Delantera con riesgo de vida

La brasileña Sheyla Hershey, la mujer con el busto artificial más grande del mundo, se encuentra en riesgo de morir como consecuencia de una infección por estafilococos que ha afectado sus senos. Los médicos le dijeron para retirarle todo el implante pero ella se negó pues son la razón de su fama.
La modelo, que es también cantante, bailarina y actriz, vive en Houston, Texas, y habla de forma fluida portugués, italiano, español, chino e inglés. Aunque tiene una línea perfecta, no estaba satisfecha con la talla de sus pechos, y en 2002, después de ver el programa Doctor 90210, decidió someterse a una operación de aumento de pecho.
El coste de la primera operación lo pagó su novio. Sin embargo, la modelo no se contentó con esta operación, sino que continuó sometiéndose una y otra vez a nuevas operaciones. En 2008, la medida de su busto era de 34FFF, lo que significa que en aquel momento la mujer llevaba un litro de silicona en sus pechos.
Su locura enfadó a su novio, quien finalmente se decidió a abandonar la relación. Al mencionar el asunto, Sheyla Hershey comenta que "le quería mucho, pero para cumplir mi sueño no tuve otro remedio que separarme de él".
Aunque los médicos estadounidenses le advirtieron varias veces de que si se implantaba demasiada silicona los pechos podrían explotar en cualquier momento, Sheyla nunca les hizo caso. La ley de Texas tiene establecido un límite de 1.000cc para los implantes de silicona, por lo que la modelo tuvo que volver a Brasil en 2009 para operarse.
Tras unas 30 operaciones grandes y pequeñas, finalmente Sheyla ha logrado una medida de 38KKK, lo que le convirtió en la mujer con los pechos artificiales más grandes del mundo. A pesar de que esas operaciones costaron en total 40.000 libras, Sheyla no se ha arrepentido. Durante una entrevista, comentó al periodista que "para mí, lo grande es belleza. Nunca me he preocupado por mi salud".
En junio de 2010, la modelo brasileña contrajo una infección a raíz de esta última operación para agrandar sus pechos y tuvo que ser sometida a una operación de emergencia. "Tuve una fiebre muy fuerte y dolorosa. Simplemente no podía respirar bien, era terrible", dijo Sheyla tras la cirugía.
Los doctores hablaron sobre la posibilidad de eliminar sus implantes de silicona por completo. Pero lo que les preocupa más es que la infección pueda entrar en su corriente sanguínea y poner en peligro su vida. En la actualidad Sheyla se encuentra aún en el hospital recibiendo tratamiento, y, aunque ha pasado el momento más peligroso, aún no se sabe si podrá salvar sus pechos.
"Tuve mucha fiebre y dolor", explicó la semana pasada a la cadena de televisión estadounidense Fox News. "No podía respirar correctamente. ¡Era terrible! Me pasaba el día entero en la cama, no tenía forma de levantarme", señaló Sheyla Hershey, la brasileña que desde el año pasado reside en Houston, Estados Unidos.
El riesgo de que las bacterias lleguen a la sangre y amenacen su vida es grande. Tanto que le hizo replantearse la posibilidad de retirarse las siliconas. Loss cirujanos le dan apenas un 80% de posibilidades de conservar ambos pechos.
"En caso de que tenga que perder uno, no quiero quedarme solo con el otro", dice esta brasileña de 30 años. Raro, ¿no?