Una religiosa en Pakistán:
"Hay muy
pocas noticias para los que estamos acá"
Monja franciscana argentina Felicinda Tristán: Estamos
esperando, no se sabe nada. Hay mucha tranquilidad, hay mucho silencio.
Vivo en una zona militar de Pakistán y nadie interfiere,
nadie viene. Nosotras tenemos gente muy pobre y nadie se interesa
por este sitio.
EN PERSPECTIVA
Miércoles 03.10.01, Hora 09.12.
EMILIANO COTELO:
A medida que pasan los días el mundo sigue mirando, cada
vez con más atención, a los países de Asia
Central. Después de los atentados del 11 de setiembre, y
mientras se espera que Estados Unidos y sus aliados lancen alguna
forma de ataque contra Afganistán, aquella zona concentra
buena parte de nuestro interés. Pero al mismo tiempo, casi
todos, en particular casi todos los uruguayos, hemos comprobado
lo poco que sabíamos sobre aquella geografía, su gente,
su cultura, su religión y sus costumbres.
Aquí
En Perspectiva hemos procurado hacer nuestro aporte para zanjar
ese abismo que parece separarnos de aquella otra civilización,
y para eso hemos desarrollado una serie de entrevistas, lecturas
y análisis.
Hoy les proponemos
continuar avanzando en esa tarea difícil y los invitamos
a hacerlo desde los ojos de un personaje muy especial. Estamos en
comunicación con Pakistán para conversar con Felicinda
Tristán, una misionera argentina, hermana franciscana, que
además es graduada en bioquímica y farmacéutica.
Tiene 70 años y está radicada en aquel país
desde hace 30.
***
EC - ¿Cómo
tenemos que decirle, cómo le dicen?, ¿hermana Felicinda?
FELICINDA TRISTÁN:
Felicinda.
EC - Cuéntenos
cómo llegó a Pakistán, hace 30 años.
FT - Nosotras
somos misioneras y trabajamos en los países donde nos mandan,
generalmente vamos a los lugares más pobres, donde la gente
necesita más ayuda humana. Yo entré a este instituto
después de terminar mis estudios, trabajé un poco
en Argentina, en Paraguay y después me mandaron a Pakistán.
Aquí he trabajado siempre en mi profesión, en farmacia
y bioquímica. He trabajado 22 años en un hospital
nuestro en Faisalabad, y aquí estoy desde hace ocho años,
en este hospicio.
Este es un lugar
muy pobre, aquí viene gente que realmente necesita mucha
ayuda -monetaria, humana-, hay muchas enfermedades, muchas veces
la gente no puede tratarse porque es demasiado costoso, no puede
aportar la cantidad de dinero que se necesita. Toda esta gente viene
a nosotros. Tenemos 70 camas, y tenemos mujeres, hombres y niños.
En todos los casos son problemas que casi no tienen solución
-poliomielitis, parálisis general, parálisis parcial
por accidente-, la gente que viene no puede valerse por sí
misma, las familias son pobres, no pueden mantenerla en sus casas
porque generalmente esta gente está muy atacada, llena de
llagas.
Aquí
se la cura diariamente y si se puede operar, solucionar alguno de
los problemas, se hace. Tenemos un médico musulmán
que nos ayuda mucho, viene todos los viernes, atiende 30 o 40 pacientes
completamente gratis, para los que necesitan ser operados este médico
es un ortopédico excelente y opera; él paga la mitad
y nosotras la otra mitad. Nosotras pagamos todos los medicamentos
y todo el cuidado del enfermo. Al enfermo se le da todo, ropa, se
lo cambia todos los días, se le curan las llagas todos los
días, se le dan todos los medicamentos, la comida que necesita.
Algunos de estos
enfermos vuelven a sus casas, otros están permanentemente
aquí, pero a los que vuelven a sus casas se los prepara,
se les enseña a cortar -porque se van en silla de ruedas-,
a coser y con eso ayudan a la familia: recogen trabajo, lo hacen
y tienen su dinero para ayudar.
EC - Usted desempeña
todas estas tareas en Pakistán, en una ciudad que según
tengo entendido se llama Rawalpindi; ¿dónde queda
exactamente?
FT - Al norte
de Pakistán; unida a Rawalpindi está Islamabad, la
capital.
EC - Usted es
una hermana franciscana. ¿Cómo resulta la relación
de una organización como la que usted integra, vinculada
a la Iglesia Católica, con una población en un país
de mayoría musulmana?
FT - Resulta
muy fácil porque la obra es muy apreciada. Tenemos tres salas
-para mujeres, hombres y niños- y en cada una hay de todo,
de todas las religiones: protestantes, católicos, musulmanes.
Se llevan excelentemente bien entre ellos y se ayudan. Algunos no
pueden afeitarse, lavarse, comer; tenemos algunos casos de atrofia
muscular, que están completamente inhabilitados, entonces
otro debe ayudarlos, peinarlos, afeitarlos, darles la comida en
la boca. También viene mucha gente de afuera a ayudar a alimentarlos,
y se llevan muy bien entre ellos, nunca tuvimos un problema con
los enfermos.
EC - En estas
semanas después de los atentados del 11 de setiembre se ha
puesto de moda la expresión "choque de civilizaciones";
¿usted vivió algo de ese estilo cuando se instaló
en Pakistán o en estos años en que lleva residiendo
en esa parte del mundo?
FT - No, nunca
jamás, he tenido siempre muy buenas relaciones con toda la
gente. La gente del país, la gente islámica, siempre
me ha asistido muy bien, me ha tenido mucha confianza; a veces he
ido a comprar material a los negocios, no me ha alcanzado el dinero
y me han dicho "hermana, no se preocupe, mándeme el
dinero y llévese lo que quiera llevar" cuando jamás
me habían visto la cara. Me tienen mucha confianza.
EC - ¿Qué
es lo que más le costó asimilar de la cultura de esa
zona del mundo?
FT - Sinceramente
me adapté muy bien, respeté las costumbres de la gente,
no tuve problemas, nada me sorprendía, me adapté a
aceptar lo que ellos vivían. Yo no lo viví pero lo
aceptaba, no me molestaba. Me sentí muy bien desde el principio,
no me extrañaba nada de lo que hacían, de las costumbres
del lugar, no me molestaba. Todo era nuevo para mí, pero
no me molestaba.
EC - Usted vive
en Pakistán, ¿pero en algún momento se ha movido
hacia Afganistán?
FT - He llegado
al límite, pero no he entrado; estaban en guerra en ese tiempo.
Llegué a Kabul y al límite con el otro país.
EC - ¿Ha
encontrado diferencias entre un país y el otro?
FT - No muchas,
las dos partes en esa zona eran áridas. Pero entrando hay
diferencias entre los dos países.
EC - ¿También
diferencias de cultura o de costumbres? ¿En qué medida
el régimen talibán que gobierna Afganistán
ha introducido cambios fuertes?
FT - Son mucho
más estrictos, mucho más severos con sus propias costumbres,
no se salen para nada de las costumbres; en cambio los de acá
son más elásticos, se adaptan, imitan un poco a Occidente,
asimilan un poco, tratan de vivirlo y lo viven a su manera. Ya se
les ve un principio de cambio, poquito pero ya se va notando que
se van abriendo.
EC - Allí
en Rawalpindi, donde usted reside, ¿cómo se están
viviendo estos días posteriores al 11 de setiembre?, ¿en
qué medida hay inquietud, miedo a que el conflicto que está
latente y que puede estallar en cualquier momento termine repercutiendo
también en ese país?
FT - No molesta
nadie a nadie, no se habla mucho, la ciudad está muy en orden,
no hay ningún problema. Se sale y se vuelve a la ciudad,
no hay miedo, está todo tranquilo.
EC - ¿Pero
la gente conversa a propósito de esta situación internacional
tan delicada?
FT - No, no
conversa, y tampoco preguntamos. No conversa absolutamente nada.
EC - ¿Por
qué?, ¿porque no tiene información o porque
prefiere no hablar?
FT - Prefiere
no hablar, está aceptando la situación y esperando.
Pero no se habla mucho.
EC - Y usted,
¿qué sensación tiene?, ¿qué puede
pasar en Pakistán en estos próximos días?
FT - No se sabe
nada, sabemos lo que dice el diario. Ustedes preguntan pero no dicen,
estamos esperando, no se sabe nada, no se sabe. Hay mucha tranquilidad,
hay mucho silencio, pero hay muy pocas noticias para los que estamos
acá.
EC - La situación
de Pakistán en este conflicto es delicada, porque por un
lado, en la medida en que está colaborando con Estados Unidos,
si se produce un ataque de este país sobre zonas de Afganistán
podría, a su vez, recibir un ataque afgano. Ésa sería
una de las consecuencias posibles. La otra es que se agravara la
situación política interna de Pakistán en la
medida que hay grupos que resisten al gobierno establecido en el
país y que tienen sus afinidades con los grupos talibanes
de Afganistán. ¿Cómo observa usted esos factores?
FT - Yo en particular
No se puede decir nada hasta que llegue el momento, hay un silencio
radical. Además vivo en una zona militar, aquí nadie
interfiere, nadie viene, nosotras tenemos gente muy pobre, nadie
se interesa por este sitio.
EC - ¿Usted
ha vuelto a Argentina en estos 30 años?
FT - He vuelto
cuatro veces, la última fue en 1999.
EC - ¿Tiene
familia en Argentina?
FT - Tengo seis
hermanos y muchos sobrinos.
EC - Usted tiene
70 años; ¿cuáles son sus planes para el futuro?
¿Piensa permanecer en Pakistán?
FT - Sí,
pienso permanecer y trabajar aquí hasta que pueda.
EC - ¿No
la tienta volver a su país, con su gente más cercana?
FT - Voy y visito
de vez en cuando, pero me gusta el trabajo aquí. Trabajo
aquí muy bien, así que no pienso. Por un lado tengo
que obedecer y hacer lo que las autoridades me digan, si me dicen
"váyase" tengo que irme, si no me dicen nada me
quedo. Pero por mí yo no pienso pedir para quedarme ni para
retirarme.
EC - Supongo
que se refiere a las autoridades franciscanas.
FT - Sí.
EC - Y también
supongo que un trabajo como el suyo tiene algún límite
de edad previsto, ¿o no?
FT - No, no
tiene nada, aquí no hay bioquímicos ni esas cosas.
No sé qué sucederá después.
EC - Su profesión
es fundamental en los servicios que ustedes brindan en esa ciudad.
FT - Sí,
es muy necesario el trabajo, no hay bioquímicos. Hay muy
pocos profesionales en materia de farmacia y bioquímica,
y los que hay van a las universidades a ser profesores. Los farmacéuticos
ponen fábricas, que les da más que estar en un hospital
trabajando como farmacéuticos.
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Transcripción: María Lila Ltaif Curbelo
Edición: Mauricio Erramuspe
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