01.02.2002






Los crujidos de la coalición

Análisis político del profesor Oscar A. Bottinelli.

EN PERSPECTIVA
Viernes 01.02.02, Hora 8.40.

EMILIANO COTELO:
Desde el comienzo del año el gobierno y el Partido Nacional vienen discutiendo las medidas de ajuste fiscal: por un lado ahorros en los gastos del Estado, por otro nuevas formas de recaudar más dinero. Las negociaciones se ven lentas, dificultosas, con marchas y contramarchas. Pero estas conversaciones se enmarcan en realidad en tres meses de discusiones a propósito de un paquete de 53 medidas que fueran propuestas por el nacionalismo. En este contexto se inscribe el análisis político que Oscar Bottinelli nos propone para hoy.

¿Por qué utilizaste este título?

OSCAR A. BOTTINELLI:
Hay algunos crujidos que no quiere decir que las cosas se rompan, pero claramente que no son esas máquinas que funcionan en silencio, que se deslizan en aceite. Si después se rompe, serán otras causas y otros momentos. Pero cruje, hace ruido. A veces el ruido puede ser deliberado, puede ser una de las partes que quiere demostrar su presencia, su protagonismo. Lo cierto es que son meses de negociaciones, en este caso ante una situación de grave emergencia; son medidas de emergencia que llevan un mes de fuertes discusiones diarias. Como señaló un diplomático hace poco, es raro que un país frente a una situación de catástrofe regional se tome más de un mes para ubicar las medidas de salvaguarda.

EC - Y después va a faltar, seguramente, el trámite de aprobación parlamentaria de varias de esas medidas.

OAB - Que llevará como mínimo 15 días.

Hay un tema de fondo, que es que el Partido Colorado y el presidente Batlle tienen una percepción determinada sobre de quién es la titularidad del gobierno y el Partido Nacional tiene otra percepción. A partir de allí, de la existencia de dos perspectivas diferentes, es que puede entenderse ese disfuncionamiento común a lo largo de estos casi dos años de administración.

Centrar el tema en estas dos perspectivas no quiere decir que se deje de lado los problemas de estilos personales que facilitan en algunos casos y perjudican en otros el relacionamiento, ni el tema también importante de la necesidad de atender los intereses políticos y electorales de cada una de las partes y cómo los tiempos condicionan las actuaciones. Esto no se deja de lado, pero no se puede centrar el análisis solamente en la visión de la acción política como un exclusivo juego de pérdidas y ganancias electorales. Siempre hay cosas más de fondo que éstas.

EC - ¿Cuáles son esas cosas de fondo?

OAB - Las señalé como diferencias de perspectiva. La reforma constitucional creó un cambio muy fuerte en el sistema político, y los cambios no son automáticos en los funcionamientos, necesitan lo que se llama cambio de cultura, de hábitos, de la forma de percibir las cosas. Se pasó de un sistema en que un partido político ganaba por sí solo la Presidencia de la República, el presidente era el más votado de ese partido, y luego, si ese partido lo consideraba necesario, buscaba coaliciones o entendimientos -no necesariamente coaliciones- para sostener al gobierno, para aprobar determinadas medidas y a veces para llevar adelante todo el paquete legislativo a lo largo de todo el período.

Pero el nuevo sistema, con la implantación del balotaje, ha significado que el presidente de la República gana con una mayoría atrás, y uno de los caminos para ganar con una mayoría atrás, que fue el que empleó en este caso el Partido Colorado, es buscar un acuerdo preelectoral que supone una coalición electoral. En este caso de dos partidos, el Partido Colorado y el Partido Nacional -tres si contamos a uno que no obtuvo representación parlamentaria que es la Unión Cívica-, que son los que terminan ganando el gobierno a través del candidato que se presenta. Desde el ángulo académico esto ha sido visto como un cambio sustancial en la medida en que ya no es un presidente que después de haber sido elegido, después de que con sus propios votos llegó a la Presidencia de la República, sale a buscar un acuerdo para tener apoyo con el fin de llevar adelante su gobierno, sino que la coalición se forma en la etapa preelectoral, en el momento de armar los entendimientos para ganar el balotaje. Es una coalición electoral para que devenga luego una coalición de gobierno. Implica una forma distinta de concebir el gobierno, de concebir las decisiones y de distribuir los cargos, designar los ministros y los directores de entes.

EC - ¿Dónde están las dos visiones, los dos enfoques, el de los blancos y el de los colorados, a que tú hacías referencia?

OAB - La percepción del Partido Nacional en general tiende a coincidir con este pronóstico de cómo debería funcionar el sistema, que surgió de los ámbitos académicos. Puede decirse que coincide con esta visión porque sus intereses se ven beneficiados. Esta visión mejora su rol en el gobierno. La idea es que el Partido Nacional fue co-triunfador en las elecciones en la medida en que es uno de los socios, un socio decisorio en la obtención de la mayoría para lograr la Presidencia de la República, y que a partir de ahí su papel en el gobierno es el de un copropietario del gobierno. Por lo tanto, las decisiones fundamentales deberían tomarse de común acuerdo entre ambos partidos, el presidente debe cogobernar con el partido asociado y todas las grandes medidas, particularmente la política económica, deben ser tomadas con el socio.

Es verdad que esta visión del Partido Nacional ha tenido algunas excepciones. Por ejemplo, el presidente del Directorio, el doctor Luis A. Lacalle, en algunas oportunidades refiriéndose al triunfo electoral remarcó que había ministros y áreas que le parecían reservados al presidente -Ministerio de Relaciones Exteriores, Interior, Defensa Nacional y Economía-, lo cual marcaba una cierta dualidad entre el nuevo criterio de una coalición firme, sólida, un poco al estilo europeo, y la vieja cultura de un presidente que tiene un área que maneja por sí y otras que puede negociar para obtener apoyo legislativo. Es decir que tampoco es monolítica ni monocorde la interpretación, percepción o perspectiva del Partido Nacional.

EC - ¿Qué queda entonces como resultado a partir de estas dos visiones?

OAB - Repetimos las dos visiones: la del Partido Nacional como la de la coalición y la del Partido Colorado como la más antigua, la del sistema en que el presidente gobierna por sí, la de que el partido que gana las elecciones es el que gobierna y el otro es un aliado. Esta última se traduce en la forma de composición del gabinete, los ministros clave son del partido del presidente de la República y las decisiones económicas, como la devaluación, se toman sin consultar con el partido socio. A esto hay que agregar el aspecto del estilo personal del doctor Batlle, que tiene una forma personalista de conducir la titularidad del gobierno frente a otros estilos más negociadores o más dialoguistas.

Como conclusión, en primer lugar esto está marcando que si bien desde un punto de vista de propaganda electoral cae muy bien lo ocurrido en noviembre de 1999, cuando se dice "vamos a hacer un acuerdo programático, acá lo que se discuten son programas y no posiciones en el gobierno", la gente lo ve como una discusión con altura. Sin embargo cuando uno ve la sustancia política, los acuerdos sobre programa son necesarios, obviamente, pero en definitiva lo que importa más es si previamente existen visiones más o menos comunes del país que permitan gobernar. A veces son peligrosos los acuerdos meramente manuscritos. Lo cierto es que en esos acuerdos se ven algunas medidas, algunos objetivos y nada más, dejan vacíos y falencias, como en este caso.

Veamos cuáles son esos vacíos y esas falencias. Primero, cómo va a ser la formación del elenco de gobierno. Es verdad que si el Partido Nacional y el Partido Colorado hubieran discutido eso la gente hubiera dicho "están discutiendo el reparto de cargos, lo que les interesa es el reparto de cargos". Siempre existe el problema de que se le ha dado a la distribución de cargos de un gobierno un carácter ético, sin darse cuenta de que ahí se define el peso específico que cada partido tiene en un gobierno y la responsabilidad que asume en cada una de las áreas. Eliminar la discusión sobre cómo será la distribución de cargos en un gobierno es eliminar una de las señales más fuertes en cuanto a cuál va a ser el peso de cada uno de los actores en una coalición.

Lo otro es cómo va a ser el funcionamiento del gobierno, cuál va a ser el rol del presidente de la República y de cada uno de los partidos y cada una de las autoridades partidarias en ese juego de conformación de sillones de una coalición de gobierno.

Nada de esto estuvo claro, sobre todo esto último, en el momento de la conformación de la coalición electoral. La distribución de cargos estuvo, de modo bastante implícito, no hasta el último detalle, pero no fue manejada públicamente precisamente por ese prurito sobre el tema del reparto de cargos.

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Transcripción: María Lila Ltaif Curbelo
Edición: Mauricio Erramuspe







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