"Tomografías
de los tres grandes partidos" III El Encuentro Progresista - Frente
Amplio
Análisis del politólogo Oscar A. Bottinelli.
EN PERSPECTIVA
Viernes 23.08.01, hora 08.40.
EMILIANO COTELO:
Hoy culmina esta miniserie de tres capítulos a la que, con criterio
"tecnológico" hemos titulado "Tomografías de los tres grandes partidos".
En un orden de menor a mayor ya hemos analizado primero al Partido
Nacional y luego al Partido Colorado, tanto en su posicionamiento
en el espacio global como en su competencia interna, todo de cara
al 2004. Hoy, el politólogo Oscar Bottinelli, director de Factum,
se referirá al Frente. ¿Encuentro Progresista, Frente Amplio, o
Encuentro Progresista - Frente Amplio?
OSCAR A. BOTTINELLI:
No sé si es un partido con dos nombres y dos apellidos, o si son
dos entidades políticas. Esto no es sólo un problema de dificultad
cada vez que alguien encara un análisis del tema o discute cómo
hay que mencionarlo, sino que está siendo un problema comunicacional
y de convocatoria que parece menor pero termina no siéndolo. En
definitiva, tiene mucho que ver con las raíces del Frente, con los
cambios de liderazgo y los cambios de posicionamiento.
EC - Veamos dónde está parado hoy el EP-FA.
OAB - En la competencia global entre partidos, primero miremos al
Frente Amplio en porcentajes sobre la votación tomando en cuenta
el electorado real de 1999: 2 millones 205.000 personas. En las
elecciones nacionales de octubre de 1999, el EP-FA obtuvo 39,1%
del total de votantes y en las municipales de mayo de 2000 obtuvo
el 36,6% del total de electores. Recordemos no sólo un pequeño retroceso
sino que además votó menos gente, dado que el porcentaje de gente
que se abstuvo fue mayor. En el balotaje, la candidatura la candidatura
de Tabaré Vázquez obtuvo en cifras redondas el 45% del total de
votantes.
¿Qué pasa después de las elecciones, en la medición de la intención
de voto de los últimos 12 meses? En junio de 2001 el EP-FA obtiene
el 44% de los votos. El mínimo de estos 12 meses desde julio de
2000 a la fecha fue 39%, y el máximo 45%.
EC - ¿Cómo queda entonces el cuadro de la competencia entre partidos?
OAB - A junio de 2001 el cuadro de competencia es el siguiente:
Encuentro Progresista - Frente Amplio 44%,
Partido Colorado 23%,
Partido Nacional 15%,
Nuevo Espacio 2%
y sin definición 16%.
EC - Supongo que este último es un dato relevante, ¿no?
OAB - Es un dato relevante con el cual hay que tener un gran cuidado.
EC - 16% sin definición.
OAB - A veces se incurre en el error, como lo hizo un periódico
del interior del país en el mes de mayo de 2000, de decir que hay
que distribuir los indecisos en proporción a los ya decididos. Eso
es un disparate. En ese caso ya no serían indecisos, sería gente
que se repartiría exactamente igual. Los indecisos vienen de un
lado y tienen un perfil. En primer lugar hay un 3% que normalmente
termina votando anulado y en blanco. Hay un 9% que tiene amarres
muy fuertes en los partidos tradicionales, que los votó, que votó
a Batlle en el balotaje de noviembre de 1999. En general tiene un
desencanto con la actuación del gobierno pero que tiene una muy
fuerte lejanía con la izquierda. Después hay un 1% que por el contrario
está proclive al EP-FA y que en algún momento decidió inclinarse
y expresar su simpatía o su intención de voto y hoy no lo está haciendo,
y finalmente hay un 3% absolutamente impronosticable, al que hoy
por hoy no se puede volcar hacia ningún lado.
¿Qué pasaría si hoy hubiera elecciones?
EC - ¿Podrías hacer una distribución de votos?
OAB - Vamos a hacer una distribución un poco irresponsable, porque
para empezar hoy no hay elecciones. Lo primero que estaríamos viendo
es que el EP-FA que sacó un 44% sacaría un 45%, luego veríamos que
el Partido Colorado que sacó 23 treparía a 28%, que el Partido Nacional
sacaría un 18%, el Nuevo Espacio un 3%. Anulados y votos en blanco
3% y absolutamente impronosticables, 3%.
EC - Es un margen muy grande para el EP-FA, pero que no le daría
para ganar en la primera vuelta.
OAB - Exacto. Es una gran ventaja por un lado, porque sumados da
prácticamente un empate. Pero veamos que en las cifras de la encuesta
el EP-FA queda por encima de los partidos tradicionales. Cuando
se entra a distribuir los indecisos ya se da un empate. Pero no
le da para ganar en la primera vuelta y deja cualquier balotaje
con un final de bandera verde, es absolutamente difícil saber si
estaría ganando uno u otro. Pero recordemos que hoy no hay elecciones,
que falta un poco más de tres años, que hay que ver qué pasa con
la evolución del país y además que no va a ser menor la impronta
de la competencia. En esta impronta de la competencia es importante
tener en cuenta que no sólo se trata de qué fórmula presidencial
va a tener cada uno de los partidos tradicionales, sino de cuál
va a ser la fórmula del EP-FA. Concretamente quién va a ser el candidato
a vicepresidente.
***
EC - Ya vimos la competencia externa, pasemos ahora a la interna.
OAB - Desde el punto de vista de las candidaturas o precandidaturas
presidenciales, la competencia interna no presenta muchos sobresaltos.
Tabaré Vázquez no tiene competencia real. Nadie está disputando
su candidatura como ocurrió en el quinquenio anterior y está obteniendo
el 66% de las adhesiones; Danilo Astori el 14%, Mariano Arana 8%,
José Mujica 4%, y otros 3%, de los cuales los de mayor significación
son Reinaldo Gargano y Nin Novoa; en este tema hay un 5% sin definición.
Vázquez lleva dos tercios y todos los demás, incluyendo los indefinidos,
representan un tercio. No hay competencia.
EC - ¿Y qué pasa con la competencia interna si nos manejamos con
sectores?
OAB - Se mantiene con un gran nivel de indecisión, la cuarta parte.
Esto es normal. Ocurrió en los cinco años anteriores y en los otros
cinco años: en el EP-FA entre el 25% y el 30% de la gente se manifiesta
indefinida entre sectores, prácticamente hasta llegar el mismo día
de las elecciones. El ranking se mantiene, con una pequeña modificación:
hay un claro liderazgo de la 90 (Partido Socialista y aliados),
un segundo escalón ocupado por Asamblea Uruguay, la Vertiente Artiguista
y el MPP más o menos equilibrados. En algún momento despega un poquito
Asamblea Uruguay y en otros no. Luego un tercer escalón que ahora
es la 1001 y la Alianza Progresista, que en la elección salió delante
de la 1001 aparece ahora atrás Éste es el pequeño cambio que se
produce a nivel de ranking.
***
EC - Pasemos al análisis y las conclusiones.
OAB - En primer lugar, a diferencia de lo que ocurre con los partidos
tradicionales, para el EP-FA lo esencial es el posicionamiento externo,
no tiene un gran problema interno. Por supuesto que la competencia
entre sectores es significativa, no es nada menor, pero mientras
que en el Partido Colorado y el Partido Nacional el tema es quién
va a ser el candidato, cómo se van a conformar los bloques, hoy
por hoy en el Encuentro Progresista no existe esa duda. Quizás la
única duda en cuanto a la geografía o la arquitectura, la conformación
física de la presentación electoral de esta fuerza política sea
si cuaja algún proyecto de ampliación, ya sea una ampliación del
Encuentro Progresista o de transformación en otra cosa más grande
y más abarcativa que presentara mayor nivel de competencia.
Lo otro tiene que ver con el posicionamiento del EP-FA en función
de la realidad del país y de los otros partidos. En este sentido
podemos observar que tiene una serie de elementos a su favor. El
primero de ellos es el que surge de los números: otra vez -esto
se dio por lo menos en los dos períodos anteriores en que Factum
trabajó e hizo mediciones-, después de una elección el piso de intención
de voto del EP-FA es el porcentaje de votos que obtuvo en la elección
anterior, no baja nunca de ese porcentaje, se mueve de ahí para
arriba. Esta vez se está dando lo mismo, pero ahora tiene dos niveles
de votación: un piso como EP-FA que es el que ha manejado hasta
ahora, y otra votación que hasta ahora está operando como techo
que es la que obtuvo Tabaré Vázquez en el balotaje de noviembre.
Se mueve entre el 39% de octubre y el 45% de noviembre. La opinión
pública se está moviendo entre esas dos cifras a lo largo de este
último año. Es importante que aparezca manteniendo la votación que
obtuvo como Encuentro Progresista.
Por otra parte hay un elemento muy positivo, que ha cambiado la
visión hacia el resto del país. Por la forma en que el presidente
Batlle se ha manejado -no hay una cúpula política, no se reúne con
los otros líderes, se reúne de a uno y queda como el vértice del
gobierno-, la cabeza del gobierno es el presidente de la República
y nada más. Del otro lado queda una única cabeza de oposición que
es Tabaré Vázquez. Cuando se reúnen Batlle-Vázquez aparece casi
ese esquema británico del primer ministro y el líder de la oposición
de Su Majestad. Esto ha legitimado mucho al EP-FA que ya no aparece
como una fuerza externa, exógena al sistema sino como la cabeza
de una de las partes, con el monopolio de la oposición. Esto pone
nerviosa a alguna gente del Partido Nacional que está planteando
la necesidad de que su partido vaya tomando distancia del gobierno,
además porque una parte de ese partido está discrepando con los
resultados que está obteniendo la coalición de gobierno. Es notorio
que en el país hay un creciente sentimiento de descontento, de frustración,
que en general tiende a poder captar la oposición. Después lo captará
o no, pero a priori tiene esa posibilidad.
Otro ángulo positivo es lo que ha estado surgiendo en los últimos
tiempos, sobre todo en las últimas semanas: el Frente Amplio, que
tradicionalmente apareció como una fuerza originalmente muy ligada
a lo que normalmente se llama trabajadores, asalariados públicos
o privados, ha tenido una gran sintonía con los reclamos y planteos
de los productores rurales, con el agro. Ahora está surgiendo una
empatía con una parte importante de los industriales, con determinado
tipo de industriales porque ahí hay intereses contrapuestos muy
fuertes, sobre todo con los que requieren más de un modelo proteccionista,
a los que les sirve que levanten aranceles, que baje la competencia
externa. El recurso y los reclamos de estos industriales está con
un grado importante de coincidencia con los planteos del EP-FA,
lo que implica que le pueden ampliar la base social.
Lo negativo siguen siendo las dudas que a segmentos importantes
de la población le plantea la capacidad del EP-FA para gobernar,
la pericia para gobernar. Otro problema es que las soluciones se
traduzcan en esperanza cierta. Desde ese punto de vista, así como
Batlle ayudó al EP-FA con la legitimación, hay algo que ayuda a
Batlle a sostenerse en su nivel de apoyo como presidente: Batlle
ha logrado trasladar a buena parte del país la idea de que la culpa
de lo que ocurre no es del gobierno, que no es lo que hace el gobierno
lo que determina que el país esté mal, sino que la culpa está afuera,
en el cierre de los mercados, en la Unión Europea, en que Estados
Unidos no se abre demasiado rápido, en la crisis de Brasil y de
Argentina. Si la culpa está afuera no es del gobierno. Este discurso
es contraproducente para el EP-FA porque si la culpa no es del gobierno
no es con la esperanza de un cambio de gobierno que es fácil revertirla.
Esta es una línea de trabajo que el EP-FA va a tener que buscar
cómo combatir porque le cambia el eje en relación a todo el período
anterior, cuando el gobierno asumía todas sus responsabilidades
y por lo tanto la disconformidad que había con el país se traducía
automáticamente en disconformidad con el gobierno y por lo tanto
la alternativa al gobierno era rápidamente una esperanza.
EC - ¿Algún apunte final?
OAB - Además al EP-FA le aparece una complicación: le está surgiendo
una izquierda a la izquierda. Esa izquierda puede estar fuera del
Frente, a través de algunos episodios que se están viendo de grupos
que pueden ser poco numerosos pero que generan hechos, o dentro
del propio Frente, en el borde del mismo, con una actitud muy cuestionadora
a todo paso hacia la moderación, hacia el realismo político, hacia
situarse en el centro. En última instancia es fácil que gane la
elección quien ocupe más el centro y tire al otro hacia la punta,
y cada vez que el Frente se corre a ese centro tiene un fuerte cuestionamiento
desde esa izquierda más fuerte, más radical o más extrema.
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Transcripción: María Lila Ltaif Curbelo
Edición: Jorge García Ramón
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