Ponencia
de Tabaré Vázquez en el seminario "El Mercosur y la Unión Europea
en la óptica socialista y socialdemócrata. Para
crecer juntos"
Evento organizado por la Fundación Jean Jaures de Francia y el Partido
Socialista de Uruguay.
Estimados amigos:
En
nombre del Encuentro Progresista/Frente Amplio en general y de su
Presidencia en particular,
permítanme felicitar a la Fundación Jean Jaurés de Francia
y al Partido Socialista del Uruguay por haber impulsado la realización
de este Seminario.
Permítanme
además agradecerles la invitación que nos cursaran para participar
en su apertura y compartir con ustedes algunas reflexiones y opiniones
a propósito de los procesos de integración regional y las relaciones
entre distintos sistemas de integración desde una perspectiva progresista.
Desde
esa perspectiva enunciaremos a continuación algunas inquietudes
que seguramente no son nuevas ni exclusivas, pero que entre todos
debemos encausar para gobernar la globalización y aprovechar sus
oportunidades así como las
oportunidades de los sistemas de integración y de las relaciones
interregionales en beneficio de la gente.
Y
esta reunión es, sin duda, una excelente oportunidad para comenzar
a hacerlo.
“Para
crecer juntos”
es el subtítulo del Seminario. Como tal, señala una aspiración,
un objetivo, un desafío que
compartimos quienes aquí estamos. Pero, ¿qué es “crecer juntos”?,
¿cómo hacerlo?, ¿sobre qué bases?, ¿para qué?.
Quienes
trabajamos en el campo de las ciencias médicas nos enfrentamos cotidianamente
a situaciones que demuestran en forma irrefutable que “crecer juntos”
no es sinónimo de “crecer en igualdad de condiciones”, “crecer armónicamente”
o “crecer bien” .
Y
quienes aparte de trabajar en el área de las ciencias biológicas
ejercemos responsabilidades políticas podemos dar cuenta de que
biología y política no son la misma cosa, pero que tampoco son dimensiones
incompatibles o sin puntos de contacto.
Ambas
tienen más puntos en común que los que a priori puede pensarse.
Incluso la economía tiene una buena dosis de biología. Al fin y
al cabo, no es casualidad que más de un “precursor” de la economía
moderna fuera médico de profesión (uno de ellos, William Petty,
fue más lejos aún: aparte de ejercer la medicina, trabajó
como sastre y músico).
Pero
no es nuestra intención agregar a la nutrida temática del seminario
una discusión sobre las fronteras entre la biología, la política,
la economía, la música y la sastrería a propósito del crecimiento
conjunto: apenas queremos señalar que en nuestra modesta opinión
hay que darle contenido a este “crecer juntos”.
Tomemos,
por ejemplo, el aspecto más candente de las relaciones entre la
consolidada Unión Europea y nuestro incipiente Mercosur: el intercambio
comercial.
Más
allá de los sinceros deseos expresados en un sin fin de declaraciones
de diverso tipo, la
realidad indica que los términos de ese intercambio son algo más
que desiguales: son sencillamente
injustos.
No
nos resulta agradable tener que reconocerlo, pero sería hipócrita
no hacerlo. Es que hay datos que no pueden pasar desapercibidos:
·
es evidente que en los últimos años el Mercosur representa
para la Unión Europea el principal
comprador latinoamericano (en 1997 absorvía el 53% de las
importaciones europeas totales de la región). ¿Pero, cuánto le compra
la UE al Mercosur?.
Pero
tan importante como la cantidad es la calidad: ¿qué le vende la
UE al Mercosur? ¿Qué le vende el Mercosur a la Unión Europea?
·
es incuestionable también que en materia de inversiones en
el Mercosur, la Unión Europea ha desplazado a Estados Unidos. Pero,
¿en qué invierte?, ¿con qué consecuencias?.
El
caso de Aerolíneas Argentinas es paradigmático, pero no es el único
caso de inversiones que terminan en ruinosas privatizaciones.
Ante
estas situaciones lo más fácil es buscar culpas en “los otros”.
Pero tal actitud es un atajo que conduce a ninguna parte.
Lo
mejor es que cada uno asuma
su cuota parte de responsabilidad.
A
nosotros los mercosureños nos corresponden algunas.
Y el hecho de que la fuerza política a la que pertenezcamos
no haya tenido o no tenga responsabilidades de gobierno tal vez
pueda ser un atenuante, pero no es una excusa.
Los
lamentos y las protestas pueden servir como catarsis. Pero no son
más que eso. Lo importante
es proponer, y hacerlo sin victimismos ni prepotencia. Sin renunciar
a ser nosotros, pero reconociendo en el otro a un semejante (diferente
tal vez en materia de raza y cultura, pero igual en derechos y responsabilidades
por la sencilla e inalienable razón de ser un ser humano)
Y
lo mismo vale para nuestros amigos europeos.
Durante
muchos años, y con mucha razón por cierto,
los progresistas hemos
levantado las banderas de la solidaridad y la
justicia dentro de las fronteras de nuestros respectivos países. Ahora
es tiempo de “globalizar” la solidaridad y
justicia, y
de globalizarlas también en el plano de las relaciones comerciales.
Pero
claro; siendo esta dimensión comercial un aspecto
candente de los procesos de integración
regional y de las relaciones interregionales en tanto mecanismos
para gobernar la globalización, no es excluyente de otros igualmente importantes o más importantes
aún que éste.
En
efecto, para quienes
consideramos que la sociedad no es un mercado y que los derechos
de la gente no son una mercancía, los procesos de integración y
las relaciones interregionales trascienden a las fuerzas del mercado.
Son
procesos políticos que como tal han de ser asumidos pues, entre
otras razones,
solamente la política garantiza
el correcto funcionamiento de los mercados.
La
política democrática, por supuesto. Porque
la política no democrática no es política (y en esa “no política”
cuando los mercados se descontrolan resultan ingobernables. Experiencias
de ello, lamentablemente, tenemos varias ....).
Tratándose
de procesos y relaciones políticas, se requiere conducción
y coordinación también
políticas. Ello implica un enorme desafío para los partidos
en general y para las fuerzas progresistas en particular.
La
Unión Europea tiene en el Parlamento Europeo el ámbito institucional
natural de coordinación y expresión
para un “proyecto
progresista” de Europa.
El
Mercosur carece de un ámbito equivalente al Parlamento Europeo,
lo cual constituye un problema que en su momento habrá que resolver.
Pero más allá de tal carencia,
hoy en esta región existen fuerzas políticas capaces de impulsar
conjuntamente un “proyecto progresista” de Mercosur y de su inserción
en el mundo ¿Qué esperamos para hacerlo? Es urgente construir un sistema de relaciones
políticas regional e interregional transparente, sólido y eficaz
a la hora de combatir la marginación, promover la inclusión social,
estimular el desarrollo económico sustentable, consolidar la democracia
y garantizar la paz.
Porque
no solamente la guerra es violenta. La pobreza y la injusticia también
lo son.
Lo
mismo sucede a nivel
de los gobierno locales. No existe en el Mercosur un corretalo del
Comité de las Regiones de la Unión Europea. Existe sí la Red de
Mercociudades, una
iniciativa con cuyo fortalecimiento y ampliación estamos sólidamente comprometidos
pues son precisamente los gobiernos locales quienes más cercanos
están a un elemento indispensable en los procesos de integración:
los ciudadanos.
No
hay integración sin la plena vigencia de los derechos y
las responsabilidades ciudadanas.
Estimados
amigos:
Los
mercados han de estar subordinados a la política y ésta al servicio
de la gente.
En
efecto, lo social es otro aspecto inexcusable de los procesos de integración
y en las relaciones interregionales.
Al
fin y al cabo, estas dinámicas tienen sentido si son beneficiosas
para los pueblos, si fortalecen su identidad, si cohesionan su tejido
social.
Este
aspecto es básico para que los procesos de integración no terminen
siendo un cambalache, para
que las relaciones interregionales no deriven en un
frustrante diálogo de sordos y para que este planeta –que
hasta ahora es el único en el que podemos sobrevivir como especie-
sea más habitable.
Para
los mercosureños este aspecto es especialmente
desafiante. La realidad muestra preocupantes contrastes en
nuestras sociedades, que
son muchos –demasiados- los argentinos, brasileños, paraguayos y
uruguayos que viven en condiciones de pobreza y exclusión social.
Mientras
esta situación no cambie tal vez algún informe supuestamente técnico
elaborado en la comodidad de algún despacho afirme que nuestras
sociedades crecen. Pero de la misma forma que riqueza no es prosperidad,
crecimiento no es desarrollo.
Ya lo dijo con su singular maestría el poeta Antonio Machado:
sólo el necio confunde valor y precio.
Debemos
asumir ese desafío allí donde estemos: en el gobierno o en la oposición,
ejerciendo el gobierno nacional o gestionando gobiernos locales,
porque también lo local tiene una potencialidad de integración y
emprendimiento que debe aprovecharse.
Pero
el bienestar de la
gente va más allá de ese índice de necesidades básicas satisfechas
o insatisfechas que a menudo se usa con fines estadísticos.
Implica
también un bienestar intelectual o espiritual cuya sustancia pasa
por la plena vigencia de
los derechos humanos. Asumanos la promoción y vigencia de los Derechos
Humanos como un factor determinante de integración y actuemos en
consecuencia. Para empezar, cumpliendo los compromisos internacionales
vigentes en la materia.
Sin
derechos no hay justicia, sin justicia no hay igualdad, sin igualdad
no hay libertad, y si no hay libertad no hay integración posible.
Amigos:
Refiriéndose
a América Latina, el
nicaragüense Sergio Ramírez ha escrito que somos un continente
de quimeras fallidas y utopías pendientes.
Está
en lo cierto y su afirmación no es menos válida en nuestra región
que en su centroamérica.
Más
aún: creemos que también
Europa carga con algunas quimeras fallidas y utopías pendientes.
Pero
el egoísmo, la desconfianza , los reproches,
la sacralización del pasado y el temor al futuro son refugios
de los conservadores. Si quieren quedarse ahí,
que se queden ....
Los
progresistas, en cambio, nos
definimos por lo que somos y hacemos, tenemos confianza en la sociedad,
estamos abiertos al futuro,
tenemos recuerdos, pero también tenemos sueños.
En realidad, tenemos más sueños que recuerdos.
Nuestros
sueños no son ajenos a la temática
que motiva este seminario.
Confiamos
en que el resultado del mismo ayude a hacer realidad esos sueños.
Muchas
gracias.
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