08.11.2001

 



Un uruguayo en la ayuda humanitaria de las Naciones Unidas a la población afgana

Ingeniero Jorge Camaño, encargado de logística del Programa Mundial de Alimentos (PMA) de ONU en la ciudad de Mashad, en Irán, a 200 quilómetros de la frontera. 100 quilómetros hacia adentro de Afganistán está Herat, una de las ciudades más bombardeadas. Los destinatarios son medio millón de desplazados internos, gente de los alrededores que ha ido hacia la ciudad, más los habitantes de la ciudad de Herat. Todas estas personas fueron declaradas vulnerables".


EN PERSPECTIVA
Jueves 08.11.01, 09.10.


EMILIANO COTELO:
Cuando se cumple un mes de bombardeos prácticamente ininterrumpidos sobre Afganistán, el presidente de Francia, Jacques Chirac, ha pedido a la Organización de Naciones Unidas que convoque a una conferencia de prensa internacional sobre la crisis humanitaria que padece el pueblo de Afganistán. En la sede de la ONU en Nueva York, Chirac señaló que hizo esa sugerencia al secretario general de la organización, Kofi Annan, quien accedió a su pedido. El punto principal de la conferencia sería la búsqueda de la logística necesaria para que la ayuda llegue a Afganistán. Chirac recalcó que el dinero no era el problema principal y añadió que hacía falta organización y empuje. La conferencia reuniría a los países donantes, representantes de las naciones vecinas de Afganistán y organizaciones no gubernamentales.

La ONU calcula que dentro de Afganistán hay cerca de cinco millones de personas que necesitan ayuda inmediata. Unos 100 mil niños pueden morir este año si la ayuda no llega pronto. No olvidemos que decenas de miles de refugiados intentan entrar a los países vecinos pero éstos han cerrado sus fronteras.

Hoy les proponemos detenernos en ese ángulo de la situación que vive Afganistán: el problema humanitario. Y dentro de ese capítulo vamos a concentrarnos no en los refugiados que han logrado salir del país sino en los que permanecen dentro del territorio enfrentando el hambre, las enfermedades, la desnutrición y la muerte.

Estamos en contacto con Irán, donde se encuentra el uruguayo Jorge Camaño, que es ingeniero, ha trabajado en diversos programas de Naciones Unidas en los últimos años y que desde hace tres semanas es encargado de logística del Programa Mundial de Alimentos (PMA) de ONU en la ciudad de Mashad, en Irán, a unos 200 quilómetros de la frontera con Afganistán.

Vamos a explicar brevemente qué es el PMA de la ONU.

JORGE CAMAÑO:
La ONU tiene distintas agencias especializadas en distintos programas; el PMA es de alguna manera el que se dedica a dar asistencia alimentaria en todas partes del mundo, fundamentalmente donde hay conflictos armados o a posteriori de algún desastre natural, donde la población local no tiene medios para acceder a fuentes de alimentación propia porque no tiene cosechas, ha perdido los animales y no tienen ningún otro recurso para conseguir alimentos.

Luego hay otras agencias, como Unicef que se encarga de la niñez necesitada, el Alto Comisionado de Refugiados que es la agencia que se ocupa de los campos de refugiados y desplazados; de modo que cada uno tiene un rol en este gran sistema.

EC - En el caso en el que tú estás trabajando, el de los afganos que tienen necesidades de alimentación dentro del territorio de Afganistán, ¿cómo se elige a los destinatarios de la ayuda?

JC - En este momento en particular estamos trabajando en la ciudad de Mashad, a 200 quilómetros de la frontera; y a 100 quilómetros hacia adentro de Afganistán está la ciudad de Herat, que se ha vuelto famosa en las últimas semanas porque es una de las que han sido más bombardeadas. No se trata de refugiados sino de lo que se llama desplazados internos, gente de los alrededores que ha ido hacia la ciudad, más los habitantes de la ciudad de Herat, que hacen una cifra cercana a las 500 mil o 600 mil personas, todas ellas declaradas vulnerables en este momento: hay que atenderlas de alguna manera.

EC - ¿La parte del programa en la que tú trabajas suministra alimentos sólo en esa zona de Afganistán? ¿Qué pasa con el resto del territorio?

JC - Desde mi zona, de la suboficina del PMA en Mashad, estamos encargados de la zona oeste y norte de Afganistán. No sólo nosotros, sino también otra gente que está trabajando en los países limítrofes -Turkmenistán y demás-. Nosotros trabajamos en coordinación con los funcionarios locales que quedaron dentro de Afganistán. Enseguida del 11 de setiembre, Naciones Unidas retiró a los funcionarios internacionales que estaban dentro de Afganistán pero esas oficinas quedaron a cargo de funcionarios nacionales. En general, en las ciudades grandes las oficinas siguen funcionando, y apoyándonos en esos funcionarios locales enviamos la comida para que, a partir de allí, se haga la distribución entre la gente que tiene derecho a ella, que en este momento te diría que es casi toda.

EC - Por lo que señalas, hay varios canales a través de los cuales enviar ayuda.

JC - Hay varios canales, varios corredores de transporte, muchos desde Pakistán, otros desde Irán y otros desde los países del norte: Turkmenistán, Uzbekistán y otros.

EC - ¿Qué tipos de alimentos se envían a esa gente?

JC - En este momento se está enviando alimentos secos -harina de trigo, cereales, lentejas, leche en polvo- que se da a los jefes de familia, son entregas a las familias para que ellas cocinen en sus casas. La idea es que esa gente de alguna manera no fluya como refugiada a la frontera, donde como bien dijiste no la dejan pasar y la situación en los campos de refugiados puede ser bastante peor, sino que de alguna manera quede en su lugar de origen haciendo una vida lo más normal posible en las condiciones en la que está.

EC - ¿Qué saben ustedes a propósito de las condiciones en las que vive esa gente hoy? Tú aclarabas que ustedes no están entrando al territorio de Afganistán, que reciben información directamente, pero ¿cuál es la coyuntura?

JC - La información es muy fragmentada, nos comunicamos por radio en forma regular con los funcionarios locales pero con la presencia de un militar talibán en forma permanente. Lo que se recaba, entonces, es información específica: si determinado convoy con alimentos llegó, si la comida se distribuyó, ese tipo de cosas. Pero no información respecto a bombardeos, a qué afectaron... Ese tipo de información extralaboral está absolutamente prohibida hacia afuera.

EC - Pero ¿qué se sabe desde el punto de vista alimentario? ¿Qué indicadores tienen ustedes de la gravedad del asunto?

JC - La situación es evidentemente grave, pero los recursos existen. Estamos trabajando sobre la marcha, esto se está instalando, hace tres o cuatro semanas que estamos abriendo esta oficina y empezando a trabajar. Lo mismo ocurre en los demás países alrededor, porque hasta el 11 de setiembre se trabajaba desde dentro de Afganistán. El problema de ese país es muy viejo para Naciones Unidas: hace 20 años que Afganistán está en guerra; antes del 11 de setiembre, antes de que la atención mundial se concentrara allí, era un gran problema para Naciones Unidas y para los países vecinos. Ahora ha tomado más dimensión mediática, pero no es nada nuevo para el sistema. Es bastante probable que a las ciudades importantes de Afganistán, que están todas alrededor del macizo montañoso, se pueda hacer llegar comida suficiente como para que la gente al menos en ese sentido no pase una desgracia. Evidentemente hoy es ya casi imposible acceder a la parte montañosa y habrá que buscar la manera -a través de aviones o helicópteros-, una vez que las condiciones de seguridad lo permitan, de abastecer a la gente que se haya quedado ahí, que no se haya desplazado a las zonas bajas. En este momento es inimaginable mandar avión alguno con ayuda alimentaria.

EC - Eso iba a preguntar: ¿por qué no utilizan las vías aéreas de transporte?

JC - En este momento no es posible: no hay condiciones de seguridad para hacerlo. Hasta ahora se está pudiendo trabajar al interior de Afganistán, entonces los convoyes con comida y otro tipo de ayuda -frazadas, tiendas de campaña, etcétera- están llegando al interior, por lo menos a las ciudades más importantes: Kabul, Herat, Masar el Sharif y otras alrededor del gran macizo montañoso.

EC - Tú destacabas que el problema humanitario en Afganistán es viejo. Tengo aquí declaraciones de Mary Robinson, la alta comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, que hace poco comentaba que "en Afganistán ha habido tres años de hambruna, conflictos internos y ahora los ataques militares". Otros despachos subrayaron que Afganistán ya venía con problemas debido a la sequía que se ha dado en los últimos tres años y a los problemas originados por años de guerra civil.

JC - Hace tres años que hay sequía en esta región.

EC - Mi pregunta es: ¿qué es lo que ha cambiado después del 11 de setiembre, sobre todo tras el comienzo de los bombardeos sobre Afganistán?

JC - Lo que ha cambiado fundamentalmente es que hay más atención mediática a este tema y que hay más apoyo de los países grandes. Ahora hay más recursos, han ofrecido alimentos de todo tipo: conseguís los elementos para trabajar, que probablemente antes no estaban... No te puedo decir cómo era la situación un año atrás, pero ahora hay más recursos para trabajar.

EC - ¿En qué consiste concretamente tu trabajo?

JC - Consiste en abrir un par de corredores de transporte que hasta ahora no habían sido usados: el camino directo de Masad a Herat y un camino por vía férrea desde Masad hacia Turkmenistán, y desde allí bajando de norte a sur hacia la ciudad de Masar el Sharic. Es un trabajo logístico: tenés que contratar transportistas y depósitos... Tenemos enormes discusiones, un enorme trabajo con la burocracia iraní: hay que solucionar problemas de aduana, de importación de productos, etcétera. Se trata de armar una operación logística muy grande porque estamos hablando de cientos de miles de toneladas de alimentos.

EC - ¿Cuáles son las principales dificultades para hacer este trabajo ahora, en un contexto de guerra?

JC - Las principales dificultades son dentro de Afganistán: tener información confiable, porque la gente que quedó adentro es muy poca y está en condiciones muy sacrificadas. Entonces, más allá de que tú estés en condiciones de hacer envíos regulares y demás, tenés que tener algún grado de información de cómo está llegando esa comida y cómo está siendo distribuida. Eso es lo más difícil de conseguir en este momento: el monitoreo de lo que está pasando una vez que cruzaste la frontera y enviaste la ayuda humanitaria.

EC - Más allá de esos detalles, apuntaba al planteo del presidente de Francia, Jacques Chirac, solicitando una conferencia internacional sobre esa crisis humanitaria cuando dijo que el punto principal de esa conferencia sería la búsqueda de la logística necesaria para que la ayuda llegue a destino.

JC - No sé qué tiene Chirac en la cabeza, pero en particular aquí, en Irán, que es un país bastante desarrollado desde ese punto de vista; los elementos logísticos están todos. No es un tema de necesidad de apoyo logístico: tenés todos los elementos para conseguir un flujo constante e importante de alimentos o de otro tipo de ayuda hacia Afganistán. Lo que necesitas es la posibilidad de trabajar dentro del país. Si la lucha continúa y las ciudades son atacadas perdés el control en absoluto, perdés el control de los depósitos y de la distribución de los productos. Hoy se puede trabajar en las ciudades; el tema es qué va a pasar en el futuro. No te lo sé decir.

EC - Tú mencionabas por qué este programa de Naciones Unidas no está utilizando aviones o helicópteros para hacer llegar los alimentos; pero paralelamente ha sido ampliamente informado que Estados Unidos, además de los bombardeos, utiliza sus aviones para lanzar alimentos. ¿Qué relaciones tienen esos alimentos con los de Naciones Unidas, qué coordinación hay?

JC - Ninguna; no tenemos elemento alguno para saber qué cantidad de productos se distribuyó de esa manera ni dónde. Tampoco es la manera: una ayuda humanitaria tiene que tener una continuidad, tenés que asegurar la llegada con un tiempo suficiente.

Pan para hoy, hambre para mañana. En los lugares de distribución tenés que tener por lo menos suficiente cantidad de comida como para varias semanas en adelante; de otro modo no le estás dando a esa población el servicio que merece y necesita.

EC - A propósito de todos estos operativos, ¿cómo incide el factor invierno, que parece que es muy crudo en Afganistán y se acerca ya?

JC - Incide en lo que te decía: en todo el macizo montañoso ya desde ahora no se puede mandar comida en camión, que es el medio más económico para transportar grandes cantidades.

EC - ¿Y de ahora en adelante?

JC - De ahora en adelante, si querés acceder a la parte montañosa tenés que hacerlo en avión, tirando comida con paracaídas; te podés imaginar que el costo de esa operación es infinitamente superior y que la capacidad que podés mover es muy poca.

EC - En la medida en que el invierno se consolide ¿qué pasa con las operaciones que habitualmente desarrollan ustedes?

JC - En general, a las ciudades grandes que están alrededor del macizo montañoso hay acceso durante todo el año.

EC - También durante el invierno.

JC - Obviamente es más difícil, se puede cortar por algunos días algún paso en particular, pero en general se llega.

***

EC - ¿Cómo se ve la guerra desde Irán, un país relevante en el mundo árabe?

JC - Como toda guerra, es una guerra mediática. Tengo las dos campanas, en la oficina tengo televisión satelital por la que recibo la BBC y la CNN, y cuando llego al hotel de noche veo los canales oficiales de la televisión iraní que recogen, a su vez, la única red que está presente en Afganistán, la red árabe.

Son dos guerras totalmente distintas. Lo que ves aquí, que es lo que la población ve y siente y sobre lo cual se expresa es en forma casi constante son muertes civiles, bombardeos de ciudades, de barrios, de casas de gente, son imágenes muy fuertes. Hay un sentimiento de solidaridad del pueblo iraní respecto a la situación de los afganos, hay una condena bastante masiva, casi unánime al tema de los bombardeos sobre Afganistán.

Eso no quiere decir que se apoye al gobierno talibán -en general el gobierno iraní tenía pésimas relaciones con los talibán- ni la actitud de Osama bin Laden: Irán fue uno de los primeros en condenarlo. Se condena tanto la acción terrorista de Bin Laden como -fuertemente- los bombardeos. Me refiero a la población (a nivel de gobierno, por supuesto); pero a nivel de la población hablo con la gente y no encontrás uno que comprenda esta situación.

EC - Eso en cuanto al análisis, a la opinión, a los sentimientos a propósito de lo que está ocurriendo en Afganistán, ¿pero cómo influye el hecho de que es fronterizo con el país que está en el centro de esta guerra? ¿En qué medida se siente en Irán las repercusiones de esta situación?

JC - Para Irán el problema afgano no es nuevo: aquí hay dos millones de afganos, ya sea como refugiados o como trabajadores clandestinos...

EC - Ya había antes dos millones de afganos.

JC - Había antes dos millones, y esa cantidad no se incrementó mucho. Te diría que en los últimos meses lo que se preveía que iba a ser una corrida de refugiados hacia la frontera no se dio: la gente se está quedando dentro de Afganistán, evidentemente evalúa que tampoco es una situación favorable estar fuera de fronteras, del lado de Afganistán en campos muy precarios. Dentro de Irán no se siente ningún cambio; no sentís que hay una guerra próxima salvo cuando en la noche ves en la televisión los informativos. En lo demás, es una vida completamente normal.

EC - En el plano absolutamente anecdótico y para terminar de situarnos, ¿cómo son estos días en Irán en materia de clima?

JC - Debería hacer frío pero no lo está haciendo, en particular donde yo estoy, donde me han dicho que los inviernos son particularmente crudos, todavía tenemos 20 grados, una temperatura extremadamente favorable. En cualquier momento se viene el frío muy fuerte, por ahora está bastante agradable.

Es una vida muy normal, extremadamente aburrida porque en el hotel no entiendo una palabra en la televisión estatal; además tampoco puedo leer (el alfabeto es todavía absolutamente incomprensible para mí). Se trabaja mucho y te aburrís bastante cuando no tenés que trabajar.

EC - ¿Por cuánto tiempo te toca ese destino?

JC - Yo estoy montando esta operación. En principio pienso estar en Uruguay a mediados de diciembre. No sé si luego tendré que volver: se verá.

EC - 43 años, ingeniero civil egresado de la Universidad de la República, especializado profesionalmente en temas de transporte y logística con trayectoria en varios programas de Naciones Unidas. ¿Cómo vino tu vinculación con ese tipo de tareas en esa organización?

JC - Empecé a trabajar en 1993. Como siempre, a través de algún conocido que presenta tu currículum a las personas indicadas. Entonces empiezan los primeros contratos y después tú vas generando tu propia red de contactos. Luego quedás en bases de datos de consultores externos. En general estos programas trabajan con un staff bastante importante de gente permanente, y cuando hay desastres naturales muy grandes o guerras o conflictos apelan a consultores externos, como fue mi caso en ésta y otras oportunidades.

EC - ¿En qué países te ha tocado desempeñarte?

JC - En muchos; para esta gente del PMA trabajé en Mozambique -fue mi primer contrato- en 1993. Después fui gerente regional de un proyecto del PNUD en Africa y Asia, entonces trabajé en varios países de esos continentes, y luego tuve oportunidad de trabajar en Centroamérica, después del huracán Mitch, en el armado de proyectos de reconstrucción de infraestructura física en Honduras, país que había quedado muy destruido.

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Transcripción: María Lila Ltaif Curbelo
Edición: Jorge García Ramón






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