23.08.2001





Formas de participación de los oyentes.
La sociedad civil y la influencia de los medios en el mensaje político.


Charla de Emiliano Cotelo a propósito de algunos cambios En Perspectiva 2001
 


El jueves pasado Antel decidió anular el “rebalanceo tarifario” que había entrado en vigencia el 1º de febrero.  El paso atrás fue consecuencia de la intensa polémica que el ajuste había generado.  Pero ese debate, que llegó a instalarse fuerte en el ambiente político, había tenido sus primeros capítulos a nivel de la sociedad civil.  Concretamente, quienes primero advirtieron sobre el impacto que los nuevos precios tendrían sobre los gastos de quienes usan de manera abundante el teléfono en el horario laboral clásico (de mañana y de tarde), quienes alertaron sobre el impacto en los costos de las empresas, pero particularmente de las Pymes que, por ejemplo, utilizan internet con intensidad, esas voces provinieron en un primer momento de ciudadanos que hicieron llegar sus opiniones a la prensa, algunos de ellos profesionales, otros empresarios.  

Y uno de los primeros en ese empeño fue Bruno Vuan, un ingeniero que trabaja en la Represa del Rincón del Bonete, pero que además tiene una inclinación personal por los temas vinculados a telecomunicaciones y que, por ello, participa de un sitio en Internet donde se discute este tipo de cuestiones. 

El primer análisis a fondo que hicimos En Perspectiva del rebalanceo tarifario fue el 6 de febrero.  Ese día leímos al aire una carta del ingeniero Vuan y lo entrevistamos telefónicamente.  Además, lo pusimos en diálogo con el empresario Alvaro Lamé, que por esas horas había expuesto sus críticas en el diario El País.  Y, para responder a estas objeciones, convocamos esa misma mañana al presidente de Antel, Fernando Bracco, a quien reporteamos durante 15 minutos.

Aquel intercambio resultó particularmente jugoso, y tuvo en los días siguientes una repercusión interesante en diarios, semanarios y entre  parlamentarios y dirigentes políticos que pasaron a ocuparse del asunto.

De ninguna manera pretendo decir que el “rebalanceo tarifario” haya caído debido a aquellas notas del 6 de febrero aquí En Perspectiva.

En varios medios de comunicación el asunto fue objeto de diversos tratamientos.  Pero no tengo duda de que aquel primer debate incidió en la evolución que el tema tuvo en los días siguientes. 

Por esa razón, cuando el jueves de tarde supimos que Antel había resuelto dar marcha atrás, y cuando tuvimos que planificar cómo nos ocuparíamos de esa noticia al día siguiente, no tuve dudas que debíamos que incluir, por lo menos dos puntos de vista:  Uno, el de Oscar González Alvarez, director de Antel por el Partido Nacional que a pedido de su partido había planteado en la empresa la revisión del nuevo esquema tarifario; y, dos, el de aquel ciudadano que el domingo 4 de febrero nos envió, a nosotros y a otros medios, el mail que se constituyó en puntapié inicial de la polémica a nivel de la sociedad civil.

Y, si ustedes escucharon el viernes a las ocho, esa segunda entrevista, muy breve, que efectuamos con el ingeniero Vuan, habrán notado que, nuevamente, este hombre tenía cosas interesantes para decir.  Por ejemplo, su sorpresa ante el grado de improvisación con el que parecía estar moviéndose Antel, y su discrepancia con el ajuste alternativo que la empresa dispuso el jueves, cuando optó por volver al esquema tarifario anterior pero aumentándolo por el IPC, es decir más de 5%.  Según Vuan, los costos de Antel no se incrementaron tanto en un año, pero además la realidad de las telecomunicaciones a nivel mundial se caracteriza por lo contrario: la rebaja constante del costo de las llamadas en función de la mejora de productividad que caracteriza al sector.

Por esa razón, porque su nuevo análisis había aportado elementos novedosos, a las 8 y 25, en la segunda edición de nuestro panorama nacional en titulares, al tocar esa noticia, mencionamos lo ocurrido a nivel político y agregamos un par de frases de lo que Vuan había dicho en su intervención.

Un rato más tarde, en nuestra casilla de correo electrónico recibimos el siguiente de mail de una oyente de EN PERSPECTIVA de iniciales A.L.:

Hoy he sentido que la radio que me acompaña durante todas las mañanas desde hace muchos años, ha perdido parte de su "imparcialidad" , característica básica para mi cautividad. Me estoy refiriendo al asombroso hecho  de que hoy se recoje en el resumen de noticias, alrededor de la hora 8 y 30, la opinión de un oyente sobre el polémico tema: " las tarifas de Antel". Yo no niego la posibilidad de este oyente en brindar su opinión, lo que si entiendo es que si un oyente puede ser noticia, todos deberíamos tener la posibilidad  de serlo.  Muchas Gracias.

Esta crítica de esta oyente me viene particularmente bien para explicarle a ella y la audiencia en general algunos de los cambios que En Perspectiva viene introduciendo desde el año pasado, y que en el 2001 se van a acentuar.


UN POCO DE HISTORIA


El año pasado me invitaron a exponer en un seminario que organizaba el Instituto Manuel Oribe, en un panel sobre “La influencia de los medios en el mensaje político”.  En esa ocasión yo empecé mi intervención afirmando que ... “En Uruguay las radios, por lo menos, influyen muy poco en el mensaje político”.

Aclaré que yo creía que mi afirmación era valida también para diarios y canales de televisión, pero que, como yo hago periodismo en radio, prefería concentrarme en el medio que conozco más directamente.

¿Y por qué entiendo yo que las radios influyen poco en el mensaje político?

Porque yo creo que lo que ocurre es lo contrario: el mensaje político influye demasiado en las radios.

Es decir: que las radios, en general, se dejan invadir (o, si ustedes prefieren, dominar) por el mensaje político.

Y creo, además, que eso no es bueno para el sistema político y para la vida política del país.

Ha sido un fenómeno muy interesante del Uruguay de fines del siglo XX la vitalidad de la radio, la proliferación de programas periodísticos, sobre todo en la mañana, y la apertura que caracteriza a la gran mayoría de ellos, donde todos los partidos y sectores pueden hacer escuchar sus voces.

Pero mi preocupación se centra en que a la hora de abordar los temas nacionales, los programas periodísticos radiales solemos depender en exceso de las entrevistas con dirigentes políticos.


LAS CAUSAS DEL PROBLEMA

¿Por qué pasa esto?  Buscar una explicación completa podría llevarnos mucho tiempo.  En todo caso, si ustedes quieren conocer mi opinión sobre este punto, en espectador.com van a encontrar el texto completo de la charla que yo dí en esa mesa redonda del año pasado, que incluye algunas consideraciones sobre este aspecto.


LAS CONSECUENCIAS

Pero, dejando a un costado las posibles causas de ese sobredimensionamiento de lo político, veamos cuáles son las consecuencias de esta situación.

El resultado es que ese abordaje de la realidad nacional que la radio encara con tanto entusiasmo, dedicándole tanto tiempo, es un abordaje -digamos- pobre: le faltan argumentos, antecedentes, vivencias...

Por un lado, tenemos tendencia a ocuparnos casi exclusivamente de los temas que pasaron por el tamíz de las instituciones políticas.  (Muchos de los cuales son, incluso, temas intra-políticos, o sea, problemas internos de los partidos o de los sectores: vale decir, rupturas, pactos, conformación de listas, disputa de cargos, etc.)

Pero además, sobre esos temas escuchamos casi exclusivamente a los políticos.

Y digo "casi exclusivamente" porque aunque convocamos  también a algunos otros actores, se trata de voces muy relacionadas con el sistema político; quiero decir, los sindicatos, las cámaras empresariales, algunos economistas y politólogos ...y no mucho más.


FALTAN TEMAS Y VOCES: EJEMPLOS

Entonces, a ese "debate virtual" que se da cada mañana a través de la radio le faltan temas y le faltan voces. 

Le faltan temas, porque es obvio que no todo lo importante de la realidad nacional pasa por el Parlamento o por el Poder Ejecutivo.  Y esos otros temas sólo de manera minoritaria suelen acceder a nuestros menúes periodísticos.

Pero sobre todo, le faltan voces.  Porque, aún en aquellos temas que vienen de la agenda política, para que el debate fuera provechoso, tendríamos que escuchar otros puntos de vista, más allá de los de los parlamentarios o los de los funcionarios. 

Para empezar, todos deberíamos admitir que los políticos no siempre son los mejores conocedores de los temas que tienen entre manos.  Es cierto que tienen que resolver sobre esos temas, pero... ¿cuántas veces ocurre que se toparon con ellos por primera vez hace un par de días...?

Así que una primera línea de búsqueda convendría orientarla hacia los académicos y los investigadores. 

Pero también convendría poner sobre la mesa experiencias desarrolladas en otros países en situaciones similares. 

Además, según los casos, también deberíamos incorporar otras sensibilidades, por ejemplo las religiosas.

Y, por supuesto, convendría dar cabida en la medida de lo posible a quienes trabajan directamente en esos temas (los hacedores) y a los beneficiados o afectados por la situación (o sea, la gente).

En definitiva, convendría atender más a la sociedad civil.


POLITICOS ENCERRADOS

Si ustedes analizan con cuidado y sin prejuicios el trabajo periodístico radial, verán que se caracteriza por esas ausencias, de temas y de voces. 

Verán, en particular, que en el mejor de los casos los políticos discuten entre sí.  (Y digo "en el mejor de los casos", porque muchas veces, además, rehuyen el debate frente a frente, y hay que conformarse con entrevistas separadas). 

Entonces, si la radio termina incidiendo en el mensaje político es a través de lo que los propios políticos dicen a través de la radio.  Entonces la influencia no es de la radio, sino de los políticos que hablan por radio.

Por eso vuelvo a lo que decía hace unos minutos: La radio intermedia, pero ella en sí misma no influye.   


NO PRETENDO LA TELECRACIA

Yo sostengo, entonces, que los medios influyen muy poco en el mensaje político. 

Pero además creo que eso no resulta saludable para el sistema político.  Si la radio fuera menos político-dependiente, si se abriera más a esos otros puntos de vista, el propio sistema político se lo agradecería.

¿Por qué?

Porque para que los políticos discutan entre sí está el Parlamento.  Un programa de radio tiene que jugar otro papel: tiene que inyectar aire fresco a aquel debate.

Si las radios dejaran de trabajar para retroalimentar el circuito de titulares de prensa y para retroalimentar el intercambio entre los dirigentes, si las radios funcionaran más volcadas a ser un nexo entre la sociedad y sus líderes, los gobernantes enriquecerían su visión del país y del mundo. 

Por ejemplo, los políticos se enterarían de noticias malas y buenas que no están en sus agendas.

Y sobre los temas que ya tienen a consideración, recibirían otras informaciones y otras reflexiones, algunas simplemente surgidas de la experiencia vital de los ciudadanos, otras del estudio profundo y fundamentado de los expertos.

Por ejemplo, si los periodistas nos ocupáramos más y más a fondo de la política internacional, si estuviéramos más atentos a las nuevas tendencias que se dan fuera de fronteras en comportamientos sociales, en ciencia, en ideologías, en tecnología... en fin, si los programas radiales tuviéramos la cabeza más abierta al mundo, sin duda contribuiríamos a que la sociedad uruguaya se integrara más al tiempo que vivimos y que vendrá, y también contribuiríamos a que nuestra dirigencia levantara la mira de sus reflexiones y viviera un poco menos enclaustrada en este país chico que nos ha tocado.

Si trabajáramos así, entonces sí los periodistas radiales estaríamos alterando la agenda política. 

Claro, me dirán ustedes: sí, pero ese camino tiene riesgos, por ejemplo el de la "telecracia", que los medios de comunicación, o algunos medios, terminen controlando la agenda y llegando al extremo de colocar un presidente y sacarlo después cuando dejan de servirles.

Efectivamente, ese riesgo existe.  Pero me parece que en el Uruguay estamos lejos de él, y en todo caso, nos enfrentamos al problema inverso.

Lo que yo proponía en aquel seminario, en mayo del año pasado, era que las radios nos empeñáramos más en incidir en la agenda y en el mensaje político, procurando enriquecerlo, pero no con los intereses de los propietarios de los medios o con las inclinaciones de los periodistas, sino con la aproximación más cercana posible a los intereses que palpitan en la sociedad que todos nosotros integramos.


LO QUE ESTAMOS HACIENDO

Y yo decía aquello basándome en la experiencia de un programa, como EN PERSPECTIVA, que ya lleva más de 15 años en el aire, y también basándome en una discusión que internamente estábamos dando en esta radio y que ya por entonces daba lugar a algunas propuestas concretas.

El Espectador ha habilitado un espacio en la tarde donde quienes hablan son casi exclusivamente los ciudadanos; me refiero a “Correo de Vos”.  Algo en la misma dirección encara Alejandro Ferreiro en la noche, en su programa “Planetario”, cuando ingresa en la sección que se llama Jardín de Gente. 

Otros programas, como “13ª0” y “El Termómetro” (y antes Rompecabezas) optaron por volcar al aire a buena parte de los mensajes que los oyentes van enviando por correo electrónico, por Skytel, por fax o incluso por teléfono.

Son todas fórmulas válidas, que ponen el acento, sobre todo, en las opiniones de la gente.

Aquí en la mañana la participación directa de la gente la reservamos sólo para ocasiones excepcionales (por ejemplo, fin de año o aniversarios como el caso de los 20 años del No, que se cumplieron en noviembre del 2000).

Es que, en una radio que emite durante 20 horas al día, cada programa debe tener su perfil.  Y EN PERSPECTIVA hemos ido buscando un esquema propio para dar cabida a ese “latido” de la sociedad civil, sin que ello implique abandonar la presencia en nuestros micrófonos de los protagonistas de la información, sino procurando una integración entre una cosa y la otra.

De hecho hace años que, larvariamente, esta inquietud está presente en nuestra producción.  Muchos de los temas que abordamos en el programa tienen su origen en sugerencias o preguntas de oyentes.

...Y me refiero tanto a denuncias o cuestionamientos, como a la conveniencia de destacar una tarea encomiable, un emprendimiento auspicioso o una iniciativa valiosa. 

No tengo dudas de que el nuestro debe ser uno de los programas que más atención presta a esas iniciativas a la hora de conformar su agenda. 

Pero podíamos avanzar más en ese camino.  Y en eso estamos.  Por ejemplo, una de las alternativas ha surgido del potencial enorme que suelen traer consigo las cartas y los e-mails que ustedes nos remiten.  No quiero decir con esto que no valoremos las llamadas telefónicas que van llegando mientras el programa está desarrollándose en vivo: ¡vaya si las tenemos en cuenta!  Por ejemplo sacando al aire algunas que llegan a nuestro contestador automático y que resultan particularmente oportunas para complementar una entrevista o un comentario! 

Pero las cartas son otra cosa. Porque detrás de una carta, tanto aquella que llega en papel como la que viene por internet, muchas veces hay una elaboración cuidadosa.  Su autor tuvo que sentarse a escribirla, y para ello en general trabajó duro: antes estuvo pensando en el tema, buscó datos, quizás discutió con amigos o especialistas, le dio forma a su argumentación (por ejemplo un reclamo, una crítica o una pregunta), y muy probablemente también preparó una propuesta para la situación que le preocupa.  Además, y este es un dato muy relevante, ese oyente que manda una carta o un mail se identifica: pone su nombre, su apellido, y generalmente un documento de identidad.  En suma: se trata de la participación encarada con suma responsabilidad.

Con el tiempo vinimos a comprender que esas cartas, así preparadas, con tanto cuidado, eran singularmente apropiadas para eso que queríamos lograr: el diálogo entre la sociedad civil y los protagonistas de la información, ya sean los políticos, los gremialistas, los empresarios, etc.

Algunas veces nos hemos limitado a leer la carta al aire, y con ello sólo ha sido suficiente para agitar un tema, hacer pensar a los oyentes y llamar la atención de funcionarios o gobernantes.  Piensen, por ejemplo, en aquel programa del año pasado en el que dimos cabida a la queja de un desconocido productor agropecuario llamado Julián Cabrera: la sola lectura de sus planteo, unida a un breve diálogo telefónico con él, provocó una de las notas de mayor repercusión que yo recuerde de la historia de EN PERSPECTIVA.  Ese mismo día el ministro de Educación y Cultura pidió la palabra para una primera repercusión a nivel de gobierno, pero en realidad, los ecos de aquella carta todavía siguen repicando hoy, en la actividad de algunas gremiales del agro, por citar un caso.

Pero también ha sido muy removedora la participación de la audiencia, cuando organizamos la inclusión de una carta en el programa de manera tal que ya está gestionado que a continuación irá la respuesta de la autoridad correspondiente o de un experto en el tema o de un empresario responsable de un determinado servicio, a quienes les hemos hecho llegar el planteo del oyente de antemano.  El intercambio entonces se produce de una manera muy diáfana y en general resulta muy productivo, tanto para el oyente que planteó su inquietud, como para el otro que del otro lado se entera y procura dar respuesta, y, por supuesto también, para buena parte de la audiencia, en la medida que nosotros elegimos el tema cuidando que tenga el mayor interés posible para quienes están del otro lado del receptor.

Y ahí está una de las claves de estos mecanismos de participación que estamos ensayando y que queremos profundizar EN PERSPECTIVA.

Que ustedes nos dejen a nosotros elegir cuáles de los temas propuestos por los oyentes vamos a traer a nuestro menú, y de qué manera los vamos a abordar.  Que nos dejen incluso resolver cuándo la opinión de un oyente ha adquirido un peso tal que puede llegar a formar parte de nuestro resumen de noticias, tal como forman parte de él tantas veces las manifestaciones de un senador, un candidato o un sindicalista.  ¿Por qué no?  Si quizás ese ingeniero casi desconocido o ese productor anónimo han logrado sacudir un asunto con más elocuencia y mayor efectividad que los protagonistas tradicionales de tal o cual temática... Si eso ha ocurrido habrá sido gracias a su elocuencia, pero sobre todo gracias al trabajo de elaboración previa que su carta o su denuncia traía incorporada.  Y eso no lo logran todas las llamadas de los oyentes, ni siquiera lo logran todas las cartas... (Por eso seleccionamos a ese, y lo ponemos como una especie de vocero de la comunidad, en una decisión que siempre será polémica, pero que, por supuesto, está guiada por la mayor honestidad de nuestra parte, y, además, siempre está abierta a las críticas que ustedes tengan para formular).

Quiero recalcar entonces (y aquí aprovecho para responder a una de las objeciones que realizaba la oyente A.L. en su mail del viernes):

EN PERSPECTIVA no vamos a poner al aire todas las opiniones que nos llegan. Ese es nuestro criterio, por lo menos en este programa. ¿Por qué?  Primero que nada, por razones de espacio: por más que quisiéramos, no podríamos.  Pero sobre todo porque nos interesa seleccionar aquellos enfoques que, según nuestro criterio y nuestro olfato, resultan los más provechosos para el desarrollo del programa, para la reflexión de nuestros oyentes y para precipitar ese diálogo entre la comunidad y sus dirigentes.

Por supuesto, habrá quien esgrima que de esa manera se corre el riesgo de la censura, de los favoritismos o de los privilegios.  Pero piensen en esto: después de todo, si leyéramos y escucháramos todo lo que ustedes nos plantearan, tampoco el espectro de opiniones sería representativo de nada: tan sólo de aquellos que se decidieron a comunicarse, que siempre son una minoría.  ¿Y todos los demás, dónde aparecerían?

Por eso les pedimos que nos otorguen una carta de crédito a la forma en la que seleccionamos a aquellos de ustedes cuyas cartas traemos a esta mesa.  Que confíen en nosotros, del mismo modo que confían en nuestro criterio a la hora de elegir los asuntos que tratamos en entrevistas y a la hora de seleccionar a los entrevistados.

Estamos convencidos en que, seleccionando profesionalmente esos aportes de los oyentes, con el correr del tiempo nuestros micrófonos terminan abarcando una variedad muy amplia de opiniones, intereses y posiciones políticas, ideológicas y religiosas.

Por otra parte, no va a ser ese mecanismo de las cartas con respuesta de los protagonistas, el único que nos proponemos emplear para fomentar ese diálogo de la comunidad con la dirigencia, y el diálogo de la comunidad consigo misma.  Hay otros, que ustedes ya han visto esbozarse y que este año van a adquirir una presencia más intensa.  Por ejemplo, nuestros diálogos con el interior del país, incluyendo una presencia directa de nosotros, los periodistas de EN PERSPECTIVA en el interior.

Pero que nuestros planes ni siquiera se agotan allí, y dentro de pocos días les iremos contando más novedades en esta materia, algunas de ellas, creo, bastante llamativas.
 







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