20.09.2001






Prisionero de sus palabras, hoy Bush
definiría al enemigo y como combatirlo

Juan Rial (politólogo): La confusión sigue siendo grande. Una guerra supone un cierto grado de simetría: tiene que haber algún enemigo a quien enfrentar. Implicaría el riesgo cierto de no tener claro contra quién se tiene que combatir, lo que llevaría a una generalización del conflicto con consecuencias que dependerán de si el mismo es focalizado, como del tipo guerra sucia, o generalizado.


EN PERSPECTIVA
Jueves 20.09.01, Hora 8.14.


EMILIANO COTELO:
Vamos a centrarnos en lo más nuevo que ha llegado desde Kabul esta mañana. La cúpula religiosa talibán, compuesta por casi un millar de clérigos del Islam -también llamados ulemas-, reunidos en Kabul, ha decidido pedir a Osama bin Laden que abandone Afganistán por su propia voluntad. También han indicado que si Estados Unidos ataca a Afganistán todos los musulmanes tendrán la obligación de ir a la Yihad, a la Guerra Santa. La resolución debe ser sometida ahora al líder supremo talibán, el jeque Mohammed Omar, en quien recae la respuesta definitiva. Las dos resoluciones fueron adoptadas tras dos días de reuniones y debates en Kabul, de las que han participado estos ulemas procedentes de las 32 provincias de Afganistán.

Desde el comienzo de la crisis el líder espiritual de los talibanes, el jeque Mohammed Omar, había reiterado su rechazo a la entrega de Bin Laden y el pasado domingo decidió reunir a la cúpula religiosa de su movimiento para analizar la situación. Ayer mismo el líder de los talibanes se declaró en contra de la entrega del disidente saudí ante la falta de pruebas que lo impliquen en los atentados del pasado 11 de setiembre en Estados Unidos.

JOSÉ PEDRO DÍAZ:
Parece inteligente: es como un sí y un no al mismo tiempo. Sumado a eso, las últimas informaciones que están entrando traen algunos vientos de guerra. Se insiste mucho en la movilización de aviones de Estados Unidos en la zona del Golfo. El Departamento de Estado ordenó ayer la salida de más de 100 aviones de combate para participar en una operación militar antiterrorista. El destino de los aviones todavía no está claro pero se supone que van a estar en Arabia Saudita, en Bahrein, Katar y Kuwait. Estos son los aliados más fuertes que tiene Estados Unidos en toda esa región. En general toda la región, excepto claramente Irak, ha mostrado su disposición a colaborar en los esfuerzos internacionales para erradicar el terrorismo. Pero las agencias internacionales aclaran que ninguno de los Estados ha indicado si aceptará en su territorio a más tropas y equipamiento militar estadounidense. Éste es un dato fuerte porque por ahí va a pasar buena parte de la discusión.

La otra información viene de Europa, de Bruselas, donde en este momento está el subsecretario de Estado estadounidense, Richard Ermitage, quien hoy hizo declaraciones a propósito de que su país se prepara para enfrentar una guerra global contra el terrorismo, que no se para en Afganistán y es de carácter político y económico. Como verás, aquello de los vientos de guerra que empiezan a soplar tiene sustento.

EC - A partir de este panorama vamos a Nueva York para dialogar con el politólogo uruguayo Juan Rial.

Supongo que has recibido estas noticias, sobre todo las que llegaron de Afganistán; ¿cuál es tu evaluación?

JUAN RIAL:
Seguimos en un grado de confusión alto. Es lo que ustedes conversaban, decir sí y no al mismo tiempo, qué significa exhortar a que Bin Laden se vaya. Que se vaya ¿adónde? No hay mucho adonde ir. Por otra parte, de algún modo Bin Laden y el jeque Omar son concuñados, ahí hay otro tipo de elementos a tener en cuenta. La confusión sigue siendo grande. No queda claro qué es lo que puede pasar. Se supone que hoy en la noche Bush va a hablar.

Reapareció la señora Condoleeza Rice, que hasta ahora no había dicho nada, diciendo lo que se supone que Bush tendría que decir: explicar a la ciudadanía de Estados Unidos que va a ser un conflicto diferente y largo, que no es una movilización fuerte la que se está llevando a cabo, como para enfrentar una cruzada contra los musulmanes. Las contradicciones están existiendo en todos lados y no queda claro hacia dónde se va. Con ello la señora Rice quería decir que su posición final en la discusión interna sería que quizás no sea conveniente lanzar esos ataques masivos contra un país como Afganistán, donde no hay nada, cosa en la que coincide con el secretario de Defensa, Rumsfeld, quien dice que mucho más que mezquitas no hay. Esto es un problema bastante serio, porque ¿cuál es el blanco? En general tratar de matar una araña a cañonazos no es una buena idea.

EC - La resolución que han tomado los clérigos de Afganistán en principio tiene valor. Pero un valor relativo en la medida en que no son ellos los que resuelven.

JR - Claro, al fin de cuentas dejan todo en manos del jeque Omar. Este puede terminar repitiendo exactamente lo mismo: pedir a Osama bin Laden que abandone voluntariamente el país, que no es lo que pidió Estados Unidos ni lo que se está pidiendo de acuerdo a lo que hasta ahora sería la única cobertura jurídica para ellos que es la resolución 1333 de Naciones Unidas, tomada hace ya bastante tiempo atrás con motivo de los atentados en 1998 a las embajadas de Estados Unidos en Kenia y Tanzania. En esas resoluciones se solicitaba que entregase a Osama bin Laden para ser juzgado. Esto complica aún más las cosas porque el primero que pidió ese tipo de solución, o sea una extradición para ser juzgado, fue el gobierno libio. Hasta ahora puede seguir diciéndose que lo que menos hay en este momento es claridad.

JPD - Al mismo tiempo da la impresión de que esta resolución del consejo religioso del Islam devuelve la pelota a la cancha de Estados Unidos. Nadie puede decir que formalmente no hay una voluntad política de que Bin Laden salga de Afganistán. ¿Cómo está la correlación de fuerzas dentro de Estados Unidos entre aquellos que quieren la guerra ya y los que plantean las cosas en términos más políticos?

JR - Justamente, sin resolver. Primero, la guerra se trata de una metáfora, ¿una guerra contra quién? Una guerra supone un cierto grado de simetría, o al menos una desigualdad no tan marcada ni tan pronunciada: tiene que haber algún enemigo a quien enfrentar. Las distancias que hay entre una fuerza armada como la estadounidense y un pequeño grupo como el que maneja Bin Laden es tal que la guerra en tal caso es una metáfora. Una metáfora similar a la guerra contra las drogas, ¿cómo se puede combatir eso? Con los medios tradicionales no se llega a nada. Se puede emprender por parte de Estados Unidos un bombardeo generalizado sobre Kabul. Pero bombardear un país prácticamente destrozado, que no tiene casi fuerza militar, que no tiene ninguna infraestructura fuerte a la cual se pueda atacar, simplemente no sería muy útil. Tampoco desde el punto de vista comunicacional que es de lo que se trata. Se trata de decirle a la ciudadanía estadounidense "estamos haciendo algo que tiene aproximadamente el mismo valor de lo que ha pasado en Nueva York o Washington". No hay blancos para hacer eso. Esa es la gran discusión que se sigue dando internamente: cómo encarar esto. Siempre se es prisionero de las palabras: al haber hecho grandes anuncios de algún modo se espera que algo pase, pero no queda claro qué.

EC - Por otro lado, ¿está probado en Estados Unidos que Bin Laden tiene responsabilidad en los atentados del martes de la semana pasada?

JR - Tampoco. Si tú miras la cantidad de pequeños cables, de notas que aparecen, verás que todo es muy confuso. Ayer prácticamente más de un tercio del personal de la embajada de Arabia Saudita en Washington se fue del país. Las razones de ello no quedan muy claras, se sabe que en último término Bin Laden tiene ciudadanía saudí. Por otro lado si bien la señora Condoleeza Rice dice que no ve una pista ni una intervención de Irak en el tema, otros intentan apuntar precisamente lazos iraquíes. Si uno ve las declaraciones del subsecretario Ermitage, involucrar más de un país -lo que implicaría actuar contra la Hizbollah que actúa en el valle de la Kebá en el Líbano y contra la hermandad egipcia, dos organizaciones que probadamente han tenido constantemente lazos con Osama bin Laden- implicaría el riesgo cierto de no tener claro contra quién se tiene que combatir, lo que llevaría a una generalización del conflicto con consecuencias que dependerán de si el mismo es focalizado como del tipo guerra sucia, o generalizado.

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Transcripción: María Lila Ltaif Curbelo

 






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