25.09.2001






QUIENES SON Y COMO TRABAJAN LOS MIEMBROS DEL EAAF

El sereno trabajo de la reconstrucción de la memoria

El Equipo Argentino de Antropología Forense es un grupo multidisciplinario e independiente que trabaja en la búsqueda e identificación de detenidos desaparecidos. Comenzaron en su país, Argentina, y tras 17 años de experiencia han trabajado en sitios tan lejanos como Etiopía y Filipinas. Aquí, trabajan con Familiares y con la Comisión para la Paz. Luis Fondebrider


EN PERSPECTIVA
Martes 25.09.01, Hora 9.06.


EMILIANO COTELO:
La noticia se conoció a mediados del mes de mayo, cuando la Comisión para la Paz la hizo pública: habían sido identificados los restos de cinco uruguayos desaparecidos en Argentina durante la dictadura. A partir de información proporcionada por la Asociación de Familiares de Detenidos Desaparecidos (AFDD) y la Comisión para la Paz los trabajos, que culminaron exitosamente, fueron desarrollados por el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF).

Quizás ustedes ya habían oído hablar de ese grupo, quizás no, pero en cualquier caso seguramente tienen que haberse formulado una serie de preguntas: ¿qué es el EAAF?, ¿pertenece al Estado o es una ONG?, ¿desde cuándo existe?, ¿cuán confiables son sus conclusiones?, ¿qué métodos utiliza?, ¿qué otros casos de uruguayos está estudiando? En estos días pueden sacarse buena parte de esas dudas porque en la Intendencia Municipal de Montevideo (IMM) se habilita hoy, y hasta el 14 de octubre, una muestra fotográfica sobre la trayectoria de este grupo que ya acumula más de 15 años de trabajo en Argentina y otros varios puntos del planeta.

Para tratar de conocer, mano a mano, del trabajo que desarrolla el EAAF, para conocer las relaciones con nuestro país, les proponemos una entrevista con el antropólogo Luis Fondebrider.

***

EC - Luis Fondebrider integra una delegación del EAAF, Equipo Argentino de Antropología Forense, que está por estas horas en Montevideo.

LUIS FONDEBRIDER:
Somos tres personas que estamos visitando Montevideo durante tres días, realizando diversas actividades, tanto relacionadas con la muestra fotográfica como con el trabajo conjunto que estamos realizando con la Comisión para la Paz.

EC - Vayamos a algunas de las preguntas que recién formulaba. ¿Qué es el Equipo Argentino de Antropología Forense?

LF - Es una institución no gubernamental, privada, que desde 1984 se dedica a la documentación científica de violaciones a los derechos humanos, básicamente la exhumación y análisis de fosas comunes o individuales para tratar de identificar a las personas desaparecidas y determinar cómo murieron, dentro del marco de procesos judiciales iniciados en Argentina y posteriormente en otras partes del mundo.

EC - ¿Cuántos integrantes tiene el EAAF?

LF - Somos 11 personas que cubrimos las áreas de arqueología, antropología, medicina, leyes e informática, trabajando en forma interdisciplinaria.

EC - Usted decía que son una ONG; ¿cómo se financia esa ONG?

LF - Fundamentalmente a través del aporte de fundaciones europeas y norteamericanas relacionadas con los derechos humanos, que nos permite subvencionarnos, mantener la institución y realizar nuestros proyectos. Nosotros no recibimos ningún tipo de apoyo del gobierno argentino, por lo tanto somos totalmente independientes.

EC - Tampoco cobran a los familiares de un desaparecido cuyos restos investigan o identifican.

LF - Claro, el apoyo que recibimos de estas fundaciones nos posibilita no cobrar ningún tipo de honorario a los familiares de las personas que están buscando.

EC - ¿Quiénes han solicitado los servicios del EAAF?

LF - En los últimos 17 años diferentes instituciones locales e internacionales, desde 1992 tribunales de crímenes de guerra para la ex Yugoslavia, la Comisión de la Verdad de El Salvador, tribunales en Etiopía, Congo, Filipinas, la comisión que buscó los restos de Ernesto "Che" Guevara en Bolivia, así como Amnistía Internacional y poderes judiciales de diferentes países del mundo.

EC - Ustedes han trabajado en varias partes del mundo, no sólo en Argentina.

LF - Hemos cubierto casi toda América Latina, una parte de Africa, Europa del Este, Oriente Medio, Asia... En general todas zonas que han pasado por grandes conflictos en los últimos 20, 30 años.

EC - ¿Por qué a ustedes se los requiere de tantos lugares? ¿No existe este tipo de equipos en otras partes del mundo?

LF - Existen solamente dos instituciones que se encargan de trabajar en el área forense relacionada con derechos humanos, con casos de violencia política, una sola institución norteamericana, los Médicos por los Derechos Humanos -Physicians for Human Rights- y nuestra institución. Por otra parte una de las cuestiones básicas es la necesidad de contar con expertos independientes, que no pertenezcan al ámbito estatal, ya sea a través de los poderes judiciales y policías. En la mayoría de los casos en que trabajamos el Estado es el principal victimario, entonces existe una desconfianza en muchos sectores de la sociedad, particularmente en la gente afectada, para utilizar especialistas que forman parte del Estado. Esa es otra de las razones por las que somos llamados desde varias partes del mundo.

EC - ¿Cómo realizan las investigaciones? Supongo que esto da para hablar horas, pero tenemos que hacer una síntesis. ¿Cuál es el procedimiento, cuáles son las técnicas?

LF - Básicamente el trabajo se divide en tres etapas. La primera es la que se llama de investigación preliminar, que consiste en el análisis de toda la información histórica sobre el caso mediante el análisis de documentación oficial, entrevistas con testigos, con familiares de las víctimas, para construir una hipótesis sobre dónde están las personas que estamos buscando. La segunda etapa es la de campo, de recuperación de los restos, que se realiza igual que en la arqueología tradicional, limpiando los restos con pinceles y escobitas, en la que se trata de recuperar todo el esqueleto y cualquier elemento asociado al mismo, como proyectiles y efectos personales. La tercera etapa es la de laboratorio, en la que se analiza el esqueleto para tratar de decir si es un hombre, una mujer, cómo murió, quién puede ser esa persona.

EC - La identificación en sí ¿por qué vía se produce?

LF - Se produce a través de diferentes técnicas y de diferentes maneras.

EC - Ustedes se encuentran ante una fosa común, por lo tanto lo que tienen delante es un grupo de esqueletos; ¿cómo salen de allí a asociar esos huesos con nombres?

LF - En primer lugar cuando llego a una fosa común tengo una hipótesis de identidad, de quiénes pueden ser esas personas. Para eso he preguntado a los familiares de las supuestas personas incluso los datos físicos sobre cómo eran esas personas.

EC - En Argentina ustedes han tenido que trabajar en fosas comunes que se han encontrado en cementerios; la cantidad de desaparecidos en su país es altísima, más de 30.000. ¿Entonces cómo, a partir de un grupo de esqueletos, pueden llegar a hacer una aproximación con toda aquella gigantesca lista de nombres?

LF - Se trabaja sobre casos específicos, sobre áreas geográficas específicas. La represión no fue indiscriminada en Argentina, como tampoco lo fue en Uruguay. El Estado ha dejado muchas pistas a través de documentos oficiales que nos permiten trazar hipótesis sobre cómo son esas personas. Por otra parte en el laboratorio se compara la información de las hipótesis con los esqueletos, y en el caso de que en la información tradicional no haya suficientes datos, (podemos contar con) información odontológica o sobre enfermedades que haya tenido la persona en vida que hubieran dejado algún resto en los huesos para lo cual se utilizan otras técnicas, fundamentalmente la comparación de material genético en los huesos.

EC - ¿El examen de ADN es una herramienta fundamental para ustedes, o hay veces que no es necesario llegar al mismo?

LF - Hay veces que no es necesario llegar al ADN. El caso más conocido es el de Ernesto "Che" Guevara. No tuvimos necesidad de hacer el examen de ADN porque la información antropológica y deontológica era más que suficiente. Pero en algunos casos es necesario y recurrimos al mismo.

EC - Aquí en Uruguay tuvimos hace poco un caso que generó su polémica. Usted debe haber oído hablar del mismo. A mediados de diciembre del año pasado Serpaj anunció que había identificado los restos de Olivar Sena, un pescador de Punta del Diablo desaparecido en 1976. Un antropólogo uruguayo, Horacio Solla, realizó un estudio de videosuperposición digital sobre los restos de un cuerpo que había aparecido en las costas del departamento de Rocha en aquel año. El resultado del informe: 99,99% de certeza de que se trataba del cráneo de aquel pescador desaparecido. Pero después, durante los primeros meses de este año, la Comisión para la Paz, la familia Sena y Serpaj mismo, a partir de algunas dudas sobre la exactitud de esa identificación, resolvieron realizar tres análisis de ADN a aquellos restos que desde 1976 estaban depositados en el cementerio de la ciudad de Castillos. Finalmente las tres pruebas de ADN, que se hicieron en distintos lugares, fueron coincidentes en cuanto a que aquél no era el cráneo de Olivar Sena. Se nos plantearon a todos preguntas, porque el informe de la videosuperposición digital -que se hace por computadora, comparando el cráneo con fotos de la persona- había dado 99,99%, y no era la primera vez que esa técnica de identificación se utilizaba en Uruguay, la misma también había sido utilizada en el caso Berríos. ¿Qué dicen ustedes?, ¿qué experiencia han tenido con la técnica de videosuperposición digital?

LF - Esa técnica estuvo muy en boga en muchos países de América Latina y muchas partes del mundo, pero es importante destacar que básicamente es una técnica complementaria, que se utiliza junto con otro tipo de análisis antropológicos y que fundamentalmente es más utilizable para excluir a una persona que para incluirla. Por otra parte es una técnica subjetiva, porque radica en la observación que realiza el antropólogo -o el especialista que la aplique- de diferentes puntos de una fotografía y un supuesto cráneo.

EC - ¿Ustedes han tenido malas experiencias con esa técnica?

LF - Hemos tenido experiencias que nos han dicho que no es suficiente. No solamente nosotros sino la bibliografía a nivel mundial ha demostrado que es una técnica importante pero complementaria. Por otra parte, teniendo la posibilidad desde principios de los 90 de realizar análisis genéticos, en casos tan delicados como cualquier tipo de identificación -no solamente en este tipo de casos-, ante la mínima duda o cuando no hay información suficiente, se utilizan las técnicas más adecuadas como el análisis genético. No se justifica basar la identificación de una persona en una videosuperposición de imágenes.

EC - ¿Cómo puede ser que la superposición llegue a arrojar conclusiones de 99,99%?

LF - No, esos parámetros no son adecuados para la superposición de videofotos.

EC - ¿Desde cuándo han sacado estas conclusiones con respecto a esta técnica?

LF - Esto es algo que se comenta y se maneja desde hace varios años. Hay especialistas que se dedican a este tipo de tecnologías. La posibilidad de desarrollar análisis genéticos y su efectividad es como tener una huella digital, es algo totalmente objetivo, mensurable, es algo particular de una persona.

EC - ¿Ustedes ya habían tenido intercambios, conversaciones con el antropólogo Horacio Solla sobre estas cuestiones?

LF - No sobre estas cuestiones. Hace unos años nos pusimos en contacto para conocernos a través de correspondencia, pero nunca discutimos este tipo de cosas.

EC - ¿No habían hablado de la experiencia que ustedes mismos habían recogido con esa técnica?

LF - No.

***

EC - Vayamos a las actividades que miembros del EAAF están desarrollando estos días que tienen que ver con una serie de casos que tienen que ver con Uruguay. ¿Con qué instituciones mantienen relaciones en nuestro país?

LF - Fundamentalmente trabajamos con Asociación de Familiares de Detenidos Desaparecidos y con la Comisión para la Paz. En el caso de esta última, a través del intercambio de información. Hay cerca de 29 cuerpos que aparecieron en las costas uruguayas entre los años 1976 y 1980, así como alrededor de 130 uruguayos desaparecidos en Buenos Aires. A través de investigaciones nuestras en Argentina hace varios años hemos encontrado documentación oficial que constata la muerte de varias personas desaparecidas. Le estamos solicitando a la Comisión para la Paz las huellas digitales originales de esos ciudadanos uruguayos -ya las ha enviado- para compararlas con las huellas de cadáveres que han aparecido en Buenos Aires y Capital Federal durante esos años para tratar de establecer identificaciones. Al mismo tiempo con la Asociación de Familiares de Detenidos Desaparecidos establecemos contactos con los familiares uruguayos y establecemos un vínculo de trabajo común.

EC - En cuanto a identificaciones realizadas en Argentina, por ahora son cinco.

LF - Por ahora son cinco, en diferente estado de tramitación. En algunos casos hay todavía algunos pasos burocráticos, pero en dos casos los restos se estarán repatriando dentro de poco. El trabajo es muy lento, toma tiempo y es bastante complejo, pero pensamos que en el último año se han producido, en comparación con los últimos 20 años, avances muy importantes en cuanto a identificar gente.

EC - ¿Cómo se gestionaron esos cinco casos de uruguayos desaparecidos en Argentina que ustedes identificaron? ¿Dónde se encontraban esos restos?

LF - La primera identificación que realizamos fue a partir de documentos. A través del cotejo de huellas que nos envió la gente de la comisión desde aquí y que comparamos con peritos en Buenos Aires pudimos comprobar que los cadáveres aparecidos en la calle X de Buenos Aires, que tenían un certificado de defunción, tenían huellas dactilares que correspondían a ciudadanos uruguayos.

EC - ¿Debo entender que ustedes ya habían hecho el cotejo de aquellas dactilares con los archivos de los desaparecidos argentinos y no habían tenido resultados?

LF - Exactamente. No habíamos obtenido resultados y achicando las hipótesis llegamos a la conclusión de que podían corresponder a gente de Uruguay.

EC - ¿Cuántos casos fueron ésos?

LF - Fueron dos casos. Esa fue la primera identificación. La segunda identificación, más compleja, es saber dónde están los restos: muchas veces en los cementerios, tanto en Argentina como en Uruguay, después de cinco años las sepulturas que son NN se remueven y los restos ya no se pueden recuperar.

EC - ¿La información de archivo que ustedes utilizaron no era de un cementerio?

LF - Esa información de documentos oficiales tiene que ver con partidas de defunción y huellas, también de cementerios. Lo que sucede es que han pasado ya 25 años desde que sucedió esto en Argentina y por cuestiones administrativas muchos cementerios han removido las sepulturas que no se pagaban. Entonces a veces podemos identificar a personas en el sentido de saber cómo murieron, en qué circunstancias, pero no podemos encontrar los restos porque ya no están.

EC - En estos casos que estamos manejando ahora, en esos dos que usted decía correspondían a cadáveres que habían sido encontrados en la calle, en la vía pública, ¿se terminó localizando también los cuerpos?

LF - Se los pudo exhumar, identificar y están en proceso de repatriación, la justicia está interviniendo. En los otros casos estamos trabajando para poder hallarlos.

EC - ¿Cómo fueron esas otras investigaciones?

LF - Son casos bastante similares, chequear listas y listas de personas desaparecidas, achicándolas por períodos cronológicos y áreas geográficas específicas dentro de Buenos Aires y Capital Federal, permitió achicar el margen de hipótesis hasta llegar a esa conclusión, básicamente a través de la comparación de esas huellas dactilares.

EC - Pero después, cuando terminan llegando -si es que lo hacen- a los restos, al esqueleto, ¿ahí tienen que recurrir al examen de ADN para terminar la identificación?

LF - En los casos en que no haya suficiente información antropológica se recurre al análisis de ADN para complementar esa información.

EC - Tomo como ejemplo estos cinco casos uruguayos: una vez que llegan a las conclusiones, que terminan el trabajo de identificación ¿ustedes tienen una etapa de diálogo con los familiares?

LF - La etapa de diálogo con los familiares es constante, nuestro trabajo se articula a través del contacto con los familiares de la víctima, de todo el núcleo familiar. Trabajamos en forma un poco diferente a la que utilizan los médicos forenses tradicionales: construimos una relación de mutua confianza y diálogo con los familiares para que ellos conozcan todo el proceso, todo lo que se va haciendo, estableciendo plazos y posibilidades. Es muy importante en estos casos no generar falsas expectativas.

EC - Ustedes dialogan directamente con los familiares, no con la Asociación de Familiares de Detenidos Desaparecidos sino con los familiares directos de la persona desaparecida.

LF - Directamente con los familiares, dependiendo del caso y el país. Pero tratamos de establecer ese vínculo directo con los familiares.

EC - Es un trabajo bastante complejo desde el punto de vista psicológico para ustedes, ¿no? ¿Se han endurecido suficientemente? Ya llevan más de 15 años desarrollando esta actividad, pero ¿qué les pasa por adentro a ustedes?

LF - Es una cosa mixta. Por un lado, el momento en que identificamos a alguien es muy terrible para la familia y para nosotros porque es el fin de la búsqueda, pero al mismo tiempo es la gran satisfacción de mitigar un poquito la angustia que lleva la gente adentro por tantos años de espera. Creo que nunca nos acostumbramos, el día que lo hiciéramos dejaríamos de hacer esto. Es parte de nuestra historia, nos pasó a nosotros también y cuando trabajamos en otros lugares del mundo pensamos que es una forma de dar, de retribuir un poco toda la solidaridad que recibimos durante muchos años.

EC - ¿Alguna de estas historias llega a desestabilizarlos a ustedes, o ya se han profesionalizado lo suficiente?

LF - Por un lado nos hemos profesionalizado lo suficiente. Pero por otro, uno nunca deja de asombrarse ante la capacidad de destrucción del ser humano.

EC - ¿La relación con la familia tiene momentos complejos?

LF - Hay momentos duros pero que al mismo tiempo son los momentos más satisfactorios, los que nos dan más satisfacción a nosotros en el trabajo: cuando estamos con la gente, con los familiares y podemos reconstituir las historias de esos esqueletos, de esos huesos que uno ve técnicamente, que son seres humanos que tenían sueños, expectativas, familia. Poder recuperar esa historia es una satisfacción muy grande.

EC - En el final de esta charla quiero mirar hacia adelante en las gestiones y el trabajo que ustedes desarrollan, concretamente en los trabajos relacionados con Uruguay. Por un lado, en cuanto a identificación de uruguayos desaparecidos en Argentina, ¿qué más tienen entre manos, además de estos cinco casos de los que hablamos?

LF - Tenemos por costumbre ser muy conservadores en cuanto a hacer anuncios. Seguimos trabajando, el motivo de este viaje es seguir trabajando, intercambiando información con la Comisión para la Paz, chequeando información, encontrando nuevas personas en Argentina. Repito: es un proceso lento, que va a llevar tiempo, pero pensamos que estamos en el buen camino y que esta iniciativa, por parte del Estado, de crear una comisión es muy buena.

EC - En cuanto a identificación de los cuerpos que fueron apareciendo en las costas uruguayas a mediados del 70, ¿hasta ahora qué resultados han tenido?

LF - Hasta ahora solamente hemos tratado, por un lado, de conseguir las huellas originales de esos cadáveres, tomadas en su momento -todavía las estamos buscando-, y por otra parte, de constatar si esos cuerpos todavía están en los cementerios uruguayos -éste es uno de los motivos de este viaje-, para establecer un plan de trabajo a partir de eso.

EC - A mediados de la década de los 80 ustedes iniciaron con Serpaj la investigación de las tumbas NN que se encuentran en Colonia.

LF - Comenzamos un primer contacto en la primera visita que hicimos, que fue nuestra primera aproximación a las tumbas de Colonia.

EC - ¿Cuántas son esas tumbas?

LF - Aparentemente hay siete personas enterradas allí.

EC - ¿Qué pasó en aquel momento?, ¿por qué no siguieron?

LF - En ese momento recomendamos no tocar las sepulturas porque no existía hipótesis de trabajo sobre quiénes podían ser esas personas. Tenemos la hipótesis de que muchos de esos cuerpos corresponden a ciudadanos argentinos arrojados desde aviones, y debido a que dos grandes centros de detención argentinos, como la ESMA y Campo de Mayo, utilizaron el recurso de los aviones para tirar gente la hipótesis a contrastar era enorme. Por lo tanto, preferimos seguir profundizando en la información previa antes de tocar los restos.

EC - ¿Y ahora?

LF - Ahora se está abriendo una nueva etapa si esos restos pueden ser analizados, achicando el margen de hipótesis sobre quiénes pueden ser.

EC - ¿Se van a concentrar trabajos en esas tumbas NN de Colonia?

LF - Vamos a tratar de ver todos los casos, de ver qué es lo que queda todavía.

EC - ¿Y en cuanto a los otros cuerpos, por ejemplo los que aparecieron en Rocha?

LF - Estamos haciendo las averiguaciones para ver si todavía están en los cementerios, en las áreas.

EC - Hay uno, que fue justamente el que hace poco dio lugar a la discusión en Uruguay, el que apareció en la playa La Esmeralda de Rocha, que fue preservado en el cementerio de Castillo por un funcionario que se tomó la tarea con mucha conciencia, que fue el que a fines del año pasado se creyó correspondía a Olivar Sena. Ese es un caso concreto, son restos concretos perfectamente a disposición como para llevar adelante la tarea de ustedes.

LF - Sí, ése es un buen ejemplo de cómo es conveniente, antes de hacer grandes anuncios o de sacar conclusiones apresuradas, hacer una investigación previa, profunda, exhaustiva, antes de encarar una etapa de análisis de ADN.

EC - El mensaje de ustedes es que hace falta tiempo.

LF - Hace falta tiempo y trabajar con seriedad y profesionalidad.

***

EC - ¿Qué es lo que la gente puede encontrar en esta muestra que se inaugura hoy en la IMM?

LF - La muestra intenta reflejar el trabajo que hicimos en seis países del mundo, con realidades bien diferentes. Abarca trabajos que realizamos en Argentina, en Guatemala y El Salvador en Centro América, en Irak con población kurda, en Etiopía y en Bolivia en la búsqueda de los restos de Ernesto "Che" Guevara. No es una muestra técnica ni macabra, pensamos que es una muestra de vida en el sentido de que se ve reflejado el contexto en y la gente con que trabajamos, de realidades muy diferentes, pero al mismo tiempo con muchas similitudes. Fundamentalmente apunta a mostrar que les ha pasado a nuestros países, no nos ha pasado solamente a nosotros sino también en muchas partes del mundo. Al mismo tiempo la muestra va a ser inaugurada con una conferencia abierta al público, hoy a las cinco de la tarde, también en la IMM.

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Transcripción: María Lila Ltaif Curbelo

 






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