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Emerge un liderazgo judiciario
Análisis de politólogo Oscar A. Bottinelli
EN PERSPECTIVA
Viernes 08.02.02, Hora 8.40.
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Guillot
sugiere un estilo diferente al habitual en un presidente de
la Suprema Corte de Justicia |
EMILIANO COTELO:
El viernes de la semana pasada, 1° de febrero, asumió
como presidente de la Suprema Corte de Justicia el doctor Gervasio
Guillot. Llamaron la atención tanto el fuerte discurso que
realizó en esa ceremonia como los pronunciamientos que fue
efectuando en reportajes en varios medios de comunicación
y en una conferencia de prensa. A propósito de estos episodios,
el politólogo Oscar Bottinelli, director de Factum, nos propone
como tema de su análisis para hoy: "Emerge un liderazgo
judiciario".
Oscar, comenzamos ubicando a la Suprema Corte de Justicia.
OSCAR A. BOTTINELLI:
La Suprema Corte de Justicia es la cabeza del Poder Judicial y se
integra con cinco miembros. Se puede llegar a ser miembro de la
Suprema Corte de Justicia de dos maneras. Una es la que rigió
a lo largo de toda la historia del país, que es ser elegido
por dos tercios de la Asamblea General. Pero en la Constitución
de 1967, visto que había ocurrido que por desentendimientos
entre los partidos políticos pasaban largos períodos
sin proveer los cargos y la Suprema Corte quedaba desintegrada,
se creó un segundo mecanismo que supone que 90 días
después de producida una vacante, si no hay provisión
por parte de la Asamblea General ingresa automáticamente
el miembro más antiguo de los Tribunales de Apelaciones.
Hasta 1994 los dos tercios suponían un acuerdo entre el Partido
Colorado y el Partido Nacional, pero a partir de 1995 supuso la
necesidad de un acuerdo con el Frente Amplio o con el Nuevo Espacio,
y ahora, a partir del año 2000, se requiere necesariamente
la participación del Frente Amplio. Esto llevó a que
a partir de 1995 se acentuara el uso del llamado mecanismo supletorio,
es decir la designación por vía automática
del ministro más antiguo del Tribunal de Apelaciones. Así
llegó Gervasio Guillot a la Suprema Corte de Justicia.
La duración de los cargos es de 10 años, pero muchas
veces no se cumple porque hay otro mecanismo de cese, que es al
cumplir los 70 de edad. Es decir que un ministro cumple o no los
10 años dependiendo de la edad a que llegue al cargo. La
Presidencia rota anualmente, en función de un mecanismo que
toma en cuenta la antigüedad de los miembros en la Suprema
Corte, y cambia todos los 1° de febrero. Es decir que Gervasio
Guillot asumió el 1º de febrero y va a entregar la presidencia
el 1º de febrero de 2003. Por último, todos los magistrados
judiciales están sujetos a un sistema de inhibición
de actividad política que les impide participar en cualquier
tipo de actividad política, suscribir manifiestos de partido
y, dice la Constitución, "...ejecutar cualquier otro
acto público o privado de carácter político,
salvo el voto".
EC - Sigamos ubicando al doctor Gervasio Guillot.
OAB - El doctor Gervasio Guillot es un viejo magistrado, fue juez
de instrucción en lo penal, un tipo de cargo de justicia
penal que ha desaparecido. A fines de los años 60 fue muy
notoria la intervención de los jueces de instrucción;
después fue uno de los magistrados destituidos por el régimen
militar; durante el período que estuvo fuera de la magistratura
tuvo militancia política en el Frente Amplio, integró
el equipo de colaboradores del general Seregni y fue presidente
de la Comisión de Derechos Humanos del FA. Tras la restauración
institucional fue repuesto a la magistratura y retornó como
ministro del Tribunal de Apelaciones, hasta unos años atrás,
cuando asumió en la Suprema Corte de Justicia. En el ínterin,
antes de llegar a la Suprema Corte de Justicia, fue un calificado
dirigente de la Asociación de Magistrados Judiciales. Esta
presidencia de Guillot es prácticamente su despido de la
carrera judicial, ya que va a cumplir los 70 años en marzo
del año que viene, a un mes y poco de dejar la Presidencia
del Poder Judicial.
EC - Tú tomas el discurso del doctor Gervasio Guillot como
la asunción de un liderazgo, ¿por qué?
OAB - Cuando hablamos de liderazgo no lo hacemos en un sentido
institucional, no estamos diciendo que se organiza un grupo que
tiene a esta figura como líder, ya que el concepto de liderazgo
apunta sobre todo a señalar a una persona que pasa a ser
un referente por sus palabras, por su conducta y por su autoridad
personal, no necesaria ni solamente por la autoridad institucional.
Guillot lanza mensajes a toda la magistratura de que al frente del
Poder Judicial hay ahora un hombre con un fuerte sentido corporativo
-en el sentido que se le da a la palabra en la ciencia política-,
con un fuerte sentido de pertenencia al Poder Judicial, de defender
un conjunto de valores o formas de entender el cargo y dispuesto
a luchar por esa visión de la misión del Poder Judicial
y la magistratura.
EC - ¿Qué destacas del contenido del discurso del
doctor Guillot en este sentido?
OAB - El discurso de Guillot y sus intervenciones periodísticas
han sido muy ricos. Resaltaría cuatro grandes líneas
de acción. Una que en principio no es novedad, lo nuevo está
en la fuerza y la forma con que manejó la exaltación
de la independencia de la justicia uruguaya y por ende asociar independencia
a confiabilidad, mucho más en lo que se está viviendo
en estos días en relación a lo que pasa con la Justicia
de otros países, particularmente con la justicia de la región,
y manejar por un lado lo que es la independencia institucional,
es decir un Poder Judicial cuyos jueces son nombrados, sancionados,
destituidos por la Suprema Corte de Justicia sin intervención
alguna del poder político, cuya carrera es pautada por la
propia Suprema Corte, y además la independencia en cuanto
a la forma en que los jueces se mueven en relación al poder
político.
Un segundo enfoque es la exaltación de la función
del magistrado, le dio una suerte de toque místico a esa
condición. Cuando describía a los jueces a uno le
venía a la cabeza la descripción de una misión
sacerdotal, de un individuo que se consagra a cumplir una misión,
dando de sí toda la vocación.
Tercero, el concepto del Poder Judicial y la magistratura como
una corporación, como un conjunto de individuos que tienen
un mismo tipo de actividad, nucleados con valores propios a defender.
No es un mero órgano del Estado que cumple las funciones
que se van asignando de una manera más rutinaria, sino que
hay valores propios a defender, entre los cuales aparece el de la
independencia de la justicia.
En cuarto lugar -una especie de corolario del primero y de lo anterior-
el reclamo de la falta de autonomía o independencia financiera,
ya que el presupuesto del Poder Judicial integra el presupuesto
nacional y por lo tanto es elaborado por el Poder Legislativo. Al
Parlamento llegan dos mensajes, dos proyectos, uno del Poder Ejecutivo
y otro de la Suprema Corte. Normalmente el Parlamento, con muy pocas
excepciones, toma en cuenta el mensaje del Poder Ejecutivo, no el
de la Suprema Corte, y es el Parlamento el que lo elabora.
Desde largo tiempo atrás hay empujes, que han tenido dos
vías, por un lado la izquierda y por otro la magistratura,
de buscar una autonomía financiera del Poder Judicial, que
éste dictara su propio presupuesto. En alguna iniciativa
se ha mencionado que llegara a tener su propio sistema de recaudación,
su sistema tributario que lo independizara completamente del Poder
Ejecutivo y del Poder Legislativo, es decir del poder político
en general. Recordemos que en las últimas elecciones hubo
un plebiscito que le daba una fuerte autonomía financiera
al Poder Judicial, que no resultó afirmativo, tuvo un porcentaje
muy elevado pero no alcanzó a las mayorías necesarias
para su aprobación. Conviene señalar, porque marca
toda una toma de posicionamiento por parte de Guillot, que éste
dijo: "Hemos perdido el plebiscito por muy poco". Es decir
que da a la magistratura, a esa corporación judiciaria un
rol activo en una discusión de tipo político -no en
el sentido partidista sino en el de fondo, del Estado-, es un actor
que lucha por su autonomía, en esa lucha pierde una batalla
e incluso resultó muy sugestivo que el presidente de la Suprema
Corte de Justicia, en algo que se dirime en el campo electoral,
diga "vamos por la revancha". Está en una línea
que puede dar lugar a controversias futura: si con esto el presidente
de la Suprema Corte de Justicia se entromete o no en política.
Notoriamente no política en el sentido partidista de decir
"estoy con un partido contra otro", sino en el sentido
de que la política tiene que ver con la organización
global del Estado. Hay que ver si se considera que jurídicamente
la limitación de los magistrados está más cerca
de la concepción exclusivamente partidista, y por lo tanto
en lo demás tiene libertad de opinar, o todo aquello que
englobe el concepto política en sentido amplio. Sobre eso
hay distintas posturas, que tienen mucho que ver con posturas políticas.
EC - Últimamente hay toda una discusión en el mundo
a propósito de la relación jueces-sistema político.
OAB - Efectivamente, hace ya una década que, sobre todo
en el mundo occidental, el tema ha tenido una fuerza muy grande.
Hemos tenido en España el caso del juez Baltasar Garzón,
que ha actuado como un juez militante, que ha tomado la magistratura
como algo que le supone llevar adelante causas, luchas. El caso
italiano es el más significativo, hace exactamente 10 años
que comenzó lo que se llamó el proceso de "mani
pulite", de manos limpias, también llamado el proceso
de "tangentopoli", porque era toda la red relacionada
a la "tangente", el término que usa para el peculado
en un sentido fino, o coima en un sentido más grosero y normal.
El mani pulite comenzó como un proceso fundamentalmente de
lo que en términos uruguayos sería fiscales, que es
un tipo de juez, los procuradores. Primero estuvo mucho en una órbita
más bien judicial, pero luego fue adquiriendo las características
de proceso político, tanto que hoy se investiga mucho -en
la ciencia política, en la historia y es producto de discusión
política- cuánto hubo de una mera acción judicial
y cuánto de un operativo político contra una clase
política dirigente, cuáles fueron las fuerzas que
estuvieron detrás del proceso. Generalmente los partidos
más cuestionadores de la conducción del gobierno,
en ese momento la izquierda era el Partido Comunista, ahora Demócrata
de Izquierda, se habla de que factores ex fascistas también
podían haber impulsado el proceso, grandes sectores del empresariado.
Hay toda una discusión sobre este juego entre sistema judicial
y sistema político que incluso ha tenido casos que han hecho
el salto de un sistema al otro y el trampolín judicial ha
llevado al trampolín político, como el caso de uno
de los referentes de mani pulite, el ex procurador de Milán,
Antonio di Pietro, que llegó a ser senador y ministro de
Italia.
Sin llegar a estos casos extremos, lo que está en el centro
de la discusión son los empujes que se dan en los sistemas
judiciales de muchos países del mundo occidental en cuanto
a considerar que tienen una misión de contralor del sistema
político, o de ser los defensores o la salvaguardia de determinados
valores de la sociedad.
De alguna manera esto estuvo en controversia hace tres o cuatro
años a raíz de la acción de algunos jueces
en lo penal. El discurso de Guillot da una señal para observar
atentamente si no aparece nuevamente una presencia fuerte de una
magistratura que siente que tiene una misión a cumplir en
relación a la sociedad.
***
EC - ¿Alguna conclusión?
OAB - Lo que tenemos por delante es: primero, que hay una presidencia
de la Suprema Corte de Justicia en 2002 y comienzos de 2003 que
no va a pasar inadvertida, es una presidencia fuerte y que posiblemente
el presidente de la Suprema Corte, más allá de su
rol institucional, juegue este año como un gran referente,
como un gran apoyo y un gran soporte, sobre todo en materia de demandar
cosas para el Poder Judicial en el plano presupuestario, de los
recursos financieros y eventualmente en el lanzamiento de una nueva
campaña hacia un plebiscito constitucional por la autonomía
financiera del Poder Judicial.
------------------
Transcripción: María Lila Ltaif Curbelo
Edición: Mauricio Erramuspe
EMILIANO COTELO:
El viernes de la semana pasada, 1° de febrero, asumió
como presidente de la Suprema Corte de Justicia el doctor Gervasio
Guillot. Llamaron la atención tanto el fuerte discurso que
realizó en esa ceremonia como los pronunciamientos que fue
efectuando en reportajes en varios medios de comunicación
y en una conferencia de prensa. A propósito de estos episodios,
el politólogo Oscar Bottinelli, director de Factum, nos propone
como tema de su análisis para hoy: "Emerge un liderazgo
judiciario".
Oscar, comenzamos ubicando a la Suprema Corte de Justicia.
OSCAR A. BOTTINELLI:
La Suprema Corte de Justicia es la cabeza del Poder Judicial y se
integra con cinco miembros. Se puede llegar a ser miembro de la
Suprema Corte de Justicia de dos maneras. Una es la que rigió
a lo largo de toda la historia del país, que es ser elegido
por dos tercios de la Asamblea General. Pero en la Constitución
de 1967, visto que había ocurrido que por desentendimientos
entre los partidos políticos pasaban largos períodos
sin proveer los cargos y la Suprema Corte quedaba desintegrada,
se creó un segundo mecanismo que supone que 90 días
después de producida una vacante, si no hay provisión
por parte de la Asamblea General ingresa automáticamente
el miembro más antiguo de los Tribunales de Apelaciones.
Hasta 1994 los dos tercios suponían un acuerdo entre el Partido
Colorado y el Partido Nacional, pero a partir de 1995 supuso la
necesidad de un acuerdo con el Frente Amplio o con el Nuevo Espacio,
y ahora, a partir del año 2000, se requiere necesariamente
la participación del Frente Amplio. Esto llevó a que
a partir de 1995 se acentuara el uso del llamado mecanismo supletorio,
es decir la designación por vía automática
del ministro más antiguo del Tribunal de Apelaciones. Así
llegó Gervasio Guillot a la Suprema Corte de Justicia.
La duración de los cargos es de 10 años, pero muchas
veces no se cumple porque hay otro mecanismo de cese, que es al
cumplir los 70 de edad. Es decir que un ministro cumple o no los
10 años dependiendo de la edad a que llegue al cargo. La
Presidencia rota anualmente, en función de un mecanismo que
toma en cuenta la antigüedad de los miembros en la Suprema
Corte, y cambia todos los 1° de febrero. Es decir que Gervasio
Guillot asumió el 1º de febrero y va a entregar la presidencia
el 1º de febrero de 2003. Por último, todos los magistrados
judiciales están sujetos a un sistema de inhibición
de actividad política que les impide participar en cualquier
tipo de actividad política, suscribir manifiestos de partido
y, dice la Constitución, "...ejecutar cualquier otro
acto público o privado de carácter político,
salvo el voto".
EC - Sigamos ubicando al doctor Gervasio Guillot.
OAB - El doctor Gervasio Guillot es un viejo magistrado, fue juez
de instrucción en lo penal, un tipo de cargo de justicia
penal que ha desaparecido. A fines de los años 60 fue muy
notoria la intervención de los jueces de instrucción;
después fue uno de los magistrados destituidos por el régimen
militar; durante el período que estuvo fuera de la magistratura
tuvo militancia política en el Frente Amplio, integró
el equipo de colaboradores del general Seregni y fue presidente
de la Comisión de Derechos Humanos del FA. Tras la restauración
institucional fue repuesto a la magistratura y retornó como
ministro del Tribunal de Apelaciones, hasta unos años atrás,
cuando asumió en la Suprema Corte de Justicia. En el ínterin,
antes de llegar a la Suprema Corte de Justicia, fue un calificado
dirigente de la Asociación de Magistrados Judiciales. Esta
presidencia de Guillot es prácticamente su despido de la
carrera judicial, ya que va a cumplir los 70 años en marzo
del año que viene, a un mes y poco de dejar la Presidencia
del Poder Judicial.
EC - Tú tomas el discurso del doctor Gervasio Guillot como
la asunción de un liderazgo, ¿por qué?
OAB - Cuando hablamos de liderazgo no lo hacemos en un sentido
institucional, no estamos diciendo que se organiza un grupo que
tiene a esta figura como líder, ya que el concepto de liderazgo
apunta sobre todo a señalar a una persona que pasa a ser
un referente por sus palabras, por su conducta y por su autoridad
personal, no necesaria ni solamente por la autoridad institucional.
Guillot lanza mensajes a toda la magistratura de que al frente del
Poder Judicial hay ahora un hombre con un fuerte sentido corporativo
-en el sentido que se le da a la palabra en la ciencia política-,
con un fuerte sentido de pertenencia al Poder Judicial, de defender
un conjunto de valores o formas de entender el cargo y dispuesto
a luchar por esa visión de la misión del Poder Judicial
y la magistratura.
EC - ¿Qué destacas del contenido del discurso del
doctor Guillot en este sentido?
OAB - El discurso de Guillot y sus intervenciones periodísticas
han sido muy ricos. Resaltaría cuatro grandes líneas
de acción. Una que en principio no es novedad, lo nuevo está
en la fuerza y la forma con que manejó la exaltación
de la independencia de la justicia uruguaya y por ende asociar independencia
a confiabilidad, mucho más en lo que se está viviendo
en estos días en relación a lo que pasa con la Justicia
de otros países, particularmente con la justicia de la región,
y manejar por un lado lo que es la independencia institucional,
es decir un Poder Judicial cuyos jueces son nombrados, sancionados,
destituidos por la Suprema Corte de Justicia sin intervención
alguna del poder político, cuya carrera es pautada por la
propia Suprema Corte, y además la independencia en cuanto
a la forma en que los jueces se mueven en relación al poder
político.
Un segundo enfoque es la exaltación de la función
del magistrado, le dio una suerte de toque místico a esa
condición. Cuando describía a los jueces a uno le
venía a la cabeza la descripción de una misión
sacerdotal, de un individuo que se consagra a cumplir una misión,
dando de sí toda la vocación.
Tercero, el concepto del Poder Judicial y la magistratura como
una corporación, como un conjunto de individuos que tienen
un mismo tipo de actividad, nucleados con valores propios a defender.
No es un mero órgano del Estado que cumple las funciones
que se van asignando de una manera más rutinaria, sino que
hay valores propios a defender, entre los cuales aparece el de la
independencia de la justicia.
En cuarto lugar -una especie de corolario del primero y de lo anterior-
el reclamo de la falta de autonomía o independencia financiera,
ya que el presupuesto del Poder Judicial integra el presupuesto
nacional y por lo tanto es elaborado por el Poder Legislativo. Al
Parlamento llegan dos mensajes, dos proyectos, uno del Poder Ejecutivo
y otro de la Suprema Corte. Normalmente el Parlamento, con muy pocas
excepciones, toma en cuenta el mensaje del Poder Ejecutivo, no el
de la Suprema Corte, y es el Parlamento el que lo elabora.
Desde largo tiempo atrás hay empujes, que han tenido dos
vías, por un lado la izquierda y por otro la magistratura,
de buscar una autonomía financiera del Poder Judicial, que
éste dictara su propio presupuesto. En alguna iniciativa
se ha mencionado que llegara a tener su propio sistema de recaudación,
su sistema tributario que lo independizara completamente del Poder
Ejecutivo y del Poder Legislativo, es decir del poder político
en general. Recordemos que en las últimas elecciones hubo
un plebiscito que le daba una fuerte autonomía financiera
al Poder Judicial, que no resultó afirmativo, tuvo un porcentaje
muy elevado pero no alcanzó a las mayorías necesarias
para su aprobación. Conviene señalar, porque marca
toda una toma de posicionamiento por parte de Guillot, que éste
dijo: "Hemos perdido el plebiscito por muy poco". Es decir
que da a la magistratura, a esa corporación judiciaria un
rol activo en una discusión de tipo político -no en
el sentido partidista sino en el de fondo, del Estado-, es un actor
que lucha por su autonomía, en esa lucha pierde una batalla
e incluso resultó muy sugestivo que el presidente de la Suprema
Corte de Justicia, en algo que se dirime en el campo electoral,
diga "vamos por la revancha". Está en una línea
que puede dar lugar a controversias futura: si con esto el presidente
de la Suprema Corte de Justicia se entromete o no en política.
Notoriamente no política en el sentido partidista de decir
"estoy con un partido contra otro", sino en el sentido
de que la política tiene que ver con la organización
global del Estado. Hay que ver si se considera que jurídicamente
la limitación de los magistrados está más cerca
de la concepción exclusivamente partidista, y por lo tanto
en lo demás tiene libertad de opinar, o todo aquello que
englobe el concepto política en sentido amplio. Sobre eso
hay distintas posturas, que tienen mucho que ver con posturas políticas.
EC - Últimamente hay toda una discusión en el mundo
a propósito de la relación jueces-sistema político.
OAB - Efectivamente, hace ya una década que, sobre todo
en el mundo occidental, el tema ha tenido una fuerza muy grande.
Hemos tenido en España el caso del juez Baltasar Garzón,
que ha actuado como un juez militante, que ha tomado la magistratura
como algo que le supone llevar adelante causas, luchas. El caso
italiano es el más significativo, hace exactamente 10 años
que comenzó lo que se llamó el proceso de "mani
pulite", de manos limpias, también llamado el proceso
de "tangentopoli", porque era toda la red relacionada
a la "tangente", el término que usa para el peculado
en un sentido fino, o coima en un sentido más grosero y normal.
El mani pulite comenzó como un proceso fundamentalmente de
lo que en términos uruguayos sería fiscales, que es
un tipo de juez, los procuradores. Primero estuvo mucho en una órbita
más bien judicial, pero luego fue adquiriendo las características
de proceso político, tanto que hoy se investiga mucho -en
la ciencia política, en la historia y es producto de discusión
política- cuánto hubo de una mera acción judicial
y cuánto de un operativo político contra una clase
política dirigente, cuáles fueron las fuerzas que
estuvieron detrás del proceso. Generalmente los partidos
más cuestionadores de la conducción del gobierno,
en ese momento la izquierda era el Partido Comunista, ahora Demócrata
de Izquierda, se habla de que factores ex fascistas también
podían haber impulsado el proceso, grandes sectores del empresariado.
Hay toda una discusión sobre este juego entre sistema judicial
y sistema político que incluso ha tenido casos que han hecho
el salto de un sistema al otro y el trampolín judicial ha
llevado al trampolín político, como el caso de uno
de los referentes de mani pulite, el ex procurador de Milán,
Antonio di Pietro, que llegó a ser senador y ministro de
Italia.
Sin llegar a estos casos extremos, lo que está en el centro
de la discusión son los empujes que se dan en los sistemas
judiciales de muchos países del mundo occidental en cuanto
a considerar que tienen una misión de contralor del sistema
político, o de ser los defensores o la salvaguardia de determinados
valores de la sociedad.
De alguna manera esto estuvo en controversia hace tres o cuatro
años a raíz de la acción de algunos jueces
en lo penal. El discurso de Guillot da una señal para observar
atentamente si no aparece nuevamente una presencia fuerte de una
magistratura que siente que tiene una misión a cumplir en
relación a la sociedad.
***
EC - ¿Alguna conclusión?
OAB - Lo que tenemos por delante es: primero, que hay una presidencia
de la Suprema Corte de Justicia en 2002 y comienzos de 2003 que
no va a pasar inadvertida, es una presidencia fuerte y que posiblemente
el presidente de la Suprema Corte, más allá de su
rol institucional, juegue este año como un gran referente,
como un gran apoyo y un gran soporte, sobre todo en materia de demandar
cosas para el Poder Judicial en el plano presupuestario, de los
recursos financieros y eventualmente en el lanzamiento de una nueva
campaña hacia un plebiscito constitucional por la autonomía
financiera del Poder Judicial.
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Transcripción: María Lila Ltaif Curbelo
Edición: Mauricio Erramuspe
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