El
2002 y cada uno de nosotros.
PORTADA EN PRIMERA PERSONA
EN PERSPECTIVA
Lunes 31.12.01, hora 07.00 hs.
Parece raro
estar ya en el último programa del año, porque esta
vez el fin de año llega como confundido y asordinado.
Primero, porque cae en lunes, y por lo tanto tiene un aire de día
sándwich, hayamos o no podido tomárnoslo libre.
Segundo, porque al país no le va bien y hay muchos compatriotas
que no tienen demasiados motivos para festejar (salvo, claro, por
el solo hecho de que se termina este año "engualichado"
y cargado de pálidas).
Y tercero porque el vendaval político, económico y
social del otro lado del Río de la Plata sigue pegándonos
cotidianamente, aunque no queramos: nos conmueve lo mal que la pasan
los hermanos argentinos y al mismo tiempo no podemos dejar de preguntarnos
cada día sobre cuál será el desenlace y cómo
nos afectará a nosotros.
¿Qué
saludo de año nuevo dejar en este contexto tan particular?
Teniendo en cuenta ese ambiente de incertidumbre y el riesgo de
que ello nos siga bloqueando, me pareció bueno poner el énfasis
en que tenemos que evitar que nos ganen el bajón y la parálisis.
Y enfatizar con mucha convicción que TODOS podemos hacer
algo para que el 2002 sea mejor que el 2001.
Es que buena
parte de nuestro futuro, individual y colectivo, depende de nosotros
mismos. Un mensaje que, de una manera u otra, estuvo presente en
tres entrevistas que les ofrecimos la semana pasada EN PERSPECTIVA
y que -como ustedes lo demostraron con sus llamadas- fueron muy
removedoras.
A partir de experiencias muy diferentes, de esto nos hablaron tanto
el sacerdote salesiano Martín Lasarte -uruguayo, misionero-
en Angola, como el contralmirante retirado Oscar Lebel -que el 27
de junio de 1973 se parapetó en el balcón de su casa
con el cartel de "Abajo la dictadura"- como el ingeniero
Enrique Baliño, que acaba de instalarse de nuevo en Uruguay
luego de renunciar el año pasado a una exitosa carrera internacional
de más de 20 años en IBM.
Veámoslo, primero, a nivel individual.
Todos nosotros podemos tener a partir de mañana una mejor
calidad de vida. Sí, aunque atravesemos apreturas económicas
serias, nuestra vida puede ser más disfrutable si valoramos
lo que sin dudas tenemos: nuestra familia y nuestros amigos. Bastará
encarar esa relación con mejor humor, con menos egoísmo,
con más sinceridad, con más convicción y cariño,
para que, incluso si no podemos disponer de más tiempo, el
día a día de quienes nos rodean y nuestra propia vida
cotidiana resulte más plena.
Esto puede sonar a un sermón de auto-ayuda, pero no lo es.
Se trata de algo absolutamente elemental. Sin embargo, las angustias
y el estrés hacen que lo olvidemos con gran facilidad, con
lo cual terminamos tirando por la borda horas, días y minutos
que podrían ser muy valiosos en el sentido más profundo
del término.
Pero también
a nivel colectivo, para que el Uruguay sea mejor en el 2001, cada
uno de nosotros puede realizar su contribución.
Podemos, por ejemplo, hacer un poco más felíz la vida
de aquellos que no conocemos y atraviesan dificultades, participando
en tareas voluntarias, en una ONG o en una iglesia. Podemos, también,
participar en partidos políticos, en sindicatos o en gremios
empresariales. Podemos, sin ignorar lo que anda mal, ser capaces
de valorar lo que funciona bien y alentar a sus responsables. Podemos
no dar manija permanentemente con el bajón. Podemos, si somos
empresarios y todavía tenemos resto, largarnos a tomar nuevos
riesgos, en vez de esperar temerosamente a que sean otros los que
logren la reactivación de la economía. Podemos, si
somos empleados, en nuestros trabajos, hacer hoy las cosas mejor
que ayer, para que la calidad de la producción nacional -sea
en el rubro que sea- se incremente, y, con ello, mejoren las posibilidades
de competencia de la empresa en la que nos desempeñamos o
las chances de nuestro país en el mercado internacional.
En fin, son
sólo ejemplos.
Y en realidad
todo eso podemos ponerlo en práctica hoy mismo. No hace falta
cambiar de año para hacer "clic" en la cabeza,
razonar dos o tres cuestiones elementales y cambiar, sobre todo,
la actitud.
Podemos, si
queremos, esperar al año nuevo, pero, sobre todo, tenemos
que asumirlo como un compromiso diario.
Con esa otra "onda", con ese otro tipo de comportamientos
de cada uno de nosotros, sin duda, tanto nuestro entorno inmediato
como el Uruguay en su conjunto van a mejorar en este 2002 que se
viene.
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