|
Argentina: Preguntas en
círculo vicioso.
Comentario
a cargo de Emiliano Cotelo
Portada En Primera Persona
EN PERSPECTIVA
Jueves 20.12.01 - Hora 07.00
Otra vez nuestros hermanos argentinos viven horas dramáticas.
Y otra vez los uruguayos miramos, preocupados y nerviosos, lo que
ocurre del otro lado del Río de la Plata.
Como ha ocurrido desde hace años, pero sobre todo como ha
ocurrido a lo largo de todo este 2001, los uruguayos llegamos al
final de diciembre pendientes de la evolución argentina en
materia económica, social y política.
No hace falta que nadie nos lo explique. Ya sabemos cuán
atados estamos. Sin ir más lejos, la inminente temporada
turística en los balnearios uruguayos está por estos
días sumida en la máxima incertidumbre, después
de meses en que los operadores han oscilado entre el pesimismo y
el entusiasmo, al compás de los vaivenes del ambiente que
se respiraba en Buenos Aires.
Pero no sólo eso, la política cambiaria de la administración
Batlle está a la espera de cómo se resuelva el dilema
que en estos días atormenta al presidente Fernando De la
Rúa.
Y el investment grade de la deuda uruguaya, que nos ha beneficiado
con tasas de interés relativamente bajas, también
puede ingresar en entredicho a causa del contexto regional.
Es que en fin, las esperanzas de reactivación de nuestra
economía después de tres años de recesión,
dependen en buena medida del desenlace de esta larga agonía
que la sociedad argentina padece, y que en estas horas ha alcanzado
un nuevo pico de gravedad.
Ustedes lo saben. En poco más de 24 horas, lo que era un
debate que Argentina procesaba fundamentalmente a nivel político,
empresarial y técnico, explotó dramáticamente
entre la gente, donde era obvio que se estaba gestando un deterioro
profundo de las condiciones de vida, de alimentación y de
salud de buena parte de la población. El tan temido "estallido
social", con el que se especuló en diferentes ocasiones,
hizo finalmente su aparición en escena con un saldo que hasta
ahora es, por lo menos, de siete muertos.
Y las preguntas se amontonan. ¿Fue un estallido genuino
o, como dice el gobierno, es la consecuencia del trabajo de agitadores?
En esta última hipótesis, ¿quiénes son,
qué intereses persiguen, para quién trabajan?
El gobierno reaccionó decretando el estado de sitio, pero
¿con esto se apaga el incendio o, por el contrario, se lo
alimenta? La desobediencia empezó anoche mismo con manifestaciones
espontáneas que llegaron hasta Plaza de Mayo y con la central
de trabajadores argentinos convocando a un paro de actividades para
hoy.
La conmoción es tan fuerte que surge de inmediato la comparación
con la crisis de la hiperinflación que se dio durante el
anterior gobierno radical, el que encabezó Raúl Alfonsín.
Entonces, ¿esto de hoy, terminará como aquella vez,
con la caída del Presidente Fernando de la Rúa? Si
es así, ¿de qué manera? Porque ahora no hay
un presidente electo esperando para asumir el cargo.
Está claro que el problema, fundamentalmente, es de credibilidad.
Pero ¿cómo se corrige? Ayer el Congreso derogó
los poderes especiales que le había conferido al Poder Ejecutivo
cuando asumió Domingo Cavallo como ministro de economía.
Cerca de la medianoche, Cavallo renunció y luego todo el
gabinete puso sus cargos a disposición del presidente. Esta
madrugada se especulaba con una nueva coalición que incluya
al Partido Justicialista. Pero anoche la gente reclamaba mucho más
que eso. Exigía un replanteo de fondo en el conjunto de la
política económica.
En estos días se hablaba de salir de la convertibilidad,
¿pero cómo? ¿Se dejará flotar el peso?
¿Se irá a la dolarización y/o la devaluación?
Estamos hablando de opciones muy traumáticas, pero que, sin
embargo, no garantizan nada.
Preguntas, preguntas y más preguntas.
Eso es lo que hay hoy en Argentina, y en general, en todo el mundo
a propósito de Argentina.
Preguntas por encima de las cuales sobrevuela otra mucha más
profunda y casi imposible de responder en medio de este cuadro de
pánico: ¿qué fue lo que falló? ¿Fallaron
los hombres como se sostiene insistentemente? ¿o lo que fracasó
fue el modelo, ese que tuvo como piedra angular a la convertibilidad
y que se instauró en la primera administración de
Carlos Menem? Ese mismo modelo que fue, a su vez, fue en buena medida,
la reacción después de aquella otra crisis de credibilidad
que terminó con los primeros saqueos a supermercados en medio
de la impotencia de otro gobierno radical.
Preguntas y más preguntas que se arremolinan en un círculo
vicioso y que hoy van a pautar buena parte de nuestra agenda en
esta emisión de En Perspectiva.
|
|