Comentarios
preliminares sobre los anuncios del equipo
económico
Análisis económico
EN PERSPECTIVA
Lunes 20.08.01, hora 09.05.
EMILIANO COTELO:
El mensaje que el ministro de Economía y Finanzas
iba a difundir el viernes, al caer la tarde,
había generado una importante expectativa en
las horas previas. Luego de conocerse la información
(dada no sólo por el ministro Bensión sino
también por el director de Planeamiento y del
presidente del Banco Central), buena parte
de la población puede haber quedado desconcertada:
fue una comunicación larga, de 45 minutos,
en la que no hubo noticias en los planos en
la que se los aguardaba: el capítulo relacionado
con las cuentas fiscales. En cambio hubo algunas
sorpresas en materia de política cambiaria
y, sobre todo, en un proyecto para unificar
en 19% la tasa del Impuesto al Valor Agregado
(IVA).
Para iniciar el examen de estos anuncios, vamos
a dialogar a continuación con el economista
Pablo Rosselli, de la consultora Tea, Deloitte
y Touche. ¿Cuáles son para ti los aspectos
más importantes a destacar?
PABLO ROSSELLI:
En la presentación hubo como tres capítulos.
El que todos esperábamos el que tenía que ver
con la reducción del déficit fiscal, sobre
lo cual había más expectativa, y allí hubo
sorpresas. Hubo anuncios en el área de la política
cambiaria (que no eran esperados). Y hubo algunos
anuncios en el área de las reformas estructurales,
donde claramente hubo bastantes sorpresas.
EC - Empecemos por lo relativo a la política
cambiaria.
PR - El gobierno señaló que mantendrá la actual
pauta del 1,2% y el ancho de la banda cambiaria
en 6% hasta junio del 2002. Lo anunciado no
nos parece sorprendente, aunque claramente
no esperábamos esa clase de anuncios para el
viernes. No nos parece sorprendente porque
en junio se había dicho que este ritmo devaluatorio
se mantendría por lo menos hasta diciembre,
y no esperábamos modificaciones importantes
de la pauta para 2002.
EC - Pero, en todo caso, lo que llamó la atención
de que ahora fuera confirmado el mantenimiento
de la política cambiaria por todo el primer
semestre de 2002 vino por el hecho de que todavía
no está claro el desenlace de la situación
argentina.
PR - Correcto. Nosotros interpretamos que este
anuncio, en definitiva, parte de la base de
que la convertibilidad se va a mantener en
Argentina. Si quebrara, difícilmente el gobierno
uruguayo no tomaría ninguna medida en el campo
devaluatorio. Por lo menos, tendría que pensarlo
mucho.
Suponiendo que se mantiene la convertibilidad,
que es un escenario de buena probabilidad (aunque
no nos parece descartable que en Argentina
haya problemas financieros importantes), si
suponemos que la convertibilidad sigue en pie,
en ese escenario no pensábamos que el gobierno
fuera a subir el ritmo devaluatorio pero tampoco
una reducción significativa de la pauta, porque
en nuestra opinión los problemas de competitividad
requieren que se mantenga un ritmo importante
de la caída de los precios en dólares también
en 2002.
Nos sorprendió entonces la ocasión del anuncio,
aunque no el contenido.
EC - ¿Qué puede haberse buscado con ese anuncio?
PR - Probablemente, dar una mayor predictibilidad
sobre las variables financieras. No estamos
seguros de que el anuncio en sí tenga un efecto
importante. Si Argentina tiene problemas financieros
más severos que los que ya enfrenta y la convertibilidad
cae, parece difícil que el gobierno uruguayo
no tome ninguna medida. La incertidumbre sobre
el futuro de la política cambiaria en Uruguay
está muy atada a la incertidumbre que se vive
en Argentina. Y sobre esa incertidumbre, el
equipo económico no tiene ningún anuncio que
pueda reducirla.
EC - Pasemos entonces al otro capítulo, el
fiscal. Allí hubo alguna sorpresa.
PR - Sí, porque el gobierno anunció un esfuerzo
de U$S 130 millones, que no quedó claro cuánto
ha sido hecho ya y cuánto queda por hacer.
Pero, de alguna manera, con pocos números porque
el equipo económico no abundó en detalles.
Nos queda la sensación de que el deterioro
fiscal podría ser incluso mayor al que estimábamos:
el gobierno anunció un esfuerzo de U$S 130
millones y con ese esfuerzo se propone llegar
a un déficit de 3,5% del PBI que, de todas
maneras, ya esperábamos para 2001. Es decir
que, cuantos más recortes de gastos haya que
implementar de aquí en adelante, la situación
fiscal sería peor de la que aguardábamos. El
equipo económico señaló que, sin estas medidas,
el déficit iba a más de 4% del Producto pero,
nuevamente, no queda claro cuántos gastos más
se recortará en los cuatro meses que quedan
para el cierre del año.
EC - Fue llamativo que el gobierno se conformara
con 3,5% del PBI como déficit.
PR - Claro: esa es una de las conclusiones
que quedan. El déficit fiscal sigue siendo
muy elevado...
EC - Por lo visto, iba a ser mucho más alto
si se conforma con 3,5.
PR - Parecería. Es posible que eso fuera así.
Nuestra opinión es que estos déficit son insostenibles.
Llevamos un desequilibrio de 4% del PBI en
1999, otro de 4% en el 2000, este año cerraríamos
aproximadamente en 3,5%, sin contar con los
ingresos por licitaciones que siempre vienen
bien pero son por única vez, y por lo tanto
no hay que pensar que resuelvan definitivamente
los problemas fiscales.
Y, en este contexto, la deuda pública va a
seguir creciendo fuertemente en 2001 y 2002,
porque este año estamos en una situación de
prolongación de la recesión, el déficit fiscal
es muy elevado, y los precios en dólares están
cayendo por el contexto regional y por la aceleración
de la devaluación en Uruguay. Eso hace que
continúe subiendo la relación entre la deuda
pública bruta y el PBI. Creo que dimos estas
cifras la semana pasada: 33% del PBI era la
deuda bruta en 1998, llegó a 47% en el 2000
y, si no hay nuevas medidas, seguramente estaremos
en 2002 en niveles en torno a 55% del Producto.
A partir de allí, parecería que en el equipo
económico hay un diagnóstico de que una parte
de este desequilibrio fiscal es transitorio,
de allí que eso nos sorprendiera. Nos sorprendió
la falta de anuncios para terminar con un déficit
fiscal menor al 3,5% que finalmente el gobierno
anuncia para fin de año. Nos sorprendió que
no haya ninguna estimación de cuál es la tendencia
para el año 2002. En nuestra opinión, el déficit
fiscal tiene un componente fundamental que
es permanente, y por lo tanto pensamos que
será necesario adoptar nuevas medidas de ajuste.
De hecho, estábamos esperando que ya el viernes
se anunciara algún esfuerzo importante.
EC - Y no lo hubo. Esa fue una de las grandes
incógnitas que dejó el ministro de Economía.
Tampoco se descartó nuevas medidas, pero hubo
una zona gris en la comunicación.
PR - Sin duda, y una ausencia que fue cualquier
referencia al 2002.
EC - Pasemos ahora al tercer capítulo, el de
las áreas estructurales.
PR - En esa área, primero, el gobierno reiteró
varias de las reformas estructurales planteadas.
En general, pensamos que apuntan en la dirección
correcta, quizá con la salvedad de las propuestas
de flexibilidad laboral, que ameritan varias
consideraciones y que sin dudas es un tema
muy opinable porque existen varios argumentos
a tener en cuenta.
De todas maneras, hay que tener presente que
esas reformas estructurales no tienen efectos
rápidos sobre la actividad económica ni sobre
la problemática fiscal. Quizá la concesión
de obra pública sería la única que generaría
una reactivación importante, pero no hubo novedades
en lo presentado el viernes.
EC - De todos modos, en ese caso, el efecto
sería para el año próximo.
PR - Sin duda, y dependiendo de cuán rápido
se avance en un área como la concesión de obras,
que hasta ahora ha sido bastante lenta.
Luego sí hubo una sorpresa grande, en torno
a la unificación del IVA en 19%. El tema había
estado en la agenda hace ya bastante tiempo
pero no había madurado. De nuevo, aquí entramos
en objetivos de mediano plazo, a la simplificación
del sistema tributario que busca el equipo
económico. Lo que se llama "la neutralidad"
del sistema tributario que consiste, entre
otras cosas, que no haya productos favorecidos
o castigados por las tasas de impuestos que
se les aplica. Es un objetivo compartible en
principio, es uno de los objetivos que puede
perseguir la administración del sistema tributario,
pero evidentemente no fue esa lógica la que
prevaleció hace sólo tres meses cuando se aprobó
el COFIS, que ahora se eliminaría de manera
gradual. Y de alguna manera, también sorprende
esa tan pronta eliminación de un impuesto recién
creado.
EC - También se eliminaría el impuesto a la
salud...
PR - Un impuesto específico a la salud, y se
le pondría una tasa de IVA. Aquí también tendríamos
algunas marchas y contramarchas, porque esa
había sido la propuesta original del Poder
Ejecutivo en la instancia de discusión del
presupuesto, el IVA a la salud no prosperó,
se puso un impuesto específico y ahora se lo
eliminaría.
En el caso del COFIS, lo que sorprende es un
cambio en tan corto plazo: en alguna charla
en el programa habíamos dicho que el COFIS
como impuesto era complejo de liquidar para
las empresas, que generaba dificultades de
administración para la DGI, que es poco transparente
para el contribuyente, en el sentido de que
el monto que paga no queda desglosado en las
facturas sino que está implícito en el precio,
y que realmente el fisco no precisaba de ese
impuesto para hacerse de esos recursos, porque
tenía la opción de elevar transitoriamente
las alícuotas de IVA.
Pero aquí hubo sorpresa: la unificación del
IVA percibe un objetivo de neutralidad tributaria,
pero seguramente aquí también habrá polémica
porque, avanzar en el sentido de la neutralidad
tributaria es una opción, pero probablemente
eso también significa (el gobierno no dio los
números) retroceder en términos de equidad
de la carga tributaria, si contemplamos subas
de las tasas de IVA a aquellos productos que
hoy no aportan el 23%.
EC - También se habló de eliminar el IVA del
14% que hoy pagan algunos productos de consumo
masivo, por ejemplo el azúcar, el arroz, la
sal o la yerba.
PR - Por eso decía que faltan números: habrá
que ver cuántos productos terminan subiendo
su tasa desde cero a 14% a 19%, y sopesar los
que suben al 19% con los que bajan del 23 al
19%. Pero aquí hay lo que generalmente se llama
un dilema de hierro, en que es imposible contemplar
los dos objetivos a la vez: los impuestos al
consumo tienden a castigar más a los hogares
de menores recursos; las excepciones planteadas
históricamente, con productos a tasa cero y
productos a 14% buscan (con éxito o no, es
un tema de evidencia empírica) aliviar el costo
del impuesto al consumo en los hogares de menores
ingresos; y la eliminación de esas excepciones
en principio puede tener un efecto negativo
en la distribución de la carga tributaria.
EC - Sí: esta medida ya despertado polémica.
Se podrá profundizar en el análisis en la medida
en que se conozca más detalles en torno a cómo
se operaría. Entre otras cosas, no se sabe
con qué horizonte temporal el gobierno impulsa
esta reestructura del IVA.
PR - Todavía no lo anunció, y habrá que esperar
algunos días hasta que se conozca los detalles.
EC - En todo caso, no quedó claro en el mensaje
del ministro que con estos cambios se busque
incidir en las cuentas de este año.
PR - Esa es otra de las dudas: si de este o
del que viene. Sin números a la vista, no queda
claro si la modificación en las tasas de IVA
contribuye a incrementar, reducir o mantener
el monto de la recaudación.
EC - Además hay otros cambios, por ejemplo
la sustitución de una parte del Imesi en los
combustibles por IVA.
PR - Es verdad.
EC - Todo esto queda a la espera de definiciones.
¿Qué conclusiones podemos sacar a esta altura?
PR - En conjunto, creo que los anuncios sorprendieron
bastante. No hay que desmerecer en absoluto
los esfuerzos en las reformas de largo plazo,
pero pensamos que también hacen falta medidas
en el corto plazo. La caída de la actividad
y de los ingresos del gobierno no resulta reversible
a corto plazo. Igualmente y por eso mismo,
el crecimiento de la deuda seguirá siendo importante.
El gobierno tendrá que reducir más su gasto
el año próximo, si es que no tenemos nuevos
anuncios este año.
Y, en este contexto tan recesivo, cada día
cobra más fuerza la discusión sobre cómo reducir
los gastos del gobierno: los gastos deben bajar,
pero ¿sobre qué gastos se debe poner el énfasis?
Nos parece que aquí hay un dilema que se ha
planteado en los últimos días, el que tiene
el gobierno en torno a los mecanismos para
la reducción del gasto público. Tenemos dos
objetivos posibles para la política fiscal
en términos del nivel de gasto: el mantenimiento
del salario real en el sector público o el
mantenimiento de mayores niveles de empleo
en el sector privado. En tanto el gasto público
debe bajar sustancialmente, no es posibles
cumplir con ambos objetivos a la vez. Hasta
ahora, en el año 2000 y lo que va del 2001,
la caída del gasto se concentró sustancialmente
en recortes de gastos de funcionamiento. Esos
recortes afectan de manera importante la actividad
económica, porque todo el ajuste de ese gasto
de transforma, de manera casi instantánea,
en menor demanda para los proveedores del Estado.
También se ha concentrado la reducción del
gasto en el recorte de inversiones, y todos
sabemos que la disminución de la inversión
afecta severamente el nivel de empleo en la
construcción, que eso tiene efectos multiplicadores...
Decíamos que aquí se presenta un dilema fuerte
para el gobierno entre esos dos objetivos:
salario real o nivel de empleo.
EC - Quedamos por aquí, entonces, a la espera
de mayor concreción de sus planes por el equipo
económico. Quizá en las próximas horas surjan
aclaraciones desde Washington, donde se inician
negociaciones con autoridades del Fondo Monetario
y otros organismos. En Perspectiva intentó
una entrevista con el ministro Bensión para
hoy, habida cuenta de las dudas que quedaron
luego de su mensaje del viernes, pero la respuesta
ha sido negativa por ahora.
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Transcripción y edición: Jorge García Ramón
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