ALCA y Mercosur,
oportunidades y riesgos
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Doctor
Thomas O'Keefe: Si el Mercosur no llega como bloque fortalecido
a las negociaciones para crear el ALCA, se va a encontrar con que
Estados Unidos no lo va a tomar en serio. Eso debilitará la posición
negociadora no sólo del Mercosur como bloque, sino de cada país
miembro".
EN PERSPECTIVA
Jueves 16.08.01, hora 09.05.
EMILIANO COTELO:
Después de casi tres años de recesión y en momentos en que el proyecto
de integración regional al que Uruguay apostó más fuerte, el Mercosur,
pasa por una crisis atrás de la otra, vale la pena intentar contestar
la pregunta de cuál es el camino de integración que tenemos que
recorrer: ¿el ALCA?, ¿el Mercosur?, ¿los dos? ¿Qué beneficios y
qué riesgos implicaría para Uruguay y para el Mercosur una participación
en el ALCA?
Vamos a conversarlo con el doctor Thomas O'Keefe, especialista en
integración latinoamericana que se encuentra en estas horas en Montevideo.
O'Keefe es presidente de Mercosur Consulting Group, una firma ubicada
en Washington DC que presta servicios de consultoría en temas legales
y económicos a empresas que desean elaborar una planificación estratégica
para América del Sur. Es chileno, y además estadounidense.
THOMAS O'KEEFE:
Sí, tengo la doble nacionalidad.
EC - ¿Desde cuándo está radicado en Estados Unidos?
TO - Desde que nací, en los años 60.
EC - ¿Cómo define al Mercosur Consulting Group?
TO - Básicamente es una consultoría jurídica y económica que principalmente
brinda asesoramiento a empresas estadounidenses interesadas en exportar
o invertir sobre todo en los países del Cono Sur. También hemos
hecho trabajos de asesoramiento a diferentes instituciones multilaterales
y a diferentes agencias del gobierno estadounidense respecto a las
posibilidades de inversión en y exportación a América Latina.
EC - El doctor O'Keefe se encuentra en Montevideo para participar
de una serie de actividades. Ayer dictó una conferencia titulada
"ALCA. Oportunidades y riesgos para el Mercosur", organizada por
la embajada de Estados Unidos y la Universidad Católica como parte
de un ciclo llamado "Uruguay navegando hacia el futuro" que la embajada
de Estados Unidos viene desarrollando en forma conjunta con la Universidad
de la República, la Universidad Católica, la Universidad ORT, la
Universidad de Montevideo y la Universidad de la Empresa. Mañana
participará en un desayuno preparatorio de la megaconferencia "Neoglobalización
2001", organizado por Alta Gerencia; ese desayuno lleva el título
"¿Qué Mercosur y qué ALCA permitirán la globalización beneficiosa
de nuestras empresas, instituciones y familias?".
A partir de esta reseña de actividades queda claro que hay algunas
cuestiones sobre las que podemos conversar y obtener elementos interesantes
para la reflexión con el doctor O'Keefe.
EC - Le propongo una pregunta bien amplia. Aprovechemos ese título:
"ALCA. Oportunidades y riesgos para el Mercosur". ¿De qué riesgos
y de qué oportunidades hablamos?
TO - El riesgo reside en el hecho de que si el Mercosur no llega
a las negociaciones para crear el ALCA como bloque fortalecido,
se va a encontrar con la situación de que Estados Unidos no lo va
a tomar en serio, lo que va a debilitar la posición negociadora
no solamente del Mercosur como bloque sino de cada país miembro
de ese bloque, que no van a poder recibir el mismo tipo de concesiones
que podrían conseguir negociando con Estados Unidos como bloque.
EC - ¿Por qué?
TO - Porque va a ser muy fácil para los negociadores estadounidenses
poder ofrecer algo que es de particular interés tal vez para Uruguay,
pero no para Argentina y Brasil. Esto podría concluir en un acuerdo
que no contenga las concesiones más importantes para los países
latinoamericanos, que creo que es la eliminación o al menos la restricción
del uso de barreras no arancelarias. Si uno mira los aranceles que
Estados Unidos actualmente cobra a las exportaciones latinoamericanas
verá, que son muy bajos. El problema de los exportadores latinoamericanos
hacia Estados Unidos son las barreras no arancelarias.
EC - Usted dice que las negociaciones tendrían que centrarse en
ese eje, o que este es el punto en que los países latinoamericanos
podrían obtener ventajas en la negociación.
TO - Sí, pero solamente negociando como parte de un bloque.
EC - Veamos ejemplos de cuáles son esas trabas no arancelarias.
TO - Estamos hablando de normas sanitarias, fitosanitarias, pero
principalmente del abuso de medidas para combatir supuestas prácticas
desleales de comercio, como el uso de aranceles antidumping, de
aranceles compensatorios. Los mayores problemas que han tenido los
países exportadores latinoamericanos, especialmente Brasil, Argentina
y últimamente Chile, el problema que siempre encuentran las exportaciones
no tradicionales más exitosas de Chile es que hay grupos en Estados
Unidos que presionan a su gobierno para que imponga aranceles antidumping
para impedir el libre acceso de los productos competitivos.
EC - Usted dice que el Mercosur tiene que estar fuerte y sólido,
que va a obtener mejores resultados en estas negociaciones si converge
como un grupo coherente. Entonces, no parece ser este el momento
indicado, por lo menos no parece ser el mejor momento del Mercosur
a esos efectos.
TO - A pesar de todos los problemas que está atravesando el Mercosur
en este momento, creo que es muy interesante resaltar que Brasil
finalmente aceptó las excepciones unilaterales que tomó Argentina
con respecto al Arancel Externo Común, y la imposición de un arancel
adicional de Paraguay y Uruguay a las exportaciones intra Mercosur.
Creo que Itamaraty tiene una visión muy clara sobre la importancia
del Mercosur en las negociaciones con Estados Unidos en el ALCA
y -lo que tal vez sea más importante- las negociaciones que van
a comenzar en noviembre en el ámbito de la OMC. Eso me da algo de
optimismo en cuanto a que, al menos con respecto a las negociaciones,
el Mercosur se va a sentar en la mesa como bloque.
EC - Obviamente, parece importante el gesto de Brasil aceptando
las perforaciones al arancel que Argentina resolvió unilateralmente,
porque el Mercosur no se cae, formalmente no se divide. Pero, en
los hechos, el Mercosur tiene muchos problemas por dentro, más allá
de que se mantenga, de que siga vivo. ¿Cómo pesa esta realidad,
más allá de la formalidad, en el peso del Mercosur para negociar?
TO - A pesar de todos los problemas que tiene, el Mercosur todavía
sirve como institución coordinadora de posiciones de negociación.
El gobierno de Chile lo tiene muy claro, a pesar de que no es socio
pleno del Mercosur, desde 1997 está muy consciente de que si va
a lograr -cosa que le importa- llegar a Estados Unidos dentro del
contexto del ALCA, va a tener que coordinar su posición negociadora
con el resto del Mercosur.
EC - ¿Usted atribuye a ese factor la proximidad, el mantenimiento
de Chile en la puerta del Mercosur, a pesar de que no se incorpora
como socio? ¿Le parece que ése es uno de los motivos centrales de
la posición chilena?
TO - Sí. Una de las cosas que va a discutir el ALCA es la liberalización
del sector financiero. Si Chile negocia solo y ofrece eso a Estados
Unidos, eso no es de gran interés para los grandes bancos estadounidenses.
Chile tiene 14 millones de habitantes, pero sumado a Argentina,
Uruguay, Brasil y Paraguay, si esos cinco países ofrecen a Estados
Unidos la apertura de sus sectores financieros -el país que hoy
está más cerrado es Brasil- esa oferta va a tener mucho mayor impacto
para poder conseguir que el gobierno estadounidense elimine el uso
de prácticas desleales en el comercio. Principalmente el mercado
brasileño es de gran interés para los grandes grupos económicos
de Estados Unidos: ellos mismos van a presionar al Congreso estadounidense
para asegurar que se consiga la concesión, van a servir como contrapeso
a los sectores de la industria que todavía siguen siendo feroces
defensores de estas medidas.
EC - Es muy interesante esto que usted dice. Uno tendía a ver a
Chile mucho más cerca que los países del Mercosur de un acuerdo
con Estados Unidos en la medida en que hace años que ha lanzado
la iniciativa de un acuerdo bilateral de libre comercio.
TO - Es verdad que los chilenos durante mucho tiempo han tenido
interés en entrar al Tratado de Libre Comercio de América del Norte
(Nafta) y, si eso no era factible, al menos en tener una relación
bilateral. Pero después de 1997 se empezaron a dar cuenta -especialmente
el sector privado- de que ser socios del Nafta y tener un tratado
de libre comercio bilateral con Estados Unidos no iba a evitar el
uso de medidas antidumping. Esto lo soportaron primero con las exportaciones
de salmón en 1997 y después con varias otras. Hubo otros problemas
de este tipo con otras exportaciones no tradicionales muy exitosas.
Últimamente, a fines del año pasado, Estados Unidos ofreció a Chile
iniciar negociaciones bilaterales: no fue el gobierno de Chile el
que tomó la iniciativa. Obviamente, si Estados Unidos está ofreciendo
esta oportunidad, el gobierno chileno la va a tomar. Pero eso no
significa que haya cambiado la estrategia en el contexto del ALCA:
solamente es otra opción.
Honestamente, no creo que Chile vaya a lograr mucho en esas negociaciones
bilaterales, pero éstas sirven -también para los países del Mercosur-
para ver las restricciones que tiene el gobierno estadounidense
actual para realmente dar concesiones. Puede servir como una "expose
the hands" de los negociadores estadounidenses.
EC - Otro de los temas polémicos en este planteo de Estados Unidos
en relación al ALCA es que, al mismo tiempo, Estados Unidos mantiene
un sesgo proteccionista o relativamente proteccionista que afecta
a algunos de nuestros principales productos de exportación; me refiero
concretamente al rubro agrícola. ¿Qué concesiones pueden esperar
nuestros países de Estados Unidos en esa materia?
TO - El problema que existe con las exportaciones agrícolas hacia
Estados Unidos no está en los aranceles ni necesariamente en las
barreras no arancelarias sino en las diferentes prácticas de subsidio,
que hacen que las exportaciones latinoamericanas no sean competitivas
en el mercado estadounidense.
Hace ya más de un año Estados Unidos se comprometió, en el contexto
del ALCA, a no utilizar más los subsidios a las exportaciones agrícolas.
Eso no significa que se vaya a eliminar los subsidios a la producción
nacional -en sí, las exportaciones latinoamericanas todavía no son
muy competitivas-. Hay que tener en cuenta que Estados Unidos está
negociando en el ámbito de la OMC y que en el contexto hemisférico
no puede ofrecer esa concesión de eliminar todos los subsidios dentro
del ALCA, porque ello llevaría a un debilitamiento en las negociaciones
con la Unión Europea y Japón. Puedo asegurar que en el gobierno
estadounidense hay conciencia de que hay que eliminar estas prácticas
de subsidio.
EC - ¿En qué medida es provechoso para los países latinoamericanos
ingresar al ALCA, si lo agrícola queda a un costado para la OMC?
TO - Se supone que las negociaciones del ALCA no van a concluir
hasta el año 2005. Si el presidente estadounidense recibe la autorización
de la vía rápida antes de la nueva ronda de la OMC, que va a comenzar
en noviembre, lo más probable es que cuando lleguemos al año 2005
ese problema ya haya sido resuelto en el contexto multilateral.
El problema va a estar resuelto: ni siquiera será necesario incorporarlo
al ALCA.
Creo que el problema de los subsidios a la agricultura no es con
Estados Unidos sino con Europa, la Unión Europea y Japón. Estados
Unidos no lo ha concedido dentro del contexto hemisférico porque
está tratando de utilizarlo como una manera de conseguir concesiones
de la Unión Europea y Japón. Si lo logra va a ser de gran beneficio
para los países del Mercosur, no solamente con respecto a las exportaciones
agrícolas hacia Estados Unidos, sino también -lo que es más importante-
con respecto a las exportaciones agrícolas hacia la Unión Europea.
EC - Usted mencionó al pasar el "fast-track", fundamental para que
este proceso de negociación se lleve adelante. En el Congreso de
Estados Unidos acaba de fracasar un primer intento de esta administración
republicana por obtener el fast-track, los republicanos procuraron
sacarlo antes del receso de verano y no hubo ambiente. ¿Cómo hay
que leer ese episodio parlamentario?, ¿qué trascendencia hay que
darle?
TO - Yo no le daría mucha importancia porque lo que se intentó,
al menos esta vez, fue ver si era posible conseguir el otorgamiento
de la concesión de la vía rápida para el Poder Ejecutivo sin incluir
los temas laborales y ambientales. Es obvio que esto no va a tener
éxito, esos temas van a tener que estar incluidos en el ALCA, de
modo que creo que esto no fue sino un intento por parte de los líderes
del Partido Republicano de ver si era posible conseguir el otorgamiento
de la vía rápida sin incluir los temas laborales y ambientales.
EC - ¿Podemos explicar el matiz? ¿Cómo juegan los temas laborales
y ambientales? ¿Por qué el interés de sacar el fast-track sin esos
capítulos?
TO - Hay una preocupación de muchos demócratas y republicanos en
cuanto a que hacer acuerdos de libre comercio con países en vía
de desarrollo podría poner a la industria estadounidense en una
posición desventajosa competitivamente, por lo que las empresas
simplemente se van a trasladar a los países que tienen menos restricciones
y exigencias. Por esa razón existe la preocupación en cuanto a incluir
los temas laborales y ambientales. Estamos hablando de normas mínimas
y mecanismos para asegurar que se cumpla con esas normas mínimas.
Creo que un país como Uruguay no tiene ninguna razón para preocuparse
por la inclusión de estas normas, porque su legislación contempla
garantías mínimas para los trabajadores y contiene normas ambientales.
Los problemas son con otros países, más hacia el norte, entre Uruguay
y Estados Unidos.
EC - ¿Qué gana Uruguay concretamente con el ALCA? ¿Dónde están sus
oportunidades?
TO - Estamos hablando de la posibilidad de acceder sin restricciones
al mercado más rico del mundo. Eso va a ofrecer cualquier cantidad
de oportunidades. Obviamente, lo que se consiga va a depender mucho
de la calidad de las negociaciones.
EC - ¿Pero qué pierde, qué riesgos corre Uruguay?
TO - Nada. Desde mi punto de vista sólo estamos hablando de oportunidades.
Para un país como Uruguay, que tiene una mano de obra muy calificada,
estamos hablando de la posibilidad de acceder a un mercado 100 veces
más grande, que incluye no sólo al mercado doméstico sino también
al regional.
EC - Pero al mismo tiempo implica abrirnos a ese mercado.
TO - Por supuesto. Eso va a implicar tener que hacer reformas muy
importantes también aquí para poder sacar más ventaja de esas oportunidades.
Tal vez sea necesaria la flexibilización de algunas normas laborales,
tal vez haya que hacer reformas en la legislación financiera, pero
creo que finalmente esto dará lugar a una gran oportunidad para
Uruguay.
***
EC - Usted, que es chileno y estadounidense; ¿desde qué posición
nos habla?, ¿Dónde está parado?
TO - Esta es la posición de mucha gente en Estados Unidos. El proyecto
del ALCA no es solamente para abrir más oportunidades de exportar
o invertir para empresas estadounidenses: también hay un importante
aspecto político detrás, que es tratar de promover la estabilidad
económica y al mismo tiempo la estabilidad política en los países
latinoamericanos, para que puedan seguir adelante. Diría además
que, si existe la preocupación en muchos senadores y diputados estadounidenses
de incluir los temas laborales y ambientales, no es porque estén
intentando crear nuevas barreras a las exportaciones latinoamericanas
hacia Estados Unidos sino porque están intentando asegurar -tal
vez equivocadamente- que los beneficios del ALCA lleguen a la gran
mayoría de los latinoamericanos y no solamente a las elites tradicionales,
a los grupos económicos poderosos. Por esta razón existe la exigencia
de que todos los países estén operando por lo menos con un nivel
mínimo de garantías para los trabajadores y normas ambientales.
EC - Yo le preguntaba desde dónde habla usted, si desde América
Latina o desde Washington.
TO - Desde los dos lados.
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Transcripción: María Lila Ltaif Curbelo
Edición: Jorge García Ramón
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