04.01.2002






El 2002 y cada uno de nosotros.

PORTADA EN PRIMERA PERSONA
EN PERSPECTIVA
Lunes 31.12.01, hora 07.00 hs.

Parece raro estar ya en el último programa del año, porque esta vez el fin de año llega como confundido y asordinado.
Primero, porque cae en lunes, y por lo tanto tiene un aire de día sándwich, hayamos o no podido tomárnoslo libre.
Segundo, porque al país no le va bien y hay muchos compatriotas que no tienen demasiados motivos para festejar (salvo, claro, por el solo hecho de que se termina este año "engualichado" y cargado de pálidas).
Y tercero porque el vendaval político, económico y social del otro lado del Río de la Plata sigue pegándonos cotidianamente, aunque no queramos: nos conmueve lo mal que la pasan los hermanos argentinos y al mismo tiempo no podemos dejar de preguntarnos cada día sobre cuál será el desenlace y cómo nos afectará a nosotros.

¿Qué saludo de año nuevo dejar en este contexto tan particular?
Teniendo en cuenta ese ambiente de incertidumbre y el riesgo de que ello nos siga bloqueando, me pareció bueno poner el énfasis en que tenemos que evitar que nos ganen el bajón y la parálisis. Y enfatizar con mucha convicción que TODOS podemos hacer algo para que el 2002 sea mejor que el 2001.

Es que buena parte de nuestro futuro, individual y colectivo, depende de nosotros mismos. Un mensaje que, de una manera u otra, estuvo presente en tres entrevistas que les ofrecimos la semana pasada EN PERSPECTIVA y que -como ustedes lo demostraron con sus llamadas- fueron muy removedoras.
A partir de experiencias muy diferentes, de esto nos hablaron tanto el sacerdote salesiano Martín Lasarte -uruguayo, misionero- en Angola, como el contralmirante retirado Oscar Lebel -que el 27 de junio de 1973 se parapetó en el balcón de su casa con el cartel de "Abajo la dictadura"- como el ingeniero Enrique Baliño, que acaba de instalarse de nuevo en Uruguay luego de renunciar el año pasado a una exitosa carrera internacional de más de 20 años en IBM.

Veámoslo, primero, a nivel individual.
Todos nosotros podemos tener a partir de mañana una mejor calidad de vida. Sí, aunque atravesemos apreturas económicas serias, nuestra vida puede ser más disfrutable si valoramos lo que sin dudas tenemos: nuestra familia y nuestros amigos. Bastará encarar esa relación con mejor humor, con menos egoísmo, con más sinceridad, con más convicción y cariño, para que, incluso si no podemos disponer de más tiempo, el día a día de quienes nos rodean y nuestra propia vida cotidiana resulte más plena.
Esto puede sonar a un sermón de auto-ayuda, pero no lo es. Se trata de algo absolutamente elemental. Sin embargo, las angustias y el estrés hacen que lo olvidemos con gran facilidad, con lo cual terminamos tirando por la borda horas, días y minutos que podrían ser muy valiosos en el sentido más profundo del término.

Pero también a nivel colectivo, para que el Uruguay sea mejor en el 2001, cada uno de nosotros puede realizar su contribución.
Podemos, por ejemplo, hacer un poco más felíz la vida de aquellos que no conocemos y atraviesan dificultades, participando en tareas voluntarias, en una ONG o en una iglesia. Podemos, también, participar en partidos políticos, en sindicatos o en gremios empresariales. Podemos, sin ignorar lo que anda mal, ser capaces de valorar lo que funciona bien y alentar a sus responsables. Podemos no dar manija permanentemente con el bajón. Podemos, si somos empresarios y todavía tenemos resto, largarnos a tomar nuevos riesgos, en vez de esperar temerosamente a que sean otros los que logren la reactivación de la economía. Podemos, si somos empleados, en nuestros trabajos, hacer hoy las cosas mejor que ayer, para que la calidad de la producción nacional -sea en el rubro que sea- se incremente, y, con ello, mejoren las posibilidades de competencia de la empresa en la que nos desempeñamos o las chances de nuestro país en el mercado internacional.

En fin, son sólo ejemplos.

Y en realidad todo eso podemos ponerlo en práctica hoy mismo. No hace falta cambiar de año para hacer "clic" en la cabeza, razonar dos o tres cuestiones elementales y cambiar, sobre todo, la actitud.

Podemos, si queremos, esperar al año nuevo, pero, sobre todo, tenemos que asumirlo como un compromiso diario.
Con esa otra "onda", con ese otro tipo de comportamientos de cada uno de nosotros, sin duda, tanto nuestro entorno inmediato como el Uruguay en su conjunto van a mejorar en este 2002 que se viene.








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