23.11.2001





Más allá de la clasificación para el Mundial


Comentario a cargo de Emiliano Cotelo.


Portada En Primera Persona
EN PERSPECTIVA
Viernes 23.11.01 - Hora 07.00


En Australia viven decenas de miles de uruguayos exiliados, a quienes ese país acogió de brazos abiertos en Los años 60 y 70, cuando aquí no encontraban oportunidades de trabajo.

Ayer, cuando esos compatriotas se paraban frente a un kiosko y miraban la primera página del Herald Sun, el diario de mayor tiraje de Australia, una palabra les golpeaba fuerte, escrita en grandes caracteres: ANIMALS. Si se acercaban veían que, en realidad, había un truco gráfico de por medio: esa palabra era la última de una frase que empezaba con caracteres un poco más chicos. La frase completa era: Nuestros héroes de la Copa del Mundo aterrizan (en Montevideo) y son tratados como ANIMALES.

Avergonzados, sin poder creer lo que veían, estos uruguayos residentes en Australia seguían leyendo. La portada incluía una foto, tomada en el aeropuerto de Carrasco, en la cual uno de los futbolistas australianos se agacha para evitar un golpe que, por lo visto, está intentando darle un uruguayo vestido con una camisilla roja que apenas es contenido por un funcionario policial. Detrás se ve a otros fanáticos de nuestra selección, algunos de ellos vestidos con la camiseta celeste, disfrutando de la situación con sonrisas o, al revés, con gestos severos y tensos.

Indignados ya, estos compatriotas fueron a las páginas interiores del Herald y se encontraron con una crónica que destacaba que la selección australiana está bajo custodia policial las 24 horas después de haber tenido que escapar de una furiosa andanada de patadas, golpes de puño y amenazas durante su arribo a Montevideo. La nota agregaba que el director técnico Frank Farina y los jugadores Mark Viduka, Paul Okon y Steve Corica "fueron escupidos mientras se defendían de una poderosa banda de hoolligans".

Estoy leyendo textualmente. Para este diario australiano, en Uruguay hay "hoolligans".

Ese y otros informes por el estilo, con fotos y grabaciones de video han recorrido el mundo en las últimas horas.

¿Con ese tipo de recursos vamos a tratar de ganarle el domingo a Australia para clasificarnos para el Mundial?

¿Así la devolvemos a Australia la generosidad con que albergó a tantos de nuestros amigos y familiares hace muy poco tiempo?

Ayer, después que comentamos el tema con el profesor Ricardo Piñeyrúa, no se hicieron esperar las llamadas y los mensajes de correo electrónico cargados de indignación y de alarma por el clima que empezaba a generarse en torno a ese partido. En uno de ellos, un oyente formulaba otro llamado de atención: un periodista deportivo de televisión, tras la emisión de las imágenes del aeropuerto, agregó, palabra más palabra menos: "Bueno, parece que los australianos empiezan a sentir que son visitantes". De alguna manera ese comunicador estaba convalidando ese recibimiento vergonzoso.

Apenas leí al aire ese mensaje me llegó la réplica. Desafiante, un oyente anónimo me enviaba la cadena que circula en Internet convocando a no dejar dormir a los jugadores australianos, para lo cual se preparan concentraciones ruidosas, en las noches de viernes y sábado, frente al hotel donde se encuentran alojados.

Con ese dato agravante sobre la mesa tratamos el tema en La Tertulia. Y coincidimos en que, por lo visto, desde aquí hasta el domingo nos estamos jugando mucho más que la clasificación al Mundial.

Por supuesto que todos queremos clasificar, pero no a cualquier precio.
Ya bastante triste fue lo del Pato Celeste haciendo tiempo antes del partido con Argentina y luego eso de implorar a los argentinos un empate que nos dejara seguir respirando.

Alguien podrá decir que no es tan grave, que esas cosas se hacen en el fútbol todo el tiempo. Para mí no es excusa. Y mucho menos es seguir, todavía, barranca abajo copiando y asumiendo lo peor de las peores costumbres.
Claro que a menudo hay selecciones visitantes agredidas al llegar a los aeropuertos. Los hoolligans lo hacen.

Claro que a veces no se deja descansar a las selecciones visitantes rodeando sus hoteles. Los enfermos de barras bravas lo hacen.

Claro que en algunos partidos se chifla el himno de la selección visitante. Sí, es moneda corriente en el "aguante", esa moda lamentable que compramos en la Argentina.

También son moneda corriente en otros lados las asonadas y estallidos como el que el martes de madrugada estremeció a la zona de Tres Cruces. Y sin embargo creo que estamos todos alarmados por lo que ocurrió esa noche y tratando de entender el fenómeno social para evitarlo con vistas al futuro.

Por eso, cuando veo lo que pasó en el aeropuerto y cuando veo lo que algunos están organizando para torturar a la selección australiana: ¿el Uruguay tiene necesariamente que caer arrastrado hacia a esos niveles de decadencia?

Creo que los medios de comunicación jugamos un papel importante para evitar este desastre cultural que podemos llegar a protagonizar. Y creo que, sobre todo, los periodistas deportivos tienen mucho que hacer para frenar la barbarie.
Con todo respeto digo que no caben las ambigüedades ni las sonrisas cómplices. Un oyente lo resumía en estos términos: convoco a todos los URUGUAYOS a recuperar nuestra idiosincracia tradicional, a reafirmar la cultura de respeto y educación que nos distinguió siempre en el mundo entero.











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