05.09.2001






El deporte uruguayo y la resistencia al cambio

Consultor español Rafael Cortés Elvira: Por primera vez se afronta con rigor y seriedad el conocimiento de la situación. El camino futuro depende de saber dónde se está, y saberlo ayuda a planificar, a invertir, y a la tarea de los poderes públicos.


EN PERSPECTIVA
Martes 04.09.01, hora 01.05.


DIEGO BARNABÉ:
¿Hacia dónde va el deporte en Uruguay? Es la pregunta que en los últimos tiempos nos hemos hecho y se han hecho las autoridades, a partir de la creación del Ministerio de Deporte y Juventud. Ministerio que presentó ayer el estudio, las conclusiones y las propuestas de la consultoría internacional que ha venido trabajando en los últimos meses. Expusieron los resultados los consultores españoles Pablo López, Jesús García, Fernando Paris Roche y el doctor Rafael Cortés Elvira. La unificación de información en torno a las instalaciones deportivas públicas y privadas, la importancia de las intendencias en la promoción deportiva, la idoneidad del actual sistema de baby-fútbol, la obtención de resultados en la alta competencia, todo ello asociado a la planificación, fueron algunos de los temas puestos ayer sobre la mesa.

Nos acompaña el doctor Cortés Elvira, quien se desempeñara como secretario de Estado para el Deporte durante el gobierno de Felipe González. Fue además uno de los máximos responsables de la organización de los Juegos Olímpicos de Barcelona 92.

Usted hizo la presentación general de este trabajo, que lo trajo al Uruguay y lo tuvo ocupado durante unas cuantas semanas junto a sus colaboradores, en las que hicieron ¿qué, exactamente?

RAFAEL CORTÉS ELVIRA:
Esencialmente, lo que anunciamos: en primer lugar, descender a la arena del conocimiento del deporte en Uruguay, pisar el suelo de lo que es hoy su realidad, e intentar aplicar nuestros conocimientos para diseñar un camino. No decimos que ese sea el camino: al final, una consultoría no es otra cosa que un intento de ayuda para quienes toman decisiones. Por lo tanto, hemos presentado lo que a nuestro juicio sería el camino a recorrer. En algunos casos, incluso podríamos ser un intelectualmente un poco provocativos, con el objeto de movilizar las conciencias y de que se abra un debate para que los propios ciudadanos uruguayos decidan cuál es el camino que desean recorrer y a dónde quieren llegar. Eso es lo que hemos hecho: conocer, proponer, y hacerlo con todo nuestro saber y lealtad hacia los ciudadanos uruguayos.

DB - Cuando usted dice "provocativos", lo dice en el sentido de no guardarse opiniones sobre lo que han visto, y que después los uruguayos decidamos qué queremos hacer.

RCE - Evidentemente. Creo que uno de los derechos básicos que tenemos los ciudadanos es la libertad de opinión. Tenemos ese derecho de opinar, el derecho de expresar aquello que sentimos, con el único objetivo en este momento y en Uruguay de abrir debates. Nosotros no decimos qué hay que hacer: en todo caso proponemos lo que a nuestro juicio sería el camino más correcto. Luego, quien decide son los propios uruguayos: el poder político y los uruguayos tomarán el camino más adecuado. No decimos "Hay que hacer esto", sino "A nuestro juicio sería bueno hacer esto". No tenemos que tomar esa decisión, y eso para mí es una satisfacción, porque durante tantos años he tenido la responsabilidad de tomar decisiones y ahora puedo hacer otra cosa, que es ayudar a otros a tomarlas, y ayudar a otros a que se equivoquen -a nuestro juicio-lo menos posible. Pero no somos nosotros los que decimos lo que hay que hacer, ni proponemos que se haga lo que decimos. Pretendemos colaborar en ese debate intelectual que necesita el deporte en Uruguay, como tantas otras actividades.

DB - ¿A partir de qué trabajaron? ¿Trabajo de campo, recorrer todo el país, información, números?

RCE - Hemos estado en muchas Intendencias, nos hemos reunido con algunos intendentes, con los responsables de deportes, con asociaciones, con clubes, con profesionales, con Unicef, con la Asociación Cristiana de Jóvenes, con la Universidad Católica, hemos acudido a plazas... Diría que tomar conocimiento de la realidad del deporte en Uruguay ha sido un trabajo ímprobo. Casi, casi conocemos el deporte en Uruguay más que el de España.

DB - Uno de los aspectos que ustedes mencionaron positivamente ayer fue el de la existencia de las plazas de deportes.

RCE - Es que sin duda Uruguay es un país de éxito en materia de deportes, lo he dicho muchas veces. Creo que Uruguay ha tenido espléndidos resultados en materia deportiva, y fue pionero a la hora de establecer legislación. Hay muchos países, incluso europeos, que han copiado modelos uruguayos de principios de siglo. Dentro de ese éxito que tuvo Uruguay en el deporte, de ese reconocimiento internacional, ha sido campeón del mundo en fútbol como por ejemplo no lo ha sido España todavía. Uruguay ha tenido medallas en juegos olímpicos en baloncesto: España tuvo una por el boicot de los Juegos Olímpicos (N. de R.: de Moscú, 1980).

Es un país de éxito deportivamente. Lo que ha quedado de aquel éxito, entre otras cosas, son las plazas de deportes. Me parecen una red fantástica para que los ciudadanos puedan hacer deporte, para ponerla al servicio de los escolares, para ponerlo al servicio del deporte salud, etcétera, etcétera. Creo que es uno de los mayores activos (junto al activo de los recursos humanos) que tiene el deporte en Uruguay. Creo también que todo ese éxito que ha tenido el deporte uruguayo, simplemente por pensar que lo tuvo, no se va a prolongar durante todo el siglo que viene. Creo sinceramente que hay que cambiar el modelo y avanzar por otros caminos. Eso es lo que hemos dicho: hasta aquí las cosas han sido como han sido, pero en el futuro, a nuestro juicio, hay que cambiar la actuación, el modelo y la forma de funcionamiento del deporte en Uruguay, si quiere recuperar el éxito que tuvo antaño.

DB - Imagino que las plazas públicas de deportes, en realidad, son apenas un aspecto de lo que hace a las instalaciones públicas y privadas que analizaron en su conjunto.

RCE - Sí: hemos puesto en marcha, por ejemplo, el censo de instalaciones deportivas y el de recursos humanos. Quiere decir que ya se está recogiendo datos para conocer la realidad de las instalaciones deportivas en Uruguay, todas las que hay. Y eso para conocer cómo están, cuál es su situación actual, si son utilizables o no, cuál es su grado de deterioro, si hay que recomponerlas, para ver los desequilibrios territoriales, para ver en que sitio es necesario radicar las nuevas inversiones. Los recursos públicos son finitos, y cuando uno va a construir debe hacerlo con la mayor información posible. Esa información se tiene una vez que se ha elaborado el censo. Pretendemos colaborar en que, cuando los poderes públicos hagan una instalación, la hagan donde se la necesita más, o que se recomponga aquellas que lo necesitan ea mayor velocidad. Ese es el conocimiento que se tiene de la realidad, en eso hemos trabajado, estamos trabajando, y el censo ya se está completando. Hay más de mil instituciones inscritas en el registro, cerca de 27.000 deportistas... Por primera vez se afronta con rigor y seriedad el conocimiento de la situación. Porque el camino futuro depende de saber de dónde se está, y saber dónde se está ayuda mucho a planificar, a invertir, y a la tarea de los poderes públicos.

DB - Los datos están siendo completados, dice usted. Pero ¿se puede adelantar algo? ¿Cómo estamos en materia de infraestructura?

RCE - En este momento hay centenares de instalaciones deportivas. Lo que falta sería reacondicionar a muchas de ellas, porque su grado de utilización es escaso, aunque la mayoría esté en uso.

Frente a la encuesta de hábitos deportivos, que también se está efectuando, hay que planificar cuál es la prioridad de los uruguayos a la hora de hacer deporte. Cuando uno afronta una instalación, ¿qué tipo de instalación hace? Aquellos que los ciudadanos más demandan, con el conocimiento de cuáles son las prácticas deportivas de los ciudadanos, sus hábitos, por dónde quieren ir, habrá que definir si se quiere más campos de fútbol, de tenis, de básquet, otro tipo de instalaciones o simplemente más piscinas.

¿Qué falta? Creo que modernizar ese parque de instalaciones, y sobre todo gestionarlo con criterios que hasta ahora no se viene aplicando, con criterios de servicio público.

DB - Por ejemplo ¿tercerizar?

RCE - Puede ser, desde luego. Es un camino que hemos recorrido en nuestro país. La tercerización de algunos servicios: no digo la privatización, que son conceptos distintos. Tercerizar ofrece mucho mejores soluciones. Piense por ejemplo que en las plazas de deportes hay cerca de mil personas trabajando, de las cuales 500 se dedican al mantenimiento, y cuyo horario de trabajo y cuya actividad se limita simplemente a estar en la plaza para muchas de ellas. Son muchos puestos de trabajo. Claro: a veces, cuando uno tiene a una persona trabajando ocho horas, pretende que haga algo mucho más importante y mucho mejor para la plaza que simplemente estar. A lo mejor la tercerización, en algunos casos, no en todos, es un camino que se puede emprender.

Lo que decimos es que cada instalación deportiva y cada Intendencia tiene una realidad distinta a la de al lado. No podemos aplicar un modelo único para todo el mundo: cada lugar, cada instalación deben encontrar su modelo. Lo que damos en la consultoría son los diversos modelos que se puede abordar, por dónde se puede caminar, y cuál serían los modelos a seguir, dependiendo de la idiosincrasia de esa propia plaza o de esa Intendencia. Creo que hay argumentos para que uno ponga en marcha su propio mecanismo.

DB - Cuando habla de tercerizar hace la diferencia con privatizar.

RCE - Es que privatizar es dar la propiedad de una instalación a unos privados para que la gestionen. Tercerizar es decir "Necesito 28 guardavidas. Usted como empresa me los consigue y se hace cargo del cumplimiento de los horarios, etcétera". Tercerizar es conseguir agentes externos que presten servicios que, naturalmente, se pretende que sean de mayor calidad, a costo más bajo y mucho más efectivos. Privatizar es dar algo a la empresa privada. Tercerizar es buscar agentes colaboradores que presten los servicios en mejores condiciones.

DB - ¿Es importante el papel de las intendencias?

RCE - Sin duda, porque en un territorio siempre coexisten competencias del Ministerio y de las propias Intendencias. Al final, la coordinación de los trabajos entre las instituciones es una pieza básica, pero la Intendencia es la que está más cerca del ciudadano. Así como el Ministerio debe tener una tarea mucho más planificadora, las Intendencias deben ser mucho más ejecutoras: a nuestro juicio deben ejecutar los programas que lidera el Ministerio.

Al mismo tiempo, cuando se hace instalaciones es imprescindible sumar esfuerzos. Si hay que construir una instalación nueva no vale que la haga el Ministerio o la Intendencia. Será mucho más efectivo si se ponen de acuerdo en qué instalaciones hacer, porque sumamos recursos. Creo que las Intendencias son una pieza básica del desarrollo deportivo, por ejemplo en lo que respecta a las actividades extracurriculares de los jóvenes, en las actividades de las plazas, del deporte para todos, de tercera edad, etcétera.

DB - La infraestructura ¿está bien o mal distribuida en el territorio?

RCE - Hay concentraciones en algunas zonas, mientas en otras hay escasez. Una de las tareas de esta consultoría es mostrar que hace falta un cierto reequilibrio territorial, de manera que no haya ciudadanos de segunda y de primera.

DB - Me imagino que Montevideo, Maldonado...

RCE - No hace falta decirlo: todos conocemos dónde está la concentración de instalaciones deportivas, tanto públicas como privadas.

DB - También han mencionado la necesidad de que los poderes públicos garanticen la igualdad del acceso de todos los ciudadanos al deporte, y que estas actividades sean gratuitas. ¿A dónde apuntan?

RCE - A la corresponsabilidad. Es un concepto que no es fácil explicar, y seguramente habrá alguien que diga que yo estoy diciendo que hay que pagar las cosas. En mi concepto, nada es gratis: al final, cualquier actividad tienen un costo. Cuando se presta un servicio deportivo, alguien lo está pagando. Normalmente, cuando se hacen con recursos públicos son los impuestos de los ciudadanos. Pero los recursos son escasos. Por lo tanto, lo que se puede aplicar a la práctica deportiva o a los programas deportivos suelen ser recursos escasos. Eso, que hay que entender como un servicio, nosotros decimos que no tiene por qué ser gratuito. Porque no hay servicios públicos gratuitos. El transporte en una ciudad es un servicio público, pero no es gratis. Los boletos no los pagan todos los ciudadanos: los pagan quienes suben al autobús y utilizan el transporte.

De alguna manera, es el concepto que queremos introducir: cuando uno utiliza un servicio deportivo, es como si pagara el boleto del autobús; tiene que contribuir para que esas instalaciones estén en buenas condiciones, puedan prestar servicios... Debe colaborar en su utilización en el bien entendido de que, al final, siempre debe haber una redistribución y siempre decimos que hay que asegurar el acceso a todos. Porque seguramente habrá ciudadanos cuyo poder adquisitivo no haga posible ni siquiera pagar pequeñas cantidades. En esos casos es donde los poderes públicos deben colaborar, y a lo mejor eso hay que pagarlo con el conjunto de los dineros de todos, para el ciudadano que utiliza esos servicios. Pero en muchos casos hay que decirle a ese ciudadano que debe contribuir con su esfuerzo para que no lo paguen el resto de los ciudadanos, que no lo utilizan, y para que se pueda prestar un mejor servicio y una mejor calidad. Lo que estamos diciendo es: frente a una plaza pública y frente a unas actividades en esa plaza pública, corresponsabilicémonos tanto los poderes públicos como los ciudadanos para que allí los servicios sean de calidad y que las instalaciones estén en correcto uso y tienen esa capacidad de que uno se siente a gusto en las instalaciones. Los ciudadanos pueden seguir sin pagar, pero no pagar, no aportar, no corresponsabilizarse, hace que nuevamente esos servicios públicos se deterioren, de modo que es una pescadilla que se mueve de la cola.

DB - Usted dice que no todos pagarían.

RCE - No, claro: los precios deben ser al alcance del bolsillo de los ciudadanos. El ciudadano medio debe poder pagar eso, igual que puede pagar una cerveza o la compra de un periódico. No estamos hablando de cantidades que no estén al alcance de ese bolsillo. Y puede haber ciudadanos que ni siquiera puedan pagar eso: a esos habrá que pagarles entre todos, y esos son los programas de ayuda que hacen que el deporte pueda ir más allá del deporte. Es básico. Por lo tanto, se trata de cierto reequilibrio pero también de cierta corresponsabilidad. Entre otras cosas porque las cosas siempre cuestan: siempre hay una factura que pagar, unos empleados a los que pagar, pero cuando el ciudadano piensa que las cosas no cuestan piensa que no valen nada.

DB - ¿Se ha probado el sistema en España? ¿Cómo funciona?

RCE - Frente a esa corresponsabilidad, el ciudadano ha visto que los servicios públicos que se ofrecían eran cada vez de mejor calidad. En España, uno tenía el concepto de que lo público era malo y lo privado era bueno. Pero que lo público sea malo y lo privado bueno no es un axioma. Depende sobre todo de los recursos que se pone en juego. Cuando el ciudadano invierte una parte de sus recursos en servicios de calidad, y los poderes públicos responden dándole servicios de calidad, lo que el ciudadano siente es una gran satisfacción. Puede decir que los servicios públicos son tan buenos como los privados.

Esto lo hicimos nosotros. La primera vez que lo hicimos, en 1989, y lo hicimos desde un partido socialista, y como integrantes de un partido socialista. Por lo tanto, tuvimos severas críticas a nuestra posición. Creo que, 12 años más tarde, nadie lo discute. Es una realidad, algo absolutamente aceptado, y algo que cada vez funciona mejor en nuestro país.

DB - ¿Cómo se traduce en los hechos? ¿Se paga al ingresar a una plaza deportiva?

RCE - No. Por ejemplo, en algunos ayuntamientos (las Intendencias de España) un ciudadano saca un carné familiar por el cual los integrantes de esa familia pueden tener acceso a las instalaciones deportivas. Por ese carné anual pagan un precio, y ese precio es el que luego se utiliza para dar servicios. Cuando se utiliza los servicios, se pagan cantidades pequeñas. Para dar una idea: si dos chicos quieren alquilar una pista de tenis en España, a lo mejor están pagando dos dólares. ¿Qué les garantiza? Que el suelo está correcto, que tienen agua caliente para ducharse, que la red está en buen estado... Porque el dinero se emplea en que sea un servicio de calidad.

DB - ¿Y aquellos que no lo tienen?

RCE - Simplemente, tienen un carné de acceso gratuito. En España hay muchas tareas sociales que dependen del ingreso de la familia. El que no puede pagar U$S 100 por ese carné familiar, tiene el carné sin pagar los U$S 100. Eso es justicia redistributiva, y eso es lo que defenderé siempre. Pero si se pueden tomar tres cervezas, ¿por qué no se puede emplear el costo de una cerveza en mejorar la instalación deportiva y en que haya un servicio de calidad? Porque no estamos hablando de que haya que pagar cantidades que el ciudadano no pueda pagar de su bolsillo sino al contrario.

Y eso revierte en el propio ciudadano, porque los servicios que se le dan... Porque si no es así, cada vez que va a una plaza de deportes, se le enciende una luz, utiliza agua caliente, lo están pagando todos los ciudadanos. Es como si el autobús fuera gratuito y la empresa de autobuses dijera "El costo mensual ha sido este, y por lo tanto el poder público me tiene que pagar esto". No: al final el servicio, por importante que sea, no tiene por qué ser gratuito. Lo que tiene que ser es bueno.

***

DB - Pasemos a otros capítulos. Usted se manifestó sorprendido por el alcance y la dimensión del fútbol infantil, del "baby fútbol". Usted ha llamado la atención de una manera muy contundente desde que llegó y comenzó a ver cómo funcionaba. Después de unas cuantas semanas de trabajo, ¿no le gusta demasiado cómo está funcionando hoy?

RCE - He recibido muchas críticas por esto, y se ha dicho auténticas barbaridades de mí por decir estas cosas. Pero creo en la libertad de expresión, y creo necesaria una reflexión sobre este fenómeno. Creo fantástico que 60.000 jóvenes hagan deporte. Desde ese lado, me parece que es una organización puntera. En segundo lugar, creo que hay un enorme esfuerzo de voluntariado trabajando al lado de ellos, que es absolutamente de alabar.

Ahora bien: ¿cuáles son los objetivos para la práctica del deporte por un joven? Esencialmente, la formación en la educación. Cuando se pone a un niño de ocho años a hacer deporte, no se le pone para que reproduzca una competencia de mayores, sino para que mañana sea un mejor joven y aporte más a la sociedad. Lo que hay que hacer con un niño a los ocho años es formarle.

¿Qué ocurre con el sistema implantado? Cuando un niño ingresa en el fútbol infantil, muchos padres lo hacen como quien juega a la lotería, a ver si les toca. Con lo cual el niño recibe unas presiones tremendas del entorno, de sus compañeros, de su propia familia, a ver si... Es un billete de lotería, y a ver si cuando cumple los 12 se integra en el deporte profesional.

DB - Si es un pequeño Maradona.

RCE - Claro. El 98, 99 o 99,9% de los niños no ingresan. Y los que se produce en estos niños, a esas edades tan tempranas, es una frustración porque no han sido capaces de llegar donde querían su familia, su padre, ellos mismos. Un sistema que hace deporte imitando a los mayores, que en muchos casos se necesita que no estudiar para ver si son pequeños Maradona y mañana obtienen muchos recursos, que además produce jóvenes frustrados a los 12 años, me parece que siendo una estructura fantástica cumple un objetivo equivocado. ¿Digo con esto que hay que cambiar el baby fútbol? Sí. ¿Qué hay que cambiar? No el modelo, no que los niños hagan deporte, no que se integren: hay que cambiar los objetivos. El niño no debe estar ahí exclusivamente para poder ser mañana un pequeño Maradona.

¿Por qué sólo niños? ¿Por qué las niñas no forman parte de una estructura deportiva a los ocho, nueve, 10 años? Creo que deberían integrarse de la misma manera. Lo que pasa es que al final lo que se busca es la estrella, y cuando se busca la estrella se pierde el objetivo de lo que una sociedad necesita. Es como si dijéramos que vamos a hacer una carrera universitaria, con el objetivo de obtener el Premio Nobel a la vuelta de 10 años. Seguramente estamos equivocando el objetivo. Me parece que el deporte es un instrumento para hacer una sociedad mejor. Si mañana, como consecuencia de eso, unos cuantos pueden vivir fantásticamente bien jugando al fútbol, me parece estupendo.

Pero al mismo tiempo se puede perder cantidad de estrellas como jugadores. Porque el deportista no siempre despunta a los ocho, a los nueve o a los 10. Puede despuntar a los 15, 16 o 17. Un jugador como Raúl, en España, a los 12 años no tenía una gran capacidad deportiva; cambiaba de equipo, prueba de que todavía no había un gran deportista en ciernes. En cambio, a los 17 debutó en primera división. Si este chico hubiera estado en este sistema uruguayo, se hubiera perdido como figura, como tantos, tantos y tantos otros. No se puede hacer una selección de los talentos a edades tan tempranas, y cuando el objetivo debe ser la formación en la educación, no se puede poner simplemente el objetivo de que el niño sea un billete de lotería. Entonces, reconociendo el gran valor que tiene y el gran esfuerzo de aquellos que intervienen, creo que se haría bien en plantearse si los objetivos son los correctos.

DB - En el trabajo que han realizado, ¿hay propuestas de cómo cambiarlos?

RCE - Sin duda. Creo que no se debe desaprovechar esta estructura, y que simplemente hay que cambiar los fines. Hay que preocuparse de que los niños sigan estudiando, hay que elevar las edades: no se puede empezar a los ocho años en este régimen competitivo. Hay medida, efectivamente.

***

DB - Antes de pasar a otros temas, quiero compartir algunos mensajes que han llegado de los oyentes. Por ejemplo este: "Siempre que se habla de baby fútbol se deja de lado lo que se juega en las escuelas, colegios y liceos". Supongo que el oyente quiere señalar que allí los objetivos son otros...

RCE - Sin duda, sin duda.

DB - ...más centrados en lo educativo, en el desarrollo del joven y no tanto en la obsesión de los resultados mágicos.

Una psicóloga que trabajó en un cuadro de baby fútbol dice que intentó que se trabajara en el cambio de los objetivos a los que usted se refería, competir para formar, para educar, pero perdió su trabajo por esto.

RCE - Esas estructuras son muy fuertes, y cuando se oponen a los cambios arrastran detrás de sí todo lo que pueden de lo que existe.

***

DB - Hablemos de la alta competencia, de cómo estamos y cómo podríamos estar; por dónde habría que caminar para mejorar los resultados.

RCE - Creo que hay que caminar simplemente introduciendo los parámetros de alta calidad en todos los países que practican una cierta planificación deportiva. Lo hicimos en nuestro país, allá por 1988-90: fueron introducidos los grandes cambios de planificación deportiva y creo que dieron magnífico resultado desde el punto de vista de esos objetivos. Hay un conjunto de federaciones y de personas que trabajan en el mundo del deporte, que lo hacen con una gran ilusión y una gran entrega. Lo que tratamos es de darle herramientas para que su trabajo sea mucho mejor y sus objetivos y sus éxitos sean mucho mayores.

Lo que hacemos es trasladar nuestra propia experiencia en cuanto a la planificación deportiva. Naturalmente, allá son las federaciones las que deben definir qué camino emplear y cómo adaptarse a la nueva realidad, pero me parece evidente que los resultados deportivos de Uruguay son manifiestamente mejorables. Trabajando con coherencia, con planificación, sabiendo qué se quiere hacer, Uruguay puede conseguir muchos mejores resultados que hasta ahora.

DB - En cuanto al papel de las federaciones y de su relación con el Ministerio de Deporte y Juventud de flamante creación, ¿qué camino hay que recorrer? ¿Todavía hay mucho trabajo que hacer en cuanto a ordenar el trabajo de estas federaciones?

RCE - El resultado deportivo es el fruto de la colaboración entre los poderes públicos y las federaciones, que son el poder privado. De esa colaboración debe salir un mejor trabajo. Si no se quiere colaborar, es seguro que los resultados son peores. Creo que lo que hay que hacer es lo que hizo el Ministerio, de manera novedosa: ha creado un equipo técnico, de manera que las decisiones sobre el deporte de alto nivel no sean políticas o arbitrarias. No que este equipo vaya a competir aquí o este deportista allí en función de que es amigo de Fulanito o Menganito, sino en función de criterios técnicos. Recientemente, por ejemplo, esa comisión técnica resolvió que el ciclista Milton Wynants no debía ir a una competencia porque no había entrenado.

DB - A un torneo panamericano.

RCE - Ha competido unos días más tarde y vimos cuál es su situación. Es decir que el trabajo que se hizo con ese deportista fue pésimo. Cuando esa comisión técnica decidió que el trabajo que hizo Wynants no le podía llevar a tener buenos resultados, actuó correctamente. Fue una decisión técnica, no política.

Creo que hay que llamar a una colaboración entre las federaciones y esa comisión técnica, entre los técnicos federativos y los técnicos de esa comisión (que nació al amparo del convenio con el Comité Olímpico Uruguayo), planificar y decidir qué va a hacer el deportista, cómo va a entrenar, con quién, en qué competencias, etcétera. Esa debe ser esa colaboración, y el Ministerio debe hacer que las federaciones colaboren en la puesta de los nuevos programas, de esa planificación, y que juntos se obtenga un mejor resultado.

Porque a contrario sensu, si hay una resistencia al cambio, una resistencia a trabajar con estos nuevos conceptos, los únicos que sin duda perderás será el deportista uruguayo y la sociedad uruguaya. Lo que he dicho muchas veces es que, así como hay magníficos presidentes de federaciones, dispuestos a trabajar y a emprender un camino, y con ilusión de abordar los problemas de las federaciones en el siglo XXI, creo también que hay otros presidentes que tienen una gran resistencia al cambio. Lo que digo es que, como ser presidente de una federación es un trabajo voluntario, nadie lo obliga. Uno es presidente de una federación porque quiere. Creo que hay que agradecerles el trabajo que han prestado y, si uno no está dispuesto a afrontar estos cambios, dejar paso a otros que lo hagan en mejores condiciones. Esa es una decisión que tomarán los presidentes de las federaciones: si quieren o no trabajar en una dirección infinitamente más correcta de futuro.

DB - Planificación, insisten ustedes. ¿Qué hay que hacer a partir de ahora?

RCE - Planificación, en definitiva, es determinar dónde se está; determinar dónde se quiere ir, y qué camino hay que recorrer. En eso, los recursos juegan un papel importante pero no único. Si uno quiere hacer una autopista, hay que planificar adónde quiere llegar y por dónde; si tengo más dinero la haré más de prisa, y si tengo menos la haré más despacio. Sé dónde estoy, adónde quiero ir, y voy haciendo la autopista en función de los recursos que tengo. Eso es planificar y no otra cosa. Cuando uno no sabe dónde va, seguro que acaba en otro sitio. En cualquier empresa hay objetivos; en esta emisora, en este programa, seguro que hay objetivos: uno sabe que su objetivo pasa por tal número de oyentes, tal número de ingresos por publicidad, etcétera. Me imagino que al final esta empresa evalúa qué ha ocurrido a lo largo de un año: se ha conseguido esos objetivos, hay mucha desviación, etcétera. Así se valora el trabajo de quienes tienen responsabilidad.

El mundo del deporte es igual: una federación debe tener objetivos. Que se cumpla con ellos será un éxito; que no se cumpla será un fracaso, y los ciudadanos valorarán si efectivamente se está haciendo bien o se está haciendo mal. Pero ocurre que hay una gran resistencia a plantear objetivos, porque cuando no hay cuando no hay objetivos no hay posibilidad de evaluar si las cosas se han hecho bien o mal.

DB - "Una medalla aislada no supone planificación", dijo usted ayer. Una medalla de plata como la que obtuvo Milton Wynants en los últimos juegos olímpicos.

RCE - Cuando hay planificación deportiva hay resultados razonablemente repetitivos. Uno está mejor o está peor en una competencia, sube un poco o baja, porque es la propia competencia. Pero suele haber una línea de continuidad en la competencia deportiva. Cuando me hice cargo del deporte español en 1987, llamé a los presidentes de todas las federaciones y les pregunté qué resultados íbamos a tener en Seúl. Escribí todas las medallas que íbamos a tener y me salían 30, de manera que me fui a hablar con mi ministro y le dije "No te preocupes porque vamos a tener un resultado fantástico, porque vamos a tener más de 30 medallas en los Juegos Olímpicos de Seúl". Y luego vino la dura real: fueron cuatro medallas.

Fue cuando empezamos a trabajar con las federaciones en la planificación. Y en un campeonato mundial de Atletismo España hoy podrá tener cinco medallas o tres, o dos, o cuatro, más puntos o menos, estar más arriba o más abajo, pero en una línea de continuidad de trabajo. Claro: si no existen resultados y aparece una medalla, y los resultados desaparecen, eso no es fruto de la planificación sino del esfuerzo de un deportista, porque una medalla no es casualidad. Seguro que hay un esfuerzo muy grande de un grupo humano. Con toda seguridad. Pero esa no es la planificación del deporte uruguayo: la planificación es una cosa mucho más amplia, que permite asegurar que hay cierta continuidad en los resultados deportivos; que las generaciones de deportistas se van sobreponiendo; que uno puede ser un día cuarto y otro día octavo, pero que está entre los 10 primeros del mundo. Eso es planificar.

DB - Muchos han cuestionado la creación del Ministerio de Deporte y Juventud que fue el que lo trajo con sus colaboradores para efectuar este trabajo, en un momento como el que está viviendo Uruguay. Para algunos es la creación de más burocracia y gasto innecesario. Por supuesto que usted es contratado por este Ministerio, pero creo que tiene suficiente trayectoria como para decirnos (sobre todo cuando se está por ir) si esos argumentos son o no de consideración, si vale la pena este esfuerzo; o si vale la pena a condición de que se cumpla tal o cual cosa, y en caso contrario no.

RCE - Naturalmente. Pero cuando uno trabaja por un sector, y por un sector tan transversal como este (el deporte tiene relaciones con la educación, con la salud, con la puesta en marcha de programas para emprendedores, de puestos de trabajo, etcétera), cuando uno quiere defender esos programas lo debe hacer sentado en la mesa en que esos programas son discutidos.

Por ejemplo, hemos visto una resolución reciente de la Universidad de la República en relación con los estudiantes del Instituto Superior de Educación Física, ISEF. Eso no hubiera sido posible si el ministro de Educación hubiera tenido un igual que es el ministro de Deportes, y que hubiera podido discutir en una misma mesa.

DB - Darle equivalencia con la licenciatura al título de profesor de educación física.

RCE - Eso es. Sin hacer programas sociales, de incorporación, de ayuda contra la marginalidad. ¿Con quién lo tiene que discutir? Con el ministro de Salud, con el ministro de infraestructuras que invierte, y cuando no se está en una misma mesa es muy difícil defender esas políticas.

Ahora hay una cierta solidaridad, como lo reconocen la Fifa y la Uefa sobre los traspasos de los jugadores, de manera que una parte van a aplicar políticas activas contra el sida, o políticas activas del deporte sobre la juventud. ¿Esto hubiera sido posible si no hubiera un ministerio el diálogo permanente entre esa persona y el presidente de gobierno, con el resto de los colegas, para implantar una condición de esa naturaleza? Seguramente que no, porque las políticas se instalan cuando se es capaz de discutir entre iguales, o cuando se tiene un acceso directo al propio presidente de la República.

Creo que son ejemplos que dicen que, para el mundo del deporte, la existencia de un ministerio pone al deporte en el mismo rango que el resto de actividades que elige un gobierno. Permite un diálogo en torno a una mesa, que es el Consejo de Ministros, que no sería posible si quien defiende al sector no se sentara en esa mesa.

Y, como lo que digo es que el deporte juega un papel básico en las sociedades, y buena prueba hay de ello, si consideramos todos los aspectos deportivos, para el mundo del deporte es una experiencia que debe ser muy útil. Otra cosa es si luego se avanza o no, pero los datos que hasta ahora tenemos son que hasta ahora la existencia de un Ministerio de Deporte ha cambiado grandemente algunos conceptos. Insisto que hay pruebas para poder decir que la existencia de un Ministerio de Deportes hace cambiar al deporte en Uruguay.

DB - Usted mencionaba que las plazas de deportes pueden ser un lugar magnífico para poner en marcha políticas sociales encaminadas a generar emprendedores.

RCE - Creo que se puede llamar a jóvenes que constituyan sociedades y que, desde el autoempleo, se dediquen a gestionar las plazas de deportes. Creo que es imprescindible la existencia de emprendedores: de jóvenes formados que pongan en marcha nuevas ideas y nuevos proyectos a la hora de generar riqueza. Y creo que en torno a esas plazas de deportes es un lugar fantástico. Ahora bien: no se puede hacer sólo de deporte: hay que hacerlo también desde otros ministerios trabajando conjuntamente. Insisto: eso no sería posible si el rango que defiende deportes no fuera el mismo que el que defiende otras políticas sociales activas.

-------------------------------
Transcripción y edición: Jorge García Ramón








En perspectiva
l Dinámica Rural l Deportes l Página principal

Para escuchar la radio en vivo necesita el Real Player
Optimizado para Internet Explorer a 800x600
Copyright Espectador.com All Rights Reserved