Oriente Medio, polarizado por los fundamentalismos
Doctor en
Ciencia Política Romeo Pérez, investigador y docente
de la Universidad de la República y del Claeh: el veto de
Estados Unidos a la intervención de las Naciones Unidas,
ofensivo a la opinión pública internacional, es funcional
a los sectores duros de Israel.
EN PERSPECTIVA
Lunes 17.12.01, 08.05.
EMILIANO COTELO:
Aunque la violencia entre israelíes y palestinos es ya cuestión
cotidiana, durante este fin de semana, que marcaba el fin del mes
del ayuno musulmán del Ramadán, hubo algunas novedades
interesantes y tal vez esperanzadoras. Por ejemplo, Yasser Arafat,
en un discurso a través de la televisión, llamó
a terminar con los ataques contra los judíos, incluyendo
los ataques de tipo suicida.
Paralelamente,
en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, Estados Unidos vetó
una resolución que pedía el cese de la violencia entre
israelíes y palestinos y disponía el envío
de observadores internacionales a vigilar el proceso de paz en la
región. También por esas horas, Estados Unidos solicitó
a su enviado especial a Oriente Medio, Anthony Zinni, que regresara
a Washington.
A partir de
estos hechos, de sus consecuencias e implicancias, les proponemos
examinar este momento en el conflicto histórico entre israelíes
y palestinos en diálogo con el doctor en Ciencia Política,
investigador y docente de la Universidad de la República
y el Centro Latinoamericano de Economía Humana (Claeh), Romeo
Pérez.
¿Cómo
examina el discurso de ayer de Yasser Arafat?
ROMEO PÉREZ:
Creo que hay que darle crédito limitado. Este, como pronunciamientos
anteriores, llega un poco porque es el resultado de requerimientos,
de emplazamientos que alcanzan a Arafat provenientes de Israel,
de Estados Unidos y de otros puntos de la opinión que sigue
el conflicto.
Por otra parte,
es inocultable el debilitamiento de Yasser Arafat, de manera tal
que uno se pregunta qué es lo que concretamente puede lograr
a través de llamamientos como el formulado el antiguo líder.
EC - De alguna
manera eso estaba incluido en el propio discurso, cuando Arafat
habla de las consecuencias que tiene para los intereses palestinos
que la autoridad de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) se vea
cuestionada.
RP - Sí:
es una argumentación defensiva. Como el cuestionamiento es
un hecho, se ha instalado y es macizo, comienza por rodear el llamado
que va a hacer de una argumentación a favor del robustecimiento
de esa autoridad.
EC - Arafat
dijo: "En este complicado conflicto no debemos permitir que
nadie sacuda la credibilidad del liderazgo palestino y sus decisiones".
RP - Creo que
en relación a eso es de desear, y quienes pudieran hacerlo
deberían presionar en ese sentido, una institucionalización
mucho más allá de lo que se ha manifestado hasta el
momento del gobierno palestino.
EC - ¿Qué
quiere decir eso?
RP - Que el
orden político palestino, si bien tiene instituciones de
cuño democrático, de origen en pronunciamientos electorales,
etcétera, ha tomado inocultablemente, desde el propio origen
de la OLP y luego de la ANP, un carácter crudamente personalista.
Naturalmente es Yasser Arafat quien ha acaudillado la movilización
política de los palestinos. Hoy se requiere una cierta colegializaciòn
de la ANP y una cierta aparición y consolidación de
reglas y papeles que se distribuyan entre las personas, pero que
al mismo tiempo tengan una continuidad que no tienen ni siquiera
los más largos liderazgos personalizados. Deberíamos
estar viendo otras figuras...
EC - ¿Otras
figuras de qué tendencia? Porque lo que hoy se percibe entre
la población palestina es un crecimiento enorme de la popularidad
de un movimiento como Hamas, casualmente un movimiento integrista
y que lleva adelante acciones terroristas...
RP - ...y que
difícilmente podríamos calificar de "agente político".
Me refería a figuras de la política: hay que robustecer
en primer lugar a la política, o sea la toma de decisiones
previa argumentación racional, previo examen crítico
de distintas alternativas, hecho en ámbitos públicos,
con completa información a disposición de quienes
asistan, desde dentro de la entidad nacional y desde fuera, desde
lo internacional, al proceso político de un determinado agrupamiento.
Se necesita de partidos políticos en Palestina, y propiamente
no los hay; debe haber desbandes entre partidos políticos,
un mínimo de vida parlamentaria. De esa manera se procuraría
marginalizar a estas propuestas que no tienen carácter político,
como la de Hamas o la Yihad Islámica. Esto es muy urgente
en el campo de los partidos.
Como es muy
urgente que Israel abandone una política de dureza implacable,
que no le ha dado buenos resultados. Todos pueden explicar la reacción
frente a ataques terroristas, la búsqueda incluso más
allá de autoridades palestinas que se muestran indiferentes
al terrorismo, cuando no cómplices de él o ineficaces.
Todos comprenderíamos que Israel se ocupara de algunas detenciones,
pero esta política de responder ya no ojo por ojo y diente
por diente sino sobrepasando los efectos del ataque terrorista,
de detener... más que de detener muchas veces de matar, de
bombardear, no le está dando en absoluto buenos resultados
a Israel y debería abandonarla de inmediato para reaccionar
en otros términos, con mayor autocontrol.
Sé que
es fácil de decir, pero me parece que, frente a resultados
opuestos a los que se dice esperar, cabe esa reacción.
EC - En este
cuadro, este fin de semana se produjo la votación en el Consejo
de Seguridad de las Naciones Unidas. Uno se pregunta por qué
Estados Unidos vetó una resolución como la que estaba
a consideración, que implicaba el envío de observadores
internacionales a Oriente Medio y un llamado al cese de la violencia.
RP - Da la impresión
de que lo hace para acercarse a las posiciones del sector más
duro dentro del gobierno israelí, el sector de Ariel Sharon,
que rechaza la participación internacional y sobre todo de
las Naciones Unidas en el proceso. Me parece sumamente criticable
la actitud de Estados Unidos.
En primer lugar,
porque una vez más nos pone ante ese arcaísmo que
es el veto. Estados Unidos debería conocer, debería
hacerse sensible al hecho de que, a medida que el tiempo pasa, el
veto se hace más ofensivo a la conciencia internacional.
No estamos en las condiciones de la salida de la Segunda Guerra
Mundial, cuando se estableció la facultad de veto. Es cada
vez menos tolerable ante la opinión pública internacional,
que incluye parte de la opinión interna de Estados Unidos.
EC - Recordemos
que la votación del Consejo de Seguridad, de 15 miembros,
fue de 12 a uno con dos abstenciones: se abstuvieron Gran Bretaña
y Noruega, votó en contra Estados Unidos, y en particular
los miembros europeos del Consejo de Seguridad, Francia e Irlanda,
votaron afirmativamente.
RP - Exacto.
EC - O sea que
tenemos una resolución que sale 12 a 1, pero que, como tiene
el voto en contra de Estados Unidos, se bloquea.
RP - Por otra
parte Estados Unidos veta cuando acaba de retirar su enviado a la
zona del conflicto entre árabes e israelíes, o sea
cuando no tiene nada para ofrecer a esta intervención de
Naciones Unidas que algunas expectativas podría haber abierto.
Por otro lado,
me parece muy censurable lo que hizo Estados Unidos porque no hay
que olvidar -a veces ese país parece desconocerlo- que el
proceso de paz que se inició con la conferencia de Madrid
de 1991 y adoptó sus primeras grandes decisiones en la conferenciad
de Oslo de 1993, proceso que por primera vez involucró el
trato directo, las negociaciones bilaterales entre Israel y los
palestinos, fue un proceso de carácter internacional. No
fue un proceso triangular donde Israel y los palestinos llegaron
a las negociaciones directas bajo el patrocinio y la mediación,
los buenos oficios de Estados Unidos: tuvo un marco muchísimo
más amplio, donde hubo lugar para las Naciones Unidas, para
la Unión Europea, para la Federación Rusa, etcétera.
Es imprescindible
que el proceso recupere esas condiciones, porque de otra manera
está atascado. Estados Unidos, a pesar de ser un financiador
directo de las dos partes -tanto Israel como sobre todo los palestinos,
ambos dependen de transferencias regulares, mensuales, de Estados
Unidos- y de haber hecho esfuerzos aparentemente sin muchas fórmulas
novedosas, no ha conseguido reabrir el avance; sigue el proceso
prisionero de la lógica de acciones y reacciones de los extremistas
de uno y otro bando.
EC - ¿Por
qué Israel no quiere una misión de observadores?
RP - Quiere
mantener las manos libres para responder con dureza a los ataques
terroristas, en el temor de que sus fuerzas armadas sean censuradas
por muchos de los métodos que aplican; aunque obviamente,
tanto o más que ellas serían censurados los extremistas
musulmanes del lado palestino. Israel quiere reservarse las manos
libres. Esta es una política del Likud, de la fuerza que
encabeza el gobierno, pese a que éste tiene bases muy anchas
y también está el laborismo, básicamente representado
por Shimon Peres.
EC - Usted decía
que Estados Unidos, al vetar esa resolución del Consejo de
Seguridad de Naciones Unidas, se alinea con la posición del
gobierno israelí. Mientras tanto, ¿cómo es
la posición europea?
RP - Es vacilante:
en principio es favorable al carácter multilateral del marco
de las negociaciones y a la intervención de Naciones Unidas.
Pero hay vacilación en esa postura, como se revela en el
hecho de que los miembros europeos del Consejo de Seguridad -cuando
digo europeos digo de la Unión Europea- dividen sus votos
en esta ocasión: mientras Noruega y Gran Bretaña votan
en contra, Irlanda y Francia votan a favor de la resolución.
Eso es típico de las posturas europeas. Creo que la Unión
Europea debería unificar sus definiciones respecto de la
coyuntura en el Oriente Medio y jugar un papel bastante más
activo. Todavía le cuesta muchísimo a Europa desplegar
en concreto una política exterior común.
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Transcripción: María Lila Ltaif Curbelo
Edición: Jorge García Ramón
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