Al
Mercosur lo cuestionan "voces importantes pero aisladas"
Canciller
Didier Opertti: "Es un emprendimiento que tiene detrás
un fuerte apoyo político. Un cambio de fondo en este esquema
necesitaría recrear una nueva voluntad política, y
hasta donde yo sé lo que hasta ahora existe es simplemente
una manera de responder a una fiebre transitoria, y no una a una
definición de que ese modelo haya dejado de ser un destino
plausible.
"Creo
que debemos profundizarlo, no es bueno que los países mantengan
la libertad absoluta de movimiento de su sistema cambiario, de su
moneda y nos provoquen de esa manera verdaderas incertidumbres todos
los días. Las dificultades que tienen los exportadores uruguayos
no nos deben poner todos los días ante la pregunta de si
nos quedamos o nos vamos del Mercosur. Si planteamos cada dificultad
en términos dramáticos, nunca llegaremos a consolidar
una verdadera unidad regional".
EN PERSPECTIVA
Viernes 28.09.01, hora 09.05.
EMILIANO COTELO:
A pesar de que Estados Unidos vive una situación singular
después de los atentados del 11 de setiembre, este lunes
tuvo lugar en Washington la primera reunión formal entre
los cancilleres del Mercosur y el representante comercial de Estados
Unidos, Robert Zoellick, con vistas a la concreción de un
acuerdo de tipo "Cuatro más Uno". Pero esta señal
positiva que el Mercosur recibió de parte de la administración
Bush se dio cuando, paralelamente, atravesaba otra de sus crisis
fuertes a raíz sobre todo del nivel de devaluación
que ha alcanzado el real. A partir de ello se abrió toda
una polémica sobre si el Mercosur está vivo o muerto,
qué hay que hacer con él, y en particular ha estado
en el tapete la idea de dejar en suspenso el Arancel Externo Común.
Les proponemos
analizar toda esta situación con el canciller de la República,
Didier Opertti.
Hablemos primero
de lo más reciente, de lo que en estos días posteriores
a la reunión de Washington ha estado acaparando la atención
regional. ¿Cómo describe usted el momento por el que
pasa el Mercosur?
DO - Hubo dos
procesos de alguna manera paralelos, que por serlo no han sido convergentes.
Uno es el proceso de negociación Cuatro más Uno, en
el cual se produjo avances significativos, y al mismo tiempo hubo
una suerte de eclosión a lo interno de algunos de los socios,
especialmente Argentina, aun cuando esto ha tenido también
un fuerte reflejo de reacciones sobre Brasil. Naturalmente, nosotros
no podemos sentirnos sustraídos o terceros en un tema que
también nos toca. Pero este segundo canal debe tener la solución
propia de una organización que tiene medios, mecanismos,
instituciones, y no debe caer en el terreno de visiones exclusivamente
domésticas de cada país.
Cuando Estados
Unidos negociaron con nosotros el Cuatro más Uno, cuando
comenzamos a negociar este acuerdo de crecimiento económico
compartido, partió de la base de que ese Cuatro tiene una
identidad, una continuidad, una previsibilidad y ciertos instrumentos
básicos ya aceptados, incorporados, y por consiguiente no
podrían -por lo menos en un plano razonable- producirse cambios
sustantivos que cambiaran un buen día el perfil A del Mercosur
al perfil B. Ello es lo que a nuestro juicio debemos proteger en
este momento, no por razones básicamente formales, sino por
razones sustantivas. En una negociación de esta naturaleza,
el carácter unido, solidificado del bloque es un componente
esencial.
En determinado
momento de la negociación el señor Zoellick me preguntó
-en ese momento yo estaba ejerciendo la presidencia del Mercosur,
llevando la parte del Mercosur- cuál era la situación
del Mercosur y cómo veíamos la solución de
los problemas que teníamos sobre la mesa. Le contesté
que teníamos una clara disposición política
y una firme voluntad de resolver estos problemas al interior del
Mercosur.
La pregunta
es si en este momento estamos dispuestos a dejar de lado uno de
los rasgos definitorios del Mercosur, que es el Arancel Externo
Común. La otra pregunta sería si ésa es una
discusión esencial o instrumental. Pongámonos de acuerdo
en que a los efectos de una unión aduanera es una discusión
esencial; a los efectos de un comportamiento flexible, que permita
reaccionar frente a una situación coyuntural, el Arancel
Externo podría volver a recibir -como recibió en el
correr de este año- algunas inflexiones. Hemos dado un weaver
a la República Argentina en su momento, también nosotros
hemos tomado medidas, lo ha hecho Paraguay y naturalmente lo ha
hecho Brasil.
EC - Recordemos
que Argentina ya se ha apartado del Arancel Externo Común
para importaciones de bienes de capital y equipos de informática.
Uruguay y Paraguay, por su lado, ampliaron sus listas de productos
excluidos del AEC. Usted dice que existen esos antecedentes cercanos,
y entonces la posibilidad de suspender el Arancel Externo Común
no sería algo tan grave. Pero usted prefiere que el término
que esté en juego sea ése: suspender.
DO - En cualquier
caso una alteración sustantiva del pacto que hemos hecho
en materia de Arancel Externo Común, que viene de Ouro Preto,
no puede ser el resultado de una decisión tomada de manera
unilateral y sin un análisis en profundidad de los alcances
y efectos que ello tendría, por ejemplo en la negociación
con la Unión Europea (UE). La UE funciona en esta negociación
en un cuadro de situación en que el interlocutor es una unión
aduanera. Imperfecta, incompleta, como le quiera llamar, pero una
unión aduanera. En el caso de la UE hay un tratado, un acuerdo
internacional ratificado, firmado. Con Estados Unidos hay un proceso
de negociación. Si hace un cambio es el cambio de una de
las partes, y todo convenio -lo enseña la regla básica
del Derecho Internacional- requiere, para mantenerse en vigor, que
las partes sean las mismas o haya entre ellas una sucesión
aceptada por la otra parte. Quiere decir que en el mejor de los
casos habría que volver a negociar con la UE un nuevo acuerdo.
En esto quiero
ser muy claro: el Mercosur tiene un activo importante, el activo
de la grifa Mercosur. El Mercosur existe, está, se lo conoce,
se lo consulta, se quiere saber su posición frente a los
temas internacionales que hoy componen la agenda del mundo, vale
decir en los temas de paz, seguridad, terrorismo, acción
concertada internacional. El Mercosur es una bancada políticamente
considerada.
EC - Es un activo
geopolítico, digamos.
DO - Es un activo
político y geopolítico al interior de la región
y político en una dimensión más amplia. Además
de tener, naturalmente, un ámbito de ejercicio de la idea
del mercado ampliado y de acceso al mercado que es la clave misma
del origen de su creación.
Pero además
el Mercosur es un modelo incremental, porque su última estación
no es la unión aduanera, es el mercado común. La primera
estación era la zona de libre comercio, la segunda es la
unión aduanera y la tercera es el mercado común. ¿Ahora
nos bajamos del tren, damos por terminado el recorrido y decimos
"hasta aquí llegamos", o simplemente detenemos
un poco la velocidad de la marcha pero seguimos en la misma ruta?
Ibamos en esa dirección, no cambiamos de carril.
EC - Se está
escuchando todas las opiniones en estos días. El ministro
de Economía argentino, que fue quien tiró el tema
sobre la mesa, es partidario directamente de borrar el Arancel Externo
Común y de dejar de lado el componente de unión aduanera.
Desde Brasil la idea se ha visto con buenos ojos: hay disposición
a considerarla, por lo menos así se han manifestado algunas
autoridades.
DO - La posición
no es unánime en ninguno de los dos países.
EC - La defiende
el ministro Sergio Amaral, por ejemplo.
DO - Siguen
siendo voces. Importantes, tanto la del señor Cavallo como
la del señor Amaral, voces importantes, porque uno es el
ministro de Economía y el otro es el ministro de Desarrollo
en Argentina y Brasil respectivamente. Son voces importantes, pero
si yo escucho las voces del presidente Cardoso, del presidente Batlle,
del canciller Rodríguez Giavarini, persona muy directamente
ligada al presidente Fernando de la Rúa, y escucho la voz
del canciller Moreno Ruffinelli, con los cuales he venido conversando
en todos estos días. Si los escucha no va a encontrar una
cosa sustancialmente diferente de la que le estoy expresando: la
preocupación por mantener una identidad del Mercosur a nivel
internacional y, si existe la necesidad (como aparentemente existe,
y no estoy aquí discutiendo en términos económicos
porque quizás esto superaría mi propia idoneidad para
hacerlo, por lo menos desde un punto de vista técnico, sí
desde un punto de vista político) sentémonos, pongamos
en una columna los obstáculos y los inconvenientes y en la
otra las alternativas y busquemos razonablemente, jugando además
con el factor tiempo, que es un elemento muy importante en este
tipo de desarrollos.
Pero no adoptemos
la posición, como se ha dicho vulgarmente, de quemar la pradera,
es decir de irnos y dejar detrás simplemente el recuerdo
de lo que fue el Mercosur. Sobre todo porque en este momento, dentro
de pocos días o pocas semanas, tenemos que estar celebrando
las reuniones de los grupos de trabajo que conformamos en Washington.
Son cuatro grupos: uno sobre comercio agrícola, otro sobre
comercio industrial, otro sobre inversiones y otro sobre el comercio
electrónico. ¿Qué hacemos con esos grupos?
¿Decimos que no vamos a configurarlos porque tenemos dificultades
dentro del Mercosur? ¿O le vamos a comunicar al señor
Zoellick que espere porque tenemos algunos problemas que tenemos
que resolver? No. Estados Unidos nos dio la posibilidad de una negociación
en pleno momento de reacción frente a una crisis brutal,
a una agresión perversa, dramática, de la que ha sido
víctima. No nos cambió el cronograma: nos dijo "vengan
el día pactado; no importa que haya sucedido esto porque
esta negociación debe existir".
Hay un trabajo
interesante de Zoellick publicado en el Washington Post, en el que
habla de terrorismo y comercio. Dice concretamente que el comercio,
el desarrollo compartido, la búsqueda de un paquete de lanzamiento
comercial conjunto, son una fórmula para establecer condiciones
de equidad que, de alguna manera, vayan creando desincentivos al
terrorismo o a la acción violenta. Aquí hay un enfoque
filosófico - político muy fuerte, muy importante.
Es la primera vez que veo a un secretario de Estado estadounidense
en el área del comercio internacional vinculando la negociación
tarifaria al tema de lo que puede constituir la equidad y la justicia
internacional. Es la primera vez que lo veo planteado con tanta
claridad. Perderíamos todo ese bagaje.
EC - Entonces
la posición de Uruguay es "En todo caso, si vamos a
tocar el Arancel Externo Común, hagámoslo de manera
transitoria".
DO - Sí.
Primero tenemos que definir si los problemas están en el
Arancel Externo Común, porque yo he estado todas estas horas,
desde que he llegado, conversando con distinta gente, y hay mucha
gente más capacitada que yo en estos asuntos que dice que
el Arancel no nos va a resolver el problema de la devaluación
brasileña. El problema nuestro es la competencia, el acceso
al mercado, no el Arancel.
EC - Justamente,
y pensando en el público no especializado en estas cuestiones,
¿por qué se está reclamando la eliminación
o la suspensión del Arancel Externo Común?, ¿qué
ventajas tendría en estas circunstancias?
DO - Cabría
imaginar que por ejemplo en Argentina, donde la Unión de
Industriales ha planteado muy fuertemente esta demanda (que aparentemente
es recibida por el ministro Cavallo), tiene indudablemente un sesgo
proteccionista.
EC - ¿Cómo
operaría esa protección?
DO - Les pongo
un arancel alto a los productos terminados para que no compitan
con ellos, y les pongo un arancel bajo o cero a los bienes de capital.
De esa manera protejo a mi industria, porque si al calzado extranjero
o a cualquier otro producto que viene de Europa o Estados Unidos
(ya sea de vestimenta, de línea blanca o de cualquier tipo
de servicio hogareño, para mencionar un producto de consumo
universal) le pongo un arancel alto, de esa manera voy a estar protegiendo
mi industria nacional. Es una medida referida por una parte a un
cierto cierre de la economía, y por otro es una medida de
sesgo proteccionista.
Que en determinado
momento coyuntural haya que hacer protecciones para evitar una aceleración
de un proceso de desocupación, e incluso de dificultades
de tipo social, puede ser considerado. Pero no hagamos de esto una
filosofía sustitutiva de este acuerdo, que tiene como base
que tengamos un Arancel Externo Común para poder marchar
al unísono en nuestras relaciones extrarregionales. Porque
es obvio que el valor del Arancel Externo Común está
en ser nuestro cartabón frente a terceros países.
Hay que sentarse
a examinar el tema: no se puede salir de una manera un tanto desmelenada
a señalar que a partir de hoy hacemos tal cosa o tal otra.
Conversemos primero. Por eso, el ministro Bensión estará
el lunes conversando con el ministro Malán, el día
9 está fijado un encuentro del ministro Malán con
el ministro Cavallo, y después, y evaluando los avances que
se pueda alcanzar, convocaremos a una reunión del Consejo.
EC - Para Uruguay
¿hay otras medidas posibles? ¿Usted ha estado estudiando
con el ministro de Economía, Alberto Bensión, esta
situación?
DO - Yo he introducido
en esto la visión institucional y de política exterior.
Mi enfoque ha estado fundamentalmente dirigido a eso, respetando
por consiguiente la especificidad del aporte del ministro Bensión
en el tema económico.
EC - Se lo pregunto
porque ayer el semanario Búsqueda informó que el gobierno
uruguayo perdió interés en el Mercosur y comenzó
a analizar modificaciones a las políticas comerciales y medidas
compensatorias que trasladará a sus socios del Mercosur.
DO - Esa podría
ser una de las alternativas, pero permítame antes decir algo.
El Mercosur nació sobre la base de un gran consenso nacional,
tuvo casi excepcionalmente en la vida del país el acuerdo
de todas las fuerzas políticas en su nacimiento en marzo
de 1991, y lo volvió a repetir en el Protocolo de Ouro Preto
de diciembre de 1994. Quiere decir que el Mercosur es un emprendimiento
que tiene detrás un fuerte apoyo político.
Esto significa
que un cambio de fondo a producirse en este esquema necesita recrear
una nueva voluntad política, y hasta donde yo sé lo
que hasta ahora existe es simplemente una manera de responder a
una fiebre transitoria, a una enfermedad pasajera, y no una a una
definición de que ese modelo libremente asumido hace 10 años,
mejorado en 1994, incrementado en 1994, hoy día haya dejado
de ser un destino plausible. Podemos pensar en la necesidad de profundizarlo,
creo que debemos profundizarlo: no es buena cosa que los países
mantengan la libertad absoluta de movimiento de su sistema cambiario,
de su moneda, y nos provoquen de esa manera verdaderas incertidumbres
todos los días. Conozco las dificultades que hoy tienen sectores
de exportación uruguayos, no por calidad ni por precios sino
por competitividad, porque los precios han sido alterados por la
devaluación brasileña. Vale decir que todo esto está
sobre la mesa, no lo podemos desconocer; pero son aspectos que no
nos deben poner todos los días ante la pregunta de si nos
quedamos o nos vamos del Mercosur, si liquidamos la empresa, si
la cerramos. Si planteamos cada dificultad que aparece en un organismo
vivo -como es un organismo de integración-en términos
dramáticos, de solución extrema, nunca llegaremos
a consolidar una verdadera unidad regional.
EC - Pero efectivamente
¿Uruguay está elaborando medidas a proponer a sus
socios?
DO - Uruguay
está previendo sus reuniones de trabajo a nivel de ministros
de Economía y del propio Consejo, y en esa materia está
claro en enunciar los datos que este problema tiene y examinar alternativas
de solución. No voy a ser yo quien, habiendo dicho que no
es buena cosa seguir haciendo declaraciones unilaterales, avance
hoy contradictoriamente con esa afirmación en la indicación
de cuáles podrían ser esas medidas.
EC - Usted ha
reclamado a los funcionarios de Brasil y Argentina que abandonen
el intercambio mediático de opiniones sobre los problemas
del Mercosur. Pero casualmente hay una declaración que ha
hecho un ministro uruguayo, su colega Alberto Bensión, que
no ha caído bien a otro ministro, el de Industria Sergio
Abreu. Bensión había dicho "El Mercosur ya no
me interesa como antes, no es ni unión aduanera ni zona de
libre comercio". El ministro Abreu destacó que, ante
la difícil situación que atraviesa el bloque, no es
hora de reflexiones individuales sino de reflexiones políticas.
DO - Yo no voy
a deducir tercería en ese tema.
EC - Lo que
le quiero decir es que el ministro Bensión también
ha hecho un planteo fuerte del tipo que de alguna manera usted recién
censuraba.
DO - Lo único
que voy a decir es que esas declaraciones fueron hechas hace algunas
horas, y que además también fueron acompañadas
con algunas otras reflexiones sobre el Cuatro más Uno, que
no han sido suficientemente mencionadas. Bensión ha declarado,
entre otras cosas, que el Cuatro más Uno es sin duda un proyecto
importante, que puede oxigenar y dar aliento al Mercosur hacia adentro.
Luego, sobre los matices de cuándo deben ser hechas las declaraciones,
etcétera, cada uno puede tener su propia apreciación.
Lo que me importa ahora, en este momento, es recorrer el camino
lógico que tenemos que recorrer.
EC - El camino
lógico sería el institucional.
DO - El institucional,
no veo otro. Además es el camino lógico que esperan
nuestros interlocutores externos.
***
EC - Con todas
estas salvedades que usted analizaba recién, lo cierto es
que las conversaciones Mercosur - Estados Unidos se pusieron en
marcha esta semana. Se definió los temas y las fechas de
la agenda de trabajo. ¿En qué consiste?
DO - Se acordó
un plan de trabajo que ocupa varios temas. Los temas de la agenda
fueron el acceso al mercado, las negociaciones en la OMC, el ALCA
(esos fueron los centrales) y se constituyó los cuatro grupos
de trabajo que ya mencioné. Nos parece muy importante advertir
que uno de los grupos de trabajo es precisamente comercio agrícola,
tema este en el cual hemos ido aproximando posiciones con Estados
Unidos en ocasión de la reunión del grupo Cairns aquí
en Punta del Este, hace poco más de tres semanas, en la cual
hemos ido consolidando una posición que trataremos de llevar
juntos a la próxima negociación de la OMC (aún
no está previsto exactamente el lugar donde se celebrará).
EC - ¿Estamos
hablando de coincidencias Mercosur - Estados Unidos en cuanto a
posiciones a sostener en ámbitos internacionales, como por
ejemplo la reunión de la OMC, o estamos hablando también
de avanzar hacia un acuerdo de libre comercio?
DO - Estamos
hablando de las dos cosas. Estados Unidos de ninguna manera excluye
ni rechaza la posibilidad de un acuerdo de libre comercio. Lo que
pasa es que un acuerdo de libre comercio puede ser la estación
final, y en el medio puede haber otras que sean un verdadero adelanto.
Este fue uno de los temas en la conversación: uno de los
temas planteados fue cómo funciona el acuerdo del Cuatro
más Uno con el ALCA. La administración estadounidense
fue muy clara en su análisis, que en ese momento compartimos:
esto que se está haciendo no es contradictorio con el ALCA,
es una manera de ir convergiendo hacia el ALCA. Esta negociación
básicamente va a aligerar, en lo que a nosotros refiere,
una posición negociadora dentro del ALCA porque nos va a
permitir adelantarla.
EC - ¿Qué
va a implicar eso en cuanto a ventajas desde el punto de vista comercial
para los países del Mercosur?
DO - Obviamente
esta negociación pretende un mayor acceso al mercado.
EC - ¿Mayor
acceso al mercado ahora, a corto plazo, antes de que entre en vigencia
el ALCA?
DO - Podría
ser. El ALCA tiene un cronograma que lo lleva al 2004 en lo que
refiere a la negociación y al 2005 en lo que hace a la ratificación
de los acuerdos, razón por la cual, obviamente, si esto pudiera
tener una aceleración mayor podría darse esa situación
que usted seña, de adelantarse al ALCA y tener a Estados
Unidos con el Mercosur, que representa el 25% del producto de la
región, de toda América, podría llegar a configurar
un acuerdo específico con una característica: la de
su compatibilidad con la instancia posterior del ALCA. Para decirlo
de un modo más claro: el Mercosur en Cuatro más Uno
con Estados Unidos tendría la posibilidad de acelerar su
proceso de negociación y esto constituir ya una base, una
especie de plataforma ya adquirida, que nos daría más
fuerza en las negociaciones del ALCA y daría más fuerza
a los demás países integrantes del ALCA, que también
podrían aspirar a obtener esa base alcanzada por nosotros.
Lo que está
claro es que es más fácil negociar cuatro y uno que
negociar 34; eso es elemental. Pero hay otro elemento importante:
tanto el Caribe como Centroamérica y obviamente los países
del Nafta, Canadá y México, tienen con Estados Unidos
acuerdos comerciales de preferencia muy generosos, muy amplios,
que les permiten acceder mediante algunos mecanismos -por ejemplo
en Centroamérica mediante la maquila- a los Estados Unidos
con una facilidad que nosotros no tenemos. También los tiene
el Caribe. Por lo tanto nosotros estamos en una situación
hoy, en este momento, por debajo de los niveles de ventaja que tienen
estos grupos de países con relación a Estados Unidos.
La primera cosa por lo tanto sería emparejar y evitar seguir
siendo discriminados en ese tratamiento.
EC - ¿En
qué plazos puede lograrse esto?
DO - Usted hace
la pregunta que todos nos hacemos cuando entramos en una negociación.
EC - Que se
hace la población, porque cuando ve que se habla tanto de
un acuerdo Cuatro más Uno y de las ventajas que tendría
para nuestro país, la pregunta es, ante una negociación
tan complicada, urgente, grave, ¿cuándo eso podría
darnos efectivamente algún beneficio?
DO - Una cosa
es lo que nosotros quisiéramos y otra lo que podemos. Como
población también me gustaría tener la posibilidad
de salir mañana a colocar nuestros tejidos, nuestros quesos
y nuestros citrus en Estados Unidos, sin ningún tipo de limitaciones,
con lo cual superaríamos con cierta rapidez el tema de la
desocupación, el tema del volumen de nuestras exportaciones,
etcétera, pero usted convendrá conmigo en que esto
no es así. Entonces no es buena cosa dar a la población
la imagen de que estas son soluciones mágicas, porque sería
una forma de mentirle. Creo que una opinión pública
a la que se le miente no es una opinión pública a
la que se prepara sino a la que se engaña. Desde mi perspectiva
no voy a alentar ningún tipo de engaño.
EC - Está
bien, pero la pregunta es importante justamente para situar este
tipo de conversaciones en su nivel, su concreción.
DO - Estamos
en una etapa crucial en los esfuerzos, porque estos grupos de trabajo
tienen que empezar a funcionar rápidamente. Por eso nuestra
preocupación de evitar estas interferencias internas que
se han venido produciendo en estos días y nuestro Consejo
Consultivo sobre Comercio e Inversiones, que es el mecanismo mediante
el cual trabajamos con Estados Unidos, tiene prevista una reunión
antes de fin de año. Hay toda una agenda internacional a
la que usted no puede escapar, que es la que tiene previsto llevar
a cabo la OMC, hay toda una nueva agenda internacional del mundo.
No hemos hablado
del tema de la seguridad internacional, que fue uno de los temas
que me llevaron a Washington, a la reunión del TIAR. Hay
toda una nueva situación y tenemos que manejarnos dentro
de ella, sabiendo que las prioridades de Estados Unidos pueden en
determinado momento pasar no sólo por nuestra región
sino también por el mundo en su conjunto en lo que hace a
la paz, a la lucha contra el terrorismo. De manera que tengamos
la sensatez de saber que hemos iniciado un recorrido, que ese recorrido
está bien instalado, que tiene un programa, una metodología
de trabajo. Hagamos uso de esos instrumentos, utilicemos bien nuestras
posibilidades, pero no lo hagamos pensando que esto va a conseguir
un resultado inmediato.
Quizás
-no quiero aventurar tiempos-, pienso que a un ritmo sostenido pudiéramos
alcanzar en un plazo no mayor de un año algunas concreciones,
por lo menos parciales, en este proceso de negociación.
EC - Vamos a
tener que seguir atentos al Mercosur y a su interna.
DO - Atentos
al Mercosur y atentos al mundo, porque la amenaza terrorista en
el mundo, el tema de la violencia, etcétera, son para mí
temas aún más significativos que los del comercio.
Los del comercio tienen soluciones que planificamos en base a la
razón; el terrorismo en cambio es decidido por seres absolutamente
enajenados que, al utilizar estos procedimientos, ponen en jaque
a la comunidad y la civilización en su conjunto. Créame
que para mí han sido tan importantes las negociaciones Estados
Unidos - Cuatro más Uno como las decisiones adoptadas en
el sistema interamericano, en que 34 países hemos decidido
dar una fuerte batalla al terrorismo en todos los niveles en que
éste desarrolla su silenciosa, oculta y perversa acción.
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Transcripción: María Lila Ltaif Curbelo
Edición: Jorge García Ramón
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