02.11.2001

 



Los derechos humanos en Uruguay vistos desde el Norte

"En estos días Estados Unidos va a desclasificar 15.000 documentos sobre la guerra sucia, y algunos van a ser relevantes para la Comisión para la Paz". Pero "si no se empieza a buscar caminos de solución económica para nuestros países, la situación será muy grave y podrá desembocar en conflictos sociales y políticos". Reverendos Joe Eldridge y Oscar Bolioli del Consejo Nacional de Iglesias de EEUU, "el Vaticano del protestantismo".


EN PERSPECTIVA
Viernes 02.11.01, 09.05.


EMILIANO COTELO:
En estos días se encuentra en Montevideo una delegación del Consejo Nacional de Iglesias (CNI), una organización estadounidense que se ha encargado históricamente de monitorear la situación de los derechos humanos en América latina. Como parte de una gira por el Cono Sur la escala en Uruguay es de dos días, durante los cuales se propone informarse y apoyar la búsqueda de la verdad y la afirmación de los derechos humanos en nuestro país, según han dicho.

Nos proponemos conocer más acerca de los motivos y los objetivos de esta visita, y también algunas de las impresiones que ya han recogido. Para ello están con nosotros esta mañana los reverendos Joe Eldridge y Oscar Bolioli, integrantes de la delegación.

Eldridge es fundador y actual fundador de Washington Office on Latin America (WOLA), una organización que desde principios de los años 70 se ha encargado de seguir la situación de los derechos humanos en nuestro continente y de hacer lobby ante el Congreso para promover acciones de Estados Unidos a favor del respeto de los derechos humanos.

Y el reverendo Oscar Bolioli, uruguayo, es secretario general asociado para Asuntos Internacionales del National Council of the Churches of Christ; antes se desempeñó como director para América latina y el Caribe. Bolioli, ¿desde cuándo vive usted en Estados Unidos.

OSCAR BOLIOLI:
Desde 1979.

EC - ¿Qué actividad desarrollaba aquí antes de irse?

OB - Era pastor de la Iglesia Metodista. Mi último cargo fue de presidente, que es el equivalente a obispo.

EC - ¿Por qué se fue?

OB - Vamos a recordar que en aquel momento se vivía años muy tensos: la Iglesia Metodista había tomado una posición muy clara en defensa de los presos políticos de sus familiares y los derechos humanos, lo que equivalió a que hubiera mucha presión sobre nuestra Iglesia. En cierto momento se quiso identificar la presión a consecuencia de mi actuación en la Iglesia, y al término de mi mandato convinimos en que era mejor dejar a un nuevo liderato el trabajo y fui a estudiar a Estados Unidos.

EC - Comencemos por ubicar al CNI. Reverendo Eldridge, ¿qué es exactamente?

JOE ELDRIDGE:
El CNI está compuesto por 36 comuniones o denominaciones, distintas iglesias en Estados Unidos que abarcan a unos 50 millones de personas. Entre la membresía hay iglesias de toda índole: pentecostales, evangélicas, todas protestantes, por supuesto, y también hay como seis iglesias negras, de modo que es el Vaticano del protestantismo en Estados Unidos. Tiene sede en Ohio y una oficina en Washington que hace lobby en cuanto a los valores y las posiciones políticas que toma el CNI.

Hay que decir que el CNI jugó un papel protagonista en cuanto a la lucha por los derechos civiles en Estados Unidos, está realmente al frente de la batalla. Ahora el presidente del CNI es Andrew John, amigo del doctor Martin Luther King. Jugó un papel clave en toda la lucha en Estados Unidos y durante el conflicto de Vietnam, tratando de buscar una solución pacífica durante ese período de la historia de Estados Unidos.

También quisiera enfatizar que no es nada nuevo: el CNI estuvo presente durante la dictadura en Uruguay, haciendo llegar información y haciendo lobby ante el Departamento de Estado y la Casa Blanca para que Estados Unidos tomara una posición contraria. El papel histórico de Estados Unidos en el Cono Sur ha sido en cierto modo problemático, porque no ha estado siempre a favor de los derechos humanos, a favor de la democracia; al contrario en algunos momentos.

EC - ¿En esta oportunidad qué los trae a Uruguay?

OB - Dos años atrás tuvimos una delegación similar, era la época preelectoral tanto en Chile como en Argentina y Uruguay. La idea era ayudar en cada uno de los países en la conversación con los candidatos de las diferentes fracciones sobre el tema de la solución de esta herida que todavía existe en los tres países, de los desaparecidos, de los niños raptados.

EC - El tema básico de preocupación era los desaparecidos.

OB - Los desaparecidos y los niños a los que se ha cambiado la identidad.

EC - Recuerdo que en la visita de 1999 tuvo repercusión importante la audiencia que mantuvieron con el doctor Jorge Batlle, aún no presidente.

OB - Fue un diálogo muy interesante en términos de hacerle entender nuestra preocupación, si él accedía al gobierno, en cuanto a que este tema fuera asumido políticamente por el gobierno. Porque se puede discutir el tema, se puede tener intereses, pero a no ser que el Estado asuma cierto rol es muy difícil resolverlo.

EC - En esa ocasión obtuvieron la impresión de que eso era factible: el propio doctor Batlle después confirmó que había abierto una puerta a esa alternativa.

OB - Sí, fue muy interesante. Ayer, conversando con el doctor Ramela, delegado del presidente Batlle en la Comisión para la Paz, dos veces insistió en que el presidente, quien no iba a poder entrevistarse con nosotros, nos mandaba sus saludos y nos trasmitía que recordaba esa reunión. Aquella fue una reunión muy intensa en términos de la conversación, pero muy prolija en términos de la gentileza del doctor Batlle. Al final de esa reunión dijo que si accedía a la Presidencia iba a utilizar canales propios para discutir el tema. Fuimos gratamente sorprendidos por su discurso inaugural, ya que uno de los primeros temas que planteó fue crear ese "estado del alma" para el país.

EC - Con ese antecedente del año 1999, ¿qué se proponen hoy, dos años después, con estos dos días en Uruguay?

OB - No hemos venido a revisar la agenda -no somos inspectores-, pero en esos dos años se han producido hechos muy grandes en los tres países. Cuando estuvimos en 1999 Pinochet estaba preso en Londres; se ha creado toda una nueva situación, incluso jurídica, en torno al tema Pinochet en Chile.

En Argentina otra vez han sido detenidos los generales Videla, Massera y otros después de haber sido perdonados.

Aquí se crea por primera vez una Comisión para la Paz. Nos parecía que había elementos fundamentales, nuevos, que era importante conocer de primera mano para ver en qué forma podemos seguir asistiendo, apoyando este proceso.

EC - Ese es un punto importante a aclarar, a propósito de la tarea que ustedes desarrollan. Algunos de nuestros oyentes pueden preguntarse qué autoridad o qué papel tiene para cumplir el CNI de Estados Unidos en el monitoreo de los derechos humanos en un país que no es Estados Unidos. ¿Qué responden ustedes a ese eventual cuestionamiento?

OB - Hay dos elementos. Primero, la Iglesia no tiene fronteras políticas; la Iglesia es universal, no podemos decir que hay una Iglesia uruguaya y una Iglesia norteamericana. Hemos venido aquí no a instancias nuestras sino invitados por las iglesias, por grupos de derechos humanos, por ONG ecuménicas. Ellos tienen el mismo derecho; hace poco, cuando los incidentes del 11 de setiembre, tuvimos una delegación de iglesias centroamericanas que fueron a Estados Unidos; esta semana va una delegación del Consejo Mundial de Iglesias, con iglesias europeas, de Indonesia, de Sudáfrica, con el mismo propósito; hay una interrelación.

El segundo elemento es que, como lo dijo Joe anteriormente, hay en esta geopolítica en la que vivimos una gran presencia del gobierno estadounidense. Entonces es muy importante todo lo que podamos hacer para que exista otra opinión sobre los hechos, es muy importante que vengamos y hablemos, porque una cosa es escribir y otra haber estado, haber conversado con los protagonistas y poder informar en función de corregir y ayudar a que las políticas de Estados Unidos sean más apropiadas para la situación.

EC - ¿Se supone que de alguna manera la actividad que ustedes desarrollan, recorriendo y recopilando información en un país como Uruguay, puede llegar a tener después su efecto en las políticas del gobierno de Estados Unidos hacia un país como Uruguay?

JE - A mi parecer la política de Estados Unidos frente a los gobiernos latinoamericanos en el Cono Sur es correcta. Creo que ha cambiado totalmente después del término de la "guerra fría"; ha cambiado la política hacia América Latina. Ahora Estados Unidos está buscando aliados para la lucha contra el terrorismo; me preocupa un poco que en esa búsqueda de nuevos aliados pueda someter a otros países; preocupación por los derechos humanos, fortalecer la democracia y los valores esenciales. Es posible que en esa búsqueda de nuevos aliados sacrifique alguno de estos valores, con el presidente Putin de Rusia, con Jiang Zemin de China, con el mismo Musharraf en Pakistán... Me preocupa un poco este hecho.

Respondiendo a la otra pregunta, los derechos humanos son universales. Hablamos de la globalización de la economía. Creo que es importante que hablemos de la globalización del estado de Derecho y la necesidad de defender los derechos humanos. Mary Robinson, que estuvo aquí hace poco, enfatizó el mismo punto. No son valores de Estados Unidos: son valores universales, y por lo tanto de Uruguay. Uruguay está comprando productos de todo el mundo y vendiendo sus productos a todo el mundo, es parte del mundo comercial y viene aquí gente de negocios de todos los países del mundo; entonces también corresponde que vengamos a tratar el asunto de los derechos humanos y la democracia.

***

EC - Vayamos a lo que han recogido como información en estas horas; ¿Hasta cuándo se quedan?

OB - Nos vamos esta noche.

EC - ¿Con quiénes se han reunido? Con la Comisión para la Paz, por ejemplo.

OB - Primero con los familiares de los desaparecidos, porque nos parecía que era el primer punto escuchar de ellos cómo ven la situación. Luego nos reunimos con la Comisión para la Paz. Esta tarde lo haremos con representantes de las diferentes iglesias de Uruguay; y antes nos hemos reunido con el ingeniero Brovetto, vicepresidente del Frente Amplio y con distintas personas, a veces en conversaciones más particulares.

EC - ¿Cuáles son las principales conclusiones que se llevan de esta visita?

OB - Fundamentalmente vemos un cambio muy positivo de clima. Sé que la Comisión para la Paz ha sido criticada en algunos rincones, que la gente esperaba más resultados en menos tiempo. Primero hay que tomar en cuenta la brevedad del tiempo en que ha funcionado, segundo la precariedad en que ha funcionado, en términos de que no tiene a disposición todos los datos necesarios. Hay datos que no han podido alcanzar en la dinámica que se vive todavía de la post-situación de conflicto de los años 60 y 70, pero nos parece que hay por lo menos un cuerpo creíble, que ha trabajado intensamente, que ya ha tenido cinco prórrogas para buscar más y nos ha planteado que va a pedir más prórrogas porque todavía quedan muchos casos. Cuando uno compara con otros países, el número de casos identificados es alto.

EC - Sobre todo si se lo mide proporcionalmente.

OB - Exacto. Lo otro es que en la Comisión para la Paz ya hemos visto esbozos de preocupación por mecanismos más permanentes. Por ejemplo Uruguay, no tiene un ombudsman, una persona independiente sobre derechos humanos. Esa puede ser una salida; no se habló en esos términos precisos, pero está la preocupación de crear mecanismos para que haya una especie de contralor de posibles abusos en el futuro, y buscar que lo que pasó no se repita.

No nos corresponde decidir los caminos por los cuales se solucione la discusión entre el Estado y los familiares, le corresponde al Estado; hemos tratado de alentar a las dos partes a buscar soluciones, pero el mecanismo o el cómo es cosa de los uruguayos.

EC - ¿Qué dice usted, reverendo Eldridge?

JE - Estamos muy entusiasmados con el trabajo de la Comisión, estamos muy animados.

EC - Usted pone mucho énfasis en esa afirmación.

JE - Sí, creo que es un paso muy importante para este país, un paso muy positivo en la búsqueda de la verdad. Creo que vale la pena mencionar que en estos días Estados Unidos va a desclasificar 15.000 documentos, la mayoría sobre la guerra sucia en Argentina, pero creo que algunos de ellos van a ser relevantes para el trabajo de la Comisión para la Paz.

EC - Porque tendrán que ver, por ejemplo, con el Plan Cóndor y con los uruguayos desaparecidos en Argentina.

JE - Claro. Creo que va a ser importante: hay que felicitar a Estados Unidos por hacerlo. Incluso habrá una respuesta al pedido de proceso jurídico que se está siguiendo en Argentina y por algunos senadores en Estados Unidos, o sea que va a responder a la presión del Cono Sur y Estados Unidos. Hay que felicitar a Estados Unidos por esta iniciativa.

EC - ¿Cuándo se produce esa desclasificación?

JE - Muy pronto, en estos días, quizás la próxima semana. En Chile hace un par de año desclasificaron un montón de documentos que mostraban parte del papel de Estados Unidos en el trágico golpe de Estado.

EC - Para el trabajo de la Comisión para la Paz de nuestro país, seguramente sería muy conveniente que se desclasificara más información, aquella más específicamente relacionada con Uruguay. ¿Qué sabe usted a propósito de esto? ¿La Comisión en particular hizo algún énfasis en esto en la reunión que tuvieron?

JE - Sí: nos confirmaron que habían solicitado a Estados Unidos documentos que los puedan ayudar en sus investigaciones.

EC - A su vez ustedes, cuando lleguen a Estados Unidos, ¿van a tomar esa inquietud, va a ser parte de las gestiones que desarrollen en su país a partir de la visita?

OB - Sí, claro. Esta mañana hemos discutido múltiples opciones. El CNI tiene su asamblea anual dentro de dos semanas; habrá un informe en esa asamblea anual, todas las iglesias van a ser informadas de los resultado. La otra es conversar con el Departamento de Estado sobre lo que hemos encontrado e incentivar esta respuesta.

Pero hubo un hecho muy interesante en esta gira: el tema empieza a modificarse, fue muy claro en Argentina y hay algunos esbozos aquí en Uruguay. Lo resumo en una sola frase que escuchamos en Argentina: ya no somos muertos por las balas, el hambre mata más gente que la represión.

EC - ¿Entonces? ¿Qué implica eso en cuanto al trabajo en materia de derechos humanos?

OB - Implica que, en el caso de algunos países de esta zona y de otros de América Latina, tenemos que encontrar caminos en que empecemos a discutir en cuanto a que hay ciertas políticas económicas hacia nuestros países en el sur que tienen que ser revisadas.

Si no se empieza a buscar caminos de solución económica para nuestros países la situación que vendrá va a ser muy grave y podrá desembocar en conflictos sociales y políticos.

EC - De nuevo: la conversación con ustedes me recuerda a los planteos de Mary Robinson, la alta comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos en sus planteos durante su estadía aquí en Uruguay hace muy poco. Ella también habló de ese nuevo enfoque de los derechos humanos. En el trabajo del CNI ¿qué va a implicar esto, sobre todo en relación a los países de América Latina?

OB - Primero hay una satisfacción en cuanto a que lo que está ocurriendo es positivo, estamos saliendo adelante en algunos aspectos.

Segundo, tendremos que revisar los énfasis sobre la lucha por los derechos humanos en América Latina, que está entrando en una etapa muy diferente.

Tercero, tenemos que ser muy claros y muy conscientes de que en estos procesos no es cuestión de esperar resultados inmediatos: tenemos que acompañar los procesos de discusión interna en los países, tener paciencia. Es muy fácil venir, hacer un informe y olvidarse. Lo fundamental es no olvidarse, seguir acompañando esos reclamos que siguen viniendo de la región y ver cómo se los puede acompañar de la mejor manera: influencia política, recursos de proyectos... No sé: habrá que evaluarlos cada vez que ocurran.

EC - ¿Qué es esto de recursos de proyectos?

OB - El CNI no se dedica solamente a los derechos humanos. Hay todo un trabajo religioso, de coparticipación, todo un trabajo humanitario de ayuda con proyectos de desarrollo, humanitario en términos de medicina... Es buscar que lo que nosotros llamamos el evangelio se vuelva un evangelio total, no solamente religioso, que acompaña al hombre en todas sus necesidades.

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Transcripción: María Lila Ltaif Curbelo
Edición: Jorge García Ramón






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