23.08.2001






Marcela: del yuyo campero al medicamento

Doctor Federico Dajas (Instituto de Investigaciones Biológicas
Clemente Estable): Una molécula de la planta, administrada en laboratorio, disminuyó un 56% las lesiones causadas por el accidente vascular cerebral más frecuente -la isquemia focal- que provoca la muerte o deja secuelas graves en los humanos.


EN PERSPECTIVA
Miércoles 22.08.01, hora 09.10.


EMILIANO COTELO:
La sabiduría popular, sobre todo en el interior, ha hecho un culto de un conocido "yuyo", la marcela. Dice nuestra gente que previene la ateroesclerosis, o mejor dicho que "es buena para la clorosis". Las salidas al campo terminan siempre recolectando ramitos de marcela, a los que se deja secando para luego preparar una infusión, o incluso incorporarlos al mate.

Pues bien, después de años de investigación en el Instituto Clemente Estable y la Facultad de Química de la Universidad de la República, se descubrió que un extracto de la marcela reduce los daños ocasionados por los infartos cerebrales. El experimento fue desarrollado hasta el momento en células de cultivo de laboratorio y en ratas. El hallazgo fue patentado internacionalmente por el equipo de investigadores, que ahora procura desentrañar cómo actúa la quercetina, una molécula extraída de la planta. En las pruebas de laboratorio se observó que su administración disminuye un 56% las lesiones causadas por la isquemia focal, que es el accidente vascular cerebral más frecuente que provoca la muerte o deja secuelas graves cuando se produce en humanos.

Para ahondar sobre este trabajo, del que hoy informa el diario El Observador, estamos en comunicación con el doctor Federico Dajas, jefe del Departamento de Neuroquímica del Instituto de Investigaciones Biológicas Clemente Estable. ¿Podemos explicar en primer término cuál fue el origen de estas investigaciones?

FEDERICO DAJAS:
El origen es una decisión, tomada hace mucho tiempo, de desentrañar los compuestos naturales en cuanto a sus posibilidades para la salud humana. Es un objetivo de investigación de un programa que no es sólo nacional, incluso es internacional, en el cual participa gente de otros países: Chile, Bolivia e incluso de Africa y Asia. Es una decisión en una línea de investigación en cuanto a que los productos naturales son potencialmente muy ricos y pueden ayudarnos todavía muchísimo.

EC - ¿Cómo se aterrizó en particular en la marcela?

FD - Nosotros estamos en Uruguay; la cuestión era empezar a hacer algo con nuestras plantas. En realidad empezamos por azar: yo pedí especialmente que la planta se eligiera al azar. Cuando se prepara el extracto se prepara una gran cantidad y se evapora, queríamos hacerlo ciego pero rápidamente nos dimos cuenta todos de que estábamos trabajando con la marcela porque el aroma es inconfundible. Nos enteramos de que, en la Facultad de Química, la Cátedra de Farmacognocia de Productos Naturales estaba trabajando con lo mismo. Creo que eso fue lo más rico, la asociación que potenció a ambas cosas: la gente de Química que estaba trabajando en el compuesto y lo aislaba, y nosotros que podíamos probar su valor. El doctor Horacio Heinzen es el director de la cátedra de Farmacognocia. Hay que hacer muchas tareas, se sumó gente de la Facultad de Ciencias, donde hay equipos que no hay en el Estable, la doctora Cristina Arruti nos ayudó mucho en la parte de evaluar la lesión. Lo bueno es que se trata de un grupo de científicos trabajando.

EC - También hubo colaboración de investigadores cubanos.

FD - Cuando comenzamos la investigación estábamos haciendo una colaboración con la Universidad de La Habana, en ese momento era sobre algas, dentro de todo este tema de compuestos naturales. Teníamos una becaria cubana trabajando con nosotros, que estaba haciendo el doctorado en Uruguay, que es la que está llevando adelante gran parte del proyecto.

EC - ¿Cómo terminaron concentrándose en las lesiones que dejan los infartos cerebrales?

FD - El nuestro es el Departamento de Neuroquímica. Es el nombre actual del viejo departamento de Estable, que era Neurohistología, la línea de investigación de Clemente Estable, investigación en el cerebro. Nos interesa el cerebro y nos interesa proteger a las neuronas. Cuando muere una neurona muere algo en nosotros y se va, nunca más lo recuperamos. Si usted se lesiona la piel, las células de la piel se reproducen, pero las células del cerebro no, entonces son pérdidas definitivas. Todo lo vascular es la primera causa de muerte en nuestro país, y los accidentes vasculares son una de las principales. No tengo todavía las cifras de Uruguay, pero por ejemplo en Estados Unidos hay 500 accidentes por año, de los cuales un tercio termina en muerte. Pero lo peor es la parte de incapacidad y de recuperación, que tiene un costo social muy grande.

EC - ¿Qué es el infarto cerebral?

FD - El infarto del corazón es cuando se tapa, se obtura una de las arterias principales del corazón; el infarto de cerebro es cuando se tapa una de sus arterias. Así como en el corazón hay algunas arterias que se obstruyen con mayor facilidad, en el cerebro también; una de ellas es la arteria cerebral media. Nosotros hacemos experimentalmente en animales exactamente lo que le pasa al humano: obturamos la arteria cerebral media y provocamos un infarto cerebral, que es grande, equivalente a lo que ocurre en el hombre, con déficit motor... Clínicamente similar. Entonces podemos dar sustancias que suponemos que pueden llegar a ser medicamentos para ver si podemos revertirlo. Esa es la situación experimental típica.

EC - ¿Por qué terminaron aplicando esta sustancia proveniente de la marcela?

FD - Esto que le estoy contando es la parte final de un largo proceso, porque es muy costoso: hay que tratar al animal en todo sentido como a una persona, tanto la parte ética como la técnica, o sea la anestesia, la temperatura, etcétera. Es muy costoso, porque de otro modo la comparación no tendría valor.

El punto es que para llegar a eso, que es muy costoso, usted tiene que tener alguna evidencia previa de algún compuesto que quiere probar. Primero hacemos tests en tubos de ensayo, simplemente. Ahí se vio que la marcela era antioxidante y que había algunos compuestos que eran muy antioxidantes. Por otra parte tenemos células aisladas cultivadas, a las cuales se les hace una agresión oxidativa y se les pone la sustancia que uno quiere probar. Cuando les poníamos la marcela y las células sobrevivían, recogimos evidencias de que la marcela tenía compuestos que permitían proteger células.

EC - Después desarrollaron -me estoy salteando etapas- la experimentación con ratas. ¿A qué conclusión llegaron?

FD - Hay un compuesto dentro de la marcela, la quercetina, que disminuye notoriamente -ni nosotros creíamos lo que estábamos viendo, la magnitud en que disminuía- el área de infarto en la rata. Utilizando una sustancia que colorea la parte lesionada y la sana, podemos delimitar la extensión del infarto, podemos saber cuán grande es la lesión. Provocamos el infarto y media hora después le damos una única inyección de quercetina. Estudiamos cuán grande es la lesión y vemos que ésta disminuye un 60%.

EC - Este producto ¿regenera células del cerebro que habían sido afectadas?

FD - No: no puedo decir eso. Usted obtura la arteria y tiene un área de lesión, si le da la molécula esa área es menor. Es como que protege, no podemos decir que recupera. Para un neurobiólogo, una neurona que muere, muere.

EC - Si entiendo bien, si ustedes no aplicaran esa inyección el proceso de destrucción de células del cerebro continuaría.

FD - Sí, llegaría a ocupar un gran espacio.

EC - Al aplicar la inyección, se logra frenar en ese momento el proceso de destrucción.

FD - Exactamente, detener la extensión de la lesión.

EC - Y el resultado final es que la lesión es 60% inferior.

FD - Exactamente. En la rata también hacemos experimentos motores. Si fuera un humano, la persona que tiene ese accidente tendría un problema motor, una parálisis. La rata también tiene parálisis, y el resultado concreto es que vemos que los déficit motores disminuyen significativamente. Estoy haciendo una clara diferencia entre esto, que es experimental, y lo humano, para lo que nos falta muchísimo todavía.

EC - Ahí viene todo el abanico de preguntas que los oyentes nos están formulando. Concretamente, ¿cuáles son las perspectivas que se abren a partir de los resultados que han obtenido ustedes en estos experimentos para los seres humanos?

FD - Quisiera ser optimista; ¿puedo serlo?

EC - Sí, cómo no. Falta optimismo, adelante.

FD - Esta molécula, o posiblemente un derivado, podría ser utilizado en situaciones de infarto de cerebro. Con esto le estoy hablando de años de investigación. Lo bueno es que uno aprende a manejar el modelo, a cambiar la molécula. Esa es una parte muy importante que están haciendo los colegas de Química. Se cambia partes de la molécula y se ve si sigue siendo igualmente activa, si es más activa o menos activa. El objetivo ahora es lograr la molécula más activa posible para poder sintetizarla y seguir adelante.

Nosotros no descubrimos la molécula de quercetina, pero fuimos los primeros -solamente hay otro trabajo, que no hace lo mismo que el nuestro- en aplicarla al cerebro. No sabemos por qué se ha dejado de lado el uso de esta molécula en el cerebro: es una molécula que se vende en compuestos. Se descubrió por allá por el 30 y era tan importante -es un flavonoide- que se llegó a decir que era una vitamina, a esta y a otra se les llamaba vitamina P. Está como suplemento alimenticio en compuestos. Por ejemplo, en la dieta de todos los días tomamos esta molécula, por suerte. Eso es muy bueno desde el punto de vista del futuro: es una molécula que posiblemente no sea tóxica porque estamos en contacto con ella todos los días.

EC - ¿Sobre qué tipo de marcela han trabajado? Un oyente hace notar que hay dos variantes.

FD - Creo que es la más clara. Se diferencian por el color: hay una más oscura y una más clara. Sería la menos amarillita.

EC - Ahora viene continuar con el desarrollo de esta investigación para buscar una sustancia que pueda ser aplicable al ser humano. Hasta ahora se ha logrado verificar que en el caso de la administración de ese extracto proveniente de la planta de la marcela por la vía de la inyección, a la media hora de producido un infarto cerebral reduce en un 56% las lesiones que se habrían producido.

FD - ¿Se da cuenta de lo importante que es una disminución de esa entidad? Eso es lo que nos sorprende a nosotros.

EC - Por lo tanto en el futuro y si estas investigaciones avanzan exitosamente en relación con el ser humano, ustedes van a poner a disposición un medicamento a aplicar después del infarto cerebral pero muy cerca del mismo, para que sus efectos sean los menores posibles.

FD - Esa es la lectura estricta de lo que está ocurriendo. Como uno de los mecanismos de defensa del organismo el área de infarto como que atrae moléculas y compuestos porque es un área de lesión que trata de protegerse. Una cosa importante es que también dimos un paso tecnológico, muy importante para el efecto que estamos teniendo y quizás explique lo que le decía en cuanto a que otras investigaciones en el mundo no han tenido estos resultados: pusimos la molécula adentro de lo que vendría a ser una gotita de grasa, dentro de lo que se llama un liposoma, con lo cual queda protegida y entra al cerebro. El cerebro tiene una barrera que lo separa del resto del organismo molecularmente, es un filtro muy selectivo que pasan muy pocas moléculas; estas moléculas normalmente no pasan ese filtro, pero nosotros hicimos una preparación con los colegas de Química y le dimos como un transportador, un vehículo para que pudiera entrar, las pusimos adentro de un tanquecito de guerra para que traspasaran esa barrera, creo que eso ayuda mucho. Esa es la potencialidad y ojalá -el ojalá lo digo no como científico sino como persona- sirva también para proteger. Si es tan importante en un momento de lesión como es la isquemia, quizás nos pueda servir para proteger cuando están ocurriendo procesos degenerativos. Pero eso es hipótesis, es parte del trabajo que queda por hacer.

EC - Poder llegar a ese punto sería lo más notable, lograr un preventivo.

FD - Exactamente. Es el rol que nos cabe como científicos, nosotros identificamos que esa molécula tiene esa potencialidad, se abren avenidas de investigación. Como se imaginará, no tenemos muy claros los mecanismos por que actúan, nosotros empezamos a trabajarla como antioxidante y nos vamos convenciendo cada vez más de que no es como tal que trabaja. Eso es lo fantástico de la ciencia, que usted empieza con una hipótesis y al año tiene que empezar a abandonarla porque hay otras cosas. Creemos ahora que hay otros mecanismos que están actuando. El otro valor de esto es que esta molécula quizás nos permita entender otros mecanismos importantes en la isquemia, sobre los cuales después podemos interferir de otras maneras. Esa es la otra potencialidad, que es increíble.

EC - ¿Qué interés ha despertado este hallazgo a nivel internacional?

FD - Por ahora cubrimos toda la primera fase confidencial, porque esto está patrocinado por Urufarma, por agencias internacionales como la Universidad de Upsala, la Academia de Ciencias del Tercer Mundo, la Fundación Internacional de Ciencias...

EC - ¿Qué significan estos patrocinios?

FD - Significa que pagan becas, hacen contribuciones concretas a la investigación. Nuestro departamento ha recibido apoyo de la Universidad de Upsala desde hace más de 20 años, y esa universidad sigue apoyando este tipo de investigaciones de productos naturales. Además teníamos el patrocinio local de Urufarma, una compañía farmacéutica que apoyó la investigación desde el principio. Los científicos a veces nos olvidamos de la propiedad intelectual, vemos el descubrimiento y nos gusta tanto que lo comunicamos en seguida.

EC - Ustedes tomaron la prevención de patentarlo.

FD - Después de una experiencia previa en la que descubrimos algo que rápidamente fue utilizado en otros países y no por nosotros, primero patentamos y ahora estamos publicando, estamos enviando todo esto para su publicación. Si se publica antes, después no se lo puede patentar; entonces cubrimos un período confidencial y en este momento, una vez obtenida la patente, todo esto se está publicando rápidamente.

EC - ¿Qué reacciones se han producido a partir de la divulgación?

FD - Está saliendo, tenemos la patente desde hace un mes. El resultado viene de antes, pero la concreción de la patente es muy reciente. Hasta ese momento los resultados no habían sido publicados, ahora sí, estamos enviando todo a publicar.

EC - El eventual desarrollo industrial de estos productos queda a cargo del laboratorio que usted mencionó.

FD - Es una de las grandes avenidas de desarrollo. Por supuesto que el laboratorio tiene la primera opción, pero a veces hay que hacer inversiones tales, sobre todo en la parte tecnológica, que hay que hacerlo con terceros, con los grandes laboratorios internacionales, por ejemplo.

El destino se empieza a escribir ahora, pero por lo menos Uruguay tiene la prioridad en este tipo de compuestos: en algo todavía tenemos prioridad. El valor futuro es ése, si me permite nuevamente ser optimista, si nuestros datos son ciertos -creo que en algo lo son- podemos tener una molécula o un derivado que puede tener valor en el futuro. ¿Se imagina el valor de una molécula que puede ayudar en el infarto cerebral? El mercado es impresionante. Ojalá que eso nos dé recursos para la ciencia.

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Transcripción: María Lila Ltaif Curbelo
Edición: Jorge García Ramón





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