26.10.2001

 



Una reflexión crítica sobre el Partido Colorado

Ex legisladores y dirigentes intermedios advierten sobre la ausencia de ámbitos de discusión democrática en esa colectividad, y "problemas de comunicación" con una sociedad que paulatinamente disminuye su adhesión. Ope Pasquet Iribarne.


EN PERSPECTIVA
Viernes 26.10.01, 09.10.


EMILIANO COTELO:
Un documento redactado por un grupo de "dirigentes e intelectuales colorados", como los ha definido la prensa en estos días, analiza la encrucijada crítica que, según sostienen, enfrentan hoy los partidos tradicionales ante el crecimiento de la izquierda. En particular se detiene en los problemas más serios que detectan en el funcionamiento de su propio partido, el Partido Colorado.

El documento fue dado a conocer ayer parcialmente, tanto por el semanario Búsqueda como por el diario El País, pero está completo en el sitio web http://www.batllismoabierto.org.

Ese escrito señala entre otras cosas que la corrupción será un eje principal de la próxima campaña electoral, y advierte que la gente va a recordar, a la hora de votar, la falta de decencia y decoro de algunos jerarcas en el ejercicio de la función pública.

Vamos a conversar con uno de los responsables de ese texto, el ex diputado y ex subsecretario de Relaciones Exteriores Ope Pasquet Iribarne.

¿Quiénes son ustedes?, ¿de qué sectores vienen, a qué se dedican hoy?

OPE PASQUET IRIBARNE:
Primero aclaro que no nos consideramos dirigentes ni intelectuales, somos colorados y batllistas, no más, de distintos sectores, algunos independientes: y no estamos constituyendo un sector, simplemente nos estamos reuniendo para reflexionar sobre temas que nos parecen de importancia.

Concretamente, el tema que motiva esta primera reflexión de nuestro grupo es el hecho de que, desde 1984 hasta 1999, el Partido Colorado cayó del 42% al 30% del electorado, es decir que perdimos más o menos la cuarta parte de nuestra masa electoral. Pensamos que este hecho es demasiado grande como para no referirse a él, es como tener un elefante sentado en el living de la casa de uno y fingir que no existe.

EC - Ustedes destacan que, paralelamente, el Encuentro Progresista - Frente Amplio duplicó su electorado, pasando del 20% al 40%.

OPI - Exactamente: caen los partidos tradicionales (el Partido Nacional todavía más que el Colorado, pero caen los dos), y el Encuentro Progresista - Frente Amplio pasa del 20% al 40%. Pensamos que este hecho merece que reflexionemos al respecto. Está bien que no se pueda hacer esta reflexión en tiempos de campaña electoral por razones obvias, pero en algún momento hay que hacerla. Hay gente a la cual no le viene bien nunca que se analice las cosas del partido con sentido crítico. Nosotros pensamos que en algún momento, con sentido crítico constructivo, pero hay que hablar también de estas cosas porque rompen los ojos como acaba de quedar de manifiesto con la encuesta de Factum que recién comentaba Bottinelli, donde resulta que la mayoría de la gente que se pronuncia entiende que lo más probable es que en la próxima gane Tabaré Vázquez.

Pienso que si los colorados queremos hacer algo para que eso no suceda, tenemos que empezar por asumir la realidad, por llamar a las cosas por su nombre y ver dónde estamos parados para ver qué hacemos después. Pero si ignoramos lo que sucede y decimos "está todo fenómeno y los que no lo ven así es simplemente porque son obtusos, porque no entienden cuánta razón tenemos nosotros", si vamos por ese camino vamos mal.

EC - Enseguida vamos a conocer otros trazos del análisis que ustedes formulan, pero antes sería bueno que los oyentes conocieran otros nombres que están firmando este documento. ¿Qué otros?

OPI - Aníbal Glodofsky, Horacio Martorelli, Einar Barford, Daniel Lamas, Fernando Scrigna, Víctor Rodríguez, Elbio Laxalte... Son muchos, no los tengo todos en la cabeza y no quisiera ser injusto, pero son unos cuantos.

EC - Como usted subrayaba, vienen de distintos sectores del Partido Colorado, algunos hoy permanecen independientes, sin ninguna adscripción a grupos. ¿Qué relación tienen con el gobierno?

OPI - Se trata de personas que hoy no están ocupando cargos de gobierno, hay algunos que ocupan cargos únicamente como funcionarios públicos, pero no cargos de gobierno. Y nadie ha dejado de pertenecer al sector al que pertenecía por participar de estas reuniones de reflexión.

EC - Entonces, esto de Batllismo Abierto, en definitiva ¿qué es?

OPI - Batllismo Abierto es el nombre de la página y el nombre que le hemos puesto a esta instancia de reflexión y diálogo que tenemos que llamar de algún modo, porque si no tendría que ser "el grupo de los viernes" o una cosa así. Nos parece más apropiado llamarlo Batllismo Abierto.

***

EC - Usted marcaba recién cuál es el desencadenante de la inquietud: el hecho de que desde 1984 hasta hoy el Partido Colorado bajó en su votación, en 1984 había obtenido el 42% de los votos y en la primera vuelta de las elecciones de 1999 ya había caído al 30%. Al mismo tiempo también cayó el Partido Nacional, señalaba, y lo hizo más profundamente. ¿Por qué entiende que está pasando esto?

OPI - A eso procuramos responder en el documento. Proponemos cuatro o cinco líneas interpretativas, que no son excluyentes sino complementarias, y después señalamos nuestro énfasis donde pensamos que hay una mayor incidencia causal.

Una primera línea interpretativa tiende al hecho demográfico: el electorado va cambiando, hay votantes que se incorporan porque llegan a la mayoría de edad, hay votantes que van muriendo, hay gente que se va del país y deja de votar. Esa evolución demográfica ha sido adversa a los partidos tradicionales. Pero esto no es una respuesta, es simplemente trasladar la pregunta: ¿por qué la evolución demográfica ha sido adversa? No lo tenemos claro. En los años 60, en plena efervescencia sesentista, en el auge del prestigio de la Revolución Cubana, podía ser clara la explicación; hoy por hoy, después de la caída del muro de Berlín, del colapso del comunismo, etcétera, no se ve claro por qué. Pero señalamos que allí hay un factor sobre el cual hay que indagar.

Otra línea interpretativa atiende a las gestiones de gobierno de los partidos tradicionales. Me interesa aclarar esto, porque en El País de ayer salió mal. Nosotros no decimos que los partidos tradicionales hayan gobernado mal: decimos que para la gente que dejó de votarlos o que empezó a votar al Frente Amplio directamente es evidente que gobernaron mal, porque si pensara otra cosa habría votado a los partidos tradicionales. A continuación decimos que, sin embargo, hay un montón de indicadores importantes que dan bien: creció el producto a 3% anual durante 15 años, lo que significa que quedó atrás el estancamiento de los años 60; no se logró esto a expensas de la equidad porque los últimos estudios de CEPAL, del BID, etcétera, señalan que en América latina el país que distribuye mejor es Uruguay...

Hay un montón de indicadores que dan bien, y sin embargo la gente no está conforme y eso se ve en cada instancia electoral. ¿Por qué pasa esto? Una explicación puede ser que en estos años ha sido necesario introducir políticas que han ido a contramano de las que fueron las políticas del Uruguay tradicional: antes el país era dirigista y ahora apuntamos al mercado; antes regulábamos y ahora decimos que hay que desregular; antes éramos proteccionistas y ahora estamos jugados a la libertad de mercado... Es decir que hay políticas oficiales y un discurso oficial contrarios a lo que es esa imagen del Uruguay tradicional anclada en el recuerdo colectivo. Hay también un fenómeno que se llama el síndrome de Maracaná, que no inventamos nosotros, del que se ha hablado mucho: la gente idealiza el pasado, entonces compara las medidas de hoy con aquel pasado y dice "Hoy las cosas están muy mal; antes, en otra época, se vivía mucho mejor". Vaya a saber si era efectivamente tan así, pero mucha gente lo siente así.

Otra línea interpretativa, de las varias que estamos señalando, es la que atiende a la corrupción, tanto la corrupción delictiva, la grande, la importante, como las pequeñas corruptelas, ésas que antes no molestaban, con las cuales la sociedad uruguaya convivía discretamente y que hoy ya no acepta, porque el tema de que haya pases en comisión para que determinada gente no trabaje hoy produce escándalo, pero hace no tanto tiempo era un hecho por el cual nadie se rasgaba las vestiduras.

EC - ¿Ustedes perciben que hubo un cambio en la opinión pública en relación a este tipo de comportamientos?

OPI - Nos parece muy claro. Vinculado con otras cosas, no es un cambio caprichoso: la gente siente que está viviendo un momento de grandes dificultades, la clase política está desprestigiada, aparece exigiendo siempre más ajustes y el Estado en cambio no se ajusta lo suficiente; aparece diciendo que hay que hacer sacrificios, etcétera. Entonces, cuando esa misma dirigencia política que reclama sacrificios aparece entregándose a prácticas no ortodoxas, irregulares o francamente ilícitas -aunque sean ilicitudes de poca magnitud-, la gente reacciona muy mal y la opinión pública es fuertemente adversa.

Nosotros decimos "Ojo, porque es evidente que con esto se va a hacer campaña electoral"; no es tampoco una aportación original: otros dirigentes lo han dicho, algún dirigente colorado y forista lo ha señalado con mucha claridad hace algunos meses, y nosotros volvemos sobre el tema porque nos parece claro que esto va a ser un eje de la campaña electoral del Frente Amplio. Ya me imagino el corto publicitario mostrando cada una de las caras vinculadas a distintos episodios de corrupción o alegaciones de corrupción. Es claro que por ahí va a transitar una parte importante de la campaña.

Nosotros ponemos el énfasis y subrayamos, porque nos parece que ahí está la explicación central, quizás, de todo esto, en lo que vemos como falta de comunicación de nuestro partido con la sociedad civil y como falta de participación democrática al interior del partido.

EC - Ahora se detiene concretamente en el Partido Colorado, porque el análisis anterior iba al conjunto de la gestión de los dos partidos tradicionales en estos años de gobierno, de 1985 en adelante. Ahora se concentra en la consideración de cuáles son los problemas que ustedes detectan en el Partido Colorado: antes que nada problemas de comunicación.

OPI - Problemas claros de comunicación. Usted pasa revista de los que antes eran los medios de comunicación que utilizaba el partido para comunicarse con sus propios votantes y con la sociedad en su conjunto y ve que ya no los tenemos más. Antes había una prensa partidaria colorada fuerte: el diario El Día, el diario Acción; semanarios como El Correo de los Viernes, Opinar, Jaque, Sobretodo; de eso no queda más nada. Antes había espacios radiales caracterizados, importantes, donde los dirigentes colorados hablaban: la "Hora de lucha colorada", de Manuel Flores Mora; los famosos espacios de Luis Batlle en la radio Ariel... Nada de eso existe; habrá alguien que hable por algún lado pero no son audiciones que tengan arraigo en la audiencia. Tampoco funcionan los órganos partidarios, la convención, los comités ejecutivos, los clubes dejaron de funcionar hace mucho tiempo. Usted me dirá que están la televisión y los espacios periodísticos independientes... Sí, fantástico, pero por lo general aportan opiniones o comentarios sobre la gestión de gobierno, no permiten establecer el vínculo profundo entre el partido, sus dirigentes y la sociedad en su conjunto.

EC - Usted habla del partido, pero el Foro Batllista, que es aproximadamente la mitad, funciona con regularidad.

OPI - Tiene actividad proselitista...

EC - O por lo menos tiene una asamblea mensual, por citar lo más visible.

OPI - Sí, pero esa asamblea mensual en la Casa del Partido o en algún otro punto del país, a la que van en el mejor de los casos algunos pocos centenares de personas, no es una instancia orgánica de deliberación y de voto.

Va poca gente, es únicamente para el círculo interno que está alrededor de la dirigencia, pero no sustituye evidentemente a otros canales de comunicación. La dolorosa prueba de que esto es así la aporta, por si alguien entiende que es necesario, una encuesta que salió hace poco en El Observador -en agosto-, que dice que de las personas que votaron al Partido Colorado en la última elección sólo el 28% es capaz de nombrar un senador, es decir que menos de la tercera parte de la gente que votó al Partido Colorado en la última elección es capaz de nombrar un senador colorado. Esto no les pasa a los demás partidos, la misma encuesta dice que el 45% de los votantes del Partido Nacional es capaz de nombrar por lo menos a un senador nacionalista, y el 72% de los votantes del Encuentro Progresista es capaz de nombrar por lo menos a un senador frenteamplista. El problema de comunicación grueso lo tenemos los colorados.

Y así como hay problemas de comunicación hacia afuera del partido, hay problemas de participación hacia adentro. No hay participación: no hay instancias de participación, no hay vida orgánica en el partido. De la Convención no hablemos: sabemos que no se reúne. Los órganos partidarios son irrelevantes; nadie espera que una controversia política importante, una cuestión de gobierno importante, sobre la cual hay controversia, se zanje, se dirima en la sesión de algún órgano del Partido Colorado. Eso no existe, todo circula a nivel privado en torno a los máximos dirigentes del partido: el doctor Batlle en la Presidencia, el doctor Sanguinetti.

Pensamos que esa manera de angostar, de estrechar la actividad partidaria en torno a las figuras, a las máximas autoridades, las máximas personalidades partidarias, no le hace bien al partido, deja a mucha gente afuera de la conversación, deja a la dirigencia intermedia, a los ciudadanos que quieren iniciarse en la actividad cívica fuera de cualquier escenario donde sea posible hacer esas cosas. Entonces todo esto que en un momento podía decirse que eran aspiraciones anacrónicas, románticas, utópicas, que estaban fuera de lugar en la política moderna, cuando uno después ve los números electorales, llega a la conclusión de que no es tan anacrónico ni utópico, porque mientras nosotros pasamos del 42% al 30% en un partido que funciona cada vez menos, los otros, los del Frente, con un partido, una colectividad política, una fuerza política que se reúne, que delibera, que junta en un congreso más de 1.000 congresales para discutir sus bases ideológicas, así van creciendo.

Yo no digo que sea exclusivamente por esto, no son líneas interpretativas excluyentes de otras; son complementarias. Pero acá tenemos un campo de trabajo bien claramente señalado: hay que hacer participar más hacia adentro y comunicarse mejor hacia afuera, porque así como venimos me parece que venimos mal.

EC - El documento recién se está conociendo -se ha publicado algunos párrafos ayer- sin embargo ya hubo algunas reacciones. Por ejemplo el senador Wilson Sanabria, del Foro Batllista, realizó declaraciones ayer al respecto consultado por el Servicio Informativo de El Espectador, enfatizando que el Partido Colorado es democrático. Paralelamente recordó que para obtener representatividad política es necesario contar con los votos de la ciudadanía.

(Grabación)

WILSON SANABRIA:
"Creo que el Partido Colorado ha dado muestras de democracia en cuanto a la representación que significan sus convencionales, su convención, sus autoridades partidarias, pero también a lo que significa la representación política vinculada a los temas electorales. Para ser edil la gente lo tiene que votar, para ser intendente la gente lo tiene que votar, para ser senador o diputado la gente lo tiene que votar, entonces no hay ningún impedimento desde el punto de vista partidario para participar, es simplemente cumpliendo los trámites.

Distinta es la crítica vinculada a los temas de cómo se maneja el partido. Creo que también hay que hacer una autocrítica de cómo se manejan esos dirigentes vinculada a que ellos han tenido oportunidades, me consta que muchos de ellos se han presentado en listas y no han tenido apoyo popular.

En cuanto a la participación, yo doy el ejemplo de nuestro líder, el doctor Sanguinetti: de lunes a viernes está en el Comité Central del Foro atendiendo a la gente, yendo a reuniones; se ha llamado a silencio en los temas nacionales para contribuir al desarrollo del gobierno, no porque no tenga cosas para decir. Pero en cuanto a apertura política todos los legisladores recorremos el país, los clubes, las asambleas, las convenciones departamentales, los comités ejecutivos funcionan en todo el país. Yo no he analizado en profundidad el documento, pero evidentemente también debo decir que, desde el punto de vista político, no creemos convenientes estas críticas que le hacen daño al partido, fundamentalmente de gente que no ha tenido la suerte de que la voten."

(Fin de grabación)

EC - ¿Qué dice usted?

OPI - Hay distintas respuestas. En primer lugar es obvio que Sanabria apunta a descalificar a los firmantes del documento diciendo "Ustedes no tienen votos, por eso están diciendo lo que dicen", o "Lo que ustedes dicen no vale porque no tienen votos". Me parece impertinente la crítica: estamos formulando una reflexión que tiene sentido crítico, sí; pero para eso no se necesita ser senador ni diputado. El valor, la exactitud, el grado de verdad que tenga lo que decimos es independiente del respaldo electoral que podamos tener o no. Estamos discutiendo hechos, conceptos, no los votos que se tenga o no.

En segundo lugar, en cuanto a que el Partido Colorado es democrático, por supuesto que sí: su trayectoria, sus ideas, sus principios, su actuación de gobierno... En ese plano no hay discusión; pero decimos que falta eso en el plano de la actividad interna. Creo que no se puede sostener seriamente que el Partido Colorado tiene hoy una vida interna de carácter democrático. No hay temas importantes que sean resueltos por los órganos del partido. Señalo un ejemplo que está en el documento: cuando se planteó la reforma constitucional de 1996, nos enteramos por la prensa que se anunciaba la movilización colorada a favor de la misma antes de que se hubiera siquiera citado a la Convención del partido, antes de que estuviera en los planes de nadie citar a la Convención para que decidiera si iba a apoyar la reforma o no. Los que juntamos las firmas para que la Convención se reuniera fuimos convencionales que en ese momento no integrábamos ninguno de los sectores principales del partido, y que reclamamos simplemente que el órgano soberano, que según la Carta Orgánica tiene que resolver estas cosas, se reuniera por lo menos para llenar las formas.

EC - Ayer el senador Sanabria dijo también que estos dirigentes, si tienen diferencias o críticas que formular, con unas pocas firmas de convencionales pueden reunir a la Convención y plantear el tema. ¿Tienen previsto hacerlo?

OPI - La nuestra es una instancia de reflexión. Estamos formulando análisis, planteamientos que esperamos susciten comentarios, no reacciones reflejas de rechazo. Al Partido Colorado le hace falta este tipo de comentario, me parece que hace mal Sanabria en enojarse: tiene que dar una bienvenida a voces que opinan distinto de lo que opina la unanimidad que se manifiesta, porque este debate enriquece y nos puede servir para hacer las cosas mejor. A eso apuntamos.

EC - Ustedes están proponiendo un debate electrónico, incluso, dentro del sitio web que han creado.

OPI - Ofrecemos ese debate electrónico en nuestro sitio web, pero... ¡hay tantas maneras de debatir, de encontrarse, de comentar...! No creo que sea una buena cosa rehusar el debate, nos hace falta debate, los líderes políticos tienen que debatir, es bueno que lo hagan, que estén en contacto con la gente diciendo "Yo pienso esto", escuchando la razón del otro y enfrentándose. Tal vez electoralmente no convenga ese desgaste, pero es parte de los sacrificios que -en nuestra modestísima opinión- el liderazgo político tiene que hacer: encontrarse, discutir, escuchar. Creo que es eso lo que nos está haciendo falta.

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Transcripción: María Lila Ltaif Curbelo
Edición: Jorge García Ramón






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