Telecomunicaciones: ¿motor para un desarrollo tecnológico?
Ingeniero Fernando
Brum
1.- El punto de vista
El sector comunicaciones
puede analizarse desde diversas perspectivas: en tanto servicio
público, en tanto infraestructura imprescindible para otras
actividades económicas, en tanto vehículo cultural,
en tanto negocio en sí, y en tanto eventual motor del desarrollo
tecnológico. Este trabajo presenta algunos elementos de análisis
de la relación entre el sector comunicaciones y el desarrollo
tecnológico local.
2.- El escenario
global
Asistimos a
la consolidación de la segunda ronda de convergencias del
sector comunicaciones: la primera consistió en la convergencia
entre las comunicaciones, la electrónica y la informática
para dar origen a lo hoy denominamos en sentido amplio Tecnologías
de la Información; la segunda, aún en evolución
pero ya consolidada, consiste en la convergencia entre las Tecnologías
de la Información y el sector de los medios de difusión
de información, entretenimiento y cultura. Esta segunda ronda
puede ejemplificarse mediante la convergencia entre los operadores
de cable y los operadores telefónicos, mediante Internet,
y mediante la fusión AOL-Time Warner.
En este escenario
global es absolutamente innegable el papel del sector comunicaciones
como uno de los motores del desarrollo tecnológico. Los laboratorios
de investigación de las empresas de telecomunicaciones en
forma directa, las empresas tecnológicas desprendidas de
los consorcios de telecomunicaciones o surgidas en forma independiente
pero que desarrollan tecnología consumida directamente por
el sector comunicaciones, el abundante capital de riesgo originado
en el sector e invertido en investigación y desarrollo son
muestras claras de que el sector comunicaciones forma parte fundamental
del abigarrado y complejo "cluster" responsable de quizás
la mayor tasa de inversión en ciencia y tecnología
de la historia de la humanidad.
3.- El escenario
local
3.1.- Comunicaciones
y tecnología
El escenario
local muestra un panorama radicalmente diferente: las diferentes
empresas del sector no han desarrollado estrategias convergentes
ni tan siquiera complementarias; los propietarios de estas empresas
no han mostrado una vocación de inversión en emprendimientos
tecnológicos sino que por el contrario han volcado sus utilidades
en otros rubros o sectores. Por consiguiente no se ha desarrollado
un sector tecnológico local vinculado a las comunicaciones.
El inventario
de empresas locales que desarrolla tecnología y vende bienes
o presta servicios al sector de comunicaciones se asemeja notoriamente
al conjunto vacío. En los 80' y principios de los 90' algunas
empresas llevaron adelante proyectos tecnológicos en telecomunicaciones
pero no lograron transformarse en opciones viables en el mercado.
Pese a que no existe un análisis pormenorizado de las causas
de estos fracasos, es claro que no fueron originados por carencias
técnicas ya que crearon productos operativos. Es entonces
necesario buscar el origen de estos fracasos otros elementos, tales
como la falta de capital de riesgo, la eventual mala selección
de los productos a desarrollar o en consideraciones de índole
comercial.
3.2.- Caracterización
del sector tecnológico local
Al menos dos
de los grandes sectores de la tecnología tiene alguna representación
en la economía del País: las tecnologías de
la información, representadas fundamentalmente por el sector
software, y la biotecnología, representada por algunos emprendimientos
en el área de laboratorios y del sector de producción
agropecuaria. A los efectos de este trabajo es pertinente únicamente
el sector mencionado en primer término que muestra el siguiente
panorama:
Más allá
de las dificultades que existen para su cuantificación, es
indudable que el sector software ha crecido hasta transformarse
en un actor económico, muestra un desarrollo sostenido y
muestra también una notable vocación exportadora.
Si separamos los servicios de consultoría, sin duda los de
más difícil caracterización, encontramos que
el software exportado puede clasificarse en 4 categorías:
Software financiero
(Banca y tarjetas de crédito)
Software de
gestión orientado a PyMEs (Contabilidad y otras herramientas)
Software de
desarrollo (Herramientas para desarrolladores)
Software asociado
a algún mercado vertical (Soluciones específicas para
multinacionales adoptadas por éstas para otros mercados)
Las dos primeras
categorías están asociadas a sectores económicos
dinámicos que por alguna razón, probablemente en una
primera instancia el precio, tomaron la decisión de correr
el riesgo de contratar desarrollos tecnológicos locales.
El riesgo corrido fue claramente compensado -ya que ambos sectores
siguen confiando en los desarrollos locales, y además tuvo
un efecto multiplicador coadyuvando al desarrollo del sector software.
Tanto el sector financiero con las PyMEs han sido y son motores
del escueto sector tecnológico local.
La tercera categoría
no está asociada a ningún sector específico
y corresponde a empresas que han desarrollado ideas originales logrando
éxitos de mercado.
La cuarta categoría
corresponde a soluciones verticales exitosas desarrolladas localmente
para empresas internacionales. Estas soluciones exitosas han permitido
la generación de alianzas estratégicas entre proveedores
locales de software y clientes internacionales que han adoptado
los productos locales en otros mercados contribuyendo a su difusión.
La reseña
de estas cuatro categorías permite extraer las siguientes
conclusiones tomando en cuenta no solamente las presencias sino
también algunas ausencias muy significativas:
El sector comunicaciones
no ha sido uno de los motores del desarrollo de las empresas locales
vinculadas a las tecnologías de la información. Probablemente
ni siquiera haya participado marginalmente en su desarrollo inicial,
mas allá de que sigue siendo un cliente potencial de un volumen
muy importante. Los esfuerzos mencionados anteriormente, junto a
algunos desarrollos de software para clientes del sector comunicaciones
no alcanzan para conformar una categoría de desarrollos o
de empresas tecnológicas exitosas vinculadas a las comunicaciones.
El sector agropecuario
tampoco ha sido parte de este proceso. Existen algunos desarrollos
puntuales en tecnologías de la información vinculados
al agro, pero al igual que en el área de las comunicaciones,
estos desarrollos no alcanzan para identificar una categoría
sustentable.
En términos
generales las empresas estatales consumen poca tecnología
local y no son clientes importantes de las empresas tecnológicas.
Como mostraremos más adelante, la actitud de estas empresas
con respecto a las inversiones de riesgo hace extremadamente difícil
que puedan transformarse en actores del desarrollo.
No existen localmente
empresas tecnológicas exitosas originadas por procesos de
"incubación" o resultado de la aplicación
de una política de desarrollo tecnológico nacional.
Los intentos en esta dirección son recientes, escasos y no
han sido sostenidos. Además se ha insistido en formulaciones
de espectro muy amplio evitando explícitamente la fijación
de prioridades.
Quienes han
corrido el riesgo de contratar desarrollos locales, y así
permitir que nuestro pequeño mercado sea utilizado como "banco
de prueba" para productos exportables han sido el sector financiero,
el de las PyMEs, y algunas empresas multinacionales que han invertido
en productos verticales.
No existe entonces
una correlación entre el origen del capital y la inversión
en tecnología local. El origen del capital de las PyMEs es
local y el origen del capital del sector financiero es internacional.
(Paradójicamente el principal Banco local, el Banco de la
República, utiliza un sistema informático central
suministrado por una multinacional, mientras que varios Bancos multinacionales
utilizan aquí y en otros Países software de origen
local).
En definitiva
el sector comunicaciones, junto al sector agropecuario y al estado
pueden clasificarse como "no-actores", en el sentido de
que no han realizado inversiones de riesgo en tecnología
local, por lo menos hasta el momento, fase inicial del desarrollo
de las empresas locales productoras de Tecnologías de la
Información.
4.- Tecnología
y riesgo
Existe una gran
diversidad de modelos de desarrollo tecnológico, pero todos
coinciden en asignar una importancia fundamental a la inversión
de riesgo. Todos los modelos también coinciden en asignar
una importancia fundamental a la existencia de recursos humanos
capacitados en ciencia y tecnología y a la inversión
sostenida en su formación.
La causa de
la ausencia de inversión de riesgo podría estar asociada
a la falta de recursos humanos en el área de las comunicaciones,
pero el hecho de que no haya sido necesaria la importación
de técnicos para adaptar y operar localmente la tecnología
adquirida en el mercado global invalida esta línea de pensamiento.
En muchos países latinoamericanos se observa que, debido
a la ausencia de los recursos humanos necesarios, las empresas de
comunicaciones "importan", por lo menos en una primera
instancia, a los técnicos encargados de capacitar mínimamente
a los operadores locales. En otros países se observa el surgimiento
de empresas locales que llevan adelante desarrollos tecnológicos,
en principio orientados al mercado local, pero eventualmente capaces
de competir en el mercado global. El escenario uruguayo no entra
en ninguna de estas categorías: la emigración de técnicos,
y esta fase inicial de desarrollo del sector software muestran que
existen recursos humanos, pero sin embargo no existe la inversión
de riesgo.
Entonces resulta
importante analizar el comportamiento de los "no-actores"
tecnológicos con respecto al riesgo.
Como se señaló
anteriormente el sector comunicaciones es un actor tecnológico
principal en el ámbito global, pero localmente es un "no-actor".
A grandes rasgos existen dos subsectores: los medios de difusión,
subsector cuya aversión al riesgo merece un estudio específico;
y la empresa nacional de telecomunicaciones, que debe ser analizada
a partir de las peculiaridades extremas de las empresas estatales
locales.
Una historia
muy peculiar hace que todas las empresas estatales sean gestionadas
en forma similar, manejen los mismos mecanismos formales para definir
sus inversiones y compartan una cultura común. Resulta entonces
razonable pensar que una herencia cultural y legal, probablemente
adecuada para la prestación de servicios basados en tecnologías
estables y estáticas, haya dado origen el anómalo
fenómeno de una empresa de telecomunicaciones que opera en
un medio con recursos humanos adecuados, y que a la vez es caracterizada
como "no-actor" del desarrollo tecnológico.
Un marco legal
y cultural estrictamente conservador aplicado por un Banco Central
no merece ninguna objeción, aplicado en una empresa de Seguros
resulta coherente con las reglas del negocio, pero aplicado en una
empresa de telecomunicaciones no parece adecuado para que el sector
realice su potencialidad y se una al grupo de actores que empujan
el desarrollo tecnológico local.
5.- Apuntes
para una política de comunicaciones
El carácter
multidimensional de las comunicaciones exige una política
multidimensional que incluya consideraciones al menos coordinadas
con decisiones correspondientes en cada una de sus dimensiones.
Así es
que decisiones con respecto a las comunicaciones en tanto servicio
público deben tomar en cuenta elementos correspondientes
a los servicios públicos en general, decisiones en cuanto
a la forma de resolver aspectos de infraestructura estarán
relacionadas con la forma de encarar otras inversiones en infraestructura,
decisiones con respecto a la dimensión cultural tendrán
connotaciones de política cultural, y decisiones respecto
al negocio en sí, en nuestro marco legal y cultural, tienen
aspectos vinculados a la política impositiva, ya que los
ingresos de la empresa de comunicaciones terminan en la misma bolsa
que los impuestos.
La dimensión
tecnológica de las comunicaciones no escapa a esta realidad,
y toda política de comunicaciones tendrá consecuencias
en el desarrollo tecnológico. Como hemos visto, una de las
causas de la ausencia de empresas vinculadas a las comunicaciones
en el grupo de nacientes empresas tecnológicas ha sido la
decisión implícita de no invertir en emprendimientos
locales, tomada por la empresa nacional de telecomunicaciones. Esta
apreciación no conlleva de por sí una crítica,
quizás la decisión de no invertir en tecnología
local haya sido correcta, pero sí implica un reclamo de transparencia,
en el sentido de indagar acerca de la fundamentación de dicha
decisión.
Una primera
política posible es entonces continuar con la actual, política
que tiene la ventaja no trivial de que conocemos al detalle sus
consecuencias y que cumple al pie de la letra con los postulados
básicos de la doctrina de la aversión al riesgo.
Una segunda
política posible consiste en llevar adelante un plan de inversiones
destinando, tal como lo hacen la gran mayoría de las empresas
de telecomunicaciones, una parte de los recursos al área
de investigación y desarrollo. Destinar recursos a investigación
y desarrollo no significa necesariamente invertir en desarrollos
internos de la empresa, también puede implementarse mediante
estrategias de outsourcing.
Esta segunda
política también implica tener en cuenta la propensión
a invertir en desarrollos locales de potenciales aliados estratégicos
o nuevas empresas interesadas en participar en el mercado local
de comunicaciones junto a las necesarias evaluaciones desde las
ópticas de infraestructura, plan de negocios, capital etc.
En definitiva
una política de desarrollo tecnológico en el área
de comunicaciones, como todas las Políticas Tecnológicas
exitosas conocidas en el mundo, tiene que incluir tanto medidas
de inversión directa como medidas orientadas a facilitar
la inversión de riesgo.
6.- Políticas,
Ideología y Mercado
En nuestro País
el debate sobre los servicios públicos, y por tanto sobre
las telecomunicaciones está polarizado e ideologizado al
máximo. Hace ya muchos años que el diálogo
de sordos acerca de las privatizaciones domina la discusión
y se pierden de vista aspectos mucho más importantes. Existen
empresas estatales -como la Telefónica de Finlandia- que
operan en el mercado global de igual a igual con las grandes multinacionales
y que son un "actor" en su medio tecnológico local.
También existen empresas estatales que no son "actores".
Asimismo, en muchos países con servicios de telecomunicaciones
privatizados las empresas son "no actoras" ya que no invierten
en desarrollos locales, y en otros las empresas de telecomunicaciones
son una parte fundamental del complejo dedicado a las Tecnologías
de la Información.
Están
también polarizadas las posiciones entre la regulación
a ultranza y el libre juego del mercado. En el debate se ignora
obstinadamente que los sectores dinámicos de la tecnología
desarrollarán inexorablemente soluciones que dejarán
obsoletas las regulaciones válidas en un momento dado, y
también se ignora que los mercados desregulados no existen:
las decisiones de la administración Clinton acerca de la
"autopista de la información" liquidaron buena
parte de la industria satelital, es muy diferente el panorama de
las bandas celulares en Inglaterra que en Finlandia, etc.
La ciencia y
la tecnología son los "drivers" fundamentales del
desarrollo, basta constatar que una hora persona dedicada a la producción
tecnológica se vende mucho más cara que una hora persona
dedicada a la producción de "commodities". Construir
un sector tecnológico importante, que disminuya la dependencia
con respecto a la producción de "commodities" es
sin dudas una tarea difícil y compleja. No existen recetas
simples para lograrlo pero sí se conocen algunos impedimentos
clave: sin una Política Tecnológica, sin inversiones
de riesgo, y sin una inversión sostenida en la formación
de recursos humanos sabemos que resultará imposible.
Desde el punto
de vista del desarrollo tecnológico poco importa si el capital
de riesgo proviene del sector público o del privado, poco
importa si proviene de clientes locales como las PyMEs o globales
como la Banca. Específicamente en el sector comunicaciones
importa poco si la inversión proviene de una empresa estatal
reformulada, o si proviene de empresas que compiten en un mercado
bien regulado (los mercados desregulados no existen) por brindar
servicios a clientes que les exigen día a día nuevas
soluciones y desarrollos. Claro está que el mejor escenario
sería contar con ambas. Los próximos años dependen
mucho más de la dicotomía tecnología-commodities
que de la discusión sector público-sector privado.
En el ámbito
local existen condiciones para ampliar el incipiente sector tecnológico
con empresas dedicadas a las comunicaciones: existen recursos humanos
capacitados como lo muestran acuerdos entre la Universidad de la
República y Telefónica Española, como lo muestran
acuerdos entre la Universidad ORT y Phillips, como lo muestra la
capacidad técnica demostrada por ANTEL y como lo muestra
la industria del software -pariente cercano que integra el complejo
de las Tecnologías de la Comunicación.
Todavía
existe una ventana de oportunidad que no será eterna: no
es razonable pensar que los centros de capacitación puedan
seguir el ritmo del sector sin recibir a la vez el apoyo y la exigencia
originados por una demanda de tecnología local. Perder lo
que queda de esta ventana de oportunidad nos puede llevar en el
corto plazo a seguir por Internet la trayectoria de técnicos
formados localmente, tal como hoy vemos en los noticieros televisivos
la sección de "goles uruguayos en el exterior",
y en el mediano plazo a enviar a nuestros hijos interesados en la
tecnología a formarse en el exterior.
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