Arquitectura sin escala humana
Comentario a cargo de Emiliano Cotelo.
Portada En Primera Persona
EN PERSPECTIVA.
Miércoles 19.09.01 - Hora 07.00
Los atentados
terroristas del 11 de setiembre en EEUU han tenido una única
virtud: que nos han puesto a todos a investigar y reflexionar sobre
una serie de temas conexos directa o indirectamente con aquella
tragedia.
La lista de
enfoques es casi infinita. Y llega incluso a detenerse en lo que
podríamos llamar los excesos de la arquitectura e incluso
los exceso del urbanismo.
Sí. En
Nueva York ya surgen voces que reclaman que las torres gemelas no
sean reconstruídas. ¿Por qué? Porque si bien
"eran una maravillosa escultura", "no fueron construidas
pensando en las personas que trabajaban dentro de ellas" y,
además, terminaban siendo "peligrosas".
Por eso, y por otras razones, proponen que los neoyorquinos dediquen
por lo menos un año a un debate público antes de decidir
qué hacer con el espacio que dejaron las torres.
Quien opina
de esta manera sabe de lo que habla. Se llama Eric Darton y pasó
ocho años estudiando las "twin towers" para escribir
un libro titulado "Divided We Stand: a biography of New York's
World Trade Center", publicado el año pasado.
Este verdadero
"biógrafo" de las torres gemelas advierte que el
edificio tenía numerosas fallas. Por ejemplo, con él
nos enteramos que el complejo quedó exento de cumplir con
los reglamentos de construcción e incendios locales, gracias
a que era propiedad de la Autoridad Portuaria de Nueva York y Nueva
Jersey, una dependencia del gobierno. "Creo que nunca fue seguro",
declaró, hablando con la CNN. Uno de los principales problemas
del edificio, dijo, es que era imposible evacuarlo con rapidez.
Y en este mismo
capítulo de la seguridad, Darton dijo otra cosa muy inteligente.
Él piensa que fue un gran error que las torres gemelas volvieran
a funcionar después del primer atentado que sufrieron en
1993 (cuando murieron seis personas y resultaron heridas cientos
de ellas). Volver a ocuparlas fue "un acto inconsciente"
enfatizó Darton, porque, agregó, el World Trade Center
se había convertido claramente en un blanco. "Si construyes
un blanco, tarde o temprano dispararán contra él",
sostiene Darton.
Pero todo eso,
con ser importante y grave, no es lo que más me interesó
de las declaraciones de Darton. Porque más adelante señaló
que la mayor falla de las torres gemelas fue que sus diseñadores
"perdieron de vista la escala humana". Cuando se proyecta
un edificio de este tipo "en ningún momento se considera
algo más allá del espacio físico que ocupa
una persona. (Quienes van a trabajar allí) se convierten
en números. No se piensa en cómo van a vivir allí".
¿Resultado? Aquel era "un lugar muy extraño y
desconcertante para vivir, trabajar y estar".
Pero Darton
no se limitó a encender una luz amarilla sobre la arquitectura
que pierde la escala humana. También cargó contra
la concepción urbanística que hubo detrás de
la implantación de este complejo de edificios.
Escuchen esto.
Darton opinó que lo que reemplace a las torres gemelas, sea
lo que sea, debería volver a enlazar la ciudad con la cultura
marítima sobre la cual se basa gran parte de la riqueza de
Nueva York.
Recordó que para poder edificar las torres, sus constructores
llenaron los muelles con tierra y mudaron el puerto al otro lado
del río Hudson. Según Darton, "Nueva York perdió
mucho cuando perdió su conexión con la cultura marítima".
"No sólo perdió su puerto" (que se trasladó
a Nueva Jersey), sino que también perdió "la
conexión fundamental" con la actividad que había
dado vida a la ciudad desde un principio. "La razón
por la que el centro financiero estaba en Nueva York... era el puerto,
la bahía, el Hudson", explicó el autor.
Hoy "Nueva
York ya no es el centro de finanzas, manufactura y transporte que
era en los años 50", agregó Darton. "Ahora
tiene una monocultura financiera. No fabrica cosas." Y añadió,
irónicamente: "la mayor importación que tenemos
es el alcohol y la mayor exportación, la basura de papel.".
"Ha cambiado radicalmente toda nuestra situación económica",
dijo.
Y, a partir
de todas estas consideraciones, sostuvo que el debate sobre qué
hacer con el terreno en el que estaban las torres "debería
incluir un replanteamiento de lo que deben ser las ciudades".
"¿Esas ciudades serán para la gente?", se
preguntó este hombre y nos dejó a todos pensando.
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