22.10.2001






Parlamento contra la violencia doméstica

Por unanimidad, la Cámara de Diputados aprobó un proyecto de ley que tipifica la conducta y crea normas para proteger a las víctimas. Trabajadora social Carmen Beramendi y legisladores Glenda Rondán y Pablo Mieres.


EN PERSPECTIVA
Lunes 22.10.01, 09.08.


JOSÉ PEDRO DÍAZ:
Había pasado por alto un artículo de la revista Caras y Caretas, pero cuando me metí en este tema me llamó inmediatamente la atención. Es una nota de Carina Gobbi que recoge declaraciones en El País del pasado martes 9 de octubre. La Junta Departamental de Canelones discutía si adherir o no a una campaña en la cual cada vez que muriera una mujer por violencia doméstica se colocara un cartel negro con una leyenda que dijera "Estamos de duelo, murió otra mujer víctima de la violencia doméstica". Y en esa discusión, un edil dijo una cosa como: "Se está haciendo demasiado hincapié en la violencia doméstica sólo por el resultado final y las estadísticas de las lesiones, pero no se tiene en cuenta que en muchos casos hay una gran culpa de la mujer que permanentemente está agrediendo al marido". Esto está entrecomillado, es una cita textual de lo que dijo el doctor Mario Itasuriaga (médico), edil de Canelones por el Foro Batllista. Afortunadamente, la Cámara de Representantes no opina igual y -por unanimidad-dio media sanción el jueves pasado al proyecto de ley sobre violencia doméstica.

De eso hablamos, y nos acompañan en el estudio Carmen Beramendi (ex diputada, ahora trabajando en el ámbito social con este entre otros temas), y a los diputados Glenda Rondán, del Partido Colorado - Lista 15, y Pablo Mieres, del Nuevo Espacio.

Para empezar querría que alguno de ustedes precisara exactamente el concepto violencia doméstica, de esto trata el proyecto de ley. ¿De qué hablamos cuando hablamos de violencia doméstica?

GLENDA RONDÁN:
Lo podríamos definir tal cual lo define el proyecto, pero me gustaría ser un poco más coloquial, porque fundamentalmente no estamos hablando para nosotros sino para todos y para todas. La violencia doméstica es un fenómeno multicausal, hay causas sociales, económicas, culturales, psicológicas, etcétera, etcétera; fundamentalmente son aquellas acciones violentas de distinto tipo -como lo establece el proyecto: físicas, sexuales, psicológicas, patrimoniales- que se dan entre personas que tienen o han tenido en el pasado un vínculo afectivo. No decimos "familiar" sino "afectivo".

JPD - Es bastante más amplio.

GR - Exactamente. También es un fenómeno que se establece enmarcado en relaciones de poder. Casualmente usted citaba lo dicho por el vicepresidente de la Junta Departamental de Canelones, con quien estuve conversando en otra radio hace un par de semanas.

JPD - ¿Se pusieron de acuerdo?

GR - No. Incluso se tomó el trabajo de revisar cuántos hombres morían en el departamento de Canelones; aparentemente y según sus estadísticas cada 45 días muere un hombre. Haciendo un paréntesis digo que nunca está bien que una persona mate a otra, no importa el sexo, pero si nosotros investigamos, cuando se da el hecho de que un hombre es asesinado por su pareja, por su hija o por su hijastra -también hay algunos casos de este tipo-, siempre detrás hay un proceso previo en el que la matadora ha sido víctima de violencia doméstica. Es un proceso que generalmente termina con una mujer muerta cada nueve días, pero que a veces termina con un hombre muerto.

Lo primero que quiero decir es que con la ley no alcanza: en este país hubo, hay y habrá leyes buenas; pero tiene que darse un proceso de adentro hacia fuera, con una fuerte carga educativa para cambiar las relaciones de poder.

JPD - No alcanza con las leyes, ¿pero era realmente necesaria una ley?

GR - Sin duda.

PABLO MIERES:
Indudablemente. Se trata de un fenómeno muy viejo, probablemente tanto como la familia misma, pero muy nuevo en términos de trabajo público, de reconocimiento de que es un asunto de todos. Quizás ahí esté la causa de esas manifestaciones del edil de Canelones y de muchísima otra gente que honestamente tiene temor a asumir este tema como un asunto de todos, y de alguna manera romper con el tabú de que los trapitos sucios se lavan en casa. Justamente, creo que atrás de transformar los asuntos de violencia al interior del hogar o en función de relaciones afectivas, en realidad lo que hay es un proceso muy profundo de una sociedad que de alguna forma quiere atacar la violencia allí donde esté, probablemente en la raíz más profunda. Si queremos construir una sociedad de no violencia hay que empezar por los hogares, allí mismo donde está el germen de la violencia, muchas veces mucho más desarrollado de lo que cualquiera de nosotros pudiera imaginar, por las cifras de periodicidad de muertes -sin importar el género: sean mujeres, niños, gente de tercera edad u hombres.

Lo importante es que en todos los casos exista la capacidad de proteger, y el proyecto es eso. El delito de violencia doméstica ya estaba tipificado, pero estábamos necesitando una suerte de paraguas protector de la víctima y al mismo tiempo orientaciones muy claras para quienes tienen que aplicar el derecho -en particular la Policía y el Poder Judicial-, porque como toda cosa nueva el reflejo de negación, de quitarle importancia o de exigir a la víctima determinadas certezas muchas veces imposibles de exigir, y problemas de celeridad (muchos tienen que ver con elementos procesales tradicionales de Uruguay: lentitud, burocracia, etcétera)... todas estas cosas pretenden ser modificadas a partir de este proyecto de ley, que en la práctica habrá que seguir trabajando. Seguramente habrá hechos que van a demostrar la necesidad de nuevos ajustes.

JPD - Antes de entrar en algunos detalles del proyecto de ley, quería detenerme en algún aspecto previo. Así como está ese estereotipo de "Ella se lo buscó", también está bastante generalizada todavía la creencia de que es un tema asociado a determinada clase social. ¿Es efectivamente así, el tema de la violencia sexual y doméstica está asociado a una clase social?

CARMEN BERAMENDI:
Me parece muy importante estar intercambiando con la audiencia (y pudiendo hacerlo con quienes, en esta etapa, han sido protagonistas en la concreción de este proyecto de ley), poder compartir esto que hace referencia a algunos mitos, algunas creencias erróneas que se han ido reproduciendo en nuestra sociedad y que hacen a este fenómeno que hay que transformar, como decía Glenda, a esta cuestión cultural de fondo que hay que transformar.

Por un lado, la cuestión cultural más importante es esta ruptura que se produce al plantear que esto es un problema de todos, es una cuestión cultural trascendental, que donde hay una violación a los derechos humanos (como agredir a otro de manera sistemática, insultarlo, menoscabarlo en su integridad, hacerle permanentemente poner en cuestión su autoestima, "no servís para nada", "callate", "sos una tarada", "no hables", "cuando vengan los demás callate")... Esta descalificación moral permanente, sin la cual no se entendería luego la aparición del golpe físico, que opera y que dificulta muchas veces que la mujer salga de esta situación, atraviesa todas las clases sociales. Estoy integrando la institución "Mujer ahora" que desde hace 12 años viene trabajando en la asistencia a víctimas de violencia doméstica, e integro además la coordinación de la red de instituciones que trabajan en este tema. Cuando comencé a trabajar en el tema, cuando presenté el primer proyecto de ley que hubo en el Parlamento, en 1992, que buscaba una salida similar en la integralidad de la respuesta a la que está pudiendo hoy resolverse en este proyecto que tiene media aprobación en Diputados, recuerdo que también tenía esta idea: que las condiciones socioculturales de pobreza, de hacinamiento, eran las que generaban la violencia. Sin ninguna duda actúan como factores de riesgo, son factores de riesgo el hacinamiento, el alcoholismo, la droga, sin ninguna duda, pero no explican el fenómeno. No todas las personas que viven en situación de pobreza golpean, no todos los que se alcoholizan golpean, ni todos son enfermos, que es otra tendencia y otro mito importante que incluso apareció el otro día en el debate de la Cámara, que seguí con mucho disfrute desde las barras, viendo el avance en la comprensión del fenómeno. Esto debe tener que ver con un trabajo que hicieron de manera conjunta esta Comisión de Equidad y Género y la Comisión de Derechos Humanos: de otro modo no se llega al plenario con ese estado de consenso. Lo digo desde alguien que pudo disfrutar de esta visión desde la barra: aquí hay una cuestión que también está cambiando entre los diputados y las diputadas, lo que me parece de gran valor.

El fenómeno atraviesa todas las clases sociales. En la propia institución Mujer Ahora empecé a ver que cada vez llegan más mujeres, incluso profesionales. Uno se imagina a la víctima como una mujer sin ningún tipo de defensa desde el punto de vista objetivo, lo que dificulta comprender el problema. Sin ninguna duda que la dependencia económica influye para impedir la salida del problema, no estoy minimizando estos factores de riesgo, pero hay otro componente, que es la desvalorización constante que sufren la mujer en el seno del hogar, el niño que muchas veces es vivido como propiedad, no como sujeto de derechos sino como algo cosificado, como una cosa que sirve en función de lo que hace para mí y a quien, si no hace lo que yo quiero, tengo que ajustarle la norma. Es un componente que está muy presente en quienes ejercen la dominación en la vida familiar.

JPD - Ese me parece un elemento importante. Cuando uno habla de violencia doméstica tiende a pensar en violencia física. Pero Carmen agregaba elementos emocionales, psicológicos, que suelen ser previos a una agresión física: ese "ninguneo", ese desprecio, esa cosificación. Este proyecto de ley recoge esos elementos como parte del concepto de violencia.

GR - Por supuesto, están enmarcados dentro de la violencia psicológica. ¿Sabe por qué no digo que este proyecto sea perfecto? Porque siempre debemos tratar de perfeccionar las cosas, habrá un tiempo para corregir, para mejorar. Pero este proyecto ha tratado de recoger la experiencia de mujeres como Carmen, de muchas otras mujeres y muchas otras organizaciones no gubernamentales que venían trabajando en estos temas mucho antes de que esta mujer se sentara en la Cámara de Diputados. Si hay algo que tenemos claro son muchos de los elementos que acaba de recoger Carmen. No sé qué es peor: si el golpe que deja el moretón y puede quebrar un brazo, una pierna, un caballete de nariz, o el golpe desde el punto de vista psicológico. Esa herida no se ve a simple vista, va minando la autoestima... Es muy grave en cualquier ser humano, no permite desarrollarse a la persona, crecer, desenvolverse, ser un ser activo en la sociedad, porque es tanto el menoscabo que se le produce, que esa persona -mujer, anciana, anciano, niño, niña- no se siente capaz de nada.

Hablo además como docente: cuando uno lleva años en el ejercicio de la docencia, es muy fácil detectar en una clase cuando se está frente a un caso de violencia doméstica. Llega a tal punto que hay como un deterioro físico en cuanto a la postura: son esos chiquitos o esas chiquitas que siempre están con la cabeza baja; si el docente no es un observador perspicaz de la realidad de su aula puede pensar que por desinterés, que puede haber una dificultad de aprendizaje, pero a veces detrás de eso hay una personita muy capaz que está absolutamente presionada por esa situación, y que además le cuesta mucho ponerla de manifiesto. Entonces, pienso que es tan o más grave la violencia psicológica. Carmen utilizaba las palabras cotidianas: es "tarada", "torpe", "burra"... Eso va minando las posibilidades.

Quiero agregar algo más que tiene mucho que ver con algo que se conmemoró hace pocos días: el día de la menopausia. Cuando una mujer llega a esa etapa, si no está bien informada, siente que ha perdido muchas cosas. Hay muchas cosas que perdemos: nos las devuelve el propio espejo. La vida es la gran ladrona que nos roba a veces los afectos cuando perdemos a nuestros padres, por ejemplo, pero también nos va dando. Siempre digo que mis arrugas son cada una alguna cosa que viví, por eso por ahora no pienso abandonarlas. Pero todo lo que uno va perdiendo y va viendo frente al espejo es lo de menos: los hijos se van yendo, ya no somos tan importantes para nuestros hijos; lo primero que hay que entender para hacer este cambio de adentro hacia fuera es que nadie es dueño del otro, mis hijos no me pertenecen, mi esposo no me pertenece, pero yo tampoco le pertenezco, yo soy mía, me pertenezco en mi crecimiento, en mi desenvolvimiento, en mi propio ser. Entonces, como a veces la gente no entiende y cree que es dueña de sus hijos o de su mujer, se producen esas relaciones que durante tantos años pertenecieron -y bien las define Barrán en "Historias de la vida privada"- porque estaban puertas adentro. En cambio ahora el Estado tiene que hacerse cargo de un problema que para mí es una pandemia.

JPD - Usted decía, Mieres, que la tipificación del delito de violencia doméstica ya existía; que este proyecto no busca crear una figura para penalizar a agresores exclusivamente. ¿Qué sería lo medular de esta iniciativa?

PM - Lo medular es construir un cinturón protector, un conjunto de garantías que den a la víctima la seguridad, o por lo menos el marco para defenderse, hacer valer sus derechos y para que la sociedad, el Estado institucionalmente, le dé protección. Esa es la clave, porque el delito ya está tipificado; pero la experiencia de estos años demuestra que no basta con que esté tipificado para que efectivamente haya una acción por parte de las autoridades públicas en el sentido de combatirlo realmente, y sobre todo generar el resultado esperado: que la víctima se sienta protegida en tiempo y forma. Creo que esas dos palabras son clave: en tiempo porque muchas veces hay un problema realmente dramático de tiempo, de velocidad; y en forma, con todas las garantías correspondientes para que el resultado final de la actuación del Estado frente a esa situación generada de violencia doméstica sea completo.

JPD - ¿Garantías de qué tipo?

PM - Garantías procesales, garantías de denuncia, garantías en cuanto a las medidas que el juez puede tomar apenas tome contacto con la situación. Para ello se amplía el número de jueces competentes, se da competencia a los juzgados de familia, a juzgados de paz en los centros poblados donde no existen juzgados de familia, se permite al juez tomar medidas con velocidad para evitar que el agresor pueda acceder a ciertos lugares de manera inmediata, como medida cautelar; o el derecho de la víctima a volver a su hogar, la prohibición al agresor de ir al hogar donde está la víctima. Una medida que tuvo bastante discusión fue la prohibición del careo entre el agresor y los menores; mereció una discusión bastante fuerte y en definitiva se terminó aprobando: la necesidad de ayudar a que la víctima no se enfrente a una situación en el marco del procedimiento judicial en la que esté en una situación simétrica, lo que está consagrado desde el punto de vista procesal de forma tal que la persona no se anime a ratificar las denuncias delante del agresor porque sobre la víctima pesa la presión de lo que va a pasar después.

JPD - Ustedes destacaban que esta iniciativa legal pone algunas condiciones; que va a tener algunos efectos en algunos ámbitos, pero hay una cuestión de educación que está en la base y resulta imprescindible, y que tenemos que atacar como sociedad. Carmen, tú estás trabajando del otro lado del mostrador, ¿cómo lo ves?

CB - Hubo un avance importante en materia de capacitación de funcionarios públicos a través del Programa de Seguridad Ciudadana de la Dirección General de Prevención del Delito. El Ministerio del Interior ha tomado la responsabilidad de incentivar todo lo que tiene que ver con la capacitación de los funcionarios policiales y de los funcionarios públicos en general; yo misma he participado durante tres años de estos cursos. Pero me parece que hay un elemento central que plantea este proyecto, que es la creación de un organismo. Su colocación en el Ministerio de Educación y Cultura tiene un efecto simbólico muy importante -además de lo que luego puede resultar operativo- en cuanto a que compete a ese Ministerio coordinar a este organismo asesor de carácter permanente, que hará esta promoción y esta tarea de difusión, un plan concreto de erradicación de la violencia doméstica, con campañas de sensibilización y con responsabilidades muy concretas en todo esto que hemos estado tratando de compartir. Por ejemplo difundir aspectos sustanciales de la ley, lo que tiene que ver con las medidas de protección a que hacía mención Pablo, como por ejemplo que en los casos que corresponda el juez tendrá que fijar una pensión alimenticia de manera inmediata (para solucionar algo que muchas veces opera como una traba para que la mujer plantee la denuncia).

Otra cuestión fundamental es cómo propender a la rehabilitación del victimario, se habla de rehabilitación porque estamos frente a un delito, aunque todo el encare del proyecto busca encontrar esta zona que haga posible que la justicia de familia pueda intervenir cuando no se llega a lo penal. Esta parte nos preocupa y es común a todos: cuál va a ser el trabajo permanente, y creo que va a ser un consejo que se crea a nivel del Ministerio de Educación y Cultura, integrado por representantes de todos los ministerios públicos y (lo que me parece muy importante) contará también con la participación permanente de representantes de la sociedad civil organizada con trayectoria y experiencia en el tema. Esto es un ejemplo de cómo articular esfuerzos públicos y privados en un área que particularmente lo requiere.

JPD - ¿Cuánto tiempo demoró el trámite de este proyecto en Cámara?

PM - Cuatro o cinco meses.

GR - Menos, un poquito menos. Fuimos lo más rápido posible.

PM - Pero también fuimos muy responsables, porque hubo ajustes, discusiones a fondo.

GR - Además hubo mucha gente involucrada, no fuimos sólo los legisladores: hubo gente como Carmen, como la profesora Gloria Robaina, la jueza Ana Lima, como Loreley Calvo... Supongo que una vez que el proyecto ingrese al Senado, la Comisión de Género y Equidad pedirá una entrevista con la Comisión de Constitución y Códigos para acelerar este proceso. Es muy importante que una vez que el proyecto tenga su sanción final se lo difunda, porque muchas veces los ciudadanos y las ciudadanas no saben que tienen leyes que los protegen y las protegen. Esto es fundamental. Nos ha pasado con el día libre para el examen ginecológico y mamario, al que muchas mujeres no se han acogido porque no lo sabían.

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Transcripción: María Lila Ltaif Curbelo
Edición: Jorge García Ramón






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