Palestina en la estrategia de guerra
a Afganistán
Politógo
Juan Rial, desde Estados Unidos: "un cambio oportunista"
que "se da en el marco de lo que se llama metafóricamente
'guerra contra el terrorismo', que hasta ahora tiene sólo
una implicancia práctica: el bombardeo de Afganistán.
Supone la construcción de una gran coalición de Estados,
muchos de ellos árabes, que reclaman a EE.UU. un esfuerzo
alto para solucionar el problema palestino".
EN PERSPECTIVA
Martes 16.10.01, 08.05.
JOSÉ PEDRO DÍAZ:
El primer ministro británico, Tony Blair, se reunió
ayer con Yasser Arafat y habló sobre la necesidad de crear
un estado palestino viable. Esta información, que puede sorprender,
se produce después de declaraciones en el mismo sentido del
presidente estadounidense, George Bush.
Vamos a dialogar
con el politólogo uruguayo Juan Rial, radicado en Estados
Unidos en estos momentos, a quien hemos consultado en forma casi
permanente desde el 11 de setiembre pasado. En este caso nos interesa
ver qué es lo que está pasando con respecto a Palestina.
¿Sorprende; es parte de una estrategia vinculada a la guerra?
JUAN RIAL:
Exactamente: es fundamentalmente un esfuerzo de propaganda para
tratar de convencer a gran parte de los aliados de Estados Unidos
en el mundo árabe musulmán de que se están
tratando de hacer esfuerzos para solucionar el viejo problema palestino.
En realidad,
de nuevo no hay mucho. Se sabe que, durante la administración
del presidente Clinton, Arafat era un asiduo visitante de Washington,
de la Casa Blanca y de la casa de campo del presidente en Camp David.
Sólo que en los encuentros realizados, y especialmente en
el último de la presidencia Clinton, no se llegó a
finalmente al acuerdo deseado. En ese último encuentro, en
el cual participaba en ese momento por Israel el anterior primer
ministro Barak, se había llegado al esfuerzo máximo
para tratar de limar asperezas en torno a los tres puntos sustanciales
que siguen siendo la base del tema y del problema en Palestina:
cuál es el estatus final de la ciudad de Jerusalén,
qué se va a hacer respecto a las personas que tienen viviendas
y zonas de ocupación en lo que es el territorio de Palestina,
y cuál va a ser la solución para el problema de los
refugiados, que ya se extiende desde hace más de medio siglo,
desde 1948 al presente.
El tema sigue
siendo exactamente el mismo. El único cambio ahora es que
esto se da en el marco del problema de lo que se llama metafóricamente
"guerra contra el terrorismo", que hasta ahora tiene sólo
una implicancia práctica, que es el bombardeo de Afganistán.
Supone la construcción de una gran coalición de Estados,
muchos de ellos árabes, que fundamentalmente reclaman que
Estados Unidos haga un esfuerzo alto para solucionar el problema
palestino.
JPD - Por eso
la estrategia de separar claramente el problema palestino de todo
el resto de la situación.
JR - Exacto,
esa es la idea. No hay ninguna cosa nueva, ninguna propuesta de
nuevo tipo para solucionar el problema: se trata de dejar el problema
palestino aparte, de que Estados Unidos y sus aliados -y fundamentalmente
el principal, Inglaterra- están de acuerdo en la creación
de un Estado.
Esto no es nada
nuevo. De hecho, haber aceptado el resultado de las conversaciones
de Oslo, que ya llevan muchos años (de 1994 hasta el presente),
implica aceptar la creación de un nuevo Estado. Ya se sabe
que las mismas iban a desembocar en la creación del nuevo
Estado; por eso es que existe ya una Autoridad Nacional Palestina,
un régimen político provisorio (que de provisorio
ha pasado a ser casi permanente), que preside Yasser Arafat y tiene
residencia en Gaza.
JPD - Tú
decías que no hay propuesta concreta alguna, pero da la impresión
de que hay, por fin, voluntad política. Blair hablaba directamente
de que es tiempo ya de cumplir con las resoluciones del Consejo
de Seguridad de Naciones Unidas. ¿Puede haber algún
efecto práctico, algo concreto después de esto?
JR - Ese es
el tema: no se ve muy claro. Para que haya una propuesta que pueda
ser discutible, debe referirse a cualquiera de esos tres temas que
cité antes, y por lo que se ve ahora, Blair no ha propuesto
más que generalidades en esa conversación. La clave
ha sido siempre cuál va a ser la solución para el
problema de los refugiados, cuál va a ser la solución
para el problema de quienes tienen terrenos en la zona de Palestina,
y cuál va a ser la solución para decidir el estatus
final de la ciudad de Jerusalén.
JPD - Todas
estas declaraciones o expresiones de apoyo a favor de la creación
de un Estado palestino, tanto de Gran Bretaña como de Estados
Unidos, deben estar teniendo un impacto directo también dentro
de la interna política de Israel.
JR - Por supuesto
que sí. Pero no es la primera vez que se hace este tipo de
declaraciones, aunque tengan esta nueva repercusión en el
marco de la guerra contra el terrorismo. Las conversaciones realizadas
en Oslo no culminaron hasta que Estados Unidos dio su visto bueno
a la solución, lo que sin duda llevaba a la creación
de ese estado palestino. El problema serio es cómo puede
implementarse ese Estado palestino y dejar de ser simplemente una
autoridad provisional, en un Estado sobre el cual tiene una autoridad
recortada. Ese sigue siendo el problema de los últimos siete
años.
El cambio de
ahora parece meramente oportunista frente a las necesidades de un
problema mayor, que es poder mantener el esfuerzo de guerra sobre
Afganistán y mantener la coalición que se ha montado
para llevar adelante esta guerra contra el terrorismo.
JPD - Trasmitís
bastante escepticismo respecto a que esto implique un paso adelante
en la resolución del tema palestino. Si hay una insistencia
tan importante, tanto de Blair como de Bush, en aislar, separar
la cuestión palestina del problema con Afganistán,
con el terrorismo, quiere decir que el factor palestino sigue jugando
dentro del escenario político mundial.
JR - Sin ninguna
duda, muy fuertemente. Hay que tener en cuenta que si se está
en un proceso en que se busca ganar la mente de la mayoría
de la gente envuelta en el proceso, uno de los puntos sustanciales
que se ha planteado ha sido separar un posible "choque de civilizaciones"
en este marco de guerra contra el terrorismo. El mensaje es "No
estamos en contra del mundo musulmán, no estamos a favor,
pura y exclusivamente, de Israel; tratamos de tener una visión
balanceada y por eso apoyamos la creación del estado de Palestina".
La repercusión
de esto en el propio gobierno de Israel ya se sintió días
atrás, aún antes de que se hiciera esta última
reunión de Arafat y Blair, cuando el primer ministro Sharon
hizo una referencia (llamémosle también metafórica)
a lo que ocurrió en 1938 en Checoslovaquia, cuando los gobiernos
inglés y francés de la época cedieron el país
a los nazis. La referencia de Sharon fue tan dura que motivó
una respuesta muy airada por parte del gobierno de Washington. Sharon
retiró sus palabras, pero con eso estaba indicando que sabía
muy bien cuál era el interés de Estados Unidos en
separar esos dos problemas y el grado de presiones que iba a llevar
adelante.
JPD - ¿Cómo
evalúas la reacción de los países musulmanes
en general respecto a los ataques a Afganistán?
JR - La Liga
Arabe se reunió la semana pasada y emitió una declaración
muy general, no profundizando absolutamente nada. Es muy difícil
poner a todos los países musulmanes en una sola bolsa: hay
países árabes, hay países no árabes,
países que tienen una posición mucho más prooccidental
que otros, países que tienen una situación económica
mucho más aceptable que otros; algunos son parte importante
del esquema mundial de producción de petróleo, de
energía. No puede hablarse de un frente unido de países
musulmanes, y las reacciones son completamente diferentes. Son genéricas
en lo que es buena parte de la población de esos países,
que te diría que, por todos los reportes que hay, parece
que el antinorteamericanismo sigue existiendo y en algunos casos
ha crecido.
JPD - ¿Es
posible suponer que Estados Unidos esperara en torno a su posición
un alineamiento más rápido y más sólido?
JR - En realidad,
lo ha logrado; el tema es con qué costo. El país al
que necesitaba más era Paquistán, que prácticamente
desde el inicio se alineó con Estados Unidos. Pero el tema
más fuerte es qué pasa con gran parte de esa población
paquistaní: como sabemos, las manifestaciones antinorteamericanas
crecen constantemente, especialmente en toda la zona de frontera.
Es un problema
serio, porque la "guerra contra el terrorismo" probablemente
se está transformando en otra cosa: como se ha centrado mucho
en Afganistán y en el bombardeo, probablemente ese país
termine siendo un problema por sí mismo, aparte de lo que
era la lucha contra el terrorismo, si es que finalmente se elimina
al gobierno de los talibán y se lo sustituye por una administración
de las Naciones Unidas para recrear el Estado. Esto llevaría
a un cambio total de lo que fue el objetivo inicial de este conflicto
y lo convertiría en uno nuevo: la creación de un nuevo
problema, como lo es la reconstrucción de Afganistán.
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Transcripción: María Lila Ltaif Curbelo
Edición: Jorge García Ramón
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