29.08.2001





Clientelismo, un ejemplo


Comentario a cargo de Emiliano Cotelo.


Portada En Primera Persona
EN PERSPECTIVA
Miércoles 29.08.01 - Hora 07.00


Este relato que ahora les voy a repetir ha dado mucho que hablar en estos días en Maldonado. Lo realizó el secretario general de ADEOM de ese departamento, Carlos Enrique Rodríguez Díaz.

Hablando en la Emisora Brava FM, Rodríguez Díaz se propuso demostrar lo que tiene que hacer un trabajador para conseguir un empleo: tiene que agachar la frente y arrodillarse frente al poder político, dijo.

Y a continuación contó su propia historia, que reprodujo el sábado pasado el diario El Observador.

Sin trabajo y desocupado empezó a buscar empleo, pero no había caso. Mientras tanto, veía que "todo el mundo entraba en la Intendencia". 

Era el año 1997.

"Un día estoy caminando desde la terminal, paso por el frente de la Intendencia (y) en esos golpes de locura que a veces me dan, pegué media vuelta y me dije: 'voy a la Intendencia'".

Llegó al 4° piso y pidió para reunirse con el director de Personal, Edinson Guerra. 

Al rato lo llamaron, y el explicó:
'Quiero hablar con el señor Guerra'. 
'No puede', le respondieron. 
'Pero es que vengo de parte de (el ex intendente de Maldonado, hoy fallecido, Domingo) Burgueño', replicó Rodríguez Díaz.

Dice que "a Burgueño lo conocía (sólo) por televisión", pero en ese momento inventó que traía una recomendación suya.
Lo recibieron y fue anunciado. 

Apareció una secretaria y él insistió, pero ya con más audacia: 
'Vengo de parte del Nene'. Me salió el Nene (uno de los apodos del fallecido jefe comunal) por esas cosas, porque no fue armado. Ahí ví que la reacción al nombrar esa palabra fue otra y me dijo: 'Espere un momentito' y volvió con un papel más armado: nombre, dirección, teléfono. Le dije: 'ayer estuve hablando con el Nene y me dijo que el problema mío me lo iba a solucionar, (...) Vulgarmente estaba echando una mentira, vamos a hablar claro, porque es así". 

Rodríguez contó que 20 o 21 días después lo llamaron y le comunicaron que "su solicitud" había sido aceptada. Ingresó como municipal "en el grado 1-S", correspondiente a "servicio" aunque su oficio era de chapista. 

Estuvo dos años trabajando como barrendero, "juntando puchos alrededor de la manzana de la Intendencia", hasta que llegó la época electoral y -según cuenta- "el ingreso a la Intendencia era impresionante" con "todo el mundo pasando por arriba". Rodríguez estaba entonces "desesperado por progresar" y por ejercer su oficio de chapista pero "no había forma". 

"Es más, en un momento voy, lo hablo, y me dijeron que si necesitaban chapista lo iban a tomar de afuera", recordó. 
Esta respuesta, dijo, fue como "una agujita" que lo pinchó. Se dijo: "Ah, no, ésta no, así no". 

El hoy gremialista empezó entonces a ofrecer un galpón suyo para que en la pared se pintara publicidad política, a cambio de ser aceptado como chapista. 

"El resultado fue que inmediatamente vino una orden de servicio", un 'pase' del grado 1-S al grado 7-O (obrero), algo que para la mayoría de los funcionarios puede demorar hasta 20 años.
Y así pasó a trabajar como chapista en la intendencia de Maldonado.

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Ustedes pueden preguntarse: ¿Y? ¿Qué tiene eso de nuevo?
Y lo cierto es que aquí no hay una revelación sorprendente. ¿Quién no conoce uno, dos o tres casos de este tipo? Por ejemplo, en los últimos años se ha hablado mucho de clientelismo en la Intendencia de Canelones, el propio doctor Jorge Batlle lo ha denunciado Y cada vez que las denuncias aparecen, las autoridades lo desmienten.
Bueno, ahora aparece un ejemplo de otro municipio: el de Maldonado. Y parece difícil desmentirlo. Quien aporta los detalles no lo hace en una conversación informal en un corredor, sino en una radio, en una entrevista, y luego lo reitera en otros reportajes. Además, quien habla es un dirigente sindical.

Es interesante que en este momento del país, cuando estamos todos tan preocupados por la situación económica y social, y cuando uno de nuestros problemas es el alto déficit fiscal y los altos impuestos, sepamos, con ejemplos concretos, de qué manera algunos dirigentes políticos llegan a manejar los dineros públicos.

Es cierto que en este caso se dio solución a una situación individual amarga por la que pasaba un desempleado, pero:
Uno, se lo hizo con arbitrariedad. ¿Por qué esa persona sí y otra no? 
Dos, se lo hizo a cambio de recomendaciones o favores político-partidarios.
Tres, es muy probable que con ese ingreso se haya inflado una planilla de funcionarios que después hubo que pagar con impuestos altos, que son uno de los factores que desalientan a la actividad productiva genuina.

Por otro lado, también da para la polémica la actitud del sindicalista. Por un lado el maquiavelismo del que hizo gala para ingresar a la intendencia y después para ascender. Por otro, su presunta falta de lealtad, ya que ahora decide revelarlo todo y denunciar a quienes les dieron una mano.

(Él se defiende argumentando que tuvo que revelar todo esto porque es la única forma de lograr que se reglamente el ingreso al municipio, algo que ADEOM viene reclamando).

Pero, en fin, son sólo algunas primeras consideraciones. El tema da para más. 

Pensábamos tratarlo hoy, pero no ha sido posible.
La jueza Fanny Canessa decidió investigar el caso por presunto "tráfico de influencia", pero no hace declaraciones. 
Rodríguez Díaz optó por no conceder más entrevistas, a la espera del desarrollo de los acontecimientos. 
El intendente Enrique Antía está de viaje. 
A su suplente, el hoy director de Personal, Luis Eduardo Pereira, por ahora no hemos podido localizarlo.

Vamos a ver, entonces, si podemos retomarlo otro día, aquí, EN PERSPECTIVA.








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