25.10.2001





Daños "colaterales"


Editorial a cargo de Emiliano Cotelo.


Portada En Primera Persona
EN PERSPECTIVA
Jueves 25.10.01 - Hora 07.00


En estos días la televisión y la prensa han mostrado niños afganos muertos y heridos.

Se trataba de imágenes muy duras.
¿Puede haber algo más amargo que un cuerpo pequeñito, sucio, manchado de sangre, desarticulado y, además, sin vida?
¿Puede haber algo más conmovedor que una, dos o tres criaturas convalecientes en un hospital, vendados, tristes, perplejos y desconcertados?

En particular, el diario Folha de Sao Paulo publicó varias de esas fotos este lunes. Después de verlas, uno de los más prestigiosos periodistas brasileños, Clovis Rossi, escribió una columna titulada: "Terrorismo de signo contrario".

Su enfoque es el siguiente:

¿Cómo hay que calificar estos hechos? ¿Hay otro nombre posible que no sea el de "terrorismo"? No, a menos, claro, que estemos todos tan embrutecidos que aceptemos el término "daños colaterales", también para designar la muerte de criaturas alcanzadas por los bombardeos norteamericanos. Eso sería el inaceptable uso de un doble lenguaje. Cuando los muertos inocentes surgen de un ataque a los Estados Unidos, eso es terrorismo. Cuando los muertos inocentes son afganos, eso es "daño colateral".

Está claro que siempre habrá aquellos que aplaudirán estas muertes, porque encuentran que con ellas se corta el mal por la raíz y se impide que crezcan futuros talibanes. También habrá cretinos unidimensionales que encuentren en cualquier crítica a cualquier acción norteamericana un apoyo al terrorismo.
Con esos dos tipos de gente es inútil tratar de razonar. Son huérfanos de la Guerra Fría y dividen un mundo inmensamente complejo en apenas dos colores, blanco y negro, incapaces de intentar ver todos los incontables matices intermedios.

Para los que aún no renunciaron a pensar, hacerse los distraídos ante las muertes de niños de Afganistán (o ante el bombardeo de un hospital, como después se confirmó) es como conceder a los militares norteamericanos una licencia indiscriminada para matar.

Tal vez algunas conciencias opten por callarse porque el régimen Talibán es, efectivamente, odioso. Si desapareciese no habría por qué llorar ni una lágrima. Pero, ¿los niños muertos tienen algo que ver con eso?

Insisto: ni todos los errores que EEUU cometió en su política exterior desde la independencia justifican los atentados del 11 de setiembre. Pero tampoco los atentados justifican la muerte de niños afganos.

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Así opina, repito, Clovis Rossi.
No es ningún agitador, sino uno de los 12 integrantes del consejo editorial de Folha de Sao Paulo, uno de los diarios más importantes de nuestro continente. De todos modos, algunos de ustedes podrán considerar que se trata de una visión exagerada, que no cabe hablar de terrorismo en este caso.

No sé. Estos términos son muy ambiguos y discutibles.

Pero lo que, sobre todo, quiero destacar de su editorial es la reacción de rebeldía y de indignación ante estas víctimas inocentes.
Y claro que lo de los niños muertos o heridos es lo más inconcebible de todo. Pero también debería erizársenos la piel ante cualquier muerte de pobladores civiles, ante el drama de las familias que resultan destrozadas por estos bombardeos, ante la destrucción por equivocación de un asilo de ancianos ...y ante la crisis humanitaria terrible de los afganos que huyen a la frontera tratando de zafar de todo ese horror y se encuentran, a cambio, con el rechazo de los países vecinos, la intemperie, el hambre y las enfermedades, todo ello en las puertas de un invierno que en esa zona del mundo es singularmente cruel.
Estos también son "daños colaterales" de la campaña contra Bin Laden. Los países embarcados en esta cruzada y la comunidad internacional en general no pueden ignorarlo y tienen la responsabilidad de atender estos aspectos con respeto y eficacia.









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