El paquete económico argentino
en manos de los gobernadores provinciales
Eduardo van
der Kooy, editorialista principal del diario Clarín de Buenos
Aires.
EN PERSPECTIVA
Lunes 05.11.01, 08.12.
EMILIANO COTELO:
En Uruguay hoy es feriado, pero en la República Argentina
no. Y la jornada de hoy, lunes, sumada a la de ayer y a la del sábado,
parece ser clave en estos pocos días de plazo que tiene aparentemente
el gobierno encabezado por el presidente Fernando de la Rúa
para llegar a un acuerdo con los gobernadores de las provincias.
Ese es un aspecto clave que, según destacan varios análisis
de prensa en estas horas en Buenos Aires, el presidente De la Rúa
tiene que llevar en su maleta para las reuniones con el Tesoro de
Estados Unidos, con el propio presidente George Bush y con el Fondo
Monetario Internacional (FMI), que piensa sostener en Estados Unidos
a partir del próximo jueves.
Vamos a dialogar
con Eduardo
van der Kooy, editorialista principal del diario Clarín
de Buenos Aires.
¿Cómo
resume usted la reacción de la sociedad argentina, y en particular
de los sectores políticos y empresariales ante el paquete
anunciado el jueves de noche?
EDUARDO VAN
DER KOOY:
Todavía no hay reacción por parte de la sociedad,
diría que hay un estado de espera, de expectativa. Creo que
la reacción se va a poder empezar a medir a partir de hoy.
Algunos termómetros señalan la temperatura de esa
reacción, y uno de ellos es el movimiento de los depósitos,
que tuvo algunos movimientos de salida la semana pasada, en los
niveles de grandes ahorristas, no pequeños y medianos. Ese
es un termómetro.
EC - La bolsa
reaccionó mal el viernes.
EK - Sí,
pero con un volumen de negocios muy pequeño.
EC - Y el riesgo
país volvió a subir.
EK - Sí.
Le diría que en verdad la primera interpretación externa
que se hizo del paquete económico fue la de una virtual cesación
de pagos a nivel mercado, no a nivel de organismos de crédito
ni de gobiernos de países. El viernes hubo dos comunicados
importantes en términos de respaldo político, del
FMI y del Grupo de los Siete, lo que marca la diferencia que han
tenido los mercados externos respecto de lo que son los Estados
políticos frente al paquete.
EC - Dentro
del sector empresarial argentino hubo como una división.
EK - Dentro
del sector empresario, al menos todo lo que uno identifica como
los sectores productivos, hubo una reacción favorable. Cauta,
pero de tendencia nítidamente favorable.
EC - Por ejemplo,
en la Unión Industrial Argentina.
EK - Efectivamente.
Y en cuanto a los sectores políticos, diría que en
general hubo un arco de aceptación inicial al paquete; desde
sectores del peronismo (como el ex gobernador Eduardo Duhalde),
hasta sectores del propio Frepaso que han quedado todavía
dentro de la Alianza, y del Radicalismo, que sacó un comunicado
con la firma del doctor Raúl Alfonsín.
EC - Las reacciones
negativas o de reticencia han venido por el lado del sistema financiero
argentino y de las administradoras de fondos de previsión
social, AFJP.
EK - Sí:
en general, el sistema financiero, el sistema bancario y las AFJP
han recibido el paquete con mucha frialdad. Es comprensible, teniendo
en cuenta que algunas medidas apuntas directamente a ese sector.
De alguna manera
me parece que las divisiones han quedado muy claras: más
allá de matices y entusiasmos para apoyar, el único
sector que refleja una posición abiertamente crítica
al nuevo plan es el financiero.
EC - Un sector
clave, en la medida en que se está tratando de que exista
una reestructura voluntaria de la deuda. Las AFJP son tenedoras
de buena parte de los papeles.
EK - Sin duda
que es un sector clave. El gobierno también lo ha entendido
así, a tal punto que se supone que esta semana, amén
del viaje que tiene previsto para fines de la semana el presidente
De la Rúa, el gobierno enviará un representante del
Ministerio de Economía -que probablemente sea el propio Daniel
Márquez, el secretario de Hacienda- a los principales bancos
del mundo, sobre todo a las casas matrices, para intentar explicar
un paquete que externamente, en principio, al margen de la reacción
de los mercados, también fue leído con muchas dudas.
Eso de alguna manera puede haber incidido en esa reacción
inicial desfavorable y en el reflejo que tuvieron en la prensa europea
o estadounidense, que también fue muy desfavorable.
EC - Yendo al
plano político, parecería que ahora hay un elemento
esencial: que el Poder Ejecutivo termine de acordar con los gobernadores.
EK - Sí...
EC - ¿Qué
validez tiene el acuerdo, qué validez tiene el paquete por
lo menos desde la iniciativa del gobierno? Porque falta la respuesta
de los acreedores de la República Argentina al planteo de
reformulación voluntaria de la deuda bajando la tasa 7%.
Desde el punto de vista del ofrecimiento que hace el gobierno argentino
¿qué validez tiene el paquete si los gobernadores
no participan de él?
EK - El acuerdo
con los gobernadores ya fue puesto como una condición innegociable
por parte de los organismos acreedores. Durante el fin de semana
hubo una expresión muy clara en ese sentido del FMI y de
sectores del poder económico local; también en la
dirección de alentar rápidamente un acuerdo de la
Nación con las provincias.
Creo que ese
acuerdo tiene dos facetas. Por un lado, indudablemente tiene que
ver con la necesidad de cerrar el paquete. Se le da tanta importancia
porque -amén de lo que significa en términos de política
interna la posibilidad de que haya un acuerdo, y de que los gobernadores
oficialistas y de oposición finalmente sean un poco el soporte
de la nueva política económica- también tiene
que ver con la posibilidad de que ese acuerdo permita la ayuda de
organismos internacionales o el anticipo de ayuda de organismos
internacionales para hacer más viable la reestructuración
de la deuda que propone Argentina. Por eso, ese acuerdo se ha transformado
en una suerte de llave maestra para la política interna,
pero también para el objetivo externo de la reestructuración
de la deuda que plantea el plan Cavallo.
EC - En síntesis
¿qué es lo que todavía no se ha logrado acordar
entre el Poder Ejecutivo y las provincias?
EK - Básicamente
la diferencia radica en que los gobernadores aspiran a que se liquide
en efectivo, y no en bonos, por lo menos la mitad de la deuda por
coparticipación que la Nación tiene con las provincias.
Es un mecanismo
un poco complejo, que probablemente no sea tan fácil de comprender
para ustedes; tampoco lo es para nosotros, pero siempre las cosas
se hacen más difíciles de comprender. Se ha emitido
un bono con el cual el Estado paga una deuda de 700 millones a las
provincias; pero las provincias pretenden que 76% de esos bonos
sea rescatado por el propio Estado, sea comprado por el propio Estado
y luego devuelto en dinero cash, dinero efectivo. La objeción
es que, a juicio del gobierno y de los organismos acreedores, la
compra por el Estado de un bono de estas características
afectaría la base monetaria en pesos que sostiene la convertibilidad.
De allí la objeción que plantean tanto el gobierno
como los organismos acreedores, y es ése el punto más
conflictivo que queda por resolver todavía en el acuerdo
entre la Nación y las provincias.
EC - Viejo problema,
porque en estas dificultades que atraviesa la República Argentina
en los últimos meses siempre ha estado latente la cuestión
de las finanzas de las provincias. ¿A usted le parece que,
en estos tres días que se considera clave, el presidente
De la Rúa logrará ese entendimiento?
EK - Me parece
que es perentorio, y creo que hay en juego o sobrevuela una presión
en términos políticos muy fuerte sobre los gobernadores.
Entiendo que los gobernadores no pueden, no tienen margen político
ni social para transformarse hipotéticamente, de no firmar
un acuerdo, en aquellos que seguramente van a ayudar a que este
plan no tenga posibilidades de salir adelante. Por lo menos va a
ser visto así: no digo que sea la razón, pero en este
momento los gobernadores han quedado solitos en el escenario como
los hombres que deciden a favor o en contra que este plan pueda
tener alguna chance.
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Transcripción: María Lila Ltaif Curbelo
Edición: Jorge García Ramón
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