El
déficit fiscal se situó en casi 4% del Producto Bruto
Interno en el año móvil terminado en junio.
¿Cuán crítica es la situación
fiscal del país? ¿Es necesario adoptar nuevas medidas
de ajuste?
Análisis económico
EN PERSPECTIVA
Jueves 27.09.01, hora 08.30.
EMILIANO COTELO:
Esta semana el gobierno divulgó las cifras de cuentas públicas
a junio de este año. Esos datos marcaron un déficit
fiscal consolidado de 791 millones de dólares en los doce
meses a junio. Una cifra que diversos medios de prensa estimaron
representa casi 4% del PBI.
A partir de
esta información, la propuesta para el análisis económico
de hoy con los técnicos de Tea,
Deolitte & Touche es examinar en detalle la situación
de las cuentas públicas y, en particular, indagar sobre la
necesidad de que el gobierno implemente medidas de ajuste.
Para comenzar,
Pablo, ¿cuál es el balance que hacen ustedes de las
cifras divulgadas esta semana?
PABLO ROSSELLI:
En primer lugar, las cifras están dentro de lo esperado.
No hubo sorpresas. Disponíamos desde hace tiempo de cifras
parciales, que comprenden al gobierno central pero que eran más
que suficientes para hacerse un diagnóstico preliminar. Diagnóstico
que fue confirmado.
El país
está manteniendo por tercer año consecutivo un fuerte
desequilibrio fiscal. Tú decías que el déficit
a junio, considerando años móviles, representa casi
4% del PBI. Décimas más o menos, es así. Y
constituye entonces un nivel de déficit similar al de 1999
y 2000. Estamos con tres años de un déficit promedio
anual de 4% del PBI. Es un nivel insostenible a largo plazo y tiene
un correlato inmediato en el crecimiento de la deuda pública.
EC - Tengo presente
que en otras intervenciones ustedes han insistido sobre este punto.
PR - Es así.
La financiación de esos niveles de déficit fiscal,
de aproximadamente U$S 800 millones anuales, ha determinado un aumento
muy importante de la relación Deuda Pública - PBI.
Además, la caída del PBI medido en dólares
en un contexto de recesión y de reducción de los precios
en dólares no hace más que acentuar ese deterioro.
Para que los
oyentes se sitúen en el problema, la deuda pública
bruta pasó de 33% del PBI en 1998 a 47% del PBI en 2000.
Y cuando miramos hacia delante no podemos proyectar en las condiciones
actuales un cambio de tendencia. El déficit seguirá
siendo elevado: aún si baja en lo que resta del año
estará en torno de 3,5% del PBI. La economía no sale
de la recesión y los precios en dólares están
cayendo como consecuencia del contexto regional deflacionario y
de la aceleración de la devaluación en nuestro país.
EC - ¿Por
qué no baja el déficit fiscal? ¿El gobierno
no ha adoptado suficientes medidas de ajuste?
PR - Sin dudas,
el gobierno adoptó medidas de ajuste de gastos a poco de
asumir, en marzo de 2000. Si miramos las cifras de 2000 contra las
de 1999, cuando la economía estaba creciendo, vemos que se
procesó una reducción de gastos importante, que actuó
a través de las inversiones y de los gastos de funcionamiento.
Sin embargo,
consecuencia de la propia recesión, los esfuerzos de reducción
del gasto fueron mayormente absorbidos por reducciones de la recaudación
impositiva.
Adicionalmente,
ya considerando las últimas cifras, tomando en cuenta la
comparación 2001 frente a 2000, en el gobierno central vemos
que el gasto ha permanecido estable en términos reales. Medido
en términos reales, este año no hay una reducción
del conjunto de gastos del gobierno central. Reitero, con las últimas
cifras que llegan a julio.
EC - ¿Se
detuvo el esfuerzo de ajuste?
PR - No estrictamente.
El gobierno sigue perdiendo ingresos este año y hay algunos
rubros de gasto que se están incrementando en términos
reales. Es el caso de las transferencias a la seguridad social,
que aumentan debido a que la recesión genera una pérdida
de contribuciones a la seguridad social por parte de los trabajadores
y de las empresas, al tiempo que también se incrementan las
erogaciones del BPS por seguro de desempleo.
Es el caso también
de los intereses de deuda pública, que aumentan en términos
reales porque la deuda ha subido y porque la mayor devaluación
en relación a la inflación hace que sea más
caro pagar esos intereses que son en moneda extranjera.
EC - A partir
de esta situación, ¿es necesario adoptar medidas de
ajuste en el área fiscal?
PR - Como decíamos
recién, el ritmo de endeudamiento actual no es sostenible
a largo plazo. Este año cerraremos con un déficit
fiscal de entre 3,5% y 4% del PBI. Asumiendo una recuperación
económica en 2002 modesta, seguiremos con un desequilibrio
importante.
En consecuencia,
estimamos que la deuda pública va a seguir creciendo. La
deuda bruta podría ubicarse el año próximo
en torno de 55% del PBI, frente a 33% antes de la recesión
(en el 98), suponiendo un escenario favorable de mantenimiento de
la convertibilidad en Argentina.
Como no pensamos
que la pérdida de ingresos tributarios que sufrió
el gobierno estos últimos años sea reversible a corto
plazo. Y, de hecho, medidos en dólares (que es la moneda
relevante desde el punto de vista del endeudamiento) probablemente
sigan cayendo el año próximo. Nos parece que es necesario
tomar medidas de reducción del déficit.
EC - Ahora,
¿qué medidas se debe tomar? ¿Se debe actuar
sobre los impuestos o sobre el gasto?
PR - En primer
lugar, parece conveniente explicitar o reflexionar sobre qué
objetivos persigue, o debería perseguir, la política
económica. Esto nos parece importante porque muchas veces
hablamos de los instrumentos de la política económica
sin plantear qué se pretende de esos instrumentos. Y si no
reflexionamos sobre los objetivos de la política económica
es difícil discutir de manera ordenada sobre los tipos de
ajuste que se pueden realizar.
Pero, por ejemplo,
si pensamos en que es necesario mejorar la competitividad para salir
de la recesión, en las actuales circunstancias no parece
razonable incrementar la presión tributaria sobre el factor
trabajo. Igual conclusión sacamos si pensamos en un objetivo
de recuperación de niveles de empleo: más impuestos
al trabajo afectarían negativamente el nivel de empleo y
alentarían una nueva suba de la desocupación.
Si pensamos
en términos de objetivos de equidad, incrementar la presión
tributaria sobre el consumo, que es el otro camino por el lado de
la suba de impuestos implementable con éxito en el corto
plazo, parece también inadecuado.
EC - En definitiva,
se inclinan por una reducción del gasto.
PR - Sí.
En función de esos objetivos que mencionábamos y teniendo
en cuenta que la reducción de ingresos tributarios es permanente,
parece necesario bajar el gasto público. Pero, lógicamente,
la discusión o los dilemas no terminan en una discusión
entre bajar el gasto o subir los impuestos.
EC - ¿A
qué te refieres concretamente?
PR - A que no
se trata solamente del nivel de gasto sino de su composición.
Y este es otro de los temas que suele estar ausentes en la discusión.
Hablamos más de instrumentos de política económica
que de objetivos y hablamos más del nivel del gasto público
que de su composición, y las dos cosas son importantes: nivel
y composición.
EC - ¿Qué
cambios se tendría que dar en la composición del gasto?
PR - De nuevo,
¿qué objetivos perseguimos con el gasto público?
¿Qué perspectiva tenemos? ¿Corto o largo plazo?
Sin dudas, la
discusión sobre los objetivos de largo plazo y sobre cómo
modificar el gasto a largo plazo es extremadamente relevante para
el país porque la composición del gasto público
se ha mostrado muy rígida en los últimos diez años.
Pero en la situación
actual, con un énfasis en la perspectiva de corto plazo,
cabe por lo menos preguntarse si el objetivo prioritario es el mantenimiento
del salario real o el mantenimiento del empleo. El gobierno debe
bajar el gasto y debe decidir hacia dónde apunta los esfuerzos.
No puede atender simultáneamente un objetivo de mantenimiento
de los ingresos reales de los funcionarios públicos y un
objetivo de mantenimiento de los niveles de empleo. En concreto,
los recortes en inversiones van en desmedro de los objetivos de
empleo y los recortes de salarios van en desmedro de los ingresos
de los funcionarios públicos.
EC - También
está planteada la discusión de los distintos niveles
salariales dentro de la administración pública.
PR - Es cierto;
y entonces se incorpora una discusión en términos
de equidad y eficiencia del gasto público. Y de nuevo tenemos
dentro de la masa salarial situaciones disímiles. Una vez
más, no se trata sólo del nivel de la masa salarial
sino de su composición.
No hay dudas
de que se trata de decisiones siempre difíciles y por lo
tanto opinables. En todo caso, lo que parece necesario es que el
debate se concentre en torno de los objetivos de la política
económica. Y por eso en esta charla intentamos relacionar
esos posibles objetivos con las alternativas o dilemas que se le
presentan al gobierno. La discusión seguramente es larga
y las decisiones son por demás complejas. De todas maneras,
parece necesario explicitar el diagnóstico y los objetivos
de la política para facilitar el debate y la toma de decisiones.
---------------
Transcripción: TD&T
Edición: Jorge García Ramón
|