26.09.2001






El IV Congreso
y la "actualización ideológica" del FA

Senadores Eleuterio Fernández Huidobro (MPP) y Enrique Rubio (VA): Hay dos señales: una hacia adentro, de cohesión política, y una hacia fuera: este es el punto de partida de la carrera hacia el 2004. Hay una ratificación de las propuestas del Plan de Emergencia. El hecho de que haya una minoría fuertemente crítica no nos perturba, siempre que algunas reglas fundamentales persistan como acuerdo básico.

EN PERSPECTIVA
Miércoles 26.09.01, hora 08.49.


EMILIANO COTELO:
El IV Congreso del Frente Amplio (FA), que se desarrolló durante el fin de semana pasado en el Cilindro Municipal, ratificó a Tabaré Vázquez como presidente y eligió a Jorge Brovetto como nuevo vicepresidente de la coalición de izquierdas. También aprobó, después de un proceso de análisis y discusiones, la actualización ideológica y programática que Vázquez lanzó un año atrás.

En los días previos, la presidencia del FA hizo gestiones para limar las diferencias y acercar las posiciones entre las tres corrientes que habían quedado delineadas en torno a la redacción de los documentos: 1) Partido Socialista, Vertiente Artiguista y Asamblea Uruguay; 2) Partido Comunista, Movimiento de Participación Popular (MPP), 26 de Marzo, Partido por la Victoria del Pueblo (PVP) y Corriente de Unidad Frenteamplista (CUF); 3) Corriente de Izquierda (CI). Las conversaciones culminaron exitosamente, con un entendimiento que abarcó a las dos primeras corrientes, y que permitió que la actualización se aprobara por amplia mayoría. Sólo la CI quedó al margen.

Aquí En Perspectiva en estos días hemos ido tratando el tema de a poco. Ayer y anteayer fue comentado en nuestra tertulia, y el lunes entrevistamos al senador José Mujica (pero lo hicimos sobre todo para ver el papel que le había tocado cumplir para que el congreso aprobara la designación de Brovetto; recordemos que Tabaré Vázquez pidió a Mujica que desarrollara la argumentación principal, ya que no veía fácil que finalmente la votación prosperara).

Hoy nos proponemos profundizar en las conclusiones de la actualización ideológica y programática, y para ello hemos invitado a dos representantes de las corrientes que acordaron los documentos centrales: los senadores Enrique Rubio, de la Vertiente Artiguista (VA) y Eleuterio Fernández Huidobro, del Movimiento de Participación Popular (MPP).

En primer lugar una pregunta muy general: ¿ustedes coinciden con quienes entienden que los resultados de este IV Congreso son de alguna manera una victoria de Tabaré Vázquez?

ENRIQUE RUBIO:
Creo que sale muy fortalecido. También sale fortalecida la cohesión política del FA, es decir la capacidad de conducción y la capacidad de articulación entre sus distintas corrientes políticas. Me parece que este es un dato relevante.

ELEUTERIO FERNÁNDEZ HUIDOBRO:
Sí, hubo una victoria o una consolidación de la figura de Tabaré Vázquez, que era previsible.

EC - Vázquez había impulsado la actualización ideológica y además impulsó, incluso forzando la marcha dentro del propio congreso, la vicepresidencia de Brovetto.

EFH - Exactamente, pero en otros congresos o en otras instancias de esta envergadura dentro del FA hace algunos años tal vez no fuera tan previsible que el resultado iría a ser de esa índole, en lo que tiene que ver con la figura de Tabaré Vázquez.

EC - ¿Podemos recordar esos antecedentes?

EFH - Claro. Hubo un proceso de crisis interna por el que atravesó el FA ya en 1994, luego en 1996, después en 1997. Recordemos en 1996 la discusión en torno a la reforma constitucional. Y recordemos al comienzo de la campaña electoral de 1999 dos candidaturas y un congreso que de algún modo habilitó que hubiera dos candidaturas para las internas de abril, congreso que también se hizo en el Cilindro. Cuando uno se preparaba para ir a esos congresos sabía que iba a haber ese tipo de problemas: cómo fracasó el nombramiento de la vicepresidencia cuando se lo intentó en diciembre de 1996, y qué doloroso fue para el FA ese proceso en aquel congreso. Mientras que en este uno, antes de comenzar, ya tenía la tranquilidad de saber que iba a haber discusión, como la hubo, pero que no iba a haber ese tipo de agudos enfrentamientos.

EC - Así que efectivamente Tabaré Vázquez salió fortalecido. Rubio mencionaba otra conclusión importante: el ambiente de unidad con el que se salió.

ER - Sí... yo diría que hay un cuerpo de ideas que en general se ha expresado como práctica política en los tres gobiernos municipales. Hay un cuerpo de ideas que se convierte en doctrina, que estaba incorporado en buena medida en corrientes políticas aquí y allá, pero ahora se convierte en una base doctrinaria consistente. Eso se expresa en los documentos de la llamada actualización ideológica, que en realidad es un proceso que arrancó hace un año, que sigue y seguirá. Por otro lado hay una señal hacia adentro, que creo que es de cohesión política, y una señal hacia fuera. Este es el punto de partida de la carrera hacia el 2004. Por otro lado hay una respuesta a la coyuntura que ratifica las propuestas del Plan de Emergencia y de algunos documentos recientes. O sea que en realidad tenemos diversas caras del mismo fenómeno: una izquierda que se prepara; que trata aquí y ahora el tema de la globalización, y lo encara bien, admite el dato de la globalización pero no su conducción con el primado de las corrientes neoliberales o similares, sino que quiere otro eje de conducción, y que habla de gobernar la globalización para otros objetivos. O sea que toma el tema de la globalización, el tema de los cambios en la relación entre el Estado, la sociedad y el mercado, encara el tema de la necesidad de un gran acuerdo social en Uruguay para poder salir y toma el tema de profundización de la democracia. Mira todo esto desde distintos ángulos y hace un cuerpo de ideas consistente, que se expresa en tres documentos: las señales de identidad, que son un poco los principios generales; el documento propiamente de actualización programática e ideológica y un documento sobre la coyuntura. Después da algunas señales sobre otros temas que son coherentes con esto, por ejemplo, habla sobre el hecho terrible que acaba de suceder en Estados Unidos con el tema del terrorismo y se pronuncia categóricamente en términos políticos, jurídicos y éticos contra el terrorismo, pero al mismo tiempo señala que defiende principios, defiende normas del Derecho Internacional en base a la Organización de Naciones Unidas y no está de acuerdo con la venganza, sí con la justicia pero no con la venganza.

EC - Ustedes, quienes están hoy acompañándonos, representan a dos de las tres corrientes que se habían delineado antes del congreso en cuanto a los documentos a considerar, representan a las dos corrientes que terminaron acordando, obteniendo un entendimiento en los papeles que finalmente se aprobaron. Una tercera posición era la de la Corriente de Izquierda (CI), que no se sumó a este entendimiento. Desde el punto de vista numérico la CI es un grupo muy pequeño, ¿pero cómo hay que evaluar el factor de que haya quedado afuera? Estamos hablando del grupo de Zabalza, de Sarthou.

EFH - Usted tira unas cuantas cuestiones sobre la mesa. Primero tendríamos que felicitar públicamente a los compañeros concretos, en nuestro caso de la VA y del MPP que trabajaron sudando la camiseta para llegar a ese acuerdo -Rubio sabe sus nombres, yo también, son compañeros que de pronto pasan más anónimamente-, porque redactar en conjunto un documento de esa naturaleza no es fácil cuando había distintas decisiones. Segundo, traza los carriles, bastante seguros me parece, rumbo al 2003 y el 2004, porque como le decía aquel paisano hace muchos años al general Seregni: "Mi general, corremos el riesgo de ser gobierno". Creo que ese asunto, el riesgo de ser gobierno como decía el paisano, es tan inminente dentro de la fuerza política que pienso que es ahí donde pueden haber radicado las principales discrepancias con la postura de los compañeros de la CI.

EC - ¿Cómo es eso?

EFH - Tal vez la gran mayoría del congreso, la que se puso de acuerdo, tanto en la base como en la dirección con relación a estos documentos finalmente acordados, percibe, siente incluso en la piel, a veces sin razonarlo mucho -ahora mucho más razonado-, ese riesgo, y el desafío que ello implica y el poco tiempo que queda. Lo siente cuando anda recorriendo pueblo a pueblo, en los barrios de Montevideo, cuando actúa en el Parlamento, en los sindicatos, en las reuniones con diversas cámaras empresariales, etcétera. Es tangible, no es algo remoto, ni siquiera es algo como una posibilidad teórica, sino algo muy tangible.

EC - ¿Cómo juega eso en la posición de la CI?

EFH - Creo que los compañeros no han percibido suficientemente eso...

EC - ¿No lo han percibido o lo han percibido pero temen que esa llegada al gobierno se haga a costa de principios que el FA ha sostenido tradicionalmente y que formarían parte de su esencia, o que después en el gobierno se afloje con lo que ha sido esa tradición y esas posiciones? ¿No puede ser esa la otra razón?

EFH - Puede ser que ellos tengan esa percepción. Nadie está ajeno a sufrir esos peligros, de algún modo todos vemos esa posibilidad. Es muy difícil -tenemos que medirlo todos los días- encontrar el equilibrio o el camino que no nos haga incurrir en abandonar principios que no deben ser abandonados con tal de ganar las elecciones o, luego en el gobierno... Esto nos preocupa muy particularmente al senador Rubio y a quien habla. Hemos conversado mucho en el Senado de la necesidad de prepararnos urgentemente, de modo muy práctico y concreto para ese desafío, justamente para evitar ese tipo de peligros, para que no nos caiga encima la realidad y nosotros -todo el FA y el Encuentro Progresista- no estemos preparados.

EC - ¿Pero qué significa el hecho de que la CI haya quedado al margen de estos acuerdos?, ¿políticamente que señales da?

ER - Siempre en la izquierda -también en los partidos tradicionales- existieron distintas corrientes. El tema es si hay una mayoría, la posibilidad de construir una conducción sólida. El hecho de que haya una minoría fuertemente crítica no nos perturba, siempre que algunas reglas fundamentales persistan como acuerdo básico, por ejemplo la regla de que si todos tenemos algún orden de representación en el Parlamento, en las juntas o en el gobierno y hay una decisión por mayoría haya un respeto de las minorías con un acatamiento disciplinado de las decisiones adoptadas. Cuando eso se rompió en algún momento hubo crisis.

EC - En la Junta Departamental de Montevideo, por ejemplo.

ER - Claro, pero luego se adoptaron reglas que fueron las del plenario de abril de 1998, que establecieron con mucha fuerza que esto tiene que ser respetado porque de otro modo se pone en juego la pertenencia al conjunto. No es obligatorio integrar fuerzas políticas. Estas son asociaciones voluntarias de personas y grupos para perseguir determinados objetivos. Creo que está bien que tengamos una actitud amplia en la izquierda de integrar corrientes distintas, siempre que de alguna manera haya mayorías claras, porque si no sería simplemente un foro, no un partido político. De modo que se recibieron las posturas de la CI, se escucharon, pero la inmensa mayoría del congreso tuvo otra orientación, cosa que ya sabíamos antes. Incluso en algunos casos no llegaron a tener el apoyo como para ser discutidas en el plenario. Fueron discutidas en alguna comisión, pero fueron tan minoritarias que no alcanzaron el 10% de adhesiones que establece el reglamento para pasar a ser debatidas en el plenario.

EC - ¿Ha quedado claro en el FA que los representantes que la CI pueda tener en el Parlamento o en organismos deliberativos departamentales en todos los temas van a tener que votar con lo que la mayoría haya resuelto?

ER - En los que hayan sido declarados asunto político, como dice el Partido Nacional, no en los de principios, donde hay algunas cuestiones éticas o ideológicas en juego, donde el FA siempre dio libertad; por ejemplo el debate sobre el aborto u otros temas. Pero en los temas de tipo político, fundamentalmente de decisión de gobierno, cuando uno pertenece a una mayoría esto está bien claro.

***

EC - En lo previo al congreso había tres documentos: uno de lo que se ha definido como corrientes "moderadas", que estaba firmado por el Partido Socialista, Asamblea Uruguay y la Vertiente Artiguista; otro presentado por el Partido Comunista, el Movimiento de Participación Popular, el 26 de Marzo, el Partido por la Victoria del Pueblo y la Corriente de Unidad Frenteamplista; y un tercero presentado por la Corriente de Izquierdas. Una comisión designada por la presidencia del FA buscó, antes del congreso, llegar a un documento único y finalmente se logró que dos de las corrientes -las que ustedes representan aquí hoy- se pusieran de acuerdo en lo que se votaría en el congreso (la CI no participó). ¿Pueden definir brevemente dónde radicaban básicamente las diferencias, cuáles eran los puntos críticos?

ER - En realidad había un documento, que fue aprobado por la mayoría de la Mesa Política, al que se le llamó el documento de la mayoría; después se le fueron incorporando otras y finalmente, como siempre, hay muchos papeles. Pero creo que se quería caracterizar bien esto de la globalización, qué poderes actúan en su interior; se entendía que la primera formulación no era suficiente desde este punto de vista...

EC - Fernández Huidobro, ¿cuáles eran las discrepancias de ustedes con ese punto?

EFH - La insuficiencia del desarrollo que había en los documentos, también con relación a la conceptualización del imperialismo hoy. Actualización ideológica entre otras cosas significa ver los mismos conceptos, en algunos casos fundacionales, pero como son hoy, qué es hoy el imperialismo.

Yo todavía tengo algunos detalles, Rubio lo sabe; por ejemplo con relación al documento que se refiere al imperialismo, en el cual hay a mi juicio ciertas imperfecciones de la redacción, producto justamente de los acuerdos, en cuanto a que se vuelve a sostener que Estados Unidos o un pequeño grupo de países... En muchos casos se reitera eso, incluso en nuestra cultura de izquierda, sin definir más claramente que el imperialismo es un conjunto de intereses financieros y económicos de gran peso en el mundo que se apoya en grandes Estados -a veces en pequeños-, que hay representantes de esos intereses también en los pequeños Estados. Es algo un poco menos nacional y más internacional. Podemos decir, como decíamos hace un tiempo: Estados Unidos es imperialista en bloque, en masa y todo; así, cerradito. Esto era propio de la puja mundial, del mundo bipolar de otras épocas, donde la pelea se transformaba en cuestión de Estados, sin ver -asunto que se fue aprovechando en la década de los 80, el fuerte trabajo diplomático que hicieron por ejemplo el FSLN y el FMLN, dentro mismo de Estados Unidos, donde llegaron a tener más de 1.000 comités de apoyo- que en Estados Unidos no todos son agentes del imperialismo ni mucho menos. Lo mismo podríamos decir con relación a cualquier país europeo, etcétera.

EC - Entonces esta cuestión, la definición de qué es hoy el imperialismo, era algo que en el documento de la mayoría para ustedes, el MPP, el Partido Comunista, el 26 de Marzo, el PVP, etcétera, no estaba claro, no estaba suficientemente expresado.

EFH - Lo puse como un ejemplo; cuando se profundizó en esos aspectos hubo acuerdo. Lo mismo con relación al tema globalización.

EC - Digamos que lo que se terminó aprobando está más cerca de las posiciones de ustedes que del documento original.

EFH - No: creo que se ha equilibrado.

ER - En realidad, en algunos problemas tuvimos dificultades comunes de cómo conceptualizar fenómenos nuevos. Creo que este es un caso.

Al mismo tiempo, vemos que en el marco de la globalización hay relaciones de poder, relaciones asimétricas entre actores que hacen que esto se dé en lo comunicacional, en lo económico, en lo social... en todos los campos; también en lo nacional. Relaciones entre poderosos y débiles que hacen del imperialismo un fenómeno sistémico. Entonces la dificultad de conceptualizarlo como un fenómeno sistémico, de desigualdad en el interior de la globalización, pero al mismo tiempo de advertir que hay fenómenos de Estado nacional que se mantienen en el nuevo contexto. Por ejemplo es clarísimo que hay bloques económicos, políticos y militares, que en un caso hay una posición dominante de un Estado como Estados Unidos. La dificultad de armonizar estos conceptos fue común; entonces había como una insatisfacción en relación con esto, y se logró un punto de equilibrio que todavía se puede mejorar pero que es superior al punto de partida.

EC - ¿Otro punto de discrepancia era que faltaba reafirmar el carácter antiimperialista del FA, senador Fernández Huidobro?

EFH - De eso estamos hablando.

EC - ¿Era importante decirlo expresamente?

EFH - A nuestro juicio sí, porque entendemos que es un hecho que existe en el mundo.

EC - ¿Y para la VA?

ER - No teníamos dificultad con esto.

EC - No lo habían puesto.

ER - Sí: había una expresión sobre el antiimperialismo, pero a juicio de otras corrientes no estaba suficientemente caracterizada, cosa que yo comparto. El documento inicial tenía algunas debilidades.

EC - ¿Es importante, senador Fernández Huidobro, que el FA quede definido nítidamente como antiimperialista?

EFH - Sí, es ineludible, porque ese fenómeno existe, ese hipopótamo, ese animal existe, actúa en el planeta, hoy lo estamos viendo actuar con mucha violencia y no podemos ignorar esa realidad.

EC - Otro punto era la oposición oligarquía-pueblo.

EFH - También, y definir qué es oligarquía. Hubo que hacer precisiones; nosotros tuvimos que hacerlas, creo que todos tuvimos que hacerlas. Esto forma parte de la actualización ideológica. Oligarquía es un concepto acuñado creo que por Vivian Trías en la década del 60, cuando hizo aquella exploración acerca de la reforma agraria y de las 600 familias que eran dueñas de gran parte de la tierra uruguaya y de las más grandes empresas del país. En aquel entonces se acuñó esa palabra para definir algo un tanto distinto a la burguesía nacional clásica de los textos marxistas, una clase o un estamento social de dominación peculiar de Uruguay y también de otros países del mundo. Hoy también eso ha cambiado y mucho. Por lo tanto la palabra puede ser la misma o puede ser otra, no importa: lo que importa es tratar de definir el concepto, a qué nos queremos definir, concretamente quiénes son hoy -no en lo puntual y lo coyuntural sino en el gran tramo histórico-aquellos sectores del país beneficiados por estas políticas económicas que a nuestro juicio son nefastas, y que tampoco son puntuales y coyunturales, que no vienen de ahora, no son sólo cuestión de Bensión: vienen desde hace algún tiempo y han fracasado estrepitosamente. Han perjudicado a la inmensa mayoría. ¿A quiénes beneficiaron? Hay que definir bien quiénes están detrás de esa porfiada y fracasada política financiera, económica, etcétera. Hay que definirlo con toda claridad. No puede ser que nos quedemos con la vieja definición, de hace añares, de Trías, que era correcta, era científica...

EC - ¿Era importante que además estuviera el término oligarquía?

EFH - Sí, porque eso existe. Si no ¿cómo explicamos por qué se mantiene tan tozuda y porfiadamente esta política económica?

EC - ¿Para usted, senador Rubio, no estaba el término oligarquía?

ER - Para nosotros, o no usábamos las palabras porque la realidad ha cambiado, o redefiníamos el alcance de los conceptos a los cuales aludían las palabras. Por ejemplo: o no usábamos el concepto de oligarquía porque no es lo mismo hoy que lo que era antes, o sí lo usábamos y expresábamos claramente a qué nos estábamos refiriendo como realidad nueva. Al principio se optó por un camino, el de no usarlo; luego los compañeros demandaron que se usara, en lo que no teníamos dificultades siempre que se redefiniera su contenido. Por ejemplo, antes se entendía por oligarquía lo que se llamaba la capa superior de la burguesía nacional, se entendía que había un grupo de empresarios del agro, la industria y otros sectores que conformaban lo que en términos clásicos se llamaba la burguesía nacional, y que el sector más rico de eso, más poderoso, conformaba un pequeño grupo que se denominaba oligarquía. Como en realidad la burguesía nacional prácticamente dejó de existir, porque no hay grupos económicos en Uruguay que sean nacionales y no hayan sido absorbidos por el capital extranjero, porque toda la banca privada fue absorbida por el capital extranjero, y le pasó lo mismo a gran parte del comercio, de la industria y de las tierras, entonces la realidad cambió. Por eso preferíamos utilizar otra palabra, otro concepto, el de bloque social en el poder. Pero en realidad puede ser un problema semántico; si por oligarquía se entiende una nueva realidad configurada por sectores del capital financiero, de algunos intereses transnacionales, de algunos sectores del alto comercio y de algunos sectores vinculados que en Uruguay -incluidos algunos sectores de medios de comunicación- tienen mucho poder, no tenemos ninguna dificultad en emplear el concepto.

EC - Esa fue la solución a la que se llegó.

ER - Exacto.

EC - ¿El FA se define al mismo tiempo como antioligárquico?

EFH - Claro, todo el programa del FA, incluso el que usamos en 1999, el Plan de Emergencia, todas nuestras propuestas programáticas, las coyunturales que se establecen en este mismo documento, contra quienes protestan -como decía Brovetto, ahora además de protestar hacemos propuestas-, contra ese sector.

Miremos el asunto desde el otro ángulo, que fue uno de los grandes debates con los compañeros de la CI: nosotros palpamos, primero con la piel y después con el razonamiento, que una gran cantidad de sectores -industriales, comerciales, servicios- que antiguamente eran conspicuos integrantes de aquello que se llamaba oligarquía, hoy están enormemente perjudicados por el nuevo sector dominante, han sido excluidos o marginados. La discusión es: ¿lo han sido coyunturalmente y por lo tanto no pueden ser aliados, o la exclusión, si prospera y sigue aplicándose la actual política es definitiva, y por lo tanto no es que puedan sino que deben ser aliados? En la calle, el Parlamento, en todos lados lo palpamos: hay sectores de la industria -de lo que va quedando de la industria, porque hubo un proceso de desindustrialización- que están condenados a muerte.

ER - Ese era el punto clave de la diferencia con la CI.

EC - Que a su vez tenía relación con lo que parece ser uno de los nudos de este paquete de tres documentos aprobados por el congreso: la idea de un pacto social para la reactivación productiva.

Muy relacionado con lo que venimos hablando, distintas fuentes frenteamplistas que En Perspectiva consultó en estos días han coincidido en que el tema central de esta actualización que se votó es la legitimación del pacto o acuerdo social como instrumento de cambio. ¿Ustedes están de acuerdo?

ER - Sí, creo que ese es uno de los temas clave. Así como el problema de las relaciones internacionales y de la necesidad de redefinir el Mercosur son temas importantes, creo que en relación con el país la cuestión del Estado, el mercado y la sociedad por un lado, y del acuerdo social por el otro -preferimos hablar no de pacto sino de acuerdo social, que es un concepto más dinámico (además "pacto" está muy referido a algunos pactos que se hicieron en algunos países, como el de la Moncloa, sobre los cuales no tenemos una opinión demasiado buena)- es muy importante. Estamos hablando de cuál va a ser la base social, los intereses que se va a intentar compatibilizar en un gobierno progresista.

EC - Senador Fernández Huidobro, ¿para usted también es uno de los puntos centrales de los acuerdos del fin de semana?

EFH - Sí, porque hacen a la estrategia del FA.

EC - ¿Y qué tenemos que entender entonces por acuerdo social en este caso? ¿Un acuerdo para desarrollar la oposición a este gobierno y el modelo económico que impulsa, un acuerdo para ganar las próximas elecciones, un acuerdo para gobernar en caso de que el FA triunfe en los próximos comicios?

EFH - Para lo último. Todo lo que usted acaba de reseñar: para oponerse al gobierno, ganar las elecciones y gobernar... Mejor le diría para levantar al país. Nosotros decimos que somos partidarios del Uruguay productivo; esas dos palabras juntas -tan vacías si no las bajamos a tierra- son absolutamente imposibles, una consigna vacía si no decimos con quién debemos y podemos hacerlo. Hoy están dadas las condiciones para poder hacerlo. Es obvio que debemos poner en marcha el Uruguay productivo en el sector servicios, fundamentalmente en el transporte, el turismo y la salud, porque son los tres elefantes del sector servicios que puede ser el motor de la economía. Obviamente que tenemos que ir al sector primario a abrazarnos con él, especialmente ese que hoy está fundido, excluido y paralizado, con los brazos caídos por esta política económica, para levantar al país. Tenemos que frenar este proceso desindustrializador que es el peor de todos, a mi juicio, porque si cierra un comercio... mañana puede reabrirse, pero cerrar una industria y expulsar de ella hacia la marginación y al exterior mano de obra calificada, que a lo mejor costó decenios construir... es pavoroso. Hemos perdido cerca de 100 mil puestos de trabajo en los últimos 10 años en la industria.

EC - Esos sectores que usted menciona son los que hay que priorizar en la reactivación.

EFH - Claro, por estar vinculados estrechamente con la clase obrera, con la clase trabajadora, el Uruguay productivo, el Uruguay que apuesta al sudor más que a la especulación, a la producción más que a la intermediación.

EC - Entonces el acuerdo social no es sólo con los sindicatos de trabajadores de esas actividades...

EFH - No, por favor...

EC - ...sino con gremiales empresariales también.

EFH - ¿Qué explica el crecimiento del FA en el interior, por ejemplo? ¿Qué explica los piquetes rurales en las carreteras de Uruguay? ¿Quién los inventó? ¿Los inventó algún maquiavélico cerebro ultra-radical? La política económica de gobierno arroja a la desesperación, a la desaparición -se está vaciando nuestro interior rural- a contingentes enormes de nuestros productores rurales.

ER - No deben caber dudas, este es un tema interno pero es también un tema de señales hacia el país: nosotros vamos a intentar un puente sólido con los empresarios del agro, de los servicios, de la industria y de otros sectores de actividad que configuran esa cosa que llamamos el Uruguay productivo. Un puente sólido, esto quiere decir que vamos a diseñar un programa y un gobierno que compatibilicen los intereses de estos sectores con los de los trabajadores y los excluidos. Esto no quiere decir que no haya problemas, que no haya tensiones, que a veces uno no tenga que priorizar y que a veces al hacerlo genere protestas; nos ha pasado en la Intendencia de Montevideo. En última instancia vamos a priorizar a los sectores más débiles, eso está claro: la izquierda tiene una identidad básica con lo sectores más débiles de nuestra sociedad.

EC - ¿Más débiles también de la actividad productiva del país?

ER - Sí, más débiles. Tenemos demasiada gente excluida, desocupada, empobrecida. Uruguay tiene grandes llagas desde el punto de vista social, es una sociedad que ha perdido integración. Entonces uno jerarquiza, de alguna manera favorece, da una mano más, hace un esfuerzo en relación con algunos sectores... Eso indica contribución de otros, y es difícil. Sabemos que la política es compleja, pero intentamos un programa que compatibilice intereses que van en un arco social muy amplio, desde los empresarios hasta los que no tienen trabajo.

EC - Ustedes conciben que un gobierno del FA generaría este diálogo en busca de los acuerdos sociales de los que estamos hablando en el Consejo de Economía Nacional; insisten con ese instrumento previsto en la Constitución de la República.

ER - Sí, es un instrumento pero no necesariamente el único, más bien nos parece que el problema es tener una actitud política. Ya lo hicimos con el Plan de Emergencia, por eso tuvo tanta receptividad en los empresarios. Pero también hay un adversario social, hay sectores que de alguna manera van a sentir que estas políticas del Uruguay productivo, redistributivas y demás, no les gustan.

EC - ¿Cuáles?

ER - Creo que hay un sector del capital financiero, sectores del comercio importador que han sido tremendamente favorecidos por la política de atraso cambiario de estos años, que va a ver que pierde espacios.

EC - ¿Esos sectores, esas gremiales no participarían del acuerdo social, no serían llamadas al diálogo social por el FA?

EFH - Nos van a tirar piedras, bazukazos o cañonazos, porque se les acabó la farra. Yo prefiero estar aliado con los industriales que quieren comprometerse con el país y que hoy están al borde de fundirse, de irse y tirar más desocupados a la calle, que con los que hoy siguen cerrando balances con grandes ganancias porque venden la mercadería más cara de este país, que es el dinero, cobrando intereses realmente babilónicos; basta abrir un local y poner un cartel "presto plata" para tener una cola de clientes bárbara e incluso elegirlos. Son los únicos que se han beneficiado estrepitosamente a lo largo de estos últimos años.

EC - Entonces con el sistema financiero, con la Asociación de Bancos, ¿no habría diálogo?

ER - Es una entidad gremial.

EC - ¿Con la Cámara de Comercio?

ER - Preferimos no hablar de entidades gremiales o del sistema de comercio o el sistema financiero, porque son una cosa que agrupa realidades muy distintas. Decimos claramente que no hay un programa que pueda ser el programa de los 3 millones y medio de uruguayos. Hay programas como estos de la actualidad, que favorecen a algunos y perjudican a otros; siempre hay ganadores y perdedores.

EC - ¿Se va a intentar el acuerdo con esos sectores también, o directamente con ellos no se va a dialogar porque no vale la pena, porque no hay marco para un acuerdo?

ER - Se va a conversar, pero no creemos que se llegue muy lejos.

EFH - Se va a conversar, pero somos seres políticos y nos damos cuenta: ¿quiénes se acercan hoy a conversar hoy con el FA?, ¿quiénes se han sentido interpretados últimamente dentro de los sectores del agro? No todos, pero sí la enorme mayoría, y sabemos muy concretamente quiénes son. Dentro de la industria, le diría que todas las ramas industriales. Tal vez la Cámara de Industrias...

Repito lo que decía Rubio: no nos guiemos sólo por las entidades gremiales organizadas e institucionalizadas, sino por el sector industrial globalmente hablando. Tal vez no protestan tanto como los rurales porque están endeudados con la banca privada y entonces se tienen que callar, pero cuando hablan con nosotros protestan, nos dicen lo que les está pasando. Y lo que les está pasando es una cruda realidad y una verdad incuestionable, no son cuestiones teóricas: hay fábricas y talleres que tienen la condena de muerte, algunos se están aguantando incluso para ver si hay un cambio.

EC - A propósito de este acuerdo social, que incluye sectores amplios del empresariado nacional -con las limitaciones que ustedes estaban detallando-está claro que un sector como la CI manifiesta reticencia. ¿También en los representantes de las bases en el congreso esta idea resultó difícil?

ER - Hubo un proceso. La novedad que tiene la actualización frente a tentativas renovadoras anteriores dentro de la izquierda, es que no se hace de unas corrientes o grupos políticos contra otros, no es el intento de la oposición dentro de un partido de descabezarlo, sino que es un proceso institucional, se asume por la presidencia y se empieza un camino. Estamos recorriendo ese camino, porque hay que identificar nuevas realidades en el mundo.

EC - ¿Costó convencer a los representantes de las bases en el congreso de una idea como esta?

EFH - De pronto lo que cuesta en una fuerza como el FA, que tiene militancia -hay fuerzas que la no tienen y por lo tanto no tienen este problema- y quiere tener militancia -entendamos por militante a la gente de base, que está todos los días en los barrios, en las fábricas, etcétera, trabajando y además constituida como una célula del FA-; da trabajo compartir con la gente de las bases -si bien esa gente también nos enseña a nosotros- esas realidades nuevas, porque son nuevas. Claro que da trabajo. Es probable que un asalariado rural -me ha pasado- entienda mucho mejor que nadie por qué en este momento hay que defender a su patrón arrocero, mire lo que le estoy diciendo. He hablado con asalariados rurales arroceros que saben que si esto sigue así la arrocera cierra, lo saben mejor que un habitante de la ciudad. Entonces, independientemente de que él tiene problemas con el patrón, hay un problema más grave que es que se acaba la fuente de trabajo.

Hay que transmitir eso también a la militancia urbana, estudiantil, intelectual, etcétera. A veces es difícil ese trabajo, que más que de convencimiento me parece que es de intercambio de información y de formación. Venimos enriquecidos por la gente concreta, de carne y hueso; me ha pasado en esta experiencia, muy breve, en el Senado, haberme sorprendido que a la Comisión de Industrias -u otras comisiones que integro- vengan los patrones y los trabajadores juntos a pedir por favor, salvar la fuente de trabajo. Nunca había visto una cosa igual.

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Transcripción: María Lila Ltaif Curbelo
Edición: Ernesto Kreimerman - Jorge García Ramón






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