23.08.2001





ALCA y Mercosur, oportunidades y riesgos



Doctor Thomas O'Keefe: Si el Mercosur no llega como bloque fortalecido a las negociaciones para crear el ALCA, se va a encontrar con que Estados Unidos no lo va a tomar en serio. Eso debilitará la posición negociadora no sólo del Mercosur como bloque, sino de cada país miembro".




EN PERSPECTIVA
Jueves 16.08.01, hora 09.05.



EMILIANO COTELO:
Después de casi tres años de recesión y en momentos en que el proyecto de integración regional al que Uruguay apostó más fuerte, el Mercosur, pasa por una crisis atrás de la otra, vale la pena intentar contestar la pregunta de cuál es el camino de integración que tenemos que recorrer: ¿el ALCA?, ¿el Mercosur?, ¿los dos? ¿Qué beneficios y qué riesgos implicaría para Uruguay y para el Mercosur una participación en el ALCA?

Vamos a conversarlo con el doctor Thomas O'Keefe, especialista en integración latinoamericana que se encuentra en estas horas en Montevideo. O'Keefe es presidente de Mercosur Consulting Group, una firma ubicada en Washington DC que presta servicios de consultoría en temas legales y económicos a empresas que desean elaborar una planificación estratégica para América del Sur. Es chileno, y además estadounidense.

THOMAS O'KEEFE:
Sí, tengo la doble nacionalidad.

EC - ¿Desde cuándo está radicado en Estados Unidos?

TO - Desde que nací, en los años 60.

EC - ¿Cómo define al Mercosur Consulting Group?

TO - Básicamente es una consultoría jurídica y económica que principalmente brinda asesoramiento a empresas estadounidenses interesadas en exportar o invertir sobre todo en los países del Cono Sur. También hemos hecho trabajos de asesoramiento a diferentes instituciones multilaterales y a diferentes agencias del gobierno estadounidense respecto a las posibilidades de inversión en y exportación a América Latina.

EC - El doctor O'Keefe se encuentra en Montevideo para participar de una serie de actividades. Ayer dictó una conferencia titulada "ALCA. Oportunidades y riesgos para el Mercosur", organizada por la embajada de Estados Unidos y la Universidad Católica como parte de un ciclo llamado "Uruguay navegando hacia el futuro" que la embajada de Estados Unidos viene desarrollando en forma conjunta con la Universidad de la República, la Universidad Católica, la Universidad ORT, la Universidad de Montevideo y la Universidad de la Empresa. Mañana participará en un desayuno preparatorio de la megaconferencia "Neoglobalización 2001", organizado por Alta Gerencia; ese desayuno lleva el título "¿Qué Mercosur y qué ALCA permitirán la globalización beneficiosa de nuestras empresas, instituciones y familias?".

A partir de esta reseña de actividades queda claro que hay algunas cuestiones sobre las que podemos conversar y obtener elementos interesantes para la reflexión con el doctor O'Keefe.

EC - Le propongo una pregunta bien amplia. Aprovechemos ese título: "ALCA. Oportunidades y riesgos para el Mercosur". ¿De qué riesgos y de qué oportunidades hablamos?

TO - El riesgo reside en el hecho de que si el Mercosur no llega a las negociaciones para crear el ALCA como bloque fortalecido, se va a encontrar con la situación de que Estados Unidos no lo va a tomar en serio, lo que va a debilitar la posición negociadora no solamente del Mercosur como bloque sino de cada país miembro de ese bloque, que no van a poder recibir el mismo tipo de concesiones que podrían conseguir negociando con Estados Unidos como bloque.

EC - ¿Por qué?

TO - Porque va a ser muy fácil para los negociadores estadounidenses poder ofrecer algo que es de particular interés tal vez para Uruguay, pero no para Argentina y Brasil. Esto podría concluir en un acuerdo que no contenga las concesiones más importantes para los países latinoamericanos, que creo que es la eliminación o al menos la restricción del uso de barreras no arancelarias. Si uno mira los aranceles que Estados Unidos actualmente cobra a las exportaciones latinoamericanas verá, que son muy bajos. El problema de los exportadores latinoamericanos hacia Estados Unidos son las barreras no arancelarias.

EC - Usted dice que las negociaciones tendrían que centrarse en ese eje, o que este es el punto en que los países latinoamericanos podrían obtener ventajas en la negociación.

TO - Sí, pero solamente negociando como parte de un bloque.

EC - Veamos ejemplos de cuáles son esas trabas no arancelarias.

TO - Estamos hablando de normas sanitarias, fitosanitarias, pero principalmente del abuso de medidas para combatir supuestas prácticas desleales de comercio, como el uso de aranceles antidumping, de aranceles compensatorios. Los mayores problemas que han tenido los países exportadores latinoamericanos, especialmente Brasil, Argentina y últimamente Chile, el problema que siempre encuentran las exportaciones no tradicionales más exitosas de Chile es que hay grupos en Estados Unidos que presionan a su gobierno para que imponga aranceles antidumping para impedir el libre acceso de los productos competitivos.

EC - Usted dice que el Mercosur tiene que estar fuerte y sólido, que va a obtener mejores resultados en estas negociaciones si converge como un grupo coherente. Entonces, no parece ser este el momento indicado, por lo menos no parece ser el mejor momento del Mercosur a esos efectos.

TO - A pesar de todos los problemas que está atravesando el Mercosur en este momento, creo que es muy interesante resaltar que Brasil finalmente aceptó las excepciones unilaterales que tomó Argentina con respecto al Arancel Externo Común, y la imposición de un arancel adicional de Paraguay y Uruguay a las exportaciones intra Mercosur. Creo que Itamaraty tiene una visión muy clara sobre la importancia del Mercosur en las negociaciones con Estados Unidos en el ALCA y -lo que tal vez sea más importante- las negociaciones que van a comenzar en noviembre en el ámbito de la OMC. Eso me da algo de optimismo en cuanto a que, al menos con respecto a las negociaciones, el Mercosur se va a sentar en la mesa como bloque.

EC - Obviamente, parece importante el gesto de Brasil aceptando las perforaciones al arancel que Argentina resolvió unilateralmente, porque el Mercosur no se cae, formalmente no se divide. Pero, en los hechos, el Mercosur tiene muchos problemas por dentro, más allá de que se mantenga, de que siga vivo. ¿Cómo pesa esta realidad, más allá de la formalidad, en el peso del Mercosur para negociar?

TO - A pesar de todos los problemas que tiene, el Mercosur todavía sirve como institución coordinadora de posiciones de negociación. El gobierno de Chile lo tiene muy claro, a pesar de que no es socio pleno del Mercosur, desde 1997 está muy consciente de que si va a lograr -cosa que le importa- llegar a Estados Unidos dentro del contexto del ALCA, va a tener que coordinar su posición negociadora con el resto del Mercosur.

EC - ¿Usted atribuye a ese factor la proximidad, el mantenimiento de Chile en la puerta del Mercosur, a pesar de que no se incorpora como socio? ¿Le parece que ése es uno de los motivos centrales de la posición chilena?

TO - Sí. Una de las cosas que va a discutir el ALCA es la liberalización del sector financiero. Si Chile negocia solo y ofrece eso a Estados Unidos, eso no es de gran interés para los grandes bancos estadounidenses. Chile tiene 14 millones de habitantes, pero sumado a Argentina, Uruguay, Brasil y Paraguay, si esos cinco países ofrecen a Estados Unidos la apertura de sus sectores financieros -el país que hoy está más cerrado es Brasil- esa oferta va a tener mucho mayor impacto para poder conseguir que el gobierno estadounidense elimine el uso de prácticas desleales en el comercio. Principalmente el mercado brasileño es de gran interés para los grandes grupos económicos de Estados Unidos: ellos mismos van a presionar al Congreso estadounidense para asegurar que se consiga la concesión, van a servir como contrapeso a los sectores de la industria que todavía siguen siendo feroces defensores de estas medidas.

EC - Es muy interesante esto que usted dice. Uno tendía a ver a Chile mucho más cerca que los países del Mercosur de un acuerdo con Estados Unidos en la medida en que hace años que ha lanzado la iniciativa de un acuerdo bilateral de libre comercio.

TO - Es verdad que los chilenos durante mucho tiempo han tenido interés en entrar al Tratado de Libre Comercio de América del Norte (Nafta) y, si eso no era factible, al menos en tener una relación bilateral. Pero después de 1997 se empezaron a dar cuenta -especialmente el sector privado- de que ser socios del Nafta y tener un tratado de libre comercio bilateral con Estados Unidos no iba a evitar el uso de medidas antidumping. Esto lo soportaron primero con las exportaciones de salmón en 1997 y después con varias otras. Hubo otros problemas de este tipo con otras exportaciones no tradicionales muy exitosas. Últimamente, a fines del año pasado, Estados Unidos ofreció a Chile iniciar negociaciones bilaterales: no fue el gobierno de Chile el que tomó la iniciativa. Obviamente, si Estados Unidos está ofreciendo esta oportunidad, el gobierno chileno la va a tomar. Pero eso no significa que haya cambiado la estrategia en el contexto del ALCA: solamente es otra opción.

Honestamente, no creo que Chile vaya a lograr mucho en esas negociaciones bilaterales, pero éstas sirven -también para los países del Mercosur- para ver las restricciones que tiene el gobierno estadounidense actual para realmente dar concesiones. Puede servir como una "expose the hands" de los negociadores estadounidenses.

EC - Otro de los temas polémicos en este planteo de Estados Unidos en relación al ALCA es que, al mismo tiempo, Estados Unidos mantiene un sesgo proteccionista o relativamente proteccionista que afecta a algunos de nuestros principales productos de exportación; me refiero concretamente al rubro agrícola. ¿Qué concesiones pueden esperar nuestros países de Estados Unidos en esa materia?

TO - El problema que existe con las exportaciones agrícolas hacia Estados Unidos no está en los aranceles ni necesariamente en las barreras no arancelarias sino en las diferentes prácticas de subsidio, que hacen que las exportaciones latinoamericanas no sean competitivas en el mercado estadounidense.

Hace ya más de un año Estados Unidos se comprometió, en el contexto del ALCA, a no utilizar más los subsidios a las exportaciones agrícolas. Eso no significa que se vaya a eliminar los subsidios a la producción nacional -en sí, las exportaciones latinoamericanas todavía no son muy competitivas-. Hay que tener en cuenta que Estados Unidos está negociando en el ámbito de la OMC y que en el contexto hemisférico no puede ofrecer esa concesión de eliminar todos los subsidios dentro del ALCA, porque ello llevaría a un debilitamiento en las negociaciones con la Unión Europea y Japón. Puedo asegurar que en el gobierno estadounidense hay conciencia de que hay que eliminar estas prácticas de subsidio.

EC - ¿En qué medida es provechoso para los países latinoamericanos ingresar al ALCA, si lo agrícola queda a un costado para la OMC?

TO - Se supone que las negociaciones del ALCA no van a concluir hasta el año 2005. Si el presidente estadounidense recibe la autorización de la vía rápida antes de la nueva ronda de la OMC, que va a comenzar en noviembre, lo más probable es que cuando lleguemos al año 2005 ese problema ya haya sido resuelto en el contexto multilateral. El problema va a estar resuelto: ni siquiera será necesario incorporarlo al ALCA.

Creo que el problema de los subsidios a la agricultura no es con Estados Unidos sino con Europa, la Unión Europea y Japón. Estados Unidos no lo ha concedido dentro del contexto hemisférico porque está tratando de utilizarlo como una manera de conseguir concesiones de la Unión Europea y Japón. Si lo logra va a ser de gran beneficio para los países del Mercosur, no solamente con respecto a las exportaciones agrícolas hacia Estados Unidos, sino también -lo que es más importante- con respecto a las exportaciones agrícolas hacia la Unión Europea.

EC - Usted mencionó al pasar el "fast-track", fundamental para que este proceso de negociación se lleve adelante. En el Congreso de Estados Unidos acaba de fracasar un primer intento de esta administración republicana por obtener el fast-track, los republicanos procuraron sacarlo antes del receso de verano y no hubo ambiente. ¿Cómo hay que leer ese episodio parlamentario?, ¿qué trascendencia hay que darle?

TO - Yo no le daría mucha importancia porque lo que se intentó, al menos esta vez, fue ver si era posible conseguir el otorgamiento de la concesión de la vía rápida para el Poder Ejecutivo sin incluir los temas laborales y ambientales. Es obvio que esto no va a tener éxito, esos temas van a tener que estar incluidos en el ALCA, de modo que creo que esto no fue sino un intento por parte de los líderes del Partido Republicano de ver si era posible conseguir el otorgamiento de la vía rápida sin incluir los temas laborales y ambientales.

EC - ¿Podemos explicar el matiz? ¿Cómo juegan los temas laborales y ambientales? ¿Por qué el interés de sacar el fast-track sin esos capítulos?

TO - Hay una preocupación de muchos demócratas y republicanos en cuanto a que hacer acuerdos de libre comercio con países en vía de desarrollo podría poner a la industria estadounidense en una posición desventajosa competitivamente, por lo que las empresas simplemente se van a trasladar a los países que tienen menos restricciones y exigencias. Por esa razón existe la preocupación en cuanto a incluir los temas laborales y ambientales. Estamos hablando de normas mínimas y mecanismos para asegurar que se cumpla con esas normas mínimas.

Creo que un país como Uruguay no tiene ninguna razón para preocuparse por la inclusión de estas normas, porque su legislación contempla garantías mínimas para los trabajadores y contiene normas ambientales. Los problemas son con otros países, más hacia el norte, entre Uruguay y Estados Unidos.

EC - ¿Qué gana Uruguay concretamente con el ALCA? ¿Dónde están sus oportunidades?

TO - Estamos hablando de la posibilidad de acceder sin restricciones al mercado más rico del mundo. Eso va a ofrecer cualquier cantidad de oportunidades. Obviamente, lo que se consiga va a depender mucho de la calidad de las negociaciones.

EC - ¿Pero qué pierde, qué riesgos corre Uruguay?

TO - Nada. Desde mi punto de vista sólo estamos hablando de oportunidades. Para un país como Uruguay, que tiene una mano de obra muy calificada, estamos hablando de la posibilidad de acceder a un mercado 100 veces más grande, que incluye no sólo al mercado doméstico sino también al regional.

EC - Pero al mismo tiempo implica abrirnos a ese mercado.

TO - Por supuesto. Eso va a implicar tener que hacer reformas muy importantes también aquí para poder sacar más ventaja de esas oportunidades. Tal vez sea necesaria la flexibilización de algunas normas laborales, tal vez haya que hacer reformas en la legislación financiera, pero creo que finalmente esto dará lugar a una gran oportunidad para Uruguay.

***

EC - Usted, que es chileno y estadounidense; ¿desde qué posición nos habla?, ¿Dónde está parado?

TO - Esta es la posición de mucha gente en Estados Unidos. El proyecto del ALCA no es solamente para abrir más oportunidades de exportar o invertir para empresas estadounidenses: también hay un importante aspecto político detrás, que es tratar de promover la estabilidad económica y al mismo tiempo la estabilidad política en los países latinoamericanos, para que puedan seguir adelante. Diría además que, si existe la preocupación en muchos senadores y diputados estadounidenses de incluir los temas laborales y ambientales, no es porque estén intentando crear nuevas barreras a las exportaciones latinoamericanas hacia Estados Unidos sino porque están intentando asegurar -tal vez equivocadamente- que los beneficios del ALCA lleguen a la gran mayoría de los latinoamericanos y no solamente a las elites tradicionales, a los grupos económicos poderosos. Por esta razón existe la exigencia de que todos los países estén operando por lo menos con un nivel mínimo de garantías para los trabajadores y normas ambientales.

EC - Yo le preguntaba desde dónde habla usted, si desde América Latina o desde Washington.

TO - Desde los dos lados.

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Transcripción: María Lila Ltaif Curbelo
Edición: Jorge García Ramón






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