Alemania
después del 11-S: el desafío
de los Verdes
Comentario a cargo de Emiliano Cotelo
Portada En Primera Persona
EN PERSPECTIVA
Martes 27.11.01 - Hora 07.00
El escenario
internacional se presenta particularmente movido y complejo después
de los atentados del 11 de setiembre. Eso no es novedad. Pero para
tratar de evaluar la amplitud y la variedad de las transformaciones
que están dándose, puede ser bueno considerar algún
ejemplo concreto, tal vez poco comentado por acá.
Les propongo detenernos en Alemania y, dentro de ella, nada menos
que en los Verdes.
Estamos hablando de un partido surgido en los años 70, que
creció a principios de los 80 con el movimiento contra el
rearme de la OTAN. Para ellos cualquier implicación alemana
en una guerra era mala palabra. Pero ahora, tres años después
de haber ingresado a la coalición de gobierno, acaban de
aprobar la participación de tropas de su país en Afganistán.
La decisión
se tomó en el Congreso del partido celebrado este fin de
semana en Rostock, que sesionó condicionado por el planteo
del canciller federal, Gerhard Schroeder, que había atado
el tema de Afganistán a un voto de confianza para el gabinete.
El congreso de los verdes optó por permanecer en el gobierno
que encabezan los socialdemócratas del SPD. La tesis mayoritaria
entre los verdes fue que si rompieran la alianza con los socialdemócratas,
abandonarían el poder para no volver, y muy posiblemente,
además, desaparecerían como fuerza relevante de la
escena política alemana.
¿Pero
eso quiere decir que aquellos indómitos militantes del pasado
se vendieron a cambio de un poco de poder? David Solar Cubillas,
analista de la cadena SER, se formulaba ayer esta pregunta, y él
mismos respondía enfáticamente que no. Que después
de décadas de oposición, a veces utópica, ahora
que están en el gobierno los Verdes han conseguido cristalizar
varias de sus ideas de siempre. Y que eso vale mucho.
Por ejemplo, ya está aprobado su viejo proyecto de eliminación
de la energía nuclear. En Alemania dejarán de funcionar
en el año 2022 todas esas centrales y, hasta entonces, se
irán clausurando las que cumplan los 32 años de funcionamiento.
Además, han logrado la igualdad entre hombre y mujer en los
planes fiscales.
Y también han conseguido que los hijos de los emigrantes
tengan doble nacionalidad, la de origen y la alemana, hasta los
23 años, en que deberán decidir.
Y se podría agregar otros logros, porque los verdes han conseguido
introducir reformas en la Educación, la política medioambiental
y la Sanidad...
Probablemente sean menos conquistas que las que pretendían
cuando ganaron sus primeras bancas de diputados en 1983. Pero sin
duda que son muchas más que las que hubiesen conseguido si
aún estuvieran en la oposición y en el reino de la
utopía.
Con ese balance
de por medio, más de dos tercios de los delegados del congreso
de los verdes respaldaron a la dirección del partido y especialmente
al ministro de Asuntos Exteriores, el legendario Joschka Fischer,
en su postura a favor de la cooperación militar alemana en
la guerra y las operaciones antiterroristas, conscientes de que
estas acciones podrían ir mucho más allá de
la intervención en aquel país de Asia Central.
Pero no dieron
este paso sólo por las razones de tipo pragmático
que yo mencionaba recién. Los verdes tienen, además,
argumentos sólidos para dejar a un lado aquella posición
intransigente según la cual cualquier intervención
alemana en una guerra era inconcebible.
Muchos de ellos, desde el hoy ministro Fischer a Daniel Cohn- Bendit,
Dany el Rojo, han hecho en los últimos años una profunda
revisión de sus postulados y hoy enfatizan que hay situaciones
-como la de Kosovo o la de Afganistan, o como antes contra la Alemania
nazi- en las que el recurso a la fuerza está plenamente justificado.
Este sector de los verdes es el que propugna desde la izquierda
que Alemania debe adoptar una política activa en defensa
de los derechos humanos en todo el mundo y abandonar una postura
pasiva que tuvo su origen en el papel horroroso que Alemania jugó
en la Segunda Guerra Mundial.Con el triunfo de estas tesis, los
verdes superaron la crisis más severa de su historia. Pero
ahora deberán pasar por el veredicto de las urnas, en las
elecciones federales del año próximo. ¿Conseguirán
mantener el 5% necesario para acceder al Parlamento? Entre otras
coas, eso dependerá de cómo juzgue la opinión
pública estas resoluciones de estos días y, también,
de cuánto peso alcancen las escisiones -que se anuncian-
de los sectores más militantes del pacifismo radical.
Se trata de
un proceso interesante que valdrá la pena no desatender .
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