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La
guerra de Afganistán y un final que no llega
Politólogo
Fernando López Alves, corresponsal de En Perspectiva en Estados
Unidos: EEUU no ha cumplido varios de sus objetivos, no sabe qué
hacer con los prisioneros (hay quien los prefiere muertos)... Y
hay quienes insisten en que la guerra no terminará nunca
si no intervienen en Somalia e Irak.
EN PERSPECTIVA
Lunes 10.12.01, 09.08.
EMILIANO COTELO:
A pesar de que el último bastión del régimen
talibán, Kandahar, ya fue entregado, la situación
en Afganistán parece estar lejos de empezar a tranquilizarse.
No hay señales de que el régimen talibán haya
sido efectivamente derrotado, Estados Unidos no ha podido encontrar
a Osama bin Laden y también desapareció el mullah
Omar que, según había trascendido, había pactado
su entrega. Por si esto fuera poco, las distintas facciones que
habitan Kandahar están luchando ahora por el poder en la
ciudad.
¿Cómo
hay que interpretar la nueva coyuntura en Afganistán? ¿Cuáles
son las consecuencias de la situación actual? ¿Qué
política seguirá Estados Unidos frente a este panorama?
Vamos a conversarlo con el politólogo Fernando López
Alves, corresponsal de En Perspectiva en Estados Unidos.
FERNANDO LÓPEZ
ALVES:
Hay varias líneas del plan original que se han confundido
en esta que se suponía que era la última etapa en
la toma de Kandahar, que ha resultado no serlo. Se ha transportado
toda la atención a la región de Tora Bora, donde se
supone que los militantes más acérrimos del talibán,
sobre todo de Al Qaeda, los que apoyaron y siguen apoyando a Osama
bin Laden y a Muhammad Omar, están ocultos en las cavernas,
en una serie de escondrijos inmunes -por lo que se supo ayer- a
la detección por parte de los aparatos de alta precisión
que Estados Unidos está usando en la montaña para
poder detectar dónde están escondidos los últimos
reductos del talibán.
Esto, además
de un acuerdo frágil de lo que resultó en Bonn. Digo
frágil porque muchos de nosotros creemos y seguimos creyendo
tras la firma del acuerdo, que sería frágil en el
sentido de que no había realmente una institucionalidad sólida,
que las viejas facciones y rivalidades anteriores podían
seguir latentes después del acuerdo. En los últimos
días hemos visto que la gente que firmó el acuerdo
no tiene control sobre sus seguidores en Afganistán; de ahí
que haya una lucha en Kandahar por el poder local.
Estados Unidos
está en una disyuntiva muy difícil en este momento.
Por un lado quisiera -como los vecinos: India, Rusia, el propio
Pakistán, donde no se sabe si Osama bin Laden se está
escondiendo con Muhammad Omar- ver paz en Afganistán. Se
han puesto todos atrás del acuerdo de Bonn, lo han apoyado
porque quisieran ver paz. Por ese lado, Estados Unidos debe seguir
apoyando el acuerdo y seguir adelante con los lineamientos generales.
Pero por otro
tiene que haber un plan B que tiene que ver con observar cómo
se desarrollan las fuerzas en el campo de batalla ahora, quién
es qué dentro de las fuerzas que participaron en el pacto
de Bonn, si pueden imponerse una a otra en la realidad actual de
Afganistán, sobre todo en Kandahar; ver si se puede llegar
a un nuevo plan, a un nuevo acomodo de las fuerzas en cuanto a quién
se lleva qué pedazo de la torta.
Ese plan también
tiene que ver con qué hacer con los prisioneros de guerra.
Aquí se ha hecho un seguimiento, un monitoreo no muy preciso
pero bastante indicativo de los prisioneros de guerra que se han
rendido, de fuerzas del talibán rendidas a la fuerzas de
la Alianza del Norte y algunos efectivos de las fuerzas estadounidenses
y británicas en Afganistán.
EC - ¿Qué
pasó con ellos?
FLA - Esa gente
que se rindió, que levantó las armas, que dijo que
se rendía, que pasaba a la Alianza del Norte, en el fondo
no pasó a la Alianza del Norte sino que hizo dos cosas: un
grupo pasó a Tora Bora y se sabe que está allí
ahora; el otro fue puesto en prisión, se amotinó y
tuvimos el incidente en el que inclusive se encontró en la
prisión a una persona de California que se había convertido
al talibán. O sea que la gente que se rindió en realidad
no se fue para su casa ni se alió con la Alianza del Norte,
sino que empezó a trabajar en pro del talibán y de
la organización Al Qaeda en otro tipo de rol, en la prisión
provocando incidentes o refugiándose en Tora Bora con las
fuerzas de Osama bin Laden y el mullah Omar, que están allí
escondidos.
Aquí
se plantea el problema de qué hacer con los prisioneros,
si se los respeta por la ley internacional y se los pone en prisión...
¿pero dónde?, ¿quién quiere a esta gente?
En realidad nadie la quiere.
EC - ¿Está
prevista una infraestructura de cárceles como para albergar
a una cantidad importante de presos?
FLA - En el
fondo fue un poco un plan al pasar, se manejó el tema con
un poco de "naïveté", de ingenuidad, en el
sentido de que se suponía que la gente que había caído
prisionera y la que se había convertido a la Alianza del
Norte, por lazos culturales, étnicos e inclusive de amistad
personal -la impresión aquí era que muchos de estos
comandantes se rendía, tiraba las armas y abrazaba al comandante
de la Alianza del Norte, que había sido su primo, su hermano,
el cuñado de su mamá, etcétera- se iba a integrar
a la fuerza opositora.
EC - La historia
de Afganistán muestra que en otros enfrentamientos bélicos
del pasado, en otros intentos de dominación, se ha pactado
cosas entre las fuerzas de ocupación y las que resultan derrotadas
que después no han sido cumplidas. Incluso se ha incumplido
acuerdos entre las fuerzas de ocupación y los sectores afganos
que se aliaban con esas fuerzas; estos últimos terminaban
traicionando a la fuerza de ocupación. Por eso me llama la
atención lo que tú mencionas, que hables de una "actitud
ingenua" por parte de Estados Unidos: en todo caso el pasado
adelantaba que este tipo de cosas podía ocurrir.
FLA - Exactamente.
Inclusive la historia del nuevo líder afgano, Hamid
Karzai, la nueva figura política surgida del acuerdo
de Bonn, y la de su familia, es una historia de traición
y de pactos no cumplidos que viene quizás del siglo XVIII.
Digo "naïvité" en el sentido de que no se
hizo previsiones en cuanto a qué hacer con los prisioneros.
Creo que la posición de los comandos en el campo de batalla
era que no había que tomar prisioneros.
EC - ¿La
posición era que había que matarlos?
FLA - Claro.
Yo presencié una asamblea en Washington donde una de las
posiciones era ésa: que no se trataba de prisioneros comunes;
que no se sabía qué hacer con ellos; que en el fondo,
si se hacía un pacto, no iba a haber ninguna garantía
de que el mismo se fuera a cumplir; y que por un acuerdo con Rusia,
Irán y parte de la Alianza en Pakistán todos tenían
la posición de que en el fondo lo mejor que podía
pasar era que esa gente muriera en el campo de batalla. Así
lo oí yo; me sonó que, si había prisioneros,
era mejor no tenerlos.
En el último
incidente la gente que se rindió volvió al campo de
batalla en Tora Bora y actúa como agitadora en la celda,
inclusive uno de los prisioneros que se había rendido fue
la persona que abrazó al agente del CIA que estaba en la
prisión y lo voló en pedazos junto con él.
Todas estas incidencias han puesto otra vez en el tapete la pregunta
de quién toma a los prisioneros, qué hacer con ellos,
si hay algún tipo de prisión que pueda tenerlos y
dónde va a estar esa prisión. Ningún país
vecino los quiere.
EC - Lo que
parece claro es que es sumamente resbaloso el panorama que Estados
Unidos tiene entre sus manos con los países aliados en esta
guerra. De alguna manera el secretario de Defensa, Donald Rumsfeld,
admitió este fin de semana que todavía falta mucho.
La pregunta es si, de tan resbaloso, ese panorama no terminará
siendo otro pantano en el que Estados Unidos pueda quedar atrapado.
FLA - Es resbaloso
en términos de cómo proseguir esta guerra y de cuándo
va a terminar. Hay mucha tensión, también adentro
de Estados Unidos, a nivel doméstico la pregunta grande esta
Navidad, ante el nuevo año es hasta dónde va esta
guerra, cuándo termina. Por supuesto se sabe que hubo victorias,
que el talibán como régimen ya no controla lo que
controlaba al principio, que era 90% del territorio, que quedan
pequeños lugares de control pero que el régimen está
afuera. Esto es verdad; lo que no se sabe muy bien es: 1), qué
tipo de resistencia todavía se va a encontrar, no solamente
en Afganistán sino en la región; 2) si la organización
Al Qaeda actualmente está debilitada o no con toda esta guerra;
3) la gran meta de Estados Unidos y los aliados era la captura de
dos personas que están todavía fugitivas.
Por este lado
hay mucha tensión y eso es lo resbaloso. La coalición
que se ha formado entre Rusia, Estados Unidos, India, las fuerzas
que están operando en Pakistán en este momento, e
inclusive el apoyo de algunos países árabes en el
vecindario en la región de Pakistán y Asia Central,
está todavía en una posición firme en cuanto
a la alianza oficial, a pactos oficiales. Lo que no se tiene es
una alianza tan firme en cuanto a una colaboración especial
en la guerra o en la etapa que viene ahora.
EC - Quizás
para resumir lo que hemos estado conversando podría preguntarte
cuáles de los objetivos que se trazó Estados Unidos
se han cumplido hoy, cuando van dos meses de guerra y cuando el
régimen talibán ha capitulado. Por ejemplo, ¿podría
ponerse en la lista de objetivos cumplidos el hecho de que el territorio
de Afganistán ya no va a ser empleado por Al Qaeda para hacer
operar allí sus campos de entrenamiento?
FLA - Sí,
ése era uno de los objetivos; el segundo fue la derrota del
régimen talibán, que se cumplió; el tercero,
que creo que se cumplió bastante bien, fue que este ejército
de alta tecnología por el aire y con una especie de organización
de tropas del siglo XIX en tierra, con la Alianza del Norte, funcionó
mejor que intento anterior alguno de derrotar al talibán.
Estas estrategias funcionaron bastante bien para Estados Unidos,
en el sentido de que no hubo demasiadas muertes del lado estadounidense,
en términos de sus tropas de tierra (tiene ahora 2.000 activos
en el territorio afgano), pero en realidad como todo el mundo sabe
la tarea la ha hecho el socio principal, que es la Alianza del Norte.
Ese es uno de los grandes objetivos en esta guerra, no tener bajas.
Esos objetivos
han sido cumplidos. Pero quedan dos primordiales que no lo han sido,
y que creo que son los más difíciles, como se sabía
desde el principio: el desmantelamiento de Al Qaeda y la captura
de los líderes del movimiento terrorista, que son Bin Laden
y Omar. Hay otra persona que se supone que está muerta, pero
que ahora parece que no, que es Aiman Al Sauahiri, uno de los ideólogos
de Al Qaeda, una persona que se hace llamar doctor, creo que de
hecho es un médico; había estado muerto en los últimos
dos meses pero parece que hace dos días apareció haciendo
una declaración. Se cree que esa persona era la materia gris
política y estratégica detrás de Al Qaeda.
Estos son los objetivos que no se han cumplido todavía y
son los más difíciles de cumplir en la situación
actual: todavía no se sabe dónde está esta
gente, con cuánto apoyo cuenta, no se sabe sin Bin Laden
y Omar están en Pakistán o en Afganistán: esa
frontera es todavía muy abierta, muy difícil de controlar,
hay pasajes montañosos que nadie sabe muy bien cómo
controlar, que esa gente sí conoce y podría estar
de un lado u otro. Lo cual pone muy nervioso al gobierno pakistaní;
es una idea que asusta mucho a las autoridades de ese país.
EC - Con la
caída del régimen talibán, Afganistán,
por lo menos por un tiempo, no va a ser el lugar donde puedan operar
campamentos de entrenamiento de Al Qaeda, pero la organización
no ha quedado desarticulada ni mucho menos. Una de las preguntas
es adónde se traslada ahora, adónde concentra su actividad
en materia de preparación, etcétera. En ese sentido
algunos voceros de Estados Unidos comienzan a mencionar otros lugares,
otros países: Sudán, Somalia, Yemen. ¿Qué
pasa efectivamente en este otro plano, el de extender la guerra
a otros países?
FLA - Había
un plan A y un plan B. Dentro del plan A estaba, y sigue estando,
una posición (no respaldada por Colin Powell pero sí
por Condoleezza Rice, que es la consejera de Seguridad Nacional),
que dice que a menos que Estados Unidos y los aliados intervengan
directamente en países como Somalia e Irak la guerra no terminará
nunca, o que los objetivos que se quiere alcanzar no serán
alcanzados nunca, precisamente por lo que tú has dicho: el
posible traslado de los campos de entrenamiento a Somalia y todos
los países con los cuales Bin Laden ha tenido contacto, donde
ha vivido, ha estado o donde Al Qaeda ha estado en el pasado.
El gran dilema
son Saddan Hussein e Irak; no se tiene pruebas ni testimonios suficientes
para decir que ese país está detrás de todo
esto y que ha apoyado como Estado, como país, como nación
a Al Qaeda y Bin Laden, pero te puedo asegurar que dentro del Consejo
Nacional de Seguridad hay varios miembros, empezando por Condoleezza
Rice, que no creen que esto termine hasta que los otros territorios
al menos sean examinados, hasta que haya una misión de inspección
que vaya a Irak y a los otros países. Dicen que si en estas
acciones se llega a una situación de guerra, habrá
que extender la guerra a esos otros países.
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Transcripción: María Lila Ltaif Curbelo
Edición: Jorge García Ramón
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