Formas
de participación de los oyentes.
La sociedad civil y la influencia de los medios
en el mensaje político.
Charla de Emiliano Cotelo a
propósito de algunos cambios En Perspectiva 2001
El jueves pasado Antel decidió anular el “rebalanceo tarifario”
que había entrado en vigencia el 1º de febrero.
El paso atrás fue consecuencia de la intensa polémica que
el ajuste había generado.
Pero ese debate, que llegó a instalarse fuerte en el ambiente
político, había tenido sus primeros capítulos a nivel de la sociedad
civil. Concretamente,
quienes primero advirtieron sobre el impacto que los nuevos precios
tendrían sobre los gastos de quienes usan de manera abundante el
teléfono en el horario laboral clásico (de mañana y de tarde), quienes
alertaron sobre el impacto en los costos de las empresas, pero particularmente
de las Pymes que, por ejemplo, utilizan internet con intensidad,
esas voces provinieron en un primer momento de ciudadanos que hicieron
llegar sus opiniones a la prensa, algunos de ellos profesionales,
otros empresarios.
Y
uno de los primeros en ese empeño fue Bruno Vuan, un ingeniero que
trabaja en la Represa del Rincón del Bonete, pero que además tiene
una inclinación personal por los temas vinculados a telecomunicaciones
y que, por ello, participa de un sitio en Internet donde se discute
este tipo de cuestiones.
El
primer análisis a fondo que hicimos En Perspectiva del rebalanceo
tarifario fue el 6 de febrero.
Ese día leímos al aire una carta del ingeniero Vuan y lo
entrevistamos telefónicamente.
Además, lo pusimos en diálogo con el empresario Alvaro Lamé,
que por esas horas había expuesto sus críticas en el diario El País.
Y, para responder a estas objeciones, convocamos esa misma
mañana al presidente de Antel, Fernando Bracco, a quien reporteamos
durante 15 minutos.
Aquel
intercambio resultó particularmente jugoso, y tuvo en los días siguientes
una repercusión interesante en diarios, semanarios y entre
parlamentarios y dirigentes políticos que pasaron a ocuparse
del asunto.
De
ninguna manera pretendo decir que el “rebalanceo tarifario” haya
caído debido a aquellas notas del 6 de febrero aquí En
Perspectiva.
En
varios medios de comunicación el asunto fue objeto de diversos tratamientos.
Pero no tengo duda de que aquel primer debate incidió en
la evolución que el tema tuvo en los días siguientes.
Por
esa razón, cuando el jueves de tarde supimos que Antel había resuelto
dar marcha atrás, y cuando tuvimos que planificar cómo nos ocuparíamos
de esa noticia al día siguiente, no tuve dudas que debíamos que
incluir, por lo menos dos puntos de vista:
Uno, el de
Oscar González Alvarez, director de Antel por el Partido Nacional
que a pedido de su partido había planteado en la empresa la revisión
del nuevo esquema tarifario; y, dos, el de aquel ciudadano que el
domingo 4 de febrero nos envió, a nosotros y a otros medios, el
mail que se constituyó en puntapié inicial de la polémica a nivel
de la sociedad civil.
Y,
si ustedes escucharon el viernes a las ocho, esa
segunda entrevista, muy breve, que efectuamos con el ingeniero Vuan,
habrán notado que, nuevamente, este hombre tenía cosas interesantes
para decir. Por ejemplo,
su sorpresa ante el grado de improvisación con el que parecía estar
moviéndose Antel, y su discrepancia con el ajuste alternativo que
la empresa dispuso el jueves, cuando optó por volver al esquema
tarifario anterior pero aumentándolo por el IPC, es decir más de
5%. Según Vuan, los
costos de Antel no se incrementaron tanto en un año, pero además
la realidad de las telecomunicaciones a nivel mundial se caracteriza
por lo contrario: la rebaja constante del costo de las llamadas
en función de la mejora de productividad que caracteriza al sector.
Por
esa razón, porque su nuevo análisis había aportado elementos novedosos,
a las 8 y 25, en la segunda edición de nuestro panorama nacional
en titulares, al tocar esa noticia, mencionamos lo ocurrido a nivel
político y agregamos un par de frases de lo que Vuan había dicho
en su intervención.
Un
rato más tarde, en nuestra casilla de correo electrónico recibimos
el siguiente de mail de una oyente de EN PERSPECTIVA de iniciales A.L.:
Hoy
he sentido que la radio que me acompaña durante todas las mañanas
desde hace muchos años, ha perdido parte de su "imparcialidad"
, característica básica para mi cautividad. Me estoy refiriendo
al asombroso hecho de que hoy se recoje en el resumen de noticias,
alrededor de la hora 8 y 30, la opinión de un oyente sobre el polémico
tema: " las tarifas de Antel". Yo no niego la posibilidad
de este oyente en brindar su opinión, lo que si entiendo es que
si un oyente puede ser noticia, todos deberíamos tener la posibilidad
de serlo. Muchas Gracias.
Esta
crítica de esta oyente me viene particularmente bien para explicarle
a ella y la audiencia en general algunos de los cambios que En Perspectiva
viene introduciendo desde el año pasado, y que en el 2001 se van
a acentuar.
UN POCO DE HISTORIA
El año pasado me invitaron a exponer en un seminario que organizaba
el Instituto Manuel Oribe, en un panel sobre “La influencia de los
medios en el mensaje político”.
En esa ocasión yo empecé mi intervención afirmando que ...
“En Uruguay las radios, por lo menos, influyen muy poco en el mensaje político”.
Aclaré
que yo creía que mi afirmación era valida también para diarios y
canales de televisión, pero que, como yo hago periodismo en radio,
prefería concentrarme en el medio que conozco más directamente.
¿Y
por qué entiendo yo que las radios influyen poco en el mensaje político?
Porque
yo creo que lo que ocurre es lo contrario: el mensaje político
influye demasiado en las radios.
Es
decir: que las radios, en general, se dejan invadir (o, si ustedes
prefieren, dominar) por el mensaje político.
Y
creo, además, que eso no es bueno para el sistema político y para
la vida política del país.
Ha
sido un fenómeno muy interesante del Uruguay de fines del siglo
XX la vitalidad de la radio, la proliferación de programas periodísticos,
sobre todo en la mañana, y la apertura que caracteriza a la gran
mayoría de ellos, donde todos los partidos y sectores pueden hacer
escuchar sus voces.
Pero
mi preocupación se centra en que a la hora de abordar los temas
nacionales, los programas periodísticos radiales solemos depender
en exceso de las entrevistas con dirigentes políticos.
LAS CAUSAS DEL PROBLEMA
¿Por
qué pasa esto? Buscar
una explicación completa podría llevarnos mucho tiempo.
En todo caso, si ustedes quieren conocer mi opinión sobre
este punto, en
espectador.com van a encontrar el texto completo de la charla
que yo dí en esa mesa redonda del año pasado, que incluye algunas
consideraciones sobre este aspecto.
LAS CONSECUENCIAS
Pero,
dejando a un costado las posibles causas de ese sobredimensionamiento
de lo político, veamos cuáles son las consecuencias de esta situación.
El
resultado es que ese abordaje de la realidad nacional que la radio
encara con tanto entusiasmo, dedicándole tanto tiempo, es un abordaje
-digamos- pobre: le faltan argumentos, antecedentes, vivencias...
Por
un lado, tenemos tendencia a ocuparnos casi exclusivamente de los
temas que pasaron por el tamíz de las instituciones políticas. (Muchos de los cuales son, incluso, temas intra-políticos,
o sea, problemas internos de los partidos o de los sectores: vale
decir, rupturas, pactos, conformación de listas, disputa de cargos,
etc.)
Pero
además, sobre esos temas escuchamos casi exclusivamente a los políticos.
Y
digo "casi exclusivamente" porque aunque convocamos
también a algunos otros actores, se trata de voces muy relacionadas
con el sistema político; quiero decir, los sindicatos, las cámaras
empresariales, algunos economistas y politólogos ...y no mucho más.
FALTAN TEMAS Y VOCES: EJEMPLOS
Entonces,
a ese "debate virtual" que se da cada mañana a través
de la radio le faltan temas y le faltan voces.
Le
faltan temas, porque es obvio que no todo lo importante de la realidad
nacional pasa por el Parlamento o por el Poder Ejecutivo.
Y esos otros temas sólo de manera minoritaria suelen acceder
a nuestros menúes periodísticos.
Pero
sobre todo, le faltan voces.
Porque, aún en aquellos temas que vienen de la agenda política,
para que el debate fuera provechoso, tendríamos que escuchar otros
puntos de vista, más allá de los de los parlamentarios o los de
los funcionarios.
Para
empezar, todos deberíamos admitir que los políticos no siempre son
los mejores conocedores de los temas que tienen entre manos. Es cierto que tienen que resolver sobre esos temas, pero...
¿cuántas veces ocurre que se toparon con ellos por primera vez hace
un par de días...?
Así
que una primera línea de búsqueda convendría orientarla hacia los
académicos y los investigadores.
Pero
también convendría poner sobre la mesa experiencias desarrolladas
en otros países en situaciones similares.
Además,
según los casos, también deberíamos incorporar otras sensibilidades,
por ejemplo las religiosas.
Y,
por supuesto, convendría dar cabida en la medida de lo posible a
quienes trabajan directamente en esos temas (los hacedores) y a
los beneficiados o afectados por la situación (o sea, la gente).
En
definitiva, convendría atender más a la sociedad civil.
POLITICOS ENCERRADOS
Si
ustedes analizan con cuidado y sin prejuicios el trabajo periodístico
radial, verán que se caracteriza por esas ausencias, de temas y
de voces.
Verán,
en particular, que en el mejor de los casos los políticos discuten
entre sí. (Y digo "en
el mejor de los casos", porque muchas veces, además, rehuyen
el debate frente a frente, y hay que conformarse con entrevistas
separadas).
Entonces,
si la radio termina incidiendo en el mensaje político es a través
de lo que los propios políticos dicen a través de la radio.
Entonces la influencia no es de la radio, sino de los políticos
que hablan por radio.
Por
eso vuelvo a lo que decía hace unos minutos: La radio intermedia,
pero ella en sí misma no influye.
NO PRETENDO LA TELECRACIA
Yo
sostengo, entonces, que los medios influyen muy poco en el mensaje
político.
Pero
además creo que eso no resulta saludable para el sistema político.
Si la radio fuera menos político-dependiente, si se abriera
más a esos otros puntos de vista, el propio sistema político se
lo agradecería.
¿Por
qué?
Porque
para que los políticos discutan entre sí está el Parlamento.
Un programa de radio tiene que jugar otro papel: tiene que
inyectar aire fresco a aquel debate.
Si
las radios dejaran de trabajar para retroalimentar el circuito de
titulares de prensa y para retroalimentar el intercambio entre los
dirigentes, si las radios funcionaran más volcadas a ser un nexo
entre la sociedad y sus líderes, los gobernantes enriquecerían su
visión del país y del mundo.
Por
ejemplo, los políticos se enterarían de noticias malas y buenas
que no están en sus agendas.
Y
sobre los temas que ya tienen a consideración, recibirían otras
informaciones y otras reflexiones, algunas simplemente surgidas
de la experiencia vital de los ciudadanos, otras del estudio profundo
y fundamentado de los expertos.
Por
ejemplo, si los periodistas nos ocupáramos más y más a fondo de
la política internacional, si estuviéramos más atentos a las nuevas
tendencias que se dan fuera de fronteras en comportamientos sociales,
en ciencia, en ideologías, en tecnología... en fin, si los programas
radiales tuviéramos la cabeza más abierta al mundo, sin duda contribuiríamos
a que la sociedad uruguaya se integrara más al tiempo que vivimos
y que vendrá, y también contribuiríamos a que nuestra dirigencia
levantara la mira de sus reflexiones y viviera un poco menos enclaustrada
en este país chico que nos ha tocado.
Si
trabajáramos así, entonces sí los periodistas radiales estaríamos
alterando la agenda política.
Claro,
me dirán ustedes: sí, pero ese camino tiene riesgos, por ejemplo
el de la "telecracia", que los medios de comunicación,
o algunos medios, terminen controlando la agenda y llegando al extremo
de colocar un presidente y sacarlo después cuando dejan de servirles.
Efectivamente,
ese riesgo existe. Pero
me parece que en el Uruguay estamos lejos de él, y en todo caso,
nos enfrentamos al problema inverso.
Lo
que yo proponía en aquel seminario, en mayo del año pasado, era
que las radios nos empeñáramos más en incidir en la agenda y en
el mensaje político, procurando enriquecerlo, pero no con los
intereses de los propietarios de los medios o con las inclinaciones
de los periodistas, sino con la aproximación más cercana posible
a los intereses que palpitan en la sociedad que todos nosotros
integramos.
LO QUE ESTAMOS HACIENDO
Y
yo decía aquello basándome en la experiencia de un programa, como
EN PERSPECTIVA, que ya lleva más de 15 años en el aire, y también
basándome en una discusión que internamente estábamos dando en esta
radio y que ya por entonces daba lugar a algunas propuestas concretas.
El
Espectador ha habilitado un espacio en la tarde donde quienes hablan
son casi exclusivamente los ciudadanos; me refiero a “Correo de
Vos”. Algo en la misma
dirección encara Alejandro Ferreiro en la noche, en su programa
“Planetario”, cuando ingresa en la sección que se llama Jardín de
Gente.
Otros
programas, como “13ª0” y “El Termómetro” (y antes Rompecabezas)
optaron por volcar al aire a buena parte de los mensajes que los
oyentes van enviando por correo electrónico, por Skytel, por fax
o incluso por teléfono.
Son
todas fórmulas válidas, que ponen el acento, sobre todo, en las
opiniones de la gente.
Aquí
en la mañana la participación directa de la gente la reservamos
sólo para ocasiones excepcionales (por ejemplo, fin de año o aniversarios
como el caso de los 20 años del No, que se cumplieron en noviembre
del 2000).
Es
que, en una radio que emite durante 20 horas al día, cada programa
debe tener su perfil. Y
EN PERSPECTIVA hemos
ido buscando un esquema propio para dar cabida a ese “latido” de
la sociedad civil, sin que ello implique abandonar la presencia
en nuestros micrófonos de los protagonistas de la información, sino
procurando una integración entre una cosa y la otra.
De
hecho hace años que, larvariamente, esta inquietud está presente
en nuestra producción. Muchos
de los temas que abordamos en el programa tienen su origen en sugerencias
o preguntas de oyentes.
...Y
me refiero tanto a denuncias o cuestionamientos, como a la conveniencia
de destacar una tarea encomiable, un emprendimiento auspicioso o
una iniciativa valiosa.
No
tengo dudas de que el nuestro debe ser uno de los programas que
más atención presta a esas iniciativas a la hora de conformar su
agenda.
Pero
podíamos avanzar más en ese camino.
Y en eso estamos. Por ejemplo, una de las alternativas ha surgido del potencial
enorme que suelen traer consigo las cartas y los e-mails que ustedes
nos remiten. No quiero
decir con esto que no valoremos las llamadas telefónicas que van
llegando mientras el programa está desarrollándose en vivo: ¡vaya
si las tenemos en cuenta!
Por ejemplo sacando al aire algunas que llegan a nuestro
contestador automático y que resultan particularmente oportunas
para complementar una entrevista o un comentario!
Pero
las cartas son otra cosa. Porque detrás de una carta, tanto aquella
que llega en papel como la que viene por internet, muchas veces
hay una elaboración cuidadosa.
Su autor tuvo que sentarse a escribirla, y para ello en general
trabajó duro: antes estuvo pensando en el tema, buscó datos, quizás
discutió con amigos o especialistas, le dio forma a su argumentación
(por ejemplo un reclamo, una crítica o una pregunta), y muy probablemente
también preparó una propuesta para la situación que le preocupa.
Además, y este es un dato muy relevante, ese oyente que manda
una carta o un mail se identifica: pone su nombre, su apellido,
y generalmente un documento de identidad.
En suma: se trata de la participación encarada con suma responsabilidad.
Con
el tiempo vinimos a comprender que esas cartas, así preparadas,
con tanto cuidado, eran singularmente apropiadas para eso que queríamos
lograr: el diálogo entre la sociedad civil y los protagonistas de
la información, ya sean los políticos, los gremialistas, los empresarios,
etc.
Algunas
veces nos hemos limitado a leer la carta al aire, y con ello sólo
ha sido suficiente para agitar un tema, hacer pensar a los oyentes
y llamar la atención de funcionarios o gobernantes.
Piensen, por ejemplo, en aquel programa del año pasado en
el que dimos
cabida a la queja de un desconocido productor agropecuario llamado
Julián Cabrera: la sola lectura de sus planteo, unida a un breve
diálogo telefónico con él, provocó una de las notas de mayor repercusión
que yo recuerde de la historia de EN
PERSPECTIVA. Ese
mismo día el ministro de Educación y Cultura pidió la palabra para
una primera repercusión a nivel de gobierno, pero en realidad, los
ecos de aquella carta todavía siguen repicando hoy, en la actividad
de algunas gremiales del agro, por citar un caso.
Pero
también ha sido muy removedora la participación de la audiencia,
cuando organizamos la inclusión de una carta en el programa de manera
tal que ya está gestionado que a continuación irá la respuesta de
la autoridad correspondiente o de un experto en el tema o de un
empresario responsable de un determinado servicio, a quienes les
hemos hecho llegar el planteo del oyente de antemano.
El intercambio entonces se produce de una manera muy diáfana
y en general resulta muy productivo, tanto para el oyente que planteó
su inquietud, como para el otro que del otro lado se entera y procura
dar respuesta, y, por supuesto también, para buena parte de la audiencia,
en la medida que nosotros elegimos el tema cuidando que tenga el
mayor interés posible para quienes están del otro lado del receptor.
Y
ahí está una de las claves de estos mecanismos de participación
que estamos ensayando y que queremos profundizar EN
PERSPECTIVA.
Que
ustedes nos dejen a nosotros elegir cuáles de los temas propuestos
por los oyentes vamos a traer a nuestro menú, y de qué manera los
vamos a abordar. Que
nos dejen incluso resolver cuándo la opinión de un oyente ha adquirido
un peso tal que puede llegar a formar parte de nuestro resumen de
noticias, tal como forman parte de él tantas veces las manifestaciones
de un senador, un candidato o un sindicalista.
¿Por qué no? Si
quizás ese ingeniero casi desconocido o ese productor anónimo han
logrado sacudir un asunto con más elocuencia y mayor efectividad
que los protagonistas tradicionales de tal o cual temática... Si
eso ha ocurrido habrá sido gracias a su elocuencia, pero sobre todo
gracias al trabajo de elaboración previa que su carta o su denuncia
traía incorporada. Y
eso no lo logran todas las llamadas de los oyentes, ni siquiera
lo logran todas las cartas... (Por eso seleccionamos a ese, y lo
ponemos como una especie de vocero de la comunidad, en una decisión
que siempre será polémica, pero que, por supuesto, está guiada por
la mayor honestidad de nuestra parte, y, además, siempre está abierta
a las críticas que ustedes tengan para formular).
Quiero
recalcar entonces (y aquí aprovecho para responder a una de las
objeciones que realizaba la oyente A.L. en su mail del viernes):
EN
PERSPECTIVA no vamos a poner al aire todas las opiniones
que nos llegan. Ese es nuestro criterio, por lo menos en este
programa. ¿Por qué? Primero que nada, por razones de espacio: por más que quisiéramos,
no podríamos. Pero
sobre todo porque nos interesa seleccionar aquellos enfoques que,
según nuestro criterio y nuestro olfato, resultan los más provechosos
para el desarrollo del programa, para la reflexión de nuestros oyentes
y para precipitar ese diálogo entre la comunidad y sus dirigentes.
Por
supuesto, habrá quien esgrima que de esa manera se corre el riesgo
de la censura, de los favoritismos o de los privilegios.
Pero piensen en esto: después de todo, si leyéramos y escucháramos
todo lo que ustedes nos plantearan, tampoco el espectro de opiniones
sería representativo de nada: tan sólo de aquellos que se decidieron
a comunicarse, que siempre son una minoría.
¿Y todos los demás, dónde aparecerían?
Por
eso les pedimos que nos otorguen una carta de crédito a la forma
en la que seleccionamos a aquellos de ustedes cuyas cartas traemos
a esta mesa. Que confíen
en nosotros, del mismo modo que confían en nuestro criterio a la
hora de elegir los asuntos que tratamos en entrevistas y a la hora
de seleccionar a los entrevistados.
Estamos
convencidos en que, seleccionando profesionalmente esos aportes
de los oyentes, con el correr del tiempo nuestros micrófonos terminan
abarcando una variedad muy amplia de opiniones, intereses y posiciones
políticas, ideológicas y religiosas.
Por
otra parte, no va a ser ese mecanismo de las cartas con respuesta
de los protagonistas, el único que nos proponemos emplear para fomentar
ese diálogo de la comunidad con la dirigencia, y el diálogo de la
comunidad consigo misma. Hay
otros, que ustedes ya han visto esbozarse y que este año van a adquirir
una presencia más intensa.
Por ejemplo, nuestros diálogos con el interior del país,
incluyendo una presencia directa de nosotros, los periodistas de
EN PERSPECTIVA en el
interior.
Pero
que nuestros planes ni siquiera se agotan allí, y dentro de pocos
días les iremos contando más novedades en esta materia, algunas
de ellas, creo, bastante llamativas.
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