03.09.2001






Despenalización de la droga:
continúa la polémica

Gervasio Guillot (Suprema Corte de Justicia) y ex fiscal Miguel Langón contraponen ventajas y desventajas de liberalizar el consumo con sus consecuencias sobre la salud, la delincuencia asociada al mercado negro y el poder económico, social y político de los narcotraficantes.


EN PERSPECTIVA
Lunes 03.09.01, hora 08.50.


EMILIANO COTELO:
¿Cómo hay que enfrentar el problema de la droga? ¿Puede ser una solución ir a la despenalización del comercio de drogas? Esta discusión lleva años y sin embargo parece que no se agota, como quedó de manifiesto este fin de semana en un seminario para comunicadores organizado en Punta del Este por la Presidencia de la República. El doctor Gervasio Guillot, ministro de la Suprema Corte de Justicia, defendió la liberalización; el doctor Miguel Langón, penalista y ex fiscal, rechazó esa idea y se pronunció por el sistema vigente, basado en una legislación de tipo represivo.

Les proponemos repasar esta polémica escuchando a los dos expositores.

***

Pregunto en primer lugar al doctor Langón qué características tiene la legislación vigente hoy en relación con las drogas en nuestro país.

MIGUEL LANGÓN:
La legislación vigente en esa materia es claramente represiva. Se inscribe en la línea que han marcado la Organización de las Naciones Unidas y la Comisión Interamericana contra el Abuso de las Drogas de la OEA, que es la que sigue también la Unión Europea.

EC - ¿Qué es lo que está prohibido en Uruguay?

ML - Son delitos todas las conductas referidas al tráfico de estupefacientes y sustancias psicotrópicas, es decir aquellas que generan dependencia psíquica o física de las personas que las consumen en todos los eslabones de la cadena, desde la producción, la fabricación de la sustancia, el transporte, hasta la tenencia de las mismas para la venta; naturalmente, también está prohibido el lavado de dinero como delito, así como los delitos de precursores químicos, que son las sustancias utilizadas en la fabricación de drogas.

Hay una penalización a nivel planetario, en todo el mundo; no solamente en las áreas de nuestra cultura que son las que mencioné primero, sino también en el mundo asiático, en el mundo musulmán y en Oceanía y Africa. Es una política mundial de Naciones Unidas. Lo único que tenemos, que es una de las dos opciones, es el no castigo al individuo que tiene una cantidad razonable de sustancia para consumo personal. Esto queda al arbitrio de cada juez frente al caso concreto.

EC - O sea que no está penalizado el consumo; ¿se puede resumir en estos términos?

ML - Sí, pero me gusta ser más preciso, porque el consumidor es un tenedor y la legislación uruguaya lo perdona, no lo castiga por razones humanísticas, por comprensión de la situación y por toda una filosofía asentada en Uruguay, en la cátedra y demás, de no perseguir los vicios sociales o las debilidades humanas. De todos se puede resumir diciendo que el consumo no está penalizado en nuestro país.

EC - Pero hay ciertas condiciones para que no sea penalizado.

ML - Tiene que ser una cantidad razonable, destinada exclusivamente al consumo personal. Eso depende de cada caso y de la evaluación que haga el juez de qué cosa es una cantidad razonable, sobre lo que hay varios criterios que de todas maneras no puede variar demasiado.

***

EC - Pasemos al doctor Gervasio Guillot. ¿Por qué entiende usted que este marco legal no es adecuado, no es suficiente?

GERVASIO GUILLOT:
Simplemente contemplando la realidad, cuál ha sido la eficacia de esa política represiva de la comercialización de drogas. ¿Se ha evitado el consumo? Contemplo la realidad mundial, y obviamente la respuesta es negativa. Al contrario: cada vez hay mayor consumo, lo que trae las consecuencias secundarias. La clandestinidad del suministro de drogas trae como consecuencia la organización de mafias que actúan en las sombras de la ley, cuya corrupción crece como una metástasis en todos los tejidos sociales y llega a las más altas esferas. Basta con prender la televisión para ver un montón de películas que tratan toda la corrupción del tráfico de drogas; algo similar a lo que ocurrió en ocasión de la vigencia de la ley seca en Estados Unidos, la prohibición al consumo se demostró ineficaz.

EC - ¿Y usted propone entonces la despenalización del tráfico de drogas?

GG - Exactamente. La despenalización, sustituyendo la prohibición por el control de la sociedad a través del Estado del tráfico y el consumo de drogas. Una chica drogadicta no tendrá necesidad de vender su cuerpo, de prostituirse para obtener el dinero para adquirir la droga, ni un chico va a salir a asaltar un banco para procurarla, porque podrán comprarla en la farmacia como quien compra una aspirina.

Esto, dicho en un planteo muy simple. Claro que la cosa es mucho más compleja y muchos de los problemas que se puede suscitar se irán resolviendo sobre la marcha, a medida que la experiencia indique pautas de conducta o retoques al sistema. Mi propuesta no es de un simplismo tan grande como decir "Se deroga todas las leyes que reprimen el tráfico de drogas, y se terminó el problema".

EC - Cuando usted sugiere liberalizar el comercio de drogas, ¿está hablando de una medida que abarcaría a todas las drogas?

GG - Son temas polémicos. Se puede empezar por experiencias piloto, se puede empezar con drogas blandas como la marihuana, cuyo consumo es el más extendido, y ver qué pasa con las otras. Son todas experiencias a realizar.

EC - ¿Estamos hablando de una medida que podría tomar un Estado por sí solo? Se lo pregunto porque el presidente de la República se ha pronunciado más de una vez por esta tesis, pero la ha puesto en un contexto en el que otros países vayan por el mismo camino, no como una decisión unilateral de Uruguay.

GG - Menos que menos Uruguay, que es un país pequeño con apenas tres millones de habitantes. Esa solución es impensable si no se hace en forma masiva en los grandes centros consumidores, como Estados Unidos y Europa en primer término, con gran poder adquisitivo y donde la droga tiene realmente un empuje enorme. Uruguay solamente será una vía de tránsito. Si el comercio mundial, las mafias de la droga vivieran solamente del consumo uruguayo, darían quiebra en una semana.

EC - ¿Su planteo se refiere sólo a Uruguay o requiere de una coordinación, de una unificación de políticas con otros países?

GG - Obviamente tiene que estar en un concierto internacional. Ya no en materia de droga: en materia económica y financiera, Uruguay no puede tomar ciertas medidas fuera del concierto internacional porque se funde; es un país pequeño, no puede imponer pautas económicas porque no tiene fuerzas. Lo mismo pasa con la droga.

EC - Entonces la suya es una propuesta de difícil concreción.

GG - Claro: es como si usted propusiera un sistema financiero que solamente pudiera funcionar en tanto se aplique en todo el mundo globalizado. No es un caso particular, está inserto como todas aquellas cuestiones que solamente son posibles con el concierto internacional. No es pensable que las adopte un país en forma individual.

EC - Entonces, usted no está proponiendo que lo adopte Uruguay en forma individual: es un planteo teórico sobre lo que el mundo debería hacer con el problema de la droga.

GG - Claro. En los países que tienen experiencia en drogas los sistemas que se usan no han resultado, y son países con mucha mayor densidad y mayor poder adquisitivo que Uruguay. El psiquiatra Otto Kernberg, una reputadísima personalidad, dice: "Un país que tiene una tolerancia muy grande hacia las drogas, como Holanda, tiene mucho menos conflictos que Inglaterra, país que tiene ciudades enteras con problemas de drogas casi epidémicos. La criminalidad asociada a la droga es uno de los mayores problemas que tenemos en Estados Unidos". Eso da una pauta de cómo son las cosas.

EC - ¿Cuál es el marco legal en Holanda, ya que se citaba ese ejemplo?

GG - Holanda tuvo una permisividad controlada. Originariamente tuvo una legislación represiva, luego hizo la experiencia de una liberalización total y hoy tiene un sistema un poco híbrido, mucho más liberal que en otros lados. No conozco "los últimos figurines": cuando estuve en Holanda el consumo era absolutamente abierto, sin ningún tipo de problemas.

EC - Entonces ahí tenemos el ejemplo de un país que fue por un camino propio, sin esperar una política mundial en la materia.

GG - De acuerdo al dictamen de este psiquiatra que le acabo de leer, la experiencia fue muy buena.

EC - ¿Uruguay podría dar pasos, no digo hacia la despenalización total, pero sí haciendo experiencias similares a las de Holanda?

GG - Por ejemplo. Mi propuesta no tiene la soberbia o la pedantería de garantizar un resultado positivo. Estoy proponiendo un estudio orientado, habida cuenta del fracaso de la legislación represiva. Llevar la mira hacia otras políticas permisivas, que a lo mejor tienen mucho mejor resultado.

***

EC - Doctor Langón: usted escuchaba al doctor Guillot, quien sostiene que se debería probar la despenalización del tráfico de drogas, teniendo en cuenta los malos resultados que ha dado hasta ahora la legislación de tipo represivo: el consumo de drogas no ha disminuido y se ha creado todo el fenómeno de las mafias, del narcotráfico, del lavado de dinero con todas sus connotaciones, por ejemplo en materia de corrupción. ¿Qué responde usted?

ML - La respuesta es muy clara: si con el enorme esfuerzo de lucha contra las mafias y esta forma de delincuencia organizada que hay a nivel planetario, estamos en una situación de avances y retrocesos pero que pueden dar lugar a una situación como la que describe el doctor Guillot, de que en definitiva no se ha logrado derrotar al narcotráfico, uno debe preguntarse qué pasaría si realmente la situación estuviera fuera de control, en qué tipo de mundo estaríamos viviendo. Ese es el riesgo de una labor imaginativa de cómo sería el mundo inundado por drogas y manejado por estos señores que no se detienen ante nada. Hay que ver el daño a la salud pública que provoca la droga, la destrucción de la juventud, la pérdida de la voluntad de trabajar y de avanzar en la vida. Eso debería ser muy bien evaluado; si controlado tenemos la situación que tenemos, ¿qué podría pasar si no hiciéramos nada? Siempre digo que hay que considerar las alternativas.

Respecto a la discusión de la liberalización o no, me parece importante que se plantee un debate a nivel nacional sobre este punto. También hay que decir que es una situación que se debatió al máximo nivel en el Parlamento en varias instancias, cuando se impulsó las distintas leyes en 1974, y muy recientemente en 1998 cuando se incorporó el delito de lavado de dinero y delitos a cargo de las instituciones financieras en nuestro sistema. Estos proyectos han logrado un apoyo masivo de todo el espectro político del país.

EC - ¿O sea que usted sostiene que el debate ya está laudado?

ML - Nunca se lauda ningún debate, pero quiero decir también que hay algunos temas, como por ejemplo la pena de muerte, la edad de la imputabilidad -si hay que bajar los 18 años o no-, la penalización o no del aborto y la penalización o no de las drogas, que sin perjuicio de que en la academia se los siga discutiendo, y que desde el punto de vista didáctico haya que plantear estos problemas a las nuevas generaciones para que los conozcan y que públicamente se planteen, como resurgió el año pasado el problema de la interrupción de la gravidez y ahora hay un pico de discusión (muy ilustrativo, muy interesante)... pero también hay que ver que el país no puede estar discutiendo siempre las mismas cosas.

Nosotros hemos decidido determinados caminos, y cada camino tiene sus costos; si tenemos, por ejemplo, la edad de la imputabilidad en los 18 años, después no nos podemos tirar de los cabellos cuando un chico de 17 comete un crimen horroroso, un crimen múltiple. Como sociedad hemos decidido que esas personas sean inimputables, son consideradas niños y simplemente hay que asumir los costos y tratarlas como tales porque de antemano sabemos que eso va a ocurrir.

EC - En seguida volvemos a los pro y contra de la eventual despenalización, pero permítame consultar al doctor Gervasio Guillot acerca de esta advertencia.

GG - No es una advertencia, estoy totalmente de acuerdo en la medida en que la legislación que existe es la vigente. Otra cosa es cuando uno impugna determinadas soluciones legales para una evolución legislativa. Naturalmente que cada vez que ocurre un fenómeno no podemos exigir una reforma legislativa; si un chico de 17 años comete un crimen atroz no se saca inmediatamente una ley que baja la imputabilidad a 16, porque mañana pasa un chico de 15 años que comete un crimen atroz entonces la llevamos a 15 y después a 12. Ese no es el tema, en eso estoy totalmente de acuerdo con el doctor Langón, que además es un criminólogo de fuste.

EC - ¿Entonces por qué razón usted replanteó esta discusión este fin de semana?

GG - Hice la específica aclaración de que no es que yo sea un cruzado por la despenalización del tráfico de drogas: es un tema que está en el tapete, como la despenalización del aborto. Es un tema que está en el tapete permanentemente, por supuesto.

Pero qué horror una sociedad que se estereotipe en determinado status y no evolucione nunca. Dios nos libre, no es ésa la realidad, las sociedades evolucionan y justamente lo hacen cuando en ámbitos académicos, en ámbitos sociales, políticos e ideológicos se va discutiendo y se va reformando y modificando la legislación. Por ejemplo, en nuestro código de 1889 la homosexualidad era un delito; se penaba la sodomía. Hoy ya no se pena, y eso ocurrió después de un debate. En Argentina ya hay un proyecto de matrimonio entre personas del mismo sexo.

Son todos debates que la sociedad lauda de determinada manera, la voluntad del pueblo expresada a través de sus representantes legales, que son los parlamentarios, lauda, prohibe o permite ciertas conductas. Eso es un fenómeno de la evolución de las sociedades.

EC - Doctor Langón, vuelvo con usted a propósito de los argumentos que manejaba el doctor Guillot a favor de la despenalización. Entre otros, sostenía que despenalizando desaparecería todo lo que hoy es el mercado negro de la droga, que desaparecerían las mafias, los riesgos de corrupción; decía que también desaparecería la tendencia que puede tener una joven a prostituirse para adquirir la droga que necesita en la medida en que se ha vuelto adicta... ¿Qué dice usted sobre esas ventajas?

ML - Es muy difícil constatar los resultados sin tener las medidas. Uno tiene que hacer una proyección de futuro. Pero dado el poder económico, el poder de penetración, de influencia, de corrupción que ha demostrado este tipo de mercado, por la demanda ávida que hay de drogas fundamentalmente en los países que pueden pagarlas pero en todo el mundo en general, uno se pregunta si esas mafias no van a seguir actuando. Parece un poco optimista decir que el Estado va a poder regular, poner impuestos o establecer una condición cuando en realidad el dictado lo darían probablemente los que ahora son narcotraficantes, que se transformarían en comerciantes honestos porque el tráfico no estaría prohibido, la producción tampoco. De cualquiera manera tendrían un poder y una influencia terribles sobre los gobiernos; no sería nada difícil que actuando en la legalidad pudieran incluso llegar a las máximas jerarquías del poder político.

EC - ¿Qué dice usted, doctor Guillot, de esta réplica?

GG - Claro, es muy difícil, habría que ver la experiencia de cómo sería un mundo con la droga despenalizada...

EC - ¿Qué pasaría con quienes hoy se dedican al narcotráfico?

GG - Creo que sin ninguna duda se van a empobrecer.

EC - Está claro que los precios bajarían, serían mucho menores.

GG - Los grandes países consumidores son los países de gran poder adquisitivo, Estados Unidos y Europa. Le aseguro que el día que Estados Unidos logre gravar impositivamente las ganancias del narcodólar se va a sentir mucho más tranquilo y va mermar muchísimo el afán de la represión.

EC - De todos modos estos empresarios conservarían un poder importante, decía recién el doctor Langón.

GG - En la misma medida en que los empresarios del tabaco tienen un poder muy importante. En Estados Unidos los grandes trusts del tabaco tienen gran poder y, como hay una propaganda cada vez mayor en contra, entran en transacción con las altas esferas del gobierno.

También tienen un enorme poder los fabricantes de armas, los lícitos y los ilícitos; el tráfico es ilícito pero los fabricantes lícitos tienen un gran poder. Lo mismo sucede con los trusts internacionales que manejan la industria de la alimentación o la industria de los medicamentos. Todo gran poder económico se transforma en un gran poder político, es una verificación absolutamente incontestable.

EC - Doctor Langón, a propósito de lo que mencionaba recién el doctor Guillot cuando hablaba del alcohol, por ejemplo, ¿no hay allí una contradicción? ¿Por qué se penaliza el consumo de determinadas drogas y no el del alcohol, que en definitiva también es una droga?

ML - Si me permite, me gustaría hacer algún comentario sobre lo que se manifestó recientemente. Pienso que tal vez, quizás, se pueda manejar la hipótesis de que los precios bajarían relativamente, aunque los precios al consumidor no son extremadamente altos, porque los consumidores en general en Estados Unidos se encuentran en todas las clases sociales, también en los guetos de las minorías y de la gente pobre. De modo que los precios no bajarían necesariamente, pero aunque bajaran lo que habría, sin duda, sería un aumento tremendo de la demanda. Si esto es así siendo prohibido, una campaña publicitaria de "tome drogas y sea feliz", mientras le muestran una isla caribeña con una muchacha bonita y autos de lujo, como en el caso de la propaganda del alcohol y el tabaco, aumentaría tremendamente el tráfico, la producción y la distribución.

Aunque el precio bajara en cuanto a las unidades habría una ganancia probablemente muchísimo mayor de la que se tiene ahora por la masificación de la demanda y de la producción en serie, con un comercio absolutamente lícito que permitiría que vinieran cargamentos enteros de contenedores nada más que con productos de drogas a todo el mundo.

EC - Ese es un argumento fuerte, de modo que quiero volver al doctor Guillot para consultarlo. ¿No existe el riesgo con la despenalización de un aumento enorme del consumo en la medida que se podría publicitar legalmente y sin restricciones?

GG - ¿De dónde sacó usted que yo propongo que publicidad de la droga?

EC - Se lo estoy preguntando.

GG - No, yo no propongo la abolición lisa y llana del consumo en forma irrestricta como una panacea. Dije que había que sustituir la represión por un control, en vez de reprimir controlar el consumo. Si no lo dije claramente lo estoy diciendo ahora, sustituir una cosa por otra y dentro de ese control del tráfico de drogas puede estar perfectamente la prohibición de la propaganda.

EC - ¿Qué otro papel jugaría el Estado, qué más implicaría ese control en el nuevo esquema?

GG - Es cuestión de verlo en cada caso. No se puede establecer pautas, es una cuestión que requiere un estudio muy grande, con datos estadísticos de una cantidad de cosas para legislar en consecuencia, hacer un sistema normativo que realmente contemple una realidad que es sumamente compleja.

EC - ¿Doctor Langón?

ML - Si me permite, sobre la propaganda: en algunos países con problemas muy graves de alcoholismo en rutas, los fines de semana no se vende alcohol a nadie, no se lo puede comprar en las gasolineras, en las autorrutas. En el caso del cigarrillo, se controla la propaganda y se establece una leyenda -"Fumar es perjudicial para la salud"-, pero una vez que se legaliza no se puede impedir que haya cierto tipo de propaganda.

Se intenta limitar el poder de estas asociaciones, como las grandes tabacaleras y las grandes productoras de alcohol; se intenta que no se vincule el consumo de alcohol o de tabaco con la juventud o con las actividades deportivas, porque parece contradictorio con el deporte. Sin embargo, es una lucha permanente, muy difícil de llevar adelante. Una vez que se levante la prohibición general, y aunque sea en el boca a boca, todo el mundo va a saber en principio quiénes venden droga, dónde está, dónde se encuentra, cuál es la de mejor calidad. Creo que en poco tiempo esas limitaciones, si existieran, serían llevadas por delante, porque si se pudo demoler el enorme muro de contención creado a nivel planetario, una vez abierta la fisura en la represa el agua va a salir a raudales.

EC - Ya que estábamos hablando de cigarrillos y de alcohol, ¿no hay una contradicción? ¿Por qué esas drogas están permitidas?

ML - No tengo una respuesta definitiva sobre el problema, apunto simplemente una razón histórica: es difícil de ver, incluso en el momento actual, para los que consumen tabaco y los que consumimos alcohol. Sacando el punto determinado de que un sujeto esté sometido a una borrachera, llegar a situaciones de adicción y de alcoholismo es un problema muy grave para la sociedad, que uno no visualiza. Pero lo que menos se visualiza son las estadísticas que muestran que el consumo habitual de alcohol disminuye 10 años la perspectiva de vida, o que los fumadores viven promedialmente 15 años menos. Ese tipo de cosas no se termina de visualizar, como el tema del fumador pasivo; usted está fumando en su casa junto a un bebito al que quizás le cause un cáncer pulmonar. La gente no lo visualiza, no se da cuenta, no lo ve, y con la droga pasa lo mismo. A principios del siglo XX, hasta los años 20, 25, se pensaba que la cocaína era una panacea (fundamentalmente de los países de América del Sur) que tenía aplicaciones médicas; se vendía en los laboratorios y las farmacias de Estados Unidos como producto médico, hasta que paulatinamente se vio el daño a la salud y el fenómeno de la adicción, la compulsión al consumo, que es la etapa final.

El alcohol tiene una historia milenaria, desde el principio de la civilización acompañó a la humanidad. Las drogas existieron siempre -nadie pretende que no sea así-, pero se utilizaron más bien en fenómenos rituales, en cuestiones religiosas, en cosas muy puntuales. El tabaco también se utilizaba con finalidades rituales en América y se difundió en Europa a partir de la conquista, del descubrimiento de América. Con las drogas se empieza a saber cuáles son los efectos que causan en la salud de las personas y la adicción muy recientemente, entonces la respuesta ha sido represiva. En el caso del alcohol y el tabaco la respuesta es un poco tirar la cola de la cometa para que no remonte tanto, por eso hay todas esas limitaciones de que estábamos hablando.

El alcohol y el tabaco se han impuesto masivamente, las sociedades los consumen masivamente; la respuesta penal no es mágica ni mística ni la mejor; la mejor respuesta es la educación, la prevención -sobre esto no hay discusión-, pero con las drogas se está jugando por ahora, a nivel de la humanidad, una lucha frontal para detenerlas, para no tener otro enorme vicio social con problemas que se conocen, para no habilitarlos, no facilitarlos. Después es muy difícil poner controles, como es muy difícil limitar el alcohol y el tabaco que sabemos que producen adicción, que limitan la vida de las personas, que producen muerte, pérdidas económicas y un poder económico que en definitiva se traduce en algunos aspectos en el poder político de los grandes tenedores de las haciendas, los productores, las fábricas y el transporte.

EC - ¿Doctor Guillot?

GG - Comparto totalmente la última parte de la exposición del doctor Langón. El habla de razones históricas; en última instancia no existe una razón ontológica y decisiva para discriminar el consumo de drogas -y menos una droga blanda como la marihuana- respecto de drogas infinitamente más nocivas como el alcohol en exceso y el tabaco. El alcohol es nocivo para la salud y para la convivencia social y produce una degeneración de costumbres. El cigarrillo solamente es dañino para la salud y cada vez es mayor la prohibición de fumar en lugares públicos para proteger al fumador pasivo. Comparto las últimas reflexiones del doctor Langón.

--------------------
Transcripción: María Lila Ltaif Curbelo
Edición: Jorge García Ramón









En perspectiva
l Dinámica Rural l Deportes l Página principal

Para escuchar la radio en vivo necesita el Real Player
Optimizado para Internet Explorer a 800x600
Copyright Espectador.com All Rights Reserved