en todo el mundo desde su estreno. La propuesta de Mel Gibson ha sido calificada de “antisemita”, “conservadora” o extremadamente cruda. Otros, destacan su fidelidad con los evangelios. El sacerdote Daniel Sturla, el periodista Rafael Klappenbach, el pastor Ricardo Collazo, el escritor Tomás de Mattos, el crítico Jaime Yavitz y José Claudio Williman debaten, en tertulia especial, sus impresiones acerca de la película.
En perspectiva
EN PERSPECTIVA
Viernes 09.04.04, 09.11.
EMILIANO COTELO:
Hoy, Viernes Santo, la Iglesia Católica recuerda la crucifixión
de Jesús; se abre un período de reflexión a la espera
del domingo de Pascua, que conmemora la resurrección de Cristo.
Esta es una Semana Santa bastante particular, tanto en nuestro país
como en otros puntos del plantea, porque está marcada por el debate
que ha generado la
película "La pasión de Cristo",
dirigida por Mel Gibson, que se ocupa justamente de las últimas horas
de la vida de Jesús.
Una película que no deja a nadie indiferente, que genera polémica
entre quienes la vieron e incluso entre quienes no la vieron, porque algunos
han tomado la decisión de no verla.
Les proponemos hoy una tertulia especial en la que van a participar José Claudio
Williman, abogado, historiador, católico; el padre Daniel Sturla, sacerdote
salesiano; Ricardo Collazo, pastor valdense en misión para la Federación
de Iglesias Evangélicas del Uruguay, coordinador general de la obra
ecuménica Barrio Borro; Rafael Klappenbach, periodista del diario El
Observador, católico.
***
Al comienzo nos acompaña por teléfono Jaime Yavitz, actor teatral,
crítico de cine y teatro en Montecarlo Televisión, quien además
es judío. Yavitz, ¿usted es además religioso?
JAIME YAVITZ:
No, tradicionalista; mis padres sí eran religiosos; para mí y
mi hermano que está en Uruguay la cena de Pascua es casi una tradición
intocable, cumplo el Día del Perdón... Creo mucho que las tradiciones
agregan valores espirituales muy grandes; y me refiero a las tradiciones de
todos los pueblos. El pueblo judío tiene más de cuatro mil años
de tradición y creo que la pureza del sentimiento es lo que trato de
mantener.
EC - Todos han visto la película; algunos hace días, otros ayer
mismo; Williman y Rafael la vieron ayer. ¿Se encontraron con salas llenas?
RAFAEL KLAPPENBACH:
Yo tuve que ir a otro cine porque en dos horarios estaba lleno; fui al cine
Ejido, estaban las entradas agotadas para las 10 de la noche y para la trasnoche
del mismo cine.
EC - O sea que casi no llegás a tiempo a esta tertulia.
RK - Casi llamo para decir que no la había visto.
EC - ¿Y a Williman cómo le fue?
JOSÉ CLAUDIO WILLIMAN:
Estaba completamente lleno.
EC - Cuando los demás la vieron, ¿qué pasaba en las salas?
RICARDO COLLAZO:
Yo fui un martes de tarde, a las 14 y 20, y había poca gente; me gustó que
hubiera poca gente, porque entonces pude disfrutar. Esto se presta también
para todo un marketing, entonces incluso busqué un lugar apartado para
poder estar concentrado en lo que iba a ver, que para mí era muy importante.
EC - ¿Qué dice el padre Sturla?
DANIEL STURLA:
Cuando fuimos a verla, el viernes, no pudimos entrar; al día siguiente
fuimos, sacando entradas antes, y entramos con otros compañeros sacerdotes;
ahí la vimos con la sala llena en Ejido.
EC - Es muy interesante ese fenómeno de atracción que ha generado
la película La pasión. Me tocó verla el sábado
de la semana pasada en el Punta Carretas Shopping, en una sala desbordada de
público y además con mucho público joven, algo que me
sorprendió y que deja abierta una serie de preguntas, que quizás
podamos explorar en esta mesa.
***
Quiero empezar preguntándole a Jaime Yavitz a propósito de uno
de los aspectos polémicos de la película: el detallismo con el
que se describe y muestra el martirio que Cristo padeció durante sus últimas
horas: los latigazos y las torturas proferidos por soldados romanos cuando
Pilatos en primera instancia lo condena a ser duramente castigado; su camino
hacia la crucifixión en el Gólgota, cargando con la cruz y siendo
golpeado constantemente durante el trayecto; la crucifixión en sí,
en la que no se ahorran momentos ni primeros planos; y la propia agonía
en la cruz.
De las películas que se han ocupado de la pasión de Cristo, ¿esta
es, efectivamente, la más violenta?
JY - Sí, sin duda. Cuando chico siempre veía en los cines de
barrio películas sobre la vida de Jesús; de pronto eran películas
muy ingenuas, además de la ingenuidad propia de un chico de barrio que
va al cine, a colarse, porque era imposible de otra manera; pero siempre sentía
que esas películas me daban una vida que yo podía compartir.
Es difícil hablar objetivamente de esta película, por todos
los antecedentes, porque además se manejó un marketing como nunca
en la historia del cine -en eso Mel Gibson fue muy inteligente-; hay antecedentes
por los que también la colectividad judía tiene sus resquemores,
porque el padre de Gibson y él forman parte de una iglesia muy pequeña
pero con un arraigo especial, debatiendo si [en la II Guerra Mundial] hubo
genocidio... En fin, dejo de lado eso.
EC - Vamos a ver esos puntos un poco más tarde.
JY - Sí, voy directamente a la película. Creo que debe conmover
profundamente al ser cristiano, pero escapa a toda lógica.
Traté de mirarla... Fui a verla dos veces, como hago generalmente cuando
una película me importa en forma especial, como veía a todo Akira
Kurosawa o Bergman, películas de autores; la primera impresión
me importa mucho y después para poder analizarlas hay que verlas con
una frialdad, con una objetividad mayor.
Para mí esos soldados borrachos, indisciplinados, no tienen nada que
ver con todo lo que conocemos, con todo lo que leímos, con todo lo que
estudiamos sobre la presencia romana cuando eran los dueños de todo
el mundo; especialmente en un país donde había una religión
tan fuerte, tan acendrada. Yo no soy un versado, pero sé que de Barrabás
hay una sola frase, tengo entendido, en el Nuevo Testamento; y estaban los
celotes, que eran jóvenes que peleaban contra la intromisión
de determinados sacerdotes que habían permitido que figuras paganas
entraran al templo. O sea que había una división muy grande dentro
del pueblo judío y los celotes eran jóvenes que además
no permitían que fueran de manera distraída por las calles de
Jerusalén porque mataban a todas esas figuras que ellos pensaban que
se habían vendido a la fuerza, al poder de los romanos.
Entonces esa imagen de los soldados, esa violencia... El término de
pronto puede molestar a algunos de los que están con usted, pero creo
que hay como un morbo muy especial...
EC - Se ha hablado de morbo, justamente.
JY - ...que hasta enfría. Es distinto para quien va a ver la película
sin formar parte de la grey cristiana, respetándola, pero es tal la
virulencia de esos soldados borrachos, que eran de una fiereza, pero no por
estúpidos, parecen seres de una ingenuidad que ya casi no se da en el
cine, como en las viejas películas de cowboys con los buenos y los malos.
EC - A ver, ¿cómo les resultó a los demás este
punto concreto, el de la violencia?
JCW - Voy a discrepar con el amigo, porque primero los soldados romanos eran
la hez romana, pero además hay descripciones en varias historias romanas
de lo que era el trato a personas en las provincias: era de terror, sobre
todo el tratamiento que se les daba a quienes iban a ser crucificados o que
no llegaban a serlo, pero... Está descrito en la historia el tipo
de vara, que está muy bien presentado porque eran las varas que se
usaban. Me permito recordar -la cita no es mía, es de un gran libro
de historia sobre Jesús, cuyo nombre no recuerdo ahora- que esta descripción
similar la hace Cicerón cuando está enfrentando a Verres cuando
era el procurador, el procónsul en Sicilia; Cicerón describe
cómo los soldados romanos mataron a patadas a un ciudadano siciliano.
Eso está en las Verrinas de Cicerón. Esa imagen de la conducta
de los romanos es frecuente y denunciada dentro de Roma.
EC - Bien, pero el hecho de que la película ponga tanto énfasis
en eso, en la violencia, en el martirio, ¿cómo les resultó,
les resultó tolerable?
RK - Es una película muy dura, que sacude, cachetea al espectador.
EC - ¿No te viste tentado a levantarte o a cerrar los ojos?
RK - En algunas escenas sí.
EC - ¿Qué dice el padre Sturla?
DS - Sí, hay una palabra en latín, "satis", suficiente,
que dice el soldado que está dirigiendo el momento de la flagelación.
Uno también está deseando que sea suficiente, que termine; creo
que es una de las cosas que el director quiso lograr.
EC - ¿Pastor Collazo?
RC - Para mí el problema de la película es que está centralizada
en la tortura y los torturadores. Tenemos que considerar que es una fuerza
ocupante que sin duda tiene colaboración de las autoridades de ese momento
que estaban allí en Jerusalén, y entonces la centralidad de la
película está lamentablemente -porque es una buena película-
en la tortura, en los torturadores. Yo no recomendaría esa parte de
la película; estoy pensando en personas piadosas, en señoras
de edad, en señores y también en los jóvenes.
EC - No es la única parte. Quizás esa, la de la tortura, la de
los latigazos, sea la más fuerte porque es de las primeras, pero todo
lo que viene después va en la misma dirección.
JY - Cuando hablo de morbo -primeros planos, cuando le clavan las manos, cuando
lo dan vuelta, lo arrastran-, por supuesto que absolutamente nadie puede
negar la barbaridad del ocupante, especialmente en épocas donde no
existían no digo los derechos humanos, sino que además los
valores que se manejaban eran otros. El profesor Williman debe saber mucho
más que yo, como en 1904 en la guerra civil que tuvimos nosotros (hablé de
ese tema muchas veces con Maggi). La brutalidad era la forma natural desde
los griegos, tenemos que tener las tragedias griegas para ver qué pasaba
cuando entraban... incluso la destrucción de Troya, si vamos a la
primera visión que tenemos de libro escrito, fuera de los aedas.
Lo que digo es que esos primeros planos son de un terror que me hacen pensar
lo siguiente: ¿cuál es el mensaje de Cristo? ¿Queda latente,
un cristiano puede sentir cuando termina la película, después
de ver toda esa brutalidad, los litros de sangre y la desesperación
de ese hombre que levanta los ojos para decir "Padre, ¿por qué me
has abandonado?"? ¿Puede quedar el mensaje cristiano de "Amaos
los unos a los otros"? Los que creen fervorosamente en el cristianismo, ¿pueden
salir del cine y amarse los unos a los otros?
EC - Esa es la pregunta.
RK - Creo que hay que pensar qué es lo que intenta hacer Mel Gibson
con esta película.
EC - ¿Cuál es la apuesta?
RK - Escuché que decía hacer dinero; es probable que sí,
es probable que como productor le interese hacer dinero y todo el marketing
que generó en torno a la película también, pero creo que
su apuesta principal, al menos así lo interpreto viendo la película,
es contar la realidad de las últimas 12 horas de Jesucristo de la manera
más real posible. Es tremendamente violenta la película; la pasión
es tremendamente violenta. Quiere interpelar al público, quiere provocar
al público, quiere generar reacciones en el público. Estamos
hablando de que Jesús dice que entregó su cuerpo, su sangre,
y es lo que se ve en la película; es un Jesús paciente, que soporta
el sufrimiento. Y creo que mostrar ese grado de sufrimiento es también
mostrar ese grado de mansedumbre, de perdón, porque cuando se llega
a límites tan grandes y el perdón y la mansedumbre se mantienen
me parece que hay un sentido detrás.
DS - También me parece que el director quiere subrayar -y está muy
bien logrado- ese sentido del "padecimiento por", es decir lo de
San Pablo, que dice: "Cristo me amó y se entregó por mí".
Entonces quizás también en el subrayado de la película
está ese aspecto del Evangelio, que es la entrega de Cristo por nosotros,
en ese sentido hasta dónde llega el límite del sufrimiento, hasta
dónde llega el amor de Cristo, que llega a esa entrega total, que es
lo que -me parece- muestra la película.
RK - Yavitz hablaba de los martillazos en el momento de la crucifixión.
Yo leí algunos comentarios sobre la película, que repiqueteaba
lo que decía Sturla, ese "por mí", en cada martillazo: "Por
mí; por mí". Creo que eso es lo que Mel Gibson busca trasmitir
como mensaje, más allá de si quiere hacer dinero o no con la
película, que por supuesto creo que sí.
RC - Yo me lo pregunto desde el punto de vista de un torturado, de las víctimas
de la tortura que tenemos acá cerca, en el Río de la Plata; recuerdo
el informe Sábato -aquella comisión en Argentina-, las secretarias
y las asistentes sociales que trabajaron recogiendo los testimonios de las
víctimas terminaban mal el día porque no podían recibir
tanta, tanta cosa, tanto pecado junto, diría yo desde un punto de vista
cristiano. Entonces creo que poner en escena esto así, tan cruel, tan
crudo, es como si uno tuviera que recibir el testimonio de un torturado, de
una torturada, quizás uno diría: "Por favor, no me lo digas
todo, no me lo digas todo porque es demasiado duro".
DS - Hay una película, La noche de los lápices, que muestra esa
realidad en Argentina; realmente, uno la ve y dice "nunca más".
EC - Justamente, padre Sturla, hay una hipótesis que dice que Mel Gibson
eligió este camino por razones comerciales, para vender más entradas
y obtener un éxito en sus cuentas bancarias. La otra es que perseguía
objetivos religiosos: él es católico, se lo ha descrito como
un católico preconciliar. Si nos quedamos con esta segunda hipótesis, ¿qué objetivo
religioso puede haber perseguido? Ustedes lo mencionaron, entonces la pregunta
es, ¿lo logra? Usted, como sacerdote, ¿recomienda esta película?
DS - La recomiendo, digo "Vayan a verla". Digo también que
no todo lo que vi me gustó, como he dicho. Hay escenas estupendas, muy
bien logradas, la relación de Jesús con su madre está muy
bien lograda, hay toda una ternura materna reflejada en varias escenas que
también está muy bien; se muestra claramente el impacto que produce
la unión entre la eucaristía, la última cena y la escena
de la muerte de Cristo, está entrelazado y eso para la fe cristiana,
católica, es muy importante. Yo digo: vayan a verla; no es el Evangelio,
es una película. Mucho más importante sería decir "lean
el Evangelio", en tiempo de Semana Santa.
EC - Pero, por decir algo, ¿se la recomienda a todos?
DS - Está ahí lo de mayores de 12 años. Sí, a todos.
EC - ¿Todo cristiano, todo católico resiste esta película,
es capaz de conmoverse como aparentemente el director quiere o como usted querría?
DS - Está la sensibilidad diversa de las personas; si alguien se impresiona
mucho por un tema de sangre tampoco puede ver otras películas también
tremendamente violentas, como las que se ven últimamente; Gladiador,
por nombrar una.
***
EC - Un oyente, Matías, pregunta: "¿Por qué el punto
de controversia es el tema de la abundante violencia en la película?
Si fue verdad, ¿por qué molesta? A pesar de eso, Jesús
perdonó. ¿Será eso lo que molesta?".
¿Qué responde usted, pastor Collazo?
RC - Que hay una diferencia, no es lo mismo ver Espartaco o Gladiador, que
ver cómo Jesús, que es nuestro maestro, nuestra compañía,
nuestro Dios, muere terriblemente solo, abandonado, con muy pocos gestos
de solidaridad. ¿Se muere el amor? Para mí esto es lo peor,
la tristeza más grande que sentí en ese cine fue una soledad
trascendente.
JCW - Yo diría que salvo la Virgen, que lo acompaña hasta último
momento, hay soledad.
RK - No; hay muchos personajes muy bien logrados en la película; en
esto discrepo. Creo que Simón de Cirene, que es un personaje tremendamente
bien logrado, que hace que uno se sienta partícipe de la película
y un protagonista más de lo que está sucediendo. María
Magdalena no emite una palabra durante toda la película, pero acompaña
a Jesús durante todo el tiempo. El apóstol Juan, que también
está allí; la figura de la Verónica, el gesto que tiene
hacia Jesús y hacia la Virgen desde el lugar en que estaba y el poder...
Durante muchos lapsos de la película hay ese contraste entre violencia,
belleza, violencia, delicadeza, violencia, amor. Creo que Mel Gibson juega
muy bien con eso.
EC - No lo convencen estas respuestas, pastor...
RC - No, no me convencen del todo, porque yo soy sensible a la película,
la veo y... Yo sé que hay gestos de sensibilidad, pero Simón
de Cirene en un momento también duda; no sabe si lo va a hacer o no,
si lo va a acompañar o no; es muy humano que esté dudando, porque
además no sabía dónde lo iban a meter, capaz que él
también terminaba mal.
EC - Simón es obligado por los soldados romanos a acompañar y
ayudar a Jesús.
RK - Termina teniendo un papel protagónico y de solidaridad con el condenado.
RC - Incluso para el carro, en un momento en que le están dando bastante
a Jesús para la mano para que no le peguen más en el camino.
DS - Justamente, muestra una cierta transformación del personaje; es
de las cosas interesantes de la película, la transformación de
Simón de Cirene, como después la de algunos otros, los soldados
romanos al final. La soledad final es la del demonio, en esa mirada medio extraña
que hay allí queda él solo.
***
EC - Se ha generado todo un debate a propósito del antisemitismo o
antijudaísmo que destilaría esta película. Me gustaría
que habláramos de este punto: ¿dónde se encontraría,
dónde podría leerse ese tipo de intencionalidad en la película
de Mel Gibson?
¿Qué dice Williman?
JCW - Puede ser que esté influido por mi convicción católica;
para mí es tan claro que Jesús muere por todos los hombres que
no me planteé el problema judío, lo confieso. El sacrificio es
por todos los hombres, no por los judíos; tal vez los judíos
podrían protestar –siempre he pensado– porque Dios los haya
elegido, pero ellos siempre se consideraron el pueblo elegido. Fue elegido
en su etapa final para matar al hijo de Dios, cosa que estaba prevista pero
no es culpa de ellos, de ninguna manera. Además en la película, ¿quiénes
están contra Jesús?: los soldados, hay una larga lista; realmente
yo no vi elementos de antisemitismo. El que queda mal es el grupo del Sanedrín,
pero eso es históricamente evidente.
EC - ¿O sea?
JCW - Los grandes sacerdotes del Sanedrín.
EC - Los sacerdotes judíos que, con una parte del pueblo, exigen que
Jesús sea crucificado.
JCW - Sí, hay una poblada en ese sentido que presiona a Pilatos.
EC - Quizás sea eso lo que pueda alimentar el temor de que se esté insuflando
sentimientos antijudíos o antisemitas, porque se ve a esa gente reclamando
y propiciando para Jesús un castigo terrible.
JCW - Pero hay otros que reaccionan y otros que lo apoyan, hay distintas figuras.
RK - Es una poblada me parece que política, de interna.
JCW - Orientada, presionada.
RK - No es un pueblo, sino una interna dentro de un pueblo.
EC - ¿Podrías desarrollar esto un poco más?
RK - Estamos hablando del pueblo judío durante toda la película:
Jesús es judío, el sufrimiento de la virgen María, que
es uno de los sentimientos que más impactan a lo largo de toda la película,
es el sufrimiento de una madre judía; María Magdalena, todos
los apóstoles, incluso Simón de Sibele, son todos personajes
judíos. Estamos hablando del pueblo judío y de un problema que
se da dentro del pueblo judío; creo que es mucho más polémico
el papel que les cupo a los romanos.
RC - El problema es que Pilatos no sabe qué hacer entonces les pasa
el problema a los judíos, porque es un problema de ellos, arréglense
entre ustedes; y volvía el Sanedrín, acompañado por la
muchedumbre, que va para cualquier lado, nuevamente a pedir la crucifixión.
De última hay una burla final de Pilatos cuando coloca el famoso cartel
que después quieren sacar…
EC - Aclaremos de qué cartel estamos hablando.
RC - El cartel que figura en la cruz… “Jesús de Nazareth,
rey de los judíos”.
EC - Supuestamente en ese cartel va el delito o los hechos por los cuales
el delincuente es crucificado. Ésa era la tradición.
RK - Sí, pero plantea la duda, justamente…
EC - Ésa era la tradición con las crucifixiones en general que
ordenaba el Imperio Romano, pero en este caso se coloca ese texto: “Jesús
de Nazareth, rey de los judíos”. ¿Entonces?
RK - Planteando la duda del propio Pilatos, que no sabía resolver una
cuestión de la que se sentía ajeno, sobre la que no quería
pronunciarse; la condena es como dudosa, como diciendo se lo condena porque
dice o porque es.
EC - Claro, lo que pasa es que los sacerdotes judíos invocan argumento
como central para reclamar la crucifixión: este hombre se dice a sí mismo
rey de los judíos, como que estaba desafiando la autoridad romana, la
autoridad de las fuerzas de ocupación.
RK - Poniéndome en el lugar de un judío, si puedo ver algo que
me molesta en la película es justamente el que les cabe a los sumos
sacerdotes, a algunos –tampoco a la totalidad–, y cómo son
mostrados. Nos pasa a los católicos o cristianos cuando en alguna película
se muestra la actitud que molesta de algún obispo o de algunos sacerdotes; ¿se
puede decir que esa película es anticatólica, anticristiana?
Creo que hay sacerdotes, obispos, católicos que cometemos errores y
no por eso cargamos las culpas enteras sobre la Iglesia, sobre la institución.
EC - Ahora me gustaría escuchar a Jaime Yavitz.
JY - Voy a tratar de ser lo más concreto posible. Quiero aclarar que
yo no estoy apasionadamente defendiendo o criticando por mi ser judío,
estoy tratando de analizar con objetividad. En primer lugar quiero decir que
yo estuve en Belén, en Nazareth, hice toda la vía crucis, tengo
un respeto especial, tengo libros, no sólo el de Saramago, que es muy
discutible; quiero decir que tengo una esencia de respeto muy grande por la
religión y para mí fue más conmovedor cuando en 1963 por
primera vez llegué a Roma, había muerto el papa Juan XXIII, hice
una cola de casi once horas y detrás, en un costado, presidiendo, si
quieren, el cuerpo de Juan XXIII, vi a La Pietà de Miguel Ángel;
esa maravillosa madre con su hijo doliente en brazos es diez veces más
conmovedora que toda la película. Primero porque la película
tiene dos solos colores; tiene cosas inteligentísimas, la muerte, esa
figura casi femenina que va pasando, mucha gente después me preguntó quién
era esa persona que iba rodeando cada vez que el pueblo exigía que Cristo
fuera crucificado…
EC - Estamos hablando del demonio.
JY - Exactamente; una imagen que mucha gente no entendió. Después
de caer la lágrima de Dios, hay una gota que cae –es mi interpretación,
por supuesto–…
EC - En el final, cuando Cristo muere en la cruz.
JY - Exactamente, que orada todo ese mundo y cae a los pies de Cristo.
EC - Y desata la lluvia, la tormenta…
JY - No, no, es una gota enorme que cae, es una lágrima de Dios.
DS - Sí, esa lágrima es la que desata ese terremoto que sucede
en la muerte de Cristo, al menos en la interpretación que hace Mel Gibson.
RK - Es la lágrima de Dios padre, que llora ante la muerte de su hijo.
JY - Exactamente. Primero muestra al Sanedrín, a los sacerdotes, que
tienen una actuación casi de ópera, todos con gestos ampulosos,
con una falta de naturalidad, de verdad; es casi operística la actitud
que muestran. Pero en ningún momento uno siente que Jesús forma
parte del pueblo judío, que María forma parte del pueblo judío,
que está festejando la Pascua, que se llama Yoshua y no la traducción
que se hace después. Si todos estuvieran venerando –todos los
de la mesa, lo digo respetuosamente– a Yoshua, la relación con
el pueblo judío sería mucho mayor. Por eso digo que la película
tiene cosas muy inteligentes entre cosas tremendamente esquemáticas,
el bueno es bueno y el malo es de terror, es de película, de mala película,
actuaciones de mala película. Creo que es un momento formidable cuando
Pedro lo niega tres veces; está muy bien hecho porque Mel Gibson sabe
mucho de cine, especialmente por toda su formación como actor.
EC - Su preocupación es entonces por elementos que en la película
figurarían de manera confusa.
JY - Yo pregunto y le pregunto a la mesa, no al clérigo, al sacerdote
que hace un análisis y sabe cuál es el mensaje profundo de Dios,
porque no tantos años antes el rabí Hillel, que prácticamente
podía ser Jesús, uno de los que siguen los preceptos “no
le hagas a los demás lo que no quieres que te hagan a ti”, hay
muchos estudios sobre el rabí Hillel, a quien estudié porque
me pareció una figura maravillosa…
EC - Su preocupación es por lo que puede decodificar un espectador
no bien informado.
JY - Ahí está, yo hablo del público, no del que analiza
el mensaje de Cristo leyendo los evangelios. Después de tanta tortura –no
quiero discutir con el profesor Williman– los dos ladrones están
casi limpitos y no son torturados, son crucificados.
JCW - Sí, en ese caso sí, pero yo admito que la presentación
del Sanedrín es un poco grotesca.
JY - Un poco no: es muy grotesca.
JCW - Bueno, es muy grotesca, estoy de acuerdo con usted.
JY - Yo espectador que voy a ver una película de la que tanto se habló,
con todo lo que le hacen a Cristo, que nadie puede humanamente entender cómo
pudo, yo que recorrí –y supongo que varios de los que están
con usted también– la vía dolorosa, cómo pudo un
ser humano, porque Cristo es un ser humano para nosotros, para todos, es el
hombre con el hombre, entonces, ¿cómo pudo hacer todo eso? Y
el público que lo ve, ¿puede sentir, pueden amarse los unos a
los otros? Deben salir con una virulencia, con un estado de rabia…
EC - Es buena la pregunta; vamos a ver qué contesta, por ejemplo, el
padre Sturla.
DS - Sobre lo anterior quería decir que se caricaturiza al Sanedrín.
Pero sí hay un sentir de que es el Jesús judío, ya desde
el haber mantenido el idioma arameo en la película, que me parece un
acierto, un logro que sea en arameo y latín, es muy interesante, muy
bueno. Después está la pregunta que supongo que resonará en
el oído de los judíos que ven la película, una pregunta
entre Magdalena y María al principio sobre por qué esta noche
es diferente, hay una cierta alusión a la Pascua judía, el comienzo
del Hagadá.
JY - Exactamente, son las preguntas que le hace el más jovencito al
padre de familia en el día de Pascua.
DS - Me parece que para el que ve la película y es judío, para
el cristiano que conoce, hace referencia a la Pascua; ¿por qué esa
noche es diferente? Para nosotros cristianos, la nueva Pascua, la Pascua de
Cristo.
En cuanto a lo del amor, algo ya hablamos de eso, me remito a que el Cristo
que sufre es el que está perdonando, ahí está como el
dolor, la tortura, la muerte infligida inocentemente vencida por el amor, yo
entiendo que uno que ve la película con sentido de fe puede quedarse
con ese mensaje final.
EC - ¿Qué dicen los demás?
JCW - Lo que dice el padre Sturla es muy claro, Jesús cuando invoca
al padre en ese minuto final… hay dos o tres actitudes distintas de Jesús,
maravillosas, una es “Perdónalos, no saben lo que hacen”,
le está pidiendo al padre, eso es muy claro; después hay una
frase que se dijo recién, “Señor, ¿por qué me
has abandonado?”, en arameo creo que se dice “Elí, elí,
lama shabaktabi?”, en ese momento Jesús es mucho más humano
que hijo de Dios, como hombre se siente abandonado, porque él es hombre,
es un instante yo no diría de debilidad sino de mostrar que es hombre
y le dice al padre ¿por qué me has abandonado? Hay momentos hermosísimos
en ese final, que son del evangelio, no hay nada inventado.
RC - Precisamente, cuando salí del cine quedé como absorto,
caminé varias cuadras reconcentrado porque realmente la película
me impactó. Al otro día de madrugada me levanté a leer
la Biblia para ver por dónde había seguido Mel Gibson, qué pasos
había seguido y cuánto se había apartado del texto. Me
di cuenta de que está basado en Mateo, que es el evangelio didáctico
por excelencia. Y es fiel al texto, muy fiel.
EC - Sí, hay tramos del guión que son textuales.
RK - Aquí En Perspectiva se comentó la película con motivo
del estreno…
EC - Sí, al otro día.
RK - …y escuché a Rosario Castellanos, a quien respeto mucho –sé que
está por allí–, tener una postura contraria a la película,
de rechazo, de decir que mucho de lo que había visto no estaba en los
evangelios. Yo me fui con esa idea a ver la película; la recopilación
total y la entrega a través del cine, ver en una pantalla gigante y
con esa expresividad con que Mel Gibson nos presenta todo en dos hora… yo
nunca lo había vivido así, de esa manera. Pero no encuentro ningún
elemento más que anecdótico para decir esto no está, no
lo conocía, o yo recibí formación católica pero
hay algo novedoso, nuevo, algo inventado; debo decir que todo me lo habían
contado o lo había leído, no hay una generación de hechos
insólitos.
RC - Por ejemplo lo que no está en el evangelio, que es un recurso
que usa el director, es la conversación que tiene Pilatos con su esposa.
JY - Exacto.
RC - Es el tema político, él le explica, le pasa el problema
a su esposa, le cuenta lo que iba a pasar con él si no tomaba medidas
con este pueblo que está de revuelta en revuelta.
JCW - La esposa le advierte que tuvo un sueño y que le va a ir mal.
El recurso de los sueños también es una cosa muy pagana, ella
le advierte que tuvo un sueño y que tenga cuidado. Puede ser que esa
parte esté un poco prolongada, las dudas de Pilatos, pero son ciertas
y la intervención de la esposa es cierta.
JY - Me permite una cosa: el personaje de Pilatos es de una pureza, de una
sensibilidad, que no tiene nada que ver –ya que el profesor Williman
hablaba–. Históricamente fue el pueblo que más peleó contra
el Imperio Romano, la prueba está en lo que pasó en Mazada, todos
los levantamientos, cosa que no sucedía contra los otros pueblos porque
tenían un Dios y eso era lo que defendía el pueblo. Estaba gobernando
frente al pueblo quizás más arisco de todo el territorio, tenían
más de 60.000 soldados, que en aquella época era todo Estados
Unidos contra Irak.
EC - ¿Cómo ve usted entonces el retrato de Pilatos que deja
la película?
JY - Es de una ingenuidad, de una bondad que realmente…
EC - ¿Es demasiado benigno?
JY - Lo único que quiero decir es que en el arte un hecho puede ser
real, en arte no hay una sola verdad, el hecho es cómo se dice; una
mujer no es pintada igual por Picasso, por Modigliani y por Rafael, y puede
ser la misma mujer.
DS - Lo presenta en forma dubitativa a Pilatos, presenta sus dudas. El evangelio
mismo así lo presenta, como un Pilatos que no encuentra culpa en ese
hombre porque le parece que es un tema para resolver entre los judíos.
Pero presenta también cómo a esa persona lo que le importaba
era quedar bien frente al emperador, cuando hay un diálogo sobre la
verdad él dice: “Para mí la verdad es que aquí hay
rebeliones y que el César me dijo ‘la próxima terminás’”.
Era un político para quien en ese momento, más allá de
que podía tener buenas intenciones, lo que prima es su carrera política,
eso es lo que presenta claramente la película de Mel Gibson.
RC - Pero lo quiere salvar reiteradamente a Jesús; en los evangelios
está. Y una de las cosas por las cuales lo quiere salvar es que lo deriva
a Herodes Antipas –esto aparece en Lucas–, a ver si Herodes resuelve
de otra manera. Finalmente se lava las manos, ese famoso gesto de lavarse las
manos que encontramos en el Deuteronomio, precisamente era una costumbre –Deuteronomio,
capítulo 21, versos del 1 al 9– que se utilizaba en los casos
de muerte sin explicación, era una ley judía para cuando, por
ejemplo, un grupo de ancianos o de sacerdotes encontraba un cadáver
tirado en el campo y no había nadie culpable, entonces mataban una vaca
y se lavaban las manos frente a la vaca para decir no tenemos culpabilidad
ninguna, ni nosotros ni los de alrededor.
RK - Yo no comparto que se presente a Pilatos como un personaje bondadoso,
creo que se lo presenta como una persona dubitativa, cobarde…
JCW - Lo que decía Sturla.
RK - …cobarde, y que además hace prevalecer sus intereses personales,
su carrera política, o sea también ambicioso. No sé dónde
está la bondad de ese personaje.
***
EC - Williman.
JCW - Hay una cosa que está también en Ricciotti, que es mi
fuente permanente. En el año 1933 fueron convocadas en Jerusalén
cinco figuras judías importantes a dar su opinión sobre la sentencia
del Sanedrín, y por cuatro votos contra uno resolvieron que Jesús
era inocente y que la sentencia del Sanedrín habría sido un grave
error. Eso fue publicado en el año 1933 en París en una revista
que se llamaba precisamente Jerusalén; está citado por Ricciotti.
Así que hubo una revisión interna de figuras judías sobre
la sentencia del Sanedrín.
***
EC - Incorporamos ahora, teléfono mediante, al doctor Tomás
de Mattos, abogado, escritor, católico; sobre todo lo convocamos porque
su última novela es “La puerta de la misericordia”, que
se ocupa básicamente de lo mismo que esta película.
Por supuesto que estaba simplificando al decir que la novela se ocupa del
mismo tema pero sí se ocupa de Jesús, de Cristo. A partir del
libro, de la investigación que durante años desarrollaste para
producirlo, ¿qué te dejó la película?
TOMÁS DE MATTOS:
Dentro de una corriente que busca la gran masa de espectadores y que está promovida
como tal, tenemos que cotejarla por ejemplo con “Rey de reyes”,
aquella película que dirigió Nicholas Ray hace muchos años,
o con el Jesús de Nazareth de Zefirelli. En ese sentido creo que esta
película significa un gran avance, hay mucho mayor rigor histórico
en la reconstrucción, realmente sumerge en escenografías del
Jerusalén de la época.
Pienso además que cuando uno hace un retrato de alguien muy conocido,
elige un ángulo desde el cual inevitablemente van a quedar destacadas
determinadas facciones de ese rostro y otras van a quedar en la sombra, no
se van a ver. Es una opción personalísima que tenemos que respetar.
Personalmente en primer lugar me alegra que exista la película, que
se haya hecho; me demuestra la enorme vigencia de Jesús de Nazareth,
no ya como fundador de una religión, sino incluso como personaje histórico,
demuestra que en definitiva es el más grande mito que ha dado la humanidad,
en el sentido de atracción sobre multitudes.
EC - Tú dices que demuestra la enorme vigencia de Jesús de Nazareth.
Eso me recuerda una de las preguntas que había pensado lanzar hoy en
esta mesa, que es: ¿por qué una nueva película sobre Cristo
y la pasión de Cristo? Una pregunta que también podría
trasladar a tu libro: ¿por qué un nuevo libro? ¿Por qué “La
puerta de la misericordia” en este momento?
T de M - Creo que para todo cristiano es básico novelar a Jesús,
en el sentido de tratar de imaginar cómo era, concebirlo como un ser
cercano y tratar de ver su mensaje, porque es en definitiva la persona con
quien más tenemos que relacionarnos desde el momento en que optamos
por creer en él.
En esta película hay una cosa que me llama la atención; siempre
he dicho que el arte del Siglo XX se ocupó mucho de Jesús de
Nazareth, lo abordó de muchísimas maneras, en el teatro Dario
Fo, en la novela Saramago, Kazansakis, Bulgakof, etcétera, y en el cine;
pero una cosa extrañísima es que esos abordajes siempre fueron
protagonizados por personas manifiestamente no creyentes o por lo menos en
grandes crisis de fe, como en el caso de Kazansakis. En cambio en esta película
se aborda a Jesús desde la fe, en ese sentido es excepcional. Por otra
parte, coincido en lo que decían en la tertulia, que más allá de
las actividades comerciales de promoción, que son más que nada
elementos para solventar una aventura interior querida por Gibson, en definitiva
lo que más hay en la película es determinado tipo de objetivo
religioso. Yo respeto la película, el intento de presentar un abordaje
contemporáneo de Jesús y creo que en gran parte supera a ese
tipo de películas que yo mencionaba; comparada con el Evangelio según
Mateo, de Passolini, te diría que me quedo con el Evangelio de Passolini
en la medida que me parece que hay un Jesús vivo, y por supuesto el
tema de la pasión no es único, no es primordial en la película
de Passolini.
EC - Ese destaque es importante, tú comparas las dos películas
y te quedas con la otra porque hay más Jesús vivo…
T de M - Exactamente.
EC - ¿O sea?
T de M - O sea que en definitiva Jesús no vino exclusivamente para
ser crucificado y resucitar; para nosotros los católicos hay un misterio
que es fundamental que es la encarnación. Vino a dar un mensaje, a fundar
lo que nosotros los cristianos consideramos que es una nueva alianza, vino
a profundizar la antigua alianza, a dar un mensaje de interioridad, de libertad,
de fraternidad, de compromiso interior y de amor que acaso en el enfoque anterior
se estaba vaciando y se estaba convirtiendo en muy ritualista.
EC - Esto en La pasión aparece poco.
T de M - Aparece muy poco.
EC - La actividad de Jesús como profeta aparece apenas ilustrada con
esos flashbacks, que son muy breves y quizás simplificados.
T de M - Muy simplificados. Tomemos el ejemplo de la madre del enemigo; se
enuncia el principio, pero no se indaga el porqué.
RK - Yo comparto con De Mattos el hecho de que dentro de la película
esos flashbacks son de alguna manera pequeños descansos dentro de tanto
dolor, tanta violencia, tanta carga de sangre, son pequeños descansos
que encantan. Quizás también contar todo el juicio, decir que
son esos momentos de Jesús que gustan mucho más que ver la cruda
realidad de la pasión.
T de M - Hay una escena, que además es totalmente agregada, cuando
Jesús está haciendo una mesa alta y viene María y le pregunta
por esa mesa alta, que es igual a las nuestras y totalmente distinta de las
que se usaban en la época.
EC - Sí.
T de M - María dice: “No te da ningún futuro esa mesa”.
Esa ironía, esa ternura. Y además está pronta la comida,
Jesús quiere ir tal como estaba trabajando, y María le dice: “No,
lávate las manos”; esa escena de cotidianidad entre madre e hijo
es hermosísima. Me parece que uno extraña ese tipo de escenas.
DS - La propuesta se refiere a las doce últimas horas de Cristo, pero
como se decía recién, esos flashbacks son muy buenos, a mí uno
de los que más me gustó, al que hacíamos referencia hace
un rato, es el perdón a la mujer adúltera que después
aparece identificada como Magdalena, esas piedras que se van tirando en esa
escena tomada desde abajo que de algún modo representa y está unida
al perdón. Uno dice: “Padre, perdónalos”, pero ya
antes había toda una vivencia del perdón de Jesús y un
sentir de los otros que tenían que ver con ese perdón.
RC - Por ejemplo, uno de los flashbacks que más me gustaron fue cuando
saca el pan caliente, que no son panes, son tortas, humeando, que van a compartir
y van a ser la santa cena. Él dice: “Hagan esto en memoria de
mí”; está dando la indicación de lo que va a ser
el futuro, de lo que es el cristianismo. Ese pan caliente me da la idea de
la vida, de eso que va a ser por los años, por los siglos.
JCW - Por los siglos…
EC - Tomás, una oyente dice que quedó pendiente una respuesta
a una pregunta que formuló Jaime Yavitz en el bloque anterior: ¿cómo
se puede explicar el “amaos los unos a los otros” después
de tanta violencia, después de ver una película como ésta? ¿Qué respondes?
T de M - Desde mi perspectiva ésa es una de las objeciones a la película.
Por ejemplo en la escena de la mujer adúltera, que es una hermosa escena,
muy bien lograda, además con la asociación que hace Magdalena
que está en el suelo y pasa a recordar cómo Jesús se interpone
entre ella y sus agresores, no está la frase de Jesús “el
que esté libre de toda culpa que tire la primera piedra”, que
me parece que es el fundamento de la actitud de perdón, de recíproca
tolerancia que debemos profesar. O en la escena del sermón de la montaña,
dice “no se amen entre ustedes simplemente, amen al enemigo”, pero
no dice por qué.
EC - En definitiva vuelves sobre lo que decías hace un rato: quizás
le falta profundidad.
T de M - Ahí está. Hablaban, por ejemplo, del Sanedrín;
Caifás, el sumo sacerdote, es una figura similar a la de Pilatos en
cuanto hace un razonamiento exclusivamente político; la frase clave
que está en los evangelios de Caifás es: “Más vale
que muera un hombre por todo el pueblo, y no el pueblo”. Ese enfoque
político, ese mirar a Jesús desde su institución, mirando
las posibles consecuencias, tomando a las personas simplemente como instrumentos,
analizando las repercusiones sociales de las conductas, sin considerar propiamente
la encarnadura de Jesús, definiría la actitud de Caifás,
que es esencialmente política, no religiosa.
RK - Yo comparto lo que dice De Mattos en el sentido de que hay muchas cosas
que quedan afuera, de alguna manera también lo decía Yavitz y
yo hablaba antes de Rosario Castellanos; es la visión de Mel Gibson
sobre las últimas doce horas, él selecciona arbitrariamente,
esto no es una versión oficial, no es “así sucedió”,
es la visión de Mel Gibson. Pero creo que tampoco le podemos pedir que
tenga todo, su propósito era mostrar las doce horas finales; si no sería
una película de 24 horas y son dos horas largas.
RC - Me surge una pregunta que no se me había ocurrido antes: ¿hasta
qué punto esta película no quiere meter miedo? Es una pregunta
que hago a nosotros mismos y a la audiencia. Si esta película no quiere
decir: ojo con los sistemas, ojo con los sistemas poderosos que meten miedo.
En realidad cuando uno ve esto tan descarnado y tan duro con el Jesús
hombre que es el débil, al que flagelan como figura política,
porque a los otros dos que crucifican no les hacen nada porque eran presos
comunes, no los tocan, los crucifican pero no los flagelan. Entonces me digo
también: ¿hasta qué punto esto no es también un
meter miedo: ojo con meterse con el poderoso?
RK - Creo que son dos vías que corren paralelas, una es la política
y otra es la de Jesús. La de Jesús es una entrega, no hay una
actitud política en él, no hay una rebeldía ante lo que
está sufriendo; hay una entrega, un entregarse por los demás,
en ningún momento hay una demostración de ira, de enfado; al
contrario, la actitud de Jesús es la de un ser pacífico, de un
ser… Son dos vías paralelas y para nada se está queriendo
politizar la actitud pacífica de Jesús ni la violencia que se
da contra él de los poderosos, los ricos o los…
EC - ¿Sobre esto, pastor Collazo?
RC - La película no lo dice, pero lo que hizo Jesús con sus
denuncias y sus ataques a los fariseos y cuando irrumpió en el templo
está hablando de que él tenía una crítica, no era
un hombre apolítico totalmente. Tuvo que pagar por eso y el Sanedrín
se lo cobró bien claro; fue un pago político que tuvo que hacer
Jesús.
***
EC - Padre Sturla.
DS - Yo entiendo que en la época de Jesús –en todas las épocas,
pero más en ese momento– lo político y lo religioso estaba
entremezclado, los grupos que había en la época de Jesús,
el Sanedrín, los sumos sacerdotes, los fariseos, eran todos grupos político-religiosos,
es decir que lo político sin duda juega un papel en la muerte de Jesús,
de hecho la acusación final que hace el Sanedrín ante Pilatos
es: “No es amigo del César porque él quiere ser rey y eso
sería una subversión”. Eso no quita para nada el sentido
profundamente religioso que trasciende el tiempo que tiene la muerte de Jesús
con su carácter de salvación para toda la humanidad de todos
los tiempos. Del conflicto político-religioso del momento se abre una
perspectiva que sobrepasa totalmente lo circunstancial, sin desconocerlo.
JCW - Ante todo, Tomás, muy bueno lo que expusiste, te he escuchado
con mucho interés. Yo quiero recordar que en ese conflicto, que se entendió que
era contra el templo y contra la ley, Jesús dice: “Yo no vine
a destruir el templo, no vine a destruir la ley, vine a complementarlas, a
completarlas”, en la intención de Jesús eso es muy claro,
pero no era lo que se entendía.
EC - ¿A ver?
JCW - Creían que venía a enfrentarse al templo, al Sanedrín,
pero él aclara que vino a completarlos, era la nueva alianza, como decía
el padre Sturla.
T de M - Estoy totalmente de acuerdo con el padre Sturla en el sentido de
que muchas veces la figura de Jesús pudo no ser interpretada porque
se lo vio exclusivamente con un carácter político. A José Claudio
le agregaría las diatribas de Jesús contra los fariseos y los
saduceos que fueron siempre muy fuertes.
Yo quisiera señalar otra cosa de la película: son doce horas
de la vida de Jesús, las últimas, pero hay una hipertrofia de
la escena de la flagelación que en cualquiera de los evangelios está contada
en un versículo; eso va en desmedro de la crucifixión, que es
el momento cumbre, donde hay todo un proceso. Ustedes aludían a la frase “Dios
mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?”,
que tanto ha ocupado al pensamiento cristiano; algunos dicen que es una queja
angustiosa de abandono, la soledad que experimenta Jesús, solidarizándose
completamente con la condición humana; otros señalan que puede
haber ahí el acto del judío piadoso que en el momento de la muerte
entona lo que hoy es el salmo 22 o el salmo 23.
EC - Tú dices que aparece sobredimensionada la escena o el momento,
el tiempo de la flagelación, de las torturas, de los castigos, de los
latigazos y otro tipo de sufrimientos que Cristo padece antes del vía
crucis y la crucifixión. También podría decirse que la
resurrección está minimizada, son apenas unos segundos al final,
incluso hasta difíciles de entender si uno está un poco distraído. ¿Cómo
valoran este dato ustedes?
RK - Si no hubiera puesto la resurrección estaría incompleta,
estaríamos hablando de otras cosas. Pero para nosotros ésta es
una semana de resurrección, Pascua de resurrección, no es Pascua
de dolor; sabemos todo eso que pasó, pero estamos a favor de la vida,
porque eso es Jesús, es el amor, la vida, la trascendencia, un plano
que nos trasciende a todos nosotros y nos acompaña por los siglos de
los siglos.
JCW - Está en el sábado de gloria.
EC - Padre Sturla, ¿cómo lo impresionó a usted este aspecto?
DS - Me gustó porque es sobrio, que es justamente la crítica
que hago a otras partes de la película; coincido con Tomás de
Mattos en lo de la flagelación. Los evangelios son sobrios, la presentación
de la resurrección es sobria; faltó sobriedad en otros aspectos,
como la flagelación.
RK - Sí, comparto eso; si tengo que pensar en lo que imaginaba y lo
que vi en la película, la flagelación me resultó mucho
más fuerte de lo que imaginaba.
EC - Sí, porque además no es el primero, pero es el segundo
momento violento y terriblemente crudo.
RK - Si tengo que hablar de lo que me imaginaba, quizás veía
la coronación de espinas peor de lo que se muestra en la película.
EC - Jaime, hace rato que no te escuchamos y hubo más de una alusión
a referencias tuyas; sería bueno tener una última intervención.
JY - No quiero dar una visión cinematográfica porque ése
no era el tema, pero justamente, más de la mitad de la película
es la flagelación, ése es el dato que genera hacer una película
con todo este movimiento alrededor; por eso digo, los dos ladrones crucificados
están limpitos, les sangran un poquito las manos; ésa fue la
intención de Mel Gibson. Los personajes son de un maniqueísmo
aterrador, ahí falla. Por supuesto, que debe respetar el evangelio,
sería muy burdo que no lo hiciera, especialmente una persona que se
considera tan cristiana, pero ese maniqueísmo me hace plantear: ¿qué sucede
con el público, con las 30, 40, 50 mil personas que no profesan ninguna
religión y van al cine cuando un filme interesa? El espectador común
y corriente no sale amando a la persona que está en la fila de adelante.
EC - Hay varios mensajes de oyentes que tendríamos que incluir y no
van a ingresar. Tomo uno; dice Facundo: “Creo que la película
está plagada de clichés hollywoodenses…”
JY - Exacto.
EC - “…un Jesús lindo con una Magdalena linda; el castigo
del cuervo al ladrón que no se arrepiente”; es uno de los momentos
cerca del final, un cuervo le saca un ojo a uno de los ladrones crucificados, “algo
que iría contra todas las enseñanzas de Jesús”.
Pero además no está en el evangelio.
JCW - No está en el evangelio, es una cosa que metió él.
EC - Dice Facundo: “Un final lamentable, el típico final feliz
donde Jesús se levanta en perfecto estado, algo que de última
creer o no depende de la fe de cada uno”.
RK - Él mismo lo dice.
JCW - Estamos de acuerdo.
EC - Jaime, gracias por tu participación en esta mesa.
JY - Al contrario, agradezco la llamada, los saludo a todos. Creo que en el
fondo estamos de acuerdo. Y a Tomás de Mattos, conozco su libro, es
uno de mis libros de cabecera. Comparto, no hay que ser cristiano para compartir
los valores que maneja Tomás.
EC - Gracias, Tomás, por tu intervención desde Tacuarembó.
JY - Muchas gracias. Jaime está en Tacuarembó también.
EC - Estaba en Tacuarembó, ahora está en Montevideo, pero de
todos modos no podía llegar hasta la radio; nos acompañó desde
Montevideo.
Padre Sturla.
DS - Agradezco haber venido, me parece que vale la pena ver la película “La
pasión...”, que sin duda puede dejar muchas cosas lindas y ojalá –cosa
que creo que está en el interés del director– lleve a un
encuentro con Dios, a descubrir un poquito más la fe a los que la tienen
o a acercarse a ella a los que no.
EC - El pastor Collazo, que a lo largo de esta mesa expuso una serie de críticas
y objeciones a la película, en particular al tema del morbo en la violencia,
de todos modos decía ahora fuera de micrófonos que también
recomienda verla.
RC - Claro, porque como maestro de educación cristiana es fundamental
para que los chicos, los jóvenes, entiendan, con este poder de síntesis
que tiene la película, todo lo que significó la vida de Jesús
concentrado en estas doce horas. Es muy buena, es una síntesis que logra
trasmitir en pocos minutos escenas que a veces a nosotros nos lleva mucho más
tiempo explicar.
EC - Rafael.
RK - No soy quién para recomendar si verla o no, tampoco desde el punto
de vista cinematográfico, pero creo que sea cual sea la creencia de
la persona que se para frente a la película, la interpela, es una película
que provoca, que termina llevando al espectador a hacerse preguntas sobre el
dolor extremo, sobre qué sentido tiene el dolor, incluso más
profundo, el sentido de la vida. Están la traición, el sacrificio,
el dolor, la muerte, el amor, está la muerte por amor; son todos valores
tan profundos que cualquiera sea la actitud frente a la película, uno
queda removido.
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Escuche La Tertulia
"La pasión de Cristo": consideraciones sobre la violencia
(23'21'')
¿Una película antisemita? (21'59'')
Opina el escritor Tomás de Mattos (25'47'')
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Transcripción: María Lila Ltaif Curbelo
Edición: Jorge García Ramón y Mauricio Erramuspe