28.09.2001






Al Mercosur lo cuestionan "voces importantes pero aisladas"

Canciller Didier Opertti: "Es un emprendimiento que tiene detrás un fuerte apoyo político. Un cambio de fondo en este esquema necesitaría recrear una nueva voluntad política, y hasta donde yo sé lo que hasta ahora existe es simplemente una manera de responder a una fiebre transitoria, y no una a una definición de que ese modelo haya dejado de ser un destino plausible.

"Creo que debemos profundizarlo, no es bueno que los países mantengan la libertad absoluta de movimiento de su sistema cambiario, de su moneda y nos provoquen de esa manera verdaderas incertidumbres todos los días. Las dificultades que tienen los exportadores uruguayos no nos deben poner todos los días ante la pregunta de si nos quedamos o nos vamos del Mercosur. Si planteamos cada dificultad en términos dramáticos, nunca llegaremos a consolidar una verdadera unidad regional".


EN PERSPECTIVA
Viernes 28.09.01, hora 09.05.


EMILIANO COTELO:
A pesar de que Estados Unidos vive una situación singular después de los atentados del 11 de setiembre, este lunes tuvo lugar en Washington la primera reunión formal entre los cancilleres del Mercosur y el representante comercial de Estados Unidos, Robert Zoellick, con vistas a la concreción de un acuerdo de tipo "Cuatro más Uno". Pero esta señal positiva que el Mercosur recibió de parte de la administración Bush se dio cuando, paralelamente, atravesaba otra de sus crisis fuertes a raíz sobre todo del nivel de devaluación que ha alcanzado el real. A partir de ello se abrió toda una polémica sobre si el Mercosur está vivo o muerto, qué hay que hacer con él, y en particular ha estado en el tapete la idea de dejar en suspenso el Arancel Externo Común.

Les proponemos analizar toda esta situación con el canciller de la República, Didier Opertti.

Hablemos primero de lo más reciente, de lo que en estos días posteriores a la reunión de Washington ha estado acaparando la atención regional. ¿Cómo describe usted el momento por el que pasa el Mercosur?

DO - Hubo dos procesos de alguna manera paralelos, que por serlo no han sido convergentes. Uno es el proceso de negociación Cuatro más Uno, en el cual se produjo avances significativos, y al mismo tiempo hubo una suerte de eclosión a lo interno de algunos de los socios, especialmente Argentina, aun cuando esto ha tenido también un fuerte reflejo de reacciones sobre Brasil. Naturalmente, nosotros no podemos sentirnos sustraídos o terceros en un tema que también nos toca. Pero este segundo canal debe tener la solución propia de una organización que tiene medios, mecanismos, instituciones, y no debe caer en el terreno de visiones exclusivamente domésticas de cada país.

Cuando Estados Unidos negociaron con nosotros el Cuatro más Uno, cuando comenzamos a negociar este acuerdo de crecimiento económico compartido, partió de la base de que ese Cuatro tiene una identidad, una continuidad, una previsibilidad y ciertos instrumentos básicos ya aceptados, incorporados, y por consiguiente no podrían -por lo menos en un plano razonable- producirse cambios sustantivos que cambiaran un buen día el perfil A del Mercosur al perfil B. Ello es lo que a nuestro juicio debemos proteger en este momento, no por razones básicamente formales, sino por razones sustantivas. En una negociación de esta naturaleza, el carácter unido, solidificado del bloque es un componente esencial.

En determinado momento de la negociación el señor Zoellick me preguntó -en ese momento yo estaba ejerciendo la presidencia del Mercosur, llevando la parte del Mercosur- cuál era la situación del Mercosur y cómo veíamos la solución de los problemas que teníamos sobre la mesa. Le contesté que teníamos una clara disposición política y una firme voluntad de resolver estos problemas al interior del Mercosur.

La pregunta es si en este momento estamos dispuestos a dejar de lado uno de los rasgos definitorios del Mercosur, que es el Arancel Externo Común. La otra pregunta sería si ésa es una discusión esencial o instrumental. Pongámonos de acuerdo en que a los efectos de una unión aduanera es una discusión esencial; a los efectos de un comportamiento flexible, que permita reaccionar frente a una situación coyuntural, el Arancel Externo podría volver a recibir -como recibió en el correr de este año- algunas inflexiones. Hemos dado un weaver a la República Argentina en su momento, también nosotros hemos tomado medidas, lo ha hecho Paraguay y naturalmente lo ha hecho Brasil.

EC - Recordemos que Argentina ya se ha apartado del Arancel Externo Común para importaciones de bienes de capital y equipos de informática. Uruguay y Paraguay, por su lado, ampliaron sus listas de productos excluidos del AEC. Usted dice que existen esos antecedentes cercanos, y entonces la posibilidad de suspender el Arancel Externo Común no sería algo tan grave. Pero usted prefiere que el término que esté en juego sea ése: suspender.

DO - En cualquier caso una alteración sustantiva del pacto que hemos hecho en materia de Arancel Externo Común, que viene de Ouro Preto, no puede ser el resultado de una decisión tomada de manera unilateral y sin un análisis en profundidad de los alcances y efectos que ello tendría, por ejemplo en la negociación con la Unión Europea (UE). La UE funciona en esta negociación en un cuadro de situación en que el interlocutor es una unión aduanera. Imperfecta, incompleta, como le quiera llamar, pero una unión aduanera. En el caso de la UE hay un tratado, un acuerdo internacional ratificado, firmado. Con Estados Unidos hay un proceso de negociación. Si hace un cambio es el cambio de una de las partes, y todo convenio -lo enseña la regla básica del Derecho Internacional- requiere, para mantenerse en vigor, que las partes sean las mismas o haya entre ellas una sucesión aceptada por la otra parte. Quiere decir que en el mejor de los casos habría que volver a negociar con la UE un nuevo acuerdo.

En esto quiero ser muy claro: el Mercosur tiene un activo importante, el activo de la grifa Mercosur. El Mercosur existe, está, se lo conoce, se lo consulta, se quiere saber su posición frente a los temas internacionales que hoy componen la agenda del mundo, vale decir en los temas de paz, seguridad, terrorismo, acción concertada internacional. El Mercosur es una bancada políticamente considerada.

EC - Es un activo geopolítico, digamos.

DO - Es un activo político y geopolítico al interior de la región y político en una dimensión más amplia. Además de tener, naturalmente, un ámbito de ejercicio de la idea del mercado ampliado y de acceso al mercado que es la clave misma del origen de su creación.

Pero además el Mercosur es un modelo incremental, porque su última estación no es la unión aduanera, es el mercado común. La primera estación era la zona de libre comercio, la segunda es la unión aduanera y la tercera es el mercado común. ¿Ahora nos bajamos del tren, damos por terminado el recorrido y decimos "hasta aquí llegamos", o simplemente detenemos un poco la velocidad de la marcha pero seguimos en la misma ruta? Ibamos en esa dirección, no cambiamos de carril.

EC - Se está escuchando todas las opiniones en estos días. El ministro de Economía argentino, que fue quien tiró el tema sobre la mesa, es partidario directamente de borrar el Arancel Externo Común y de dejar de lado el componente de unión aduanera. Desde Brasil la idea se ha visto con buenos ojos: hay disposición a considerarla, por lo menos así se han manifestado algunas autoridades.

DO - La posición no es unánime en ninguno de los dos países.

EC - La defiende el ministro Sergio Amaral, por ejemplo.

DO - Siguen siendo voces. Importantes, tanto la del señor Cavallo como la del señor Amaral, voces importantes, porque uno es el ministro de Economía y el otro es el ministro de Desarrollo en Argentina y Brasil respectivamente. Son voces importantes, pero si yo escucho las voces del presidente Cardoso, del presidente Batlle, del canciller Rodríguez Giavarini, persona muy directamente ligada al presidente Fernando de la Rúa, y escucho la voz del canciller Moreno Ruffinelli, con los cuales he venido conversando en todos estos días. Si los escucha no va a encontrar una cosa sustancialmente diferente de la que le estoy expresando: la preocupación por mantener una identidad del Mercosur a nivel internacional y, si existe la necesidad (como aparentemente existe, y no estoy aquí discutiendo en términos económicos porque quizás esto superaría mi propia idoneidad para hacerlo, por lo menos desde un punto de vista técnico, sí desde un punto de vista político) sentémonos, pongamos en una columna los obstáculos y los inconvenientes y en la otra las alternativas y busquemos razonablemente, jugando además con el factor tiempo, que es un elemento muy importante en este tipo de desarrollos.

Pero no adoptemos la posición, como se ha dicho vulgarmente, de quemar la pradera, es decir de irnos y dejar detrás simplemente el recuerdo de lo que fue el Mercosur. Sobre todo porque en este momento, dentro de pocos días o pocas semanas, tenemos que estar celebrando las reuniones de los grupos de trabajo que conformamos en Washington. Son cuatro grupos: uno sobre comercio agrícola, otro sobre comercio industrial, otro sobre inversiones y otro sobre el comercio electrónico. ¿Qué hacemos con esos grupos? ¿Decimos que no vamos a configurarlos porque tenemos dificultades dentro del Mercosur? ¿O le vamos a comunicar al señor Zoellick que espere porque tenemos algunos problemas que tenemos que resolver? No. Estados Unidos nos dio la posibilidad de una negociación en pleno momento de reacción frente a una crisis brutal, a una agresión perversa, dramática, de la que ha sido víctima. No nos cambió el cronograma: nos dijo "vengan el día pactado; no importa que haya sucedido esto porque esta negociación debe existir".

Hay un trabajo interesante de Zoellick publicado en el Washington Post, en el que habla de terrorismo y comercio. Dice concretamente que el comercio, el desarrollo compartido, la búsqueda de un paquete de lanzamiento comercial conjunto, son una fórmula para establecer condiciones de equidad que, de alguna manera, vayan creando desincentivos al terrorismo o a la acción violenta. Aquí hay un enfoque filosófico - político muy fuerte, muy importante. Es la primera vez que veo a un secretario de Estado estadounidense en el área del comercio internacional vinculando la negociación tarifaria al tema de lo que puede constituir la equidad y la justicia internacional. Es la primera vez que lo veo planteado con tanta claridad. Perderíamos todo ese bagaje.

EC - Entonces la posición de Uruguay es "En todo caso, si vamos a tocar el Arancel Externo Común, hagámoslo de manera transitoria".

DO - Sí. Primero tenemos que definir si los problemas están en el Arancel Externo Común, porque yo he estado todas estas horas, desde que he llegado, conversando con distinta gente, y hay mucha gente más capacitada que yo en estos asuntos que dice que el Arancel no nos va a resolver el problema de la devaluación brasileña. El problema nuestro es la competencia, el acceso al mercado, no el Arancel.

EC - Justamente, y pensando en el público no especializado en estas cuestiones, ¿por qué se está reclamando la eliminación o la suspensión del Arancel Externo Común?, ¿qué ventajas tendría en estas circunstancias?

DO - Cabría imaginar que por ejemplo en Argentina, donde la Unión de Industriales ha planteado muy fuertemente esta demanda (que aparentemente es recibida por el ministro Cavallo), tiene indudablemente un sesgo proteccionista.

EC - ¿Cómo operaría esa protección?

DO - Les pongo un arancel alto a los productos terminados para que no compitan con ellos, y les pongo un arancel bajo o cero a los bienes de capital. De esa manera protejo a mi industria, porque si al calzado extranjero o a cualquier otro producto que viene de Europa o Estados Unidos (ya sea de vestimenta, de línea blanca o de cualquier tipo de servicio hogareño, para mencionar un producto de consumo universal) le pongo un arancel alto, de esa manera voy a estar protegiendo mi industria nacional. Es una medida referida por una parte a un cierto cierre de la economía, y por otro es una medida de sesgo proteccionista.

Que en determinado momento coyuntural haya que hacer protecciones para evitar una aceleración de un proceso de desocupación, e incluso de dificultades de tipo social, puede ser considerado. Pero no hagamos de esto una filosofía sustitutiva de este acuerdo, que tiene como base que tengamos un Arancel Externo Común para poder marchar al unísono en nuestras relaciones extrarregionales. Porque es obvio que el valor del Arancel Externo Común está en ser nuestro cartabón frente a terceros países.

Hay que sentarse a examinar el tema: no se puede salir de una manera un tanto desmelenada a señalar que a partir de hoy hacemos tal cosa o tal otra. Conversemos primero. Por eso, el ministro Bensión estará el lunes conversando con el ministro Malán, el día 9 está fijado un encuentro del ministro Malán con el ministro Cavallo, y después, y evaluando los avances que se pueda alcanzar, convocaremos a una reunión del Consejo.

EC - Para Uruguay ¿hay otras medidas posibles? ¿Usted ha estado estudiando con el ministro de Economía, Alberto Bensión, esta situación?

DO - Yo he introducido en esto la visión institucional y de política exterior. Mi enfoque ha estado fundamentalmente dirigido a eso, respetando por consiguiente la especificidad del aporte del ministro Bensión en el tema económico.

EC - Se lo pregunto porque ayer el semanario Búsqueda informó que el gobierno uruguayo perdió interés en el Mercosur y comenzó a analizar modificaciones a las políticas comerciales y medidas compensatorias que trasladará a sus socios del Mercosur.

DO - Esa podría ser una de las alternativas, pero permítame antes decir algo. El Mercosur nació sobre la base de un gran consenso nacional, tuvo casi excepcionalmente en la vida del país el acuerdo de todas las fuerzas políticas en su nacimiento en marzo de 1991, y lo volvió a repetir en el Protocolo de Ouro Preto de diciembre de 1994. Quiere decir que el Mercosur es un emprendimiento que tiene detrás un fuerte apoyo político.

Esto significa que un cambio de fondo a producirse en este esquema necesita recrear una nueva voluntad política, y hasta donde yo sé lo que hasta ahora existe es simplemente una manera de responder a una fiebre transitoria, a una enfermedad pasajera, y no una a una definición de que ese modelo libremente asumido hace 10 años, mejorado en 1994, incrementado en 1994, hoy día haya dejado de ser un destino plausible. Podemos pensar en la necesidad de profundizarlo, creo que debemos profundizarlo: no es buena cosa que los países mantengan la libertad absoluta de movimiento de su sistema cambiario, de su moneda, y nos provoquen de esa manera verdaderas incertidumbres todos los días. Conozco las dificultades que hoy tienen sectores de exportación uruguayos, no por calidad ni por precios sino por competitividad, porque los precios han sido alterados por la devaluación brasileña. Vale decir que todo esto está sobre la mesa, no lo podemos desconocer; pero son aspectos que no nos deben poner todos los días ante la pregunta de si nos quedamos o nos vamos del Mercosur, si liquidamos la empresa, si la cerramos. Si planteamos cada dificultad que aparece en un organismo vivo -como es un organismo de integración-en términos dramáticos, de solución extrema, nunca llegaremos a consolidar una verdadera unidad regional.

EC - Pero efectivamente ¿Uruguay está elaborando medidas a proponer a sus socios?

DO - Uruguay está previendo sus reuniones de trabajo a nivel de ministros de Economía y del propio Consejo, y en esa materia está claro en enunciar los datos que este problema tiene y examinar alternativas de solución. No voy a ser yo quien, habiendo dicho que no es buena cosa seguir haciendo declaraciones unilaterales, avance hoy contradictoriamente con esa afirmación en la indicación de cuáles podrían ser esas medidas.

EC - Usted ha reclamado a los funcionarios de Brasil y Argentina que abandonen el intercambio mediático de opiniones sobre los problemas del Mercosur. Pero casualmente hay una declaración que ha hecho un ministro uruguayo, su colega Alberto Bensión, que no ha caído bien a otro ministro, el de Industria Sergio Abreu. Bensión había dicho "El Mercosur ya no me interesa como antes, no es ni unión aduanera ni zona de libre comercio". El ministro Abreu destacó que, ante la difícil situación que atraviesa el bloque, no es hora de reflexiones individuales sino de reflexiones políticas.

DO - Yo no voy a deducir tercería en ese tema.

EC - Lo que le quiero decir es que el ministro Bensión también ha hecho un planteo fuerte del tipo que de alguna manera usted recién censuraba.

DO - Lo único que voy a decir es que esas declaraciones fueron hechas hace algunas horas, y que además también fueron acompañadas con algunas otras reflexiones sobre el Cuatro más Uno, que no han sido suficientemente mencionadas. Bensión ha declarado, entre otras cosas, que el Cuatro más Uno es sin duda un proyecto importante, que puede oxigenar y dar aliento al Mercosur hacia adentro. Luego, sobre los matices de cuándo deben ser hechas las declaraciones, etcétera, cada uno puede tener su propia apreciación. Lo que me importa ahora, en este momento, es recorrer el camino lógico que tenemos que recorrer.

EC - El camino lógico sería el institucional.

DO - El institucional, no veo otro. Además es el camino lógico que esperan nuestros interlocutores externos.

***

EC - Con todas estas salvedades que usted analizaba recién, lo cierto es que las conversaciones Mercosur - Estados Unidos se pusieron en marcha esta semana. Se definió los temas y las fechas de la agenda de trabajo. ¿En qué consiste?

DO - Se acordó un plan de trabajo que ocupa varios temas. Los temas de la agenda fueron el acceso al mercado, las negociaciones en la OMC, el ALCA (esos fueron los centrales) y se constituyó los cuatro grupos de trabajo que ya mencioné. Nos parece muy importante advertir que uno de los grupos de trabajo es precisamente comercio agrícola, tema este en el cual hemos ido aproximando posiciones con Estados Unidos en ocasión de la reunión del grupo Cairns aquí en Punta del Este, hace poco más de tres semanas, en la cual hemos ido consolidando una posición que trataremos de llevar juntos a la próxima negociación de la OMC (aún no está previsto exactamente el lugar donde se celebrará).

EC - ¿Estamos hablando de coincidencias Mercosur - Estados Unidos en cuanto a posiciones a sostener en ámbitos internacionales, como por ejemplo la reunión de la OMC, o estamos hablando también de avanzar hacia un acuerdo de libre comercio?

DO - Estamos hablando de las dos cosas. Estados Unidos de ninguna manera excluye ni rechaza la posibilidad de un acuerdo de libre comercio. Lo que pasa es que un acuerdo de libre comercio puede ser la estación final, y en el medio puede haber otras que sean un verdadero adelanto. Este fue uno de los temas en la conversación: uno de los temas planteados fue cómo funciona el acuerdo del Cuatro más Uno con el ALCA. La administración estadounidense fue muy clara en su análisis, que en ese momento compartimos: esto que se está haciendo no es contradictorio con el ALCA, es una manera de ir convergiendo hacia el ALCA. Esta negociación básicamente va a aligerar, en lo que a nosotros refiere, una posición negociadora dentro del ALCA porque nos va a permitir adelantarla.

EC - ¿Qué va a implicar eso en cuanto a ventajas desde el punto de vista comercial para los países del Mercosur?

DO - Obviamente esta negociación pretende un mayor acceso al mercado.

EC - ¿Mayor acceso al mercado ahora, a corto plazo, antes de que entre en vigencia el ALCA?

DO - Podría ser. El ALCA tiene un cronograma que lo lleva al 2004 en lo que refiere a la negociación y al 2005 en lo que hace a la ratificación de los acuerdos, razón por la cual, obviamente, si esto pudiera tener una aceleración mayor podría darse esa situación que usted seña, de adelantarse al ALCA y tener a Estados Unidos con el Mercosur, que representa el 25% del producto de la región, de toda América, podría llegar a configurar un acuerdo específico con una característica: la de su compatibilidad con la instancia posterior del ALCA. Para decirlo de un modo más claro: el Mercosur en Cuatro más Uno con Estados Unidos tendría la posibilidad de acelerar su proceso de negociación y esto constituir ya una base, una especie de plataforma ya adquirida, que nos daría más fuerza en las negociaciones del ALCA y daría más fuerza a los demás países integrantes del ALCA, que también podrían aspirar a obtener esa base alcanzada por nosotros.

Lo que está claro es que es más fácil negociar cuatro y uno que negociar 34; eso es elemental. Pero hay otro elemento importante: tanto el Caribe como Centroamérica y obviamente los países del Nafta, Canadá y México, tienen con Estados Unidos acuerdos comerciales de preferencia muy generosos, muy amplios, que les permiten acceder mediante algunos mecanismos -por ejemplo en Centroamérica mediante la maquila- a los Estados Unidos con una facilidad que nosotros no tenemos. También los tiene el Caribe. Por lo tanto nosotros estamos en una situación hoy, en este momento, por debajo de los niveles de ventaja que tienen estos grupos de países con relación a Estados Unidos. La primera cosa por lo tanto sería emparejar y evitar seguir siendo discriminados en ese tratamiento.

EC - ¿En qué plazos puede lograrse esto?

DO - Usted hace la pregunta que todos nos hacemos cuando entramos en una negociación.

EC - Que se hace la población, porque cuando ve que se habla tanto de un acuerdo Cuatro más Uno y de las ventajas que tendría para nuestro país, la pregunta es, ante una negociación tan complicada, urgente, grave, ¿cuándo eso podría darnos efectivamente algún beneficio?

DO - Una cosa es lo que nosotros quisiéramos y otra lo que podemos. Como población también me gustaría tener la posibilidad de salir mañana a colocar nuestros tejidos, nuestros quesos y nuestros citrus en Estados Unidos, sin ningún tipo de limitaciones, con lo cual superaríamos con cierta rapidez el tema de la desocupación, el tema del volumen de nuestras exportaciones, etcétera, pero usted convendrá conmigo en que esto no es así. Entonces no es buena cosa dar a la población la imagen de que estas son soluciones mágicas, porque sería una forma de mentirle. Creo que una opinión pública a la que se le miente no es una opinión pública a la que se prepara sino a la que se engaña. Desde mi perspectiva no voy a alentar ningún tipo de engaño.

EC - Está bien, pero la pregunta es importante justamente para situar este tipo de conversaciones en su nivel, su concreción.

DO - Estamos en una etapa crucial en los esfuerzos, porque estos grupos de trabajo tienen que empezar a funcionar rápidamente. Por eso nuestra preocupación de evitar estas interferencias internas que se han venido produciendo en estos días y nuestro Consejo Consultivo sobre Comercio e Inversiones, que es el mecanismo mediante el cual trabajamos con Estados Unidos, tiene prevista una reunión antes de fin de año. Hay toda una agenda internacional a la que usted no puede escapar, que es la que tiene previsto llevar a cabo la OMC, hay toda una nueva agenda internacional del mundo.

No hemos hablado del tema de la seguridad internacional, que fue uno de los temas que me llevaron a Washington, a la reunión del TIAR. Hay toda una nueva situación y tenemos que manejarnos dentro de ella, sabiendo que las prioridades de Estados Unidos pueden en determinado momento pasar no sólo por nuestra región sino también por el mundo en su conjunto en lo que hace a la paz, a la lucha contra el terrorismo. De manera que tengamos la sensatez de saber que hemos iniciado un recorrido, que ese recorrido está bien instalado, que tiene un programa, una metodología de trabajo. Hagamos uso de esos instrumentos, utilicemos bien nuestras posibilidades, pero no lo hagamos pensando que esto va a conseguir un resultado inmediato.

Quizás -no quiero aventurar tiempos-, pienso que a un ritmo sostenido pudiéramos alcanzar en un plazo no mayor de un año algunas concreciones, por lo menos parciales, en este proceso de negociación.

EC - Vamos a tener que seguir atentos al Mercosur y a su interna.

DO - Atentos al Mercosur y atentos al mundo, porque la amenaza terrorista en el mundo, el tema de la violencia, etcétera, son para mí temas aún más significativos que los del comercio. Los del comercio tienen soluciones que planificamos en base a la razón; el terrorismo en cambio es decidido por seres absolutamente enajenados que, al utilizar estos procedimientos, ponen en jaque a la comunidad y la civilización en su conjunto. Créame que para mí han sido tan importantes las negociaciones Estados Unidos - Cuatro más Uno como las decisiones adoptadas en el sistema interamericano, en que 34 países hemos decidido dar una fuerte batalla al terrorismo en todos los niveles en que éste desarrolla su silenciosa, oculta y perversa acción.

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Transcripción: María Lila Ltaif Curbelo
Edición: Jorge García Ramón






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