15.10.2001






Argentina: un gobierno sin apoyo

Mario Wainfeld, jefe de política y columnista del diario Página/12: "Tengo la sensación de que con este cuadro institucional, si este gobierno no tiene determinada reacción va a ser difícil que De la Rúa termine su mandato, porque en Argentina la falta de representatividad se paga cara".


EN PERSPECTIVA
Lunes 15.10.01, 08.02.


JOSÉ PEDRO DÍAZ:
Tuvieron lugar ayer las elecciones parlamentarias en Argentina, que venimos mirando con expectativa por las repercusiones que es de esperar que tengan en Uruguay. Los resultados se ajustan a las previsiones: el Partido Justicialista obtuvo la primera minoría, la Alianza gobernante quedó reducida a una cuarta parte del electorado, y el llamado "voto bronca" (en blanco o anulado) obtuvo la mayoría en la capital federal, el segundo lugar en la provincia de Buenos Aires, y una alta cosecha en todo el país.

Para intentar comenzar a entender qué pasó ayer, más allá de la información puntual, hemos recurrido a Mario Wainfeld, jefe de política y columnista del diario porteño Página/12. ¿Podés hacer una primera interpretación de lo que pasó ayer en Argentina?

MARIO WAINFELD:
Sí. Ayer hubo una elección que renovó la totalidad del Senado de la Nación, la mitad de la Cámara de Diputados, en términos equivalentes las legislaturas provinciales y una primera vuelta para la elección de gobernador en una provincia (Corrientes, que estaba intervenida).

El resultado general es una aplastante derrota del gobierno -los datos son todavía un poquito precarios porque el escrutinio fue bastante malo-, que sacó aproximadamente 21%-22% del total de votos positivos, lo cual en números redondos es bastante menos de la mitad de los votos que sacó en 1999, o sea una hecatombe.

JPD - No da para hacer dos lecturas del resultado.

MW - Esos números evitan mayores detalles. Al gobierno le fue muy mal, a punto tal que la Alianza, la coalición de gobierno, que maneja siete u ocho provincias, ni siquiera pudo ganar en todas ellas; fue desplazada en varias, en algunos distritos salió tercera y solamente prevaleció como distritos fuertes en la ciudad de Buenos Aires y en la provincia del Chaco. O sea que fue una elección muy mala.

JPD - La contracara es el Partido Justicialista.

MW - El Partido Justicialista hizo una elección bastante bien distribuida en todo el país. En ningún lugar abandonó el primero o el segundo puesto, ganó en muchísimas provincias y lo hizo en forma avasallante en la provincia de Buenos Aires, que es la más grande del país, con una diferencia de más de 20 puntos, una victoria muy amplia. El candidato de la Alianza era el ex presidente argentino Raúl Alfonsín...

JPD - Un peso pesado.

MW - Inmejorable en este caso. Aunque no está en su mejor momento como figura convocante, es de lejos el mejor que podía poner la Alianza.

JPD - La ventaja que saca Duhalde es incluso mayor a la que preveían las encuestas.

MW - Es una ventaja tremenda, y en número de votos -que todavía no se conoce- es una cantidad enorme. El Peronismo ganó en la provincia de Buenos Aires, en Córdoba y Santa Fe, donde hay otros bastiones; con Capital Federal estamos hablando de los cuatro distritos más grandes, de los cuales ganó en tres. En Córdoba está José Manuel de la Sota y en Santa Fe Carlos Reutemann, los dos presidenciables, con aspiraciones serias a ser candidatos a presidente dentro de dos años.

JPD - Junto con Duhalde, por supuesto.

MW - Con Duhalde y el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Carlos Ruckauf, otro socio importante en la victoria de Duhalde. De cara a las elecciones del año 2003 el Peronismo queda con cuatro presidenciables bien colocados. La Alianza de gobierno no tiene ningún candidato porque a sus figuras principales les ha ido mal, tal vez con la solitaria excepción del candidato de capital, Rodolfo Terragno, que de todas formas ganó en esta ciudad -que por otra parte es muy cariñosa con la Alianza, a la que le venía dando, a ésta y a sus candidatos, el mejor candidato del Frepaso, el mejor candidato de la UCR, con el 50% de los votos- aunque no llegó al 23%, ha ganado pero con una sangría importante. Estas son las primeras marcas del cuadro.

JPD - Hay otros sectores a los que también sería interesante mirar.

MW - Entrando más en detalle, fue llamativa, interesante y novedosa la elección de la izquierda en Capital Federal, donde llegó a obtener tres diputados nacionales por primera vez en la historia argentina. Se presentó con una oferta muy dividida, con una cantidad de partidos -no menos de siete- y llegó a casi el 30% de los votos válidos emitidos. Es una elección muy importante; si esos partidos hubieran podido armar una coalición más estructurada sin duda hubieran tenido más representantes. Incluso cabe decir que mucha gente los hubiera votado si la oferta hubiera sido más unificada. De todas formas fue una gran elección.

Por otra parte, un dato potentísimo fue la existencia de muchísimos votos en blanco y votos anulados porque los votantes fueron deliberadamente a hacérselos anular: pusieron boletas que habían llevado de la casa con algún tipo de broma, con algún tipo de crítica a los partidos o a las ofertas tradicionales; pusieron desde fetas de fiambre hasta dibujitos de Clemente, pasando por caritas de Osama bin Laden, chistes de surtido matiz. Hubo una cantidad enorme de votos, que en algunas provincias suman más que la primera minoría y en otras pelean con la segunda y que en el total nacional debe estar en el orden del 20%. Este voto -que muestra un votante muy descreído pero a la vez un poquito activo, porque es de un tipo que prepara alguna cosita para llevar al cuarto secreto- ha sido más fuerte en las ciudades grandes.

JPD - Hubo una intención deliberada de mostrar un rechazo al sistema político en su conjunto.

MW - Hubo un par de campañas circulando, de distinto calibre, que promovían este tipo de voto. De algunos comunicadores que uno podría ubicar generosamente como de centro - derecha, y otras que han circulado muchísimo por Internet, lo que habla de un sector del electorado más o menos ilustrado. Tengo la sensación de que, si bien hay de todo y de que hay un toquecito generacional, de personas jóvenes, ese tipo de voto viene de la centro - derecha. Va a haber que estudiarlo bien; van a tener trabajo los analistas políticos, los encuestadores y los cientistas sociales.

El último dato importante es cómo le fue a la fuerza emergente en esta elección, la fuerza más novedosa, que era la Alianza para una República de Iguales (ARI), liderada por la diputada Elisa Carrió. La diputada Carrió tenía una excelente imagen pública y una gran intención de voto, pero decidió no presentarse y hacer un muy rápido armado de su fuerza en muchísimos distritos del país. La idea de la diputada Carrió era que iba a haber un voto aluvional a su fuerza, que ese nivel de crítica que se percibe en muchos votos nulos iba a derivar a ella. No le fue mal, pero tampoco le fue tan bien, no hubo tanto voto a eso, tal vez porque su fuerza no convenció o porque ella misma no estuvo a la cabeza. En cualquier caso quedó ubicada como la tercera fuerza nacional con alrededor de 1.000.0000 de votos -no es una cantidad despreciable- y peleando mucho parece que saca un senador por minoría en Capital Federal, en un final reñidísimo que a última hora de ayer todavía no se conocía.

JPD - Hasta aquí los hechos y las primeras interpretaciones que se puede sacar fácilmente. Ahora voy a meterte en camisa de 11 varas: ¿qué caminos se abren para Argentina? A Fernando de la Rúa le queda todavía un par de años al frente del gobierno, con las cámaras bajo el control del Partido Justicialista, con candidatos muy fuertes, muy posicionados para las próximas elecciones. ¿Qué están previendo que pueda llegar a pasar?

MW - Es muy difícil saber cómo puede reaccionar el gobierno, un gobierno que además tiene la costumbre de no reaccionar. El viernes pasado se sabía cómo le iba a ir: le fue un poco peor de lo peor que se esperaba, pero básicamente los grandes lineamientos eran conocidos, nadie esperaba que el gobierno ganara, todos sabían que ganaba el Peronismo. Hasta un punto estaba todo dicho, pero la idea del gobierno era seguir como si tal cosa con su programa, en la inteligencia de que ese programa de enorme austeridad, de déficit cero, de recorte enorme del gasto público y en general del gasto del Estado, no admitía ninguna alternativa y que era necesario seguir aplicándolo.

No sé si esto va a ser posible, sencillamente porque todas las medidas que tome van a tener que ser conversadas con los gobernadores del Peronismo que van a imponer algunas condiciones y que seguramente no van a aceptar un programa que en su resultante práctica más evidente produce más recesión económica de la que existe desde hace tres años. Ha sido un gobierno muy lento de reflejos respecto de los reclamos sociales y muy soso, incapaz de producir cambios. Habrá que ver.

Tengo la sensación de que se abre una etapa muy difícil porque el gobierno tiene una severa tendencia a ignorar las señales que emite la sociedad, incluso las que emite la economía. Tengo la sensación de que con este cuadro institucional, si este gobierno no tiene determinada reacción va a ser difícil que De la Rúa termine su mandato, porque en Argentina la falta de representatividad se paga cara en términos políticos y sociales, es difícil manejarse. Lo que yo pienso no es lo que piensa la mayoría de los políticos argentinos, de los intérpretes y de mis colegas; en general todos piensan que De la Rúa va a tener un gobierno muy difícil, muy poco exitoso, pero que va a llegar, bien o mal, al término de su mandato.

JPD - Vos ves algo así como el "síndrome Alfonsín" sobre De la Rúa.

MW - Así es. No es la visión que tienen todos los que miran lo mismo que yo, pero lo veo así porque me da la sensación de que es muy difícil gobernar sin oficialismo, sin partido propio. Al Radicalismo le va muy mal, y aparte no admite el liderazgo de De la Rúa, lo mira con mucho rechazo, y a partir de ayer lo mirará con más rechazo aún, lo considerará el mariscal de la derrota.

Por otra parte, si alguien perdió más que el propio núcleo del gobierno fue el ministro de Economía, Domingo Cavallo. Este fue candidato a presidente en 1999 y sacó más del 10% de los votos a nivel nacional; fue candidato a jefe de gobierno de Capital Federal hace un año y sacó más del 30% de los votos. Ayer no se pudo presentar en todos los distritos porque no tenía con qué, no contaba apoyos: sólo se presentó en Capital Federal y sacó en el orden del 11%-12% de los votos -o sea la tercera parte de los que sacó el año pasado- y quedó cuarto. Fue una elección pésima, que habla del prestigio, del predicamento que en este momento tiene el ministro de Economía, que por otra parte fue el blanco preferido del 95% de los candidatos de todos y cada uno de los partidos, incluido el de gobierno, en todos y cada uno de los distritos.

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Transcripción: María Lila Ltaif Curbelo
Edición: Jorge García Ramón






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