La
agenda de En Perspectiva en estos tiempos de
crisis
Comentario a cargo de Emiliano Cotelo.
Opinión En Perspectiva
Miércoles 22.08.01 - Hora 07.00
En estos tiempos de crisis económica, pocas
cosas son fáciles.
Eso es “de perogrullo”.
Pero, en particular, estos tiempos de
crisis económica son tiempos difíciles para
hacer periodismo.
O, por lo menos, para hacer periodismo
en un programa radial como este.
¿Por
qué lo digo?
Porque
la proporción entre malas y buenas noticias
resulta demasiado fuerte a favor de las primeras.
Y
aquí, EN PERSPECTIVA, nos interesan mucho más
las buenas noticias que las malas.
Esta
confesión es, como se darán cuenta, una definición
importante.
En
EN PERSPECTIVA nos gusta mucho más informar
buenas que informar malas.
Francamente,
en este programa NO disfrutamos con las calamidades,
las catástrofes, los errores, las inconductas,
la corrupción, los abusos...
No.
Disfrutamos,
sí, cuando podemos destacar algo bien hecho,
un avance científico o una mejora en lo social.
Disfrutamos,
sí, cuando podemos informarles sobre
un descubrimiento, una creación o sobre
una inversión importante que va a generar empleo...
En
suma, disfrutamos cuando podemos verificar,
aunque sea mínimamente, que nuestro país mejora,
que el Uruguay se agranda, que todos crecemos
un poco.
Y
en estos tiempos de crisis, esas noticias escasean
y, en, cambio, abundan las otras: las amargas.
Y,
lo que es peor, aquí, EN PERSPECTIVA, estamos
convencidos de que esas malas nuevas, así amontonadas,
son, a su vez, alimento para la crisis.
Pero
además, yo me coloco del otro lado del receptor
y me pregunto: si yo estuviera en mi casa a
esta hora, siete de la mañana, escuchando la
radio, ¿bancaría un programa todo cargado de
pálidas?
¿Tendría ganas de arrancar el día acompañado
por un catálogo de problemas y de bajones,
por más que fueran reales e indiscutibles?
No
sé. Creo
que todos necesitamos respirar.
Creo
que, aunque queramos tener los pies bien puestos
en la tierra, también necesitamos la cuota
de esperanza. Y eso no implica ser escapistas.
Si
la oferta informativa sólo cae para el lado
negro, invariablemente; y si esa tendencia
se mantiene durante tres años y sin perspectivas
de cambio, quizás yo mismo, puesto como oyente,
terminaría escuchando un ratito la radio pero
después apagando o poniendo música.
Y esa reacción posible de la audiencia,
claro, nos preocupa.
Porque
es bastante natural eso de terminar matando
al cartero, si el cartero sólo nos trae malas
noticias; y si no llegamos al extremo de matarlo,
probablemente sí optemos por no abrirle la
puerta o, antes que eso, no lo aguardemos con
ninguna expectativa.
Francamente,
no nos interesa que ustedes nos esperen sin
entusiasmo.
Y
ahí está uno de nuestros desafíos de cada mañana
en estos tiempos de crisis.
¿Cómo
hacer para que nuestro menú refleje la realidad
pero al mismo tiempo no abrume?
¿Cómo
hacer para dar espacio a la luz y al aliento,
sin que, por eso, nos estemos evadiendo de
la verdad?
La
respuesta es bien complicada, y no hemos encontrado
la fórmula todavía.
Pero
quería contarles que ese problema está siempre
en nuestra cabeza, cada mañana, antes de salir
al aire, y cada mañana, un poco más tarde,
cuando nos reunimos a planificar los programas
que vendrán.
Otro
día seguimos hablando de esto.
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