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Escalada en Oriente Medio
Ana Jerozolimski,
corresponsal en Jerusalén: Después de las represalias,
¿qué?
EN PERSPECTIVA
Martes 04.12.01, 08.08.
EMILIANO COTELO:
Israel calificó esta madrugada a la Autoridad Nacional Palestina
(ANP) como una organización que apoya el terrorismo, aunque
no hay unanimidad en el gobierno de Ariel Sharon. Pero el ministro
de Relaciones Exteriores, Shimon Peres, ha denunciado una maniobra
para derrocar a las autoridades que hoy gobiernan en Palestina.
Esta mañana, la aviación israelí ha vuelto
a bombardear los cuarteles de Yasser Arafat en Ramala y la franja
de Gaza, con aviones F-16. Ante la grave situación Jordania
ha convocado a una reunión de urgencia de la Liga Arabe.
Todo esto sucede a los atentados suicidas que se produjeron durante
el fin de semana en Israel, llevados adelante por comandos palestinos.
"Así
como Estados Unidos actúa en su valiente batalla contra el
terrorismo mundial bajo el valiente liderazgo del presidente George
Bush, así como actúa con toda su fuerza, así
actuaremos nosotros: con todos los recursos a nuestra disposición",
dijo ayer Ariel Sharon. En el discurso que pronunció a su
regreso de Washington para explicar las últimas acciones
militares de represalia y para hacer tomar conciencia a la población
israelí de que "el conflicto con los palestinos es una
guerra que se nos ha impuesto, que no será corta ni fácil",
reiteró la responsabilidad del presidente palestino Yasser
Arafat en la última ola de atentados en Israel. "Arafat
es responsable de todo lo que sucede aquí, él fue
quien escogió la estrategia del terror para obtener objetivos
políticos. Israel perseguirá a esos autores hasta
capturarlos. Si Arafat no puede hacerse responsable de los territorios
bajo su jurisdicción que deje el cargo a otro. Arafat es
el principal obstáculo a la paz en la región, lo hemos
visto en el pasado, en el presente y lo veremos en el futuro, pero
esta vez no le permitiremos que nos engañe". No reveló
el más mínimo detalle de las intenciones que estaba
manejando para combatir el terrorismo, pero los observadores ya
coincidían en que su dedo acusador se centraba en Arafat,
y lo interpretaban como una señal de que el régimen
de este último puede estar en peligro, no así la existencia
de la ANP. Este último punto ha generado discrepancias en
el seno del propio gobierno de Israel. Desde Jerusalén se
informa en estas horas que el ministro de Asuntos Exteriores, Shimon
Peres, criticó la decisión adoptada hace pocas horas
por el gobierno que preside Sharon, a la que se opuso. "Constituye
un intento de hacer colapsar, de hecho, a la ANP que preside Arafat.
Esa decisión del gobierno de Ariel Sharon de intensificar
las acciones de represalia constituye una manera de seguir apoyándose
únicamente en la fuerza, sin una esperanza política".
Estamos en contacto
con nuestra corresponsal en Israel, Ana Jerosolimsky. ¿Cómo
podemos resumir las últimas noticias? Los cables se acumulan
con episodios de último momento.
ANA JEROSOLIMSKY:
Lo último es una serie de informaciones que llegan de fuentes
palestinas, según las cuales dos palestinos miembros de los
servicios de seguridad en Cisjordania y un joven de 16 años,
un civil, habrían muerto en uno de los ataques israelíes.
Según los palestinos habría aproximadamente 100 heridos,
todos esto en una última ola de ataques israelíes
contra blancos palestinos. Recordemos que ayer comenzaron con los
ataques al helipuerto y los helicópteros de Yasser Arafat
en Gaza; luego a la central de la policía palestina en Jenin;
por la madrugada bulldozers destruyeron gran parte de la pista de
aterrizaje del aeropuerto palestino en la franja de Gaza; al sur
de la franja hubo incursiones en Tulkaren, Jenin, Ramala; en localidades
aledañas a Ramala hubo toma de posición dentro del
territorio autónomo palestino por parte del ejército
israelí. El barrio en el que vive Abumad, considerado el
número dos de Arafat en la OLP fue cercado. Hace aproximadamente
tres horas hubo un impacto directo de un misil israelí sobre
el Ministerio del Interior palestino en Ramala, muy cerca de los
cuarteles de Yasser Arafat. Aunque éste salió ileso
y no hubo un misil que golpeara directamente su edificio, el Ministerio
del Interior está pegado al cuartel de Yasser Arafat.
EC - ¿Qué
cambió este fin de semana con relación a la situación
de tensión y violencia que se vivía en los últimos
meses? Tenemos bien clara la gravedad de los atentados suicidas
que mataron a 25 personas entre el sábado y el domingo; tenemos
los datos a propósito de lo que ha sido la reacción
del primer ministro Ariel Sharon, afirmando que Israel resistirá
los ataques y prometiendo perseguir a los responsables. El primer
ministro dijo: "Se lanzó sobre nosotros una guerra terrorista;
si ustedes preguntan cuál es el objetivo de esta guerra les
diré que buscan exiliarnos de aquí, pero eso no sucederá".
Advirtió que Israel librará este conflicto con todos
los recursos a su alcance, llegando a comparar la operación
que se iniciaba con la guerra contra el terrorismo que ha desatado
Estados Unidos contra Osama bin Laden después de los atentados
del 11 de setiembre. Esto que pasó este fin de semana ¿es
el equivalente a los atentados del 11 de setiembre en Nueva York
y Washington? ¿Es comparable a la operación que ha
lanzado Estados Unidos sobre Afganistán, una guerra contra
un país que alberga a terroristas, incluso con la posibilidad
de hacer caer al gobierno de la ANP, a la que acusa de no haber
tomado acciones suficientemente enérgicas para desarticular
esos movimientos terroristas? ¿Se puede interpretar así?
AJ - Es una
respuesta a un efecto acumulativo. No es que haya sucedido algo
que en el pasado no haya ocurrido: ya antes había habido
atentados suicidas. Fue la gota que desbordó el vaso.
No hay necesidad
de esforzarse mucho para hacer esa interpretación que adelantabas,
porque el propio primer ministro Ariel Sharon lo dijo bastante explícitamente.
En cuanto a todo lo que se refiere a la comparación con lo
que está sucediendo en Afganistán y lo que fue el
prólogo de esa guerra, hay aquí dos elementos. Primero,
dice el gobierno israelí, no es sólo la comparación
numérica de miles de muertos en las torres gemelas y los
30 muertos de los últimos atentados, que son los últimos
de una larga lista de otros ataques suicidas en el marco de la lucha
terrorista, sino al hecho de que hay aquí un efecto acumulativo
que llevó al gobierno israelí a la sensación
de que había que cambiar de política, hacer algo drástico
para ver si hay un giro realmente dramático en la situación.
El otro elemento
clave es la comparación de la ANP, sus organismos de seguridad,
con lo que vendría a ser en Afganistán el gobierno
talibán. Esto por la situación de luz verde o libertad
de acción, de hecho ayuda activa, dice Sharon. Él
va más allá que otros: dice que Arafat envía
a los terroristas, es especialmente categórico en ese sentido.
La resolución
adoptada anoche por el plenario del gobierno en una sesión
tormentosa, de la que salieron furiosos y no quisieron participar
en la votación los ocho ministros laboristas, encabezados
por el canciller Shimon Peres, declara oficialmente a la ANP como
una entidad que apoya al terrorismo, aunque no usa estos términos
de hacer la guerra o el objetivo de precipitar la caída de
la ANP.
Según
un comunicado publicado esta mañana por Shimon Peres, teniendo
de fondo esa tormenta interna de la sesión de gobierno, él
interpreta la decisión que equipara a la ANP con una entidad
que apoya al terrorismo con un intento de precipitar su caída.
EC - En la tarde
de ayer, cuando Sharon hizo sus primeros anuncios, antes de que
se adoptara oficialmente las resoluciones que estamos comentando,
ya habían existido reacciones desde la ANP. Por ejemplo Saed
Erekad, el negociador de la ANP, dijo que las palabras del primer
ministro constituían una declaración de guerra contra
todo el pueblo palestino. "Sharon acaba de tomar una decisión
que sólo incrementará el número de muertos
israelíes y palestinos", dijo. La pregunta podría
ser qué consecuencias tiene este plan, esta estrategia.
AJ - Evidentemente
sería un asunto no sólo para políticos y estrategas
sino también para psicólogos. Ayer, un diputado árabe
del Parlamento Israelí, quien era en el pasado asesor estrecho
de Yasser Arafat, con quien sigue en contacto cercano, dijo que
había hablado con el presidente de la ANP y lo había
encontrado en un estado de ánimo excelente. Numerosos analistas
israelíes suelen decir que Arafat puede cambiar, hacer un
giro, únicamente cuando está totalmente presionado
y que parece actuar de la forma más efectiva posible cuando
realmente es objeto de ataques, independientemente de los motivos
que hubiera para los mismos.
Aquí,
sin duda, hay un dilema con el cual deben lidiar los israelíes:
por un lado está la exigencia clara a Yasser Arafat, a la
ANP, de que adopte una línea determinada que suponga un cambio
drástico en todo lo que se refiere a la relación con
los grupos responsables de atentados, aunque hubo también
atentados perpetrados por el propio Al Fatah, el grupo del propio
Yasser Arafat. Por otro lado, se lo está presionando de una
forma que Arafat presenta como una humillación de todo el
pueblo palestino. Aunque Israel trata de poner énfasis en
el hecho de que no se ataca al pueblo sino a la cúpula por
una determinada política, todas estas explicaciones para
los palestinos carecen de peso, de valor alguno. El dilema es presionar
a Arafat para mostrarle que Israel habla en serio y por otro lado
está la pregunta de si este tipo de presiones lo debilitan,
le quitan prestigio ante su propio pueblo y en la práctica,
de modo que le dificultan llevar a cabo los cambios que Israel exige.
Quizás
la respuesta, como dice Shimon Peres, podría radicar en el
hecho de que el gobierno, más que nada el propio Ariel Sharon,
haya llegado a la conclusión de que la ANP no va a cambiar,
que la paz con ese gobierno palestino no se podrá alcanzar
y que la única opción mirando hacia delante sería
precipitar la caída de ese gobierno y luego tratar de ver
cómo se puede, en el futuro, negociar con otro. Aunque el
tema de las negociaciones aquí es algo muy lejano.
EC - ¿Es
sensato pensar que el actual gobierno de la ANP pueda ser sustituido
por otro más moderado desde la óptica del gobierno
israelí?
AJ - No a corto
plazo, en absoluto. Pienso que la opción más clara
sería un gobierno encabezado por los integristas; ahora no
parece el escenario más claro, creo que lo más factible
sería un caos por un tiempo en los territorios autónomos
palestinos.
No hay dudas
de que hay figuras en la cúpula palestina, inclusive en los
servicios del propio gobierno palestino cercanos a Arafat, que han
tenido críticas respecto a la política de éste.
Ariel Sharon decía que Arafat directamente envía terroristas,
pero aún si uno no lo ve así, al menos es una política
que daba libertad de acción, que abrazaba a los grupos fundamentalistas
islámicos responsables de los atentados. He hablado personalmente
con figuras de la ANP que preferían no salir al aire, nadie
osaba decirlo ante las cámaras, incluso a nivel de intelectuales
de la opinión pública palestina, que paralelamente
a sus durísimas críticas contra Israel osaban plantear
signos de interrogación acerca de la sabiduría, la
política de la cuerda floja que estaba adoptando Yasser Arafat:
¿por qué seguir con la intifada violenta?, preguntaban
diferentes analistas palestinos, si podía tratar de calmar
la situación para lograr negociaciones con Israel, algo que
se le había ofrecido antes, al menos mejorar la posición
y no seguir con la lucha armada.
Hay figuras
más pragmáticas: la pregunta es qué peso de
fondo, qué capacidad tienen para estar al frente del poder.
No es cuestión sólo de algo que se publica en los
periódicos sino de tomar una posición de gobierno,
algo que por ahora no parece factible.
EC - ¿Qué
pasa con el gobierno del propio Israel a partir de esta discrepancia
radical que el canciller Shimon Peres ha tenido con las resoluciones
de anoche?
AJ - Sin duda
hay una crisis en el gobierno de Ariel Sharon. Aún no un
abandono oficial del gobierno por parte de los ocho ministros laboristas.
No necesariamente esto conduzca a una escisión, pero no se
puede descartar que pueda suceder en las próximas horas.
El hecho de que los ministros no hayan participado en la votación
-algo simbólico- tras la cual se adoptó la resolución
de la que antes hablábamos, de equiparar a la ANP con una
entidad que apoya al terrorismo, y que se publique hoy un comunicado
él que durante tanto tiempo paralelamente al énfasis
que ponía en la necesidad de preservar la vía del
diálogo con los palestinos, también destacaba posiciones
destacadas por Sharon, la necesidad de exigir a la ANP que cambie
de giro, sin duda es una decisión que Peres no tomó
durante mucho tiempo a pesar de que hubo otras crisis, considera
-junto con el ministro de Defensa- un craso error tratar de precipitar
la caída de la ANP, hay que pensar con inteligencia, dicen
los ministros laboristas, qué va a pasar después,
cuál es la alternativa, no es sólo cuestión
de dar a la ANP lo que se merece en mayor o menor medida sino de
pensar con sabiduría qué va a pasar después.
Se siente claramente
en Israel un punto: toda presión que pueda ejercer Israel
sobre la ANP a nivel militar o político será totalmente
carente de importancia a largo plazo si no hay paralelamente una
presión internacional. Yasser Arafat no da gran importancia
a las presiones de Sharon si Estados Unidos, la Unión Europea
lo presionan exigiéndole que él cambie algo antes
de tratar de presionar a Israel a frenar los bombardeos o diferentes
tipos de ataques. Ahí puede haber un cambio, sólo
con las presiones militares o políticas de Israel no habrá
cambio alguno y la situación irá de mal en peor.
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Transcripción: María Lila Ltaif Curbelo
Edición: Jorge García Ramón
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