08.11.2001





Combate a la pobreza: ¿qué esfuerzos realizó nuestro país en en los años 90? ¿Cómo se comportó el llamado gasto social en los últimos 10 años? ¿Cómo estamos frente a América latina?

Análisis económico

EN PERSPECTIVA
Martes 06.11.01, 08.30


EMILIANO COTELO:
En las últimas semanas, hemos dedicado algunos de nuestros análisis económicos a examinar la evolución de la pobreza en América latina y en nuestro país a lo largo de la década pasada, aprovechando la reciente publicación de un extenso informe elaborado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).

La propuesta para hoy es continuar con este tema, abordando en detalle el comportamiento del gasto social en nuestro país. ¿Cómo evolucionó ese gasto llamado social? ¿Cómo se compone? ¿Cuán efectivo es para corregir disparidades en la distribución del ingreso? ¿Cómo se compara nuestro país con el resto de América latina?

Estamos en diálogo con el economista Pablo Rosselli, de Tea Deloitte & Touche. Situemos a los oyentes en el contexto refrescando las principales conclusiones en términos de evolución de la pobreza en nuestro país.


PABLO ROSSELLI:
Según las cifras de Cepal, en la década pasada se produjo una disminución de la pobreza en nuestro país. En concreto, en 1990 había un 17,8% de la población urbana viviendo en situación de pobreza mientras que en 1999 ese porcentaje se redujo a 9,4%.

EC - Hubo un avance claro, entonces, en la reducción de la pobreza. Pero recuerdo que ustedes marcaban una situación con luces y sombras.

PR - Es cierto. El país avanzó en la década pasada en la reducción de la pobreza, pero a nuestro juicio se deben hacer varias puntualizaciones importantes que relativizan de manera sustancial esa conclusión.

La primera es que los avances se produjeron en la primera mitad de la década. A partir de 1995 no se observaron nuevos avances según la medición de Cepal, y según otras mediciones hubo inclusive un leve aumento de la pobreza. Es decir que, más allá de diferencias metodológicas entre distintos cálculos, sin dudas se puede concluir que por lo menos llevamos varios años sin que se registren avances en materia de reducción de pobreza.

EC - ¿Qué otras puntualizaciones se debe hacer?


PR - Una segunda puntualización tiene que ver con la creciente "infantilización de la pobreza". La pobreza infantil en Uruguay presenta, según varios estudios, una tendencia marcadamente creciente. Más de 45% de los niños menores de seis años viven en situación de pobreza. También hay otros indicadores preocupantes que señalan problemas de marginalización creciente: hay muchos jóvenes que no estudian, ni trabajan, ni buscan trabajo.

Estas relativizaciones son importantes porque sugieren que a mediano plazo podemos asistir a un aumento importante de la pobreza en el país.

EC - En este contexto que marcabas,¿cómo se comportó el gasto social en el país según la Cepal?

PR - Según Cepal, el gasto social en Uruguay (que incluye el gasto público en educación, salud, nutrición, seguridad y asistencia social, vivienda, agua y saneamiento) creció más de 70% medido en términos reales y por habitante. Creció más a lo largo de la década que en el promedio de América latina, donde también se observó una suba muy fuerte, de 50%.

Entonces, el gasto social en nuestro país creció fuertemente, más que en América latina, y en términos absolutos es claro que Uruguay tiene un gasto social per cápita elevado en el contexto latinoamericano: es el segundo país con más gasto social por habitante, después de Argentina.

Medido en porcentaje del PBI, que de alguna manera proporciona una idea del esfuerzo en comparación con las posibilidades de cada país, también se llega a la misma conclusión. Uruguay tiene un alto gasto social, y lo incrementó fuertemente en los años 90. El gasto social, inclusive, aumentó mucho más que el resto del gasto público, lo que da cuenta de una elección a favor de ese gasto. El país hizo un esfuerzo especial en esta área.

EC - ¿Cuánto incide la seguridad social en esa conclusión?

PR - Sin dudas tiene una incidencia muy importante. Con la reforma constitucional de 1989 se estableció una fuerte prioridad en esa área. De todas maneras, cuando se analiza el presupuesto nacional, se observa que otros gastos sociales como los destinados a la salud y a la educación también subieron de manera importante, más que los gastos no sociales.

De todas maneras, es cierto que la composición del gasto social en nuestro país es muy diferente de la que se observa en América latina.

EC - Me imagino que el presupuesto en seguridad social es mucho más alto en nuestro país que en el resto del continente.

PR - Exactamente. En nuestro país, según datos de Cepal, el gasto social representa un 23% del PBI mientras que en América latina es de solamente un 13% del PBI.

Pero cuando excluimos la seguridad social, encontramos que el gasto social en Uruguay representa un 6,5% del PBI frente a 8% del PBI en América latina.

Esto quiere decir, entonces, que nuestro país tiene un gasto social fuertemente orientado a la seguridad social.

EC - Y recuerdo que decías en una charla anterior que el gasto en seguridad social era relativamente menos eficaz en el logro del objetivo de redistribución del ingreso.

PR - Sin dudas. El informe de Cepal es bien ilustrativo al respecto. El gasto en seguridad social puede tener varios objetivos, por cierto, pero en términos del objetivo de distribución del ingreso, tiene un efecto progresivo, redistribuye hacia los hogares de menores ingresos. Pero ese efecto progresivo es claramente menor que en los otros gastos.

EC - ¿Por qué es eso?

PR - Porque los sistemas de seguridad social están montados, en última instancia, sobre la capacidad de acceso de las personas al mercado de trabajo. Quienes no acceden al mercado de trabajo tienen más dificultades para obtener beneficios del sistema de seguridad social. Quien tiene un acceso malo al mercado de trabajo, con sueldos reducidos por ejemplo, o por largos períodos de desempleo, tiene luego peor acceso a los beneficios sociales. Eso determina que una parte importante del presupuesto en seguridad social termine en hogares de ingresos medios y altos, y eso limita justamente el efecto distributivo.

La Cepal presenta algunas estimaciones del efecto redistributivo que tiene el gasto social en varios países de América latina y, lógicamente, esas estimaciones confirman lo que estamos diciendo. En Uruguay, el efecto redistributivo del gasto social es menor que en el resto de América latina.

EC - Estas conclusiones, se me ocurre, son especialmente relevantes si se considera los problemas de infantilización de la pobreza y de marginación de los jóvenes a los que hacías referencia.

PR - Sin duda alguna. Seguramente se podrá decir que los recursos deben gastarse de una mejor forma. No hay, lamentablemente, buenos indicadores, objetivos, que hagan a la eficiencia del gasto público; ni en lo relacionado con el gasto social ni en lo que tiene que ver con otros gastos.

Pero de todas maneras, dadas las características de la pobreza en nuestro país, parece claro que aumentar el gasto social en educación, salud y nutrición es decisivo para revertir las tendencias que mencionábamos al comienzo.

Además, se debería hacer un esfuerzo especial en que esos gastos apunten fundamentalmente a esos sectores más afectados por la pobreza, tratando de focalizar la inversión donde es más efectiva. La inversión en educación pre-escolar, primaria y secundaria parece fundamental.

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Transcripción: TD&T
Edición: Jorge García Ramón








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