14.09.2001






Pakistán, punto neurálgico en la acción de EE.UU.

Análisis del politólogo uruguayo Juan Rial, desde Nueva York.


EN PERSPECTIVA
Viernes 14.09.01, hora 08.03.


EMILIANO COTELO:
Las fuerzas armadas de Estados Unidos estudian un abanico de opciones con posibilidades de un bombardeo "pesado", y el uso de tropas de élite en preparación de la represalia contra aquellos que atacaron a Estados Unidos. Así dijeron en estas horas fuentes gubernamentales citados por la agencia Reuters. "La presión es sobre los líderes políticos para que decidan cuándo y dónde devolverán en golpe, los militares deberán ser parte de eso", sostuvo uno de los funcionarios, que pidió no ser identificado. Otro alto funcionario sugirió que un raid contra Afganistán, donde se presume se refugia el fugitivo líder Osama Bin Laden, podría llegar este fin de semana o la semana próxima.

Vamos a examinar este cuadro de situación con el politólogo uruguayo Juan Rial, a quien hemos localizado nuevamente en Nueva York.

JUAN RIAL:
Se viene especulando sobre eso que tú estabas informando.

EC - ¿Cómo podemos sintetizar para los oyentes uruguayos cuán cerca estamos de un ataque, de una represalia, y qué tipo de procedimiento, de operación se desplegaría?

JR - Hasta ahora la especulación sobre eso es fuerte. Lo primero a tener en cuenta es la necesidad que está teniendo Estados Unidos de demostrar claramente que lo ocurrido el martes pasado no es tolerable y en consecuencia de alguna manera dar una respuesta.

El punto es que para eso se necesita, primero, un apoyo político interno muy fuerte; esto ya se tiene, el nivel de apoyo popular a ese tipo de respuesta es muy alto, además cuando se conozca finalmente el número de víctimas -están afinando números, hay 5.000 desaparecidos, o sea personas que prácticamente han muerto pero que es muy difícil identificar de inmediato- se va a obtener el apoyo interno casi por unanimidad. Hay que ver que si en la guerra de Vietnam murieron 60.000 en 12 años, 5.000 en dos horas permite que este apoyo exista, y además que se revierta esta posición de que no debe haber bajas en las fuerzas armadas estadounidenses. Por eso a esta altura también se evalúa la posibilidad de utilizar tropas de elite terrestres, algo que antes, hasta hace muy poco, hasta las operaciones con Servia era prácticamente impensable.

EC - Tú eres también un experto en temas militares; ¿por qué no hacemos la precisión de lo que significa esto de tropas de élite a diferencia de las tropas convencionales?

JR - En general todos los servicios, tanto el ejército como la marina, tienen grupos de gente especializada, de profesionales que pueden hacer operaciones atrás de lo que serían las líneas enemigas, o sea personal que puede actuar durante un tiempo relativamente corto -dos o tres días- en zonas muy alejadas y que necesariamente, al hacer ese tipo de operaciones, puede fallecer, no tiene garantías como en el caso de bombardeos de gran altura como los que se venían haciendo últimamente. Tienen diversos nombres, en la marina suelen llamarse Seals, Cuerpos Delta en el ejército, las fuerza aéreas también tienen los propios... En general es gente que tiene un entrenamiento muy superior a lo que es el estándar común del personal, con una motivación muy alta.

Esto ha venido siendo desarrollado desde tiempos de la segunda guerra mundial por los diversos ejércitos del mundo, suelen ser rangers, paracaidistas, etcétera. En Uruguay también existen: hay un batallón de infantería -el N° 14-, que tiene esa característica, está pensado para realizar operaciones muy especiales. Eso es lo que se está preparando por un lado.

EC - ¿Eso es lo que podría denominarse una operación quirúrgica?

JR - Casi, prácticamente.

EC - Es decir, una operación muy focalizada, por ejemplo en Bin Laden.

JR - Exacto, ésa es la idea. Hasta ahora se ha tenido mucho cuidado porque no siempre se tiene éxito: por ejemplo el presidente Carter tuvo un notorio fracaso al intentar utilizar ese tipo de personal para rescatar estadounidenses que estaban secuestrados en la embajada de ese país en Irán en su momento. Ante ese notorio fracaso se tuvo mucho cuidado en no volver a realizar ese tipo de operaciones, a menos que hubiera garantías de éxito. Ese tipo de personal se utilizó en algunas operaciones muy especiales durante la guerra del Golfo, muchas de las cuales no fueron publicitadas, dado que fue un ataque masivo con un número muy alto de personal. Es una de las tantas opciones. También se puede utilizar un ataque fuerte con aviones de la fuerza aérea, más misiles crucero en zona y demás.

Se trata de construir un consenso muy fuerte desde el punto de vista político a nivel internacional y ser muy cuidadoso en el manejo de las relaciones con las principales potencias de la zona. El país clave es precisamente Pakistán, un país islámico que justamente nació de la división de lo que fue el imperio británico en la India entre la actual India, el actual Pakistán y Bangladesh, que durante largo tiempo fue parte de Pakistán, el Pakistán Oriental. La razón de la división fue precisamente la confesión religiosa de la masa de la población. Esto importa mucho por cuanto el gobierno de Pakistán tiene una enorme debilidad: actualmente está bajo un régimen militar que controla el ejército, pero en la práctica las provincias inmediatamente fronterizas a Afganistán casi no tienen control por parte de ese gobierno, sino que en los hechos son cuasi autónomas.

Hay otro hecho más fuerte aún: gran parte de la oficialidad joven del ejército pakistaní tiene una tendencia muy alta a apoyar el radicalismo islámico, y se trata de un país que tiene armas atómicas. Todo esto hace que se sea muy cuidadoso en cómo construir el grado de alianzas, cómo convencer al gobierno pakistaní de que tome los riesgos muy altos que en alguna medida sus líderes -ayer vimos declaraciones de algunos de los principales dirigentes pakistaníes- no están tan convencidos de llevar adelante.

JOSÉ PEDRO DÍAZ:
Precisamente hablando del tema de Pakistán, una de las informaciones que han entrado hoy por parte de la agencia EFE dice que Bin Laden pudo haber sido llevado a Pakistán por los servicios secretos con la intención de canjearlo a Estados Unidos a cambio del levantamiento de sanciones, justamente por el desarrollo del programa nuclear y el golpe militar de 1999. ¿Qué probabilidad de verosimilitud asignas a esto?

JR - No lo sé: hay mucha cosa que está saliendo constantemente, porque a partir de eso viene otra serie de puntos. Hay que tener en cuenta que al norte de Pakistán existen repúblicas islámicas que eran parte de la antigua Unión Soviética, muchas de ellas también en problemas muy serios, fundamentalmente Tashekistán, donde durante largo tiempo en los últimos años ha habido una guerra civil interna bastante fuerte que en este momento ha llegado a un punto de equilibrio pero no de resolución.

Ahí también está el juego que está haciendo Rusia; por eso el apoyo tan fuerte que en esta circunstancia específica está dando a Estados Unidos, por cuanto una de las razones muy fuertes de la caída del imperio soviético fue precisamente la acción del personal islámico de su ejército, que en la década de los 70 no apoyó las operaciones militares en Afganistán y la llevó a una derrota muy alta, a empezar a tener dudas acerca de la viabilidad del imperio ruso en el futuro y finalmente a la caída.

EC - ¿Está claro que si se va a perseguir a Bin Laden se va a optar por ataques focalizados, como los que recién comentabas, o también cabe la posibilidad de que Afganistán como país sea objeto de la represalia? Sobre todo, teniendo en cuenta el primer discurso del presidente Bush en la noche del martes, cuando dijo que no solamente se iba a buscar y castigar a los responsables de los ataques sino también a quienes los cobijan. El gobierno de Afganistán se ha negado a manejar la extradición de Bin Laden. Entonces ¿está en juego el propio Afganistán, la capital, sus instituciones?

JR - El abanico es más grande. Si bien el blanco es Afganistán, también llega más allá.

En realidad, un bombardeo en gran escala a ese país no lograría mucha cosa; la capital, Kabul, está prácticamente destrozada con motivo de la guerra civil que se ha venido llevando intermitentemente en la zona.

Un bombardeo aéreo fuerte tiene un efecto devastador sobre poblaciones de un grado de desarrollo mucho más alto, donde se esté acostumbrado a vivir en grandes centros urbanos, como ocurrió por ejemplo en Servia. Pero en un país como Afganistán, donde gran parte de la capital no tiene energía eléctrica y casi no tiene teléfonos, el grado real de urbanización no es tan alto y por lo tanto los efectos de un bombardeo de ese tipo serían fundamentalmente para ver en la televisión.

EC - Pero ¿un bombardeo que atacara, por ejemplo, los organismo de gobierno de Afganistán?

JR - Sería también más o menos inútil.

EC - ¿Puede concretarse una guerra Estados Unidos - Afganistán?

JR - No tiene el mismo efecto que lo que podría haber ocurrido en otro país mucho más desarrollado. Un gobierno como el de Afganistán ni siquiera controla todo su territorio; internamente los talibanes están peleados con otros grupos islámicos que hoy son presentados de una forma muy amigable, pero que son prácticamente tan radicales como ellos. O sea que tienen que llegar a otra cosa.

En esto hay otro tipo de juego: cómo continuar el combate contra Saddam -que de hecho ha sido una guerra constante desde 1991 hasta hoy-, cómo poner en vereda y controlar a Irán y de algún modo cómo seguir adelante con el problema de Palestina e Israel. El abanico es muchísimo más grande y las posibilidades de conflicto son mucho más generalizadas.

"Apocalipsis en América", por Sir Peter de la Billiere,
general y comandante de las Fuerzas Británicas durante la Guerra del Golfo.
Publicado en el diario El Mundo de Madrid (14.09.01)

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Transcripción: María Lila Ltaif Curbelo
Edición: Jorge García Ramón







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