Ante la situación
fiscal del país ¿son necesarias nuevas medidas de ajuste?
Análisis económico
EN PERSPECTIVA
Jueves 16.08.01, hora 08:40.
EMILIANO COTELO:
Entre hoy y mañana, según se ha anunciado, el gobierno dará a conocer
nuevas medidas de ajuste en el área fiscal. En el programa ya hemos
recogido diversos puntos de vista sobre el tema.
De todas maneras, nos pareció oportuno para el análisis económico
de hoy realizar un examen detallado de la situación fiscal, de la
necesidad de tomar nuevas medidas de restricción del gasto, de sus
eventuales efectos recesivos y de las alternativas que se le plantean
al gobierno. El diálogo será con Pablo Rosselli, economista de Tea
Deloitte y Touche. Para comenzar, Pablo, ¿sorprende el anuncio del
gobierno?
PABLO ROSSELLI:
Francamente no, Emiliano. En varias oportunidades señalamos en el
programa que la situación fiscal era muy delicada, y que era necesario
reducir el déficit fiscal.
A partir de la devaluación brasileña en enero del 99, la economía
ingresó en un período muy prolongado de recesión que lleva ya casi
tres años, y el déficit fiscal pasó de casi 1% del PBI en el 98
a 4% en 1999. Esa cifra se repitió en 2000 y este año tendremos
una mejora, pero no muy significativa. En 2001 tendremos un déficit
de más de 3% del PBI.
EC - Inclusive, recuerdo que no hace mucho ustedes señalaban que
la contrapartida de esos desequilibrios fiscales estaba en un crecimiento
importante de la deuda pública.
PR - Por supuesto. La financiación de esos niveles de déficit fiscal,
de aproximadamente U$S 800 millones anuales, ha determinado un aumento
muy importante de la relación Deuda Pública - PBI, que es un indicador
de la capacidad de pago frecuentemente utilizado. Además, la caída
del PBI en un contexto de recesión no hace más que acentuar ese
deterioro.
Ilustremos esto con números. La deuda pública bruta pasó de 33%
del PBI en 1998 a 47% del PBI en 2000. Y cuando miramos hacia delante,
en las condiciones actuales no podemos proyectar un cambio de tendencia.
El déficit seguirá siendo elevado; la economía no sale de la recesión,
y los precios en dólares están cayendo como consecuencia del contexto
regional deflacionario y de la aceleración de la devaluación en
nuestro país.
Esa aceleración de la devaluación profundiza la caída de los precios
en dólares, y consiguientemente del PBI medido en dólares. Como
la deuda está nominada en moneda extranjera, el ratio Deuda - Producto
se deteriora aún más.
EC - ¿Qué previsiones de deuda pública están manejando ustedes?
PR - Sobre la base de una caída del gasto primario de 5% en términos
reales este año, que posiblemente se concrete en función de las
tendencias ya observadas y de un nuevo descenso en 2002, también
de 5%, y considerando que las reservas internacionales del sector
público se mantienen en niveles como los actuales, la deuda pública
bruta alcanzaría en 2002 a 55% del PBI. Es decir que seguiría creciendo,
desde el 47% del año pasado.
Estas cifras ponen en evidencia, a nuestro juicio, que es imprescindible
adoptar medidas de reducción del déficit fiscal.
EC - Ahora, Pablo, ¿esas medidas no tienen acaso un efecto recesivo?
PR - Sin dudas. La reducción del déficit tiene un efecto negativo
en la actividad económica. El problema es que el ritmo de endeudamiento
actual es insostenible y, si se desea evitar problemas financieros
importantes como los que en estos meses tiene Argentina, es necesario
comenzar a reducir el desequilibrio del sector público de forma
significativa.
En última instancia, hay que tener presente que la devaluación brasileña
y los problemas que tiene Argentina están provocando una caída persistente,
duradera, permanente, de las exportaciones del país y del nivel
de ingresos. Medido en dólares, el PBI acumuló una caída de 10%
entre 1999 y 2000. los ingresos del gobierno cayeron en esa magnitud,
y los gastos primarios del gobierno central bajaron solamente 3%.
Y cuando miramos hacia delante, el PBI probablemente bajará otro
10% en dólares, entre este año y el próximo, y por lo tanto los
gastos del gobierno deben bajar. No será posible mantener este nivel
de gasto, porque los ingresos del gobierno cayeron de manera permanente.
No estamos ante un desequilibrio fiscal transitorio, originado por
un descenso circunstancial de los ingresos. Si se tiene en cuenta
estos elementos, se concluye que los efectos recesivos se derivan
del shock externo; no son atribuibles a los recortes de gastos.
En todo caso, podríamos reflexionar sobre la necesidad de haber
previsto estos shocks y de haber ahorrado en los tiempos de expansión
de la economía. Pero ese es otro tema. Importante por cierto, pero
en todo caso son lecciones que deja el pasado pero que no cambian
el presente.
EC - Ahora ¿qué medidas se debe tomar? ¿Actuar sobre los impuestos
o sobre el gasto? Tú hablabas de reducción de gastos.
PR - En primer lugar, parece conveniente reflexionar sobre qué objetivos
persigue, o debería perseguir, la política económica. Esto nos parece
importante porque todos (y nos incluimos) hablamos muchas veces
de los instrumentos de la política económica sin plantear qué se
pretende de esos instrumentos.
Pensemos primero en los objetivos. Sin duda, debe haber un objetivo
de recuperación de competitividad, porque la falta de competitividad
está en la base de esta recesión. Sin duda, debe haber algún objetivo
de equidad en el reparto de los costos del ajuste. Y también deberíamos
reflexionar sobre otras prioridades. En concreto: ¿qué deberíamos
priorizar en esta coyuntura? ¿El mantenimiento del salario real
o la generación de empleos?
Si no reflexionamos sobre los objetivos de la política económica,
es difícil discutir de manera ordenada sobre los tipos de ajuste
que se pueda realizar. Otra dimensión a tener en cuenta es corto
plazo versus largo plazo. Sin duda que los objetivos de largo plazo
son relevantes, pero en las circunstancias actuales se debería también
tener en cuenta las restricciones y las urgencias de corto plazo.
--------------
Transcripción: Tea, Deloitte y Touche
Edición: Jorge García Ramón
|