"Uruguay tiene un futuro próspero"
El
ingeniero Enrique Baliño explica porqué decidió
renunciar a su carrera como ejecutivo en una de las más poderosas
multinacionales y volver a Uruguay. Las ventajas comparativas de
un país que acumula más de un siglo de educación
pública, incluso no tener un mercado interno (lo que obliga
a mirar al mundo), son algunas de las razones. "Según
todos los estudios aerodinámicos, el pelícano no puede
volar. El problema es que el pelícano no lo sabe, y vuela".
Sostiene que se necesita un cambio de actitud de los uruguayos,
más afectos a "la pálida" que a la concreción
de proyectos.
EN PERSPECTIVA
Viernes 28.12.01, 09.03.
EMILIANO COTELO:
En el final de un año duro como ha sido el 2001, viene bien
escuchar a un uruguayo que proclama, con gran convicción,
que nuestro país tiene por delante un futuro muy próspero.
Se trata del
ingeniero Enrique Baliño, que este año, justo este
año, decidió volver a su país, renunciando
a una exitosa carrera de más de 20 años en IBM, durante
la cual llegó a ser gerente general en Uruguay primero y
en Argentina después, más allá de otros puestos
en otros lugares del mundo.
Cuando sus amigos
le preguntan por esa determinación aparentemente insólita,
Baliño explica que el 95% del futuro de Uruguay está
en manos de los uruguayos, y que nuestro país tiene muchísimas
virtudes que los propios uruguayos no percibimos. "Si pensara
que el futuro acá es todo negro no volvería ni decidiría
invertir aquí. Si no pensara que acá hay esperanza
no traería a mis hijos", repite, entusiasmado, ante
quien se le ponga delante.
***
El currículum
de Enrique Baliño dice, entre otras cosas, que tiene 47 años,
que es ingeniero en sistemas, egresado de la Universidad de la República.
y que antes fue a la escuela y al liceo públicos. ¿Por
qué destacas esto último, la escuela y el liceo públicos?
ENRIQUE BALIÑO:
Lo destaco porque es una de las características maravillosas
que tiene este país, de la que no nos damos cuenta. Yo soy
producto de la educación gratuita de este país: la
escuela, el liceo, la Universidad. Mis padres hicieron el enorme
esfuerzo de enviarme a un instituto privado, a la IUDEP, en preparatorios,
pero después hice la carrera en la Universidad de la República.
Creo que todos los uruguayos, al menos los viejos como yo, la mayoría
somos producto del sistema educativo público, tuvimos la
increíble oportunidad de crecer en ese sistema y después
llegar a distintos lugares en distintas empresas, en distintos trabajos.
Eso es importante porque esa es la oportunidad que cualquier uruguayo
tiene. Es una de las grandes virtudes de este país.
EC - Repasemos
rápidamente tu trayectoria en IBM. Empezó en 1979,
¿en qué posición?
EB - Entré
en la parte de ingeniería de sistemas de la compañía,
después pasé a la parte comercial, a los pocos años
fui a vivir a Estados Unidos, a Nueva York, a trabajar para IBM
Latinoamérica, con algunas responsabilidades en distintas
áreas de la compañía en Latinoamérica.
Eso me dio la chance de viajar mucho y conocer bastante Latinoamérica.
Después
volví a Uruguay; tuve distintas posiciones en IBM Uruguay,
fui gerente general aquí durante cinco años, hasta
que en 1997 (ya había ocupado la máxima posición
en el país; durante todos los años en que fui gerente
general me pedían que me fuera a otro lado, pero yo no quería,
quería estar aquí), no tuve más remedio que
aceptar y volví a Nueva York, a trabajar en Latinoamérica
en distintos cargos.
En 1999 fui
a Argentina, fui gerente regional para Argentina, Paraguay, Uruguay
y Chile, y en el 2001 decidí volver a Uruguay. En realidad
lo decidí en 1997, cuando me fui. Simplemente, lo ejecuté
en el 2001.
EC - La experiencia
en Argentina fue compleja, de alguna manera te tocó terminar
de recomponer la imagen de IBM después de los escándalos
de corrupción en los que la compañía había
estado involucrada.
EB - En realidad
quien hizo el trabajo más importante allí fue otro
uruguayo, el contador Enrique Waicamburú, un hombre de confianza
de IBM que estuvo en los años más difíciles.
Yo estuve en la parte final, en un proceso de cierre de la parte
legal entre los dos juicios que se había hecho a las dos
empresas, el Banco de la Nación Argentina e IBM. Logramos
cerrarlos con todas las firmas necesarias de la Justicia argentina.
Yo estuve ya
en la etapa de reconstrucción, sobre todo en la parte de
tratar de llevar a Argentina y a la región el concepto de
lo que conocemos como e-business y la transformación de Internet
para las empresas, cosa que pudimos hacer en forma muy exitosa,
por suerte, en el tiempo que me tocó vivir allí.
EC - ¿Cuál
fue la razón que te llevó a tomar la decisión
de dejar de lado la actividad dentro de la compañía?
¿Tuvo algo que ver con ese último destino? Parece
que no, al pasar comentaste que ya lo tenías claro de antes.
¿Cuál era el motivo?
EB - La decisión
fue tomada en 1997, cuando me fui. En 1997 sabíamos, mi esposa
y yo, que no podíamos volver a Uruguay dentro de IBM, de
modo que la manera de hacerlo era fuera de la compañía.
EC - Esos nuevos
destinos iban a ser en otra parte.
EB - Es más:
en el año 2000 la compañía me pidió
que en el 2001 volviera a Estados Unidos. Fui amagando de un lado
para otro, tratando de responder la pregunta de adónde quería
ir a trabajar, hasta que finalmente les informé que mi decisión
era volver a mi país. Tomé la decisión en 1997,
la maduré durante mucho tiempo -cuatro años- y en
el 2001 la ejecuté. Fue una decisión madurada durante
mucho tiempo.
EC - ¿El
motivo era sólo volver al país o era también
cambiar de estilo de vida?
EB - Había
dos puntos importantes. El primero era cambiar el estilo de vida.
Yo fui un ejecutivo de una corporación, hasta este año,
y decidí que quería vivir una segunda vida. Soy un
tipo muy privilegiado: tengo que agradecer a Dios poder elegir a
mitad de camino, poder tener una segunda vida distinta. Quería
comenzar a hacer otras cosas: había relegado mucho en primera
vida.
EC - ¿Por
ejemplo?
EB - Quiero
estar mucho más con mi familia, con mis hijos, un tiempo
que realmente no dediqué como debí. También
estar más conmigo mismo, dedicarme a hacer cosas de voluntariado
que me llenan el espíritu, y que creo que los uruguayos tenemos
que hacer por lo que decía al principio: gracias a este país
todos nos hemos educado. No sé cuánto cuesta eso,
no tiene precio. Creo que no le devolvemos al país en forma
suficiente ese tipo de cosas, al menos los viejos como yo.
Otra cosa que
me interesa es dedicarme a enseñar cosas a los jóvenes
y a ayudar a algunas empresas, sobre todo a amigos que tengo aquí.
Siempre digo que si me pudiera sacar del cerebro todo lo que la
IBM me dio -también a esa compañía le debo
algo infinito-, ponerlo sobre la mesa para que otros pudieran copiar
las cosas que de alguna manera se grabaron allí gracias a
esa formación, lo haría generosamente.
Quiero hacer
ese tipo de cosas. Además, volver a hacer las cosas que más
disfrutaba como tocar la guitarra y aprender a tocar el piano, que
también me llenan mucho el espíritu.
EC - Terminaste
de instalarte a mediados de este año.
EB - Sí,
llegamos en julio y durante un mes arreglé la casa, etcétera.
EC - Supongo
que en estos meses y a partir de esta segunda vida que has decidido
encarar, no solamente te estás dedicando a hacerte gustos
sino que también estás trabajando, no es simplemente
vivir retirado.
EB - No, no.
EC - ¿Cuáles
son tus actividades ahora?
EB - Hay dos
tipos de actividades. Actividades empresariales, fundé Avatech,
una empresa de comunicaciones que comenzó a trabajar a mediados
de junio. Estoy asesorando a varias empresas en estrategia, en management,
en cómo organizar su sistema de manejo de la compañía
y su estrategia en los mercados local e internacional. Eso me divierte
mucho, me da mucho gusto y me ocupa unas cuantas horas.
Por el lado
voluntario estoy haciendo tres actividades: estoy dando unas cuantas
conferencias, me están pidiendo que hable sobre todo lo que
quiero hablar en este país, que son nuestras actitudes; estoy
trabajando para Junior Achivment, para Desem, que es una organización
sin fines de lucro que se ocupa de enseñar a los jóvenes,
de generar espíritu emprendedor en los jóvenes, enseñarles
que hay un futuro posible que depende en gran porcentaje de sus
actitudes y de lo que hagan. Con un grupo de empresarios fundamos
Desem hace mucho tiempo en Uruguay: estamos tratando de enseñar
a los jóvenes que se transformen en emprendedores y no "pálidos".
Si los viejos como yo les contamos que está todo mal y que
va a estar peor, evidentemente lo que van a hacer es ir a buscar
su pasaporte para irse. Es nuestra responsabilidad, como veteranos,
enseñarles que las cosas están en sus manos y que
tienen chance de desarrollarse y desarrollar una excelente vida
en este país.
Por otra parte,
hace más de un año presidente Batlle anunció
la formación del Comité Nacional para la Sociedad
de la Información, hay un grupo de cinco personas que fueron
seleccionadas para trabajar como voluntarias...
EC - ¿Cuál
es tu aporte en ese Comité Nacional para la Sociedad de la
Información?
EB
- Estoy en un grupo que se llama Consorcio Asesor Empresarial. Nuestramisión
es delinear las pautas de qué cosas hay que hacer en Uruguay
para que sea reconocido internacionalmente como un país en
el cual el desarrollo de la tecnología es muy bueno. En eso
estamos trabajando con dos objetivos claros: uno de ellos es conseguir
que empresas importantes, grandes, del mundo se instalen en Uruguay
a hacer cosas de tecnología; el segundo es multiplicar por
cinco la producción de tecnología de información
uruguaya en la exportación.
EC - ¿En
qué período piensan llegar a esa meta de multiplicar
por cinco la producción uruguaya de tecnología de
información?
EB - En los
próximos dos años.
***
EC - Pasemos
a hablar de los temas que te inquietan y motivan, y que a la vez
quieres transmitir a la sociedad uruguaya. Para ello vamos a aprovechar
que ya se están incorporando algunos de nuestros contertulios
de los viernes: ya están Carlos Maggi y Walter Cancela.
Quiero empezar
a conocer en qué se apoya tu optimismo. Crees en el país,
crees que nuestro país tiene oportunidades. ¿Cuáles
son los ejes de esa percepción?
EB - Voy a señalar
algunos aspectos importantes de Uruguay. Decimos que "somos
chiquitos", lo que nos asusta: "Nadie nos conoce..."
Lo veo exactamente en forma opuesta: creo que es una maravillosa
oportunidad.
Voy a dar un
ejemplo. Hace unos 12 o 13 años, junto con un grupo de ingenieros
en el área de la tecnología, uno de ellos muy conocido,
el ingeniero Breogan Gonda, teníamos la idea de producir
una tecnología para software que se exportara al mundo. En
ese momento era una locura, una cosa imposible: "En Uruguay
no se puede hacer cosas de tecnología".
Si nos hubiéramos
convencido de que no se podía nunca hubiéramos hecho
nada. Creo que ese es el problema que tenemos los uruguayos: nos
convencemos de que no podemos y no hacemos. En ese momento, ya sea
por inconsciencia o por lo que fuera, decidimos que sí se
podía. Breogan Gonda y Nicolás Jodal hicieron un producto
que miré, que otros miramos, en el que creímos. Empezamos
a empujar e hicimos cosas que generaron -a partir de ese hecho-
una corriente exportadora de productos de software y de servicios
asociados con software que hoy en día es el doble en valor
absoluto de lo que exporta Brasil, son U$S 80 millones. Es mucho
más grande que otras exportaciones del país.
Nadie le pidió
nada a ningún gobierno de turno, nadie pidió prerrogativa
alguna: se hizo la visión, se la definición, se decidió
trabajar mucho en la idea. Y si se piensa que es un milagro trabajar
mucho teniendo las ideas claras es un problema, porque eso no es
un milagro: es simplemente hacer las cosas. Hoy en día disfrutamos
de esa posición.
Cuando yo propongo
ahora multiplicar en los próximos dos años la exportación
de tecnología por cinco, de repente la gente dice "¡Qué
barbaridad!". Hace 12 años no existía ni la idea,
hoy tenemos una base de conocimiento, tenemos 150 años de
tradición universitaria en el país, no es poca cosa.
Tenemos un conjunto de jóvenes preparados en áreas
tecnológicas que son muy importantes y que nos dan la chance
de ir a competir en cualquier lugar con los mejores recursos humanos.
Usted se toma un avión -como lo he hecho durante años
seguidos cuando trabajaba en Nueva York; de las cuatro semanas y
media que tiene un mes tres estaba arriba de un avión recorriendo
Latinoamérica y el resto del mundo-, va a Perú, a
Colombia, a Venezuela, a México, a cada uno de los países
latinoamericanos y encuentra software y gente uruguaya trabajando
con base en Uruguay.
Le doy otro
ejemplo: Banktotal es un software bancario uruguayo creado en esa
época: finales de los 80, comienzos de los 90. La ventaja
de que este país fuera chiquito fue que la empresa Larrobla
& Asociados, que fabrica Banktotal se quedó sin clientes
en Uruguay, vendió todo lo que pudo -hay 22 bancos- y tuvo
que tomar una decisión: se quejaba, como escuché durante
toda mi juventud, de que el problema de los empresarios uruguayos
es que el mercado es chico, se quejaba de ese hecho que no podía
cambiar, o tomaba una acción y se dedicaba a encontrar otros
clientes. Los otros clientes están afuera y hoy Banktotal
es uno de los software bancarios más reconocidos en Latinoamérica
y lo que hace el señor de Larrobla es alquilar casas y apartamentos
en forma temporaria, en los lugares a los que tiene que llevar un
grupo de personas uruguayas a que instalen el software para transformar
la actividad bancaria en el exterior. Y sigo.
EC - Sí:
la lista puede continuar. Aquí mismo hemos ido conociendo
a varios empresarios del sector de la informática que se
han largado no digo a conquistar el mundo, pero al menos a salir
de las fronteras del país, de ese corsé, y avanzar,
en algunos casos avanzando mucho.
CARLOS MAGGI:
Recordaba la conversación que recién tenía
con Baliño, yo le decía que actualmente se exporta
más software que productos lácteos. Es una medida:
uno piensa en las vacas y la leche y piensa que son la riqueza de
este país bendito que tiene gramilla que crece sola. Pero
hay otras gramillas que crecen solas y tal vez mejor, ésta
es una de ellas.
Una vez tuve
un problema informático y no sabía qué hacer.
Estaba muy preocupado, llamé por teléfono a Nueva
York a Baliño, a quien no conocía, y le dije "Me
tenés que ayudar". El era gerente de IBM. Yo pensé,
en todo el mundo, ¿quién me puede ayudar en esta?
Este tipo, que es un fenómeno y es uruguayo. Lo llamé
y me contestó en seguida: "Sí, por supuesto -y
ofreció una cosa nunca vista:- en eso tenés que asociarte
con IBM". Lo extraordinario es que lo hicimos y durante años
trabajé en eso.
EC - ¿Cuál
era el proyecto?
EB - Era el
proyecto Redf@cil, hacer un servidor de Internet. Trabajé
y además escribí sobre eso, me provocó que
escribiera seis o siete meses nada más que de esto, hasta
que harté a todos mis lectores en el país.
EC - Ahora están
todos los integrantes de la mesa: han llegado Mónica Botero
y José Claudio Williman.
Yo te preguntaba
cuáles son las bases de tu optimismo. En las charlas que
estás dando hablas, por ejemplo, de la calidad de vida, de
la seguridad que Uruguay tiene como algunas de sus virtudes.
EB - Yo haría
que durante dos años todos los uruguayos salieran a vivir
en el lugar que elijan. Yo viví en Estados Unidos y conozco
al detalle toda Latinoamérica. En Estados Unidos se puede
vivir... hasta el 11 de setiembre era uno de los países más
seguros del mundo, ahora ya no es tan así.
Nosotros no
valoramos lo que tenemos, no nos damos cuenta de que vivir en una
ciudad como Montevideo... Ojo, quiero aclarar una cosa: tenemos
muchísimos problemas, pero si pensamos que ser felices es
no tener problemas vamos a ser infelices durante toda la vida. Hay
muchísimos problemas que hay que arreglar, tenemos que tomar
acciones para arreglarlos en forma consistente. El ser humano tiene
una energía finita y tiene que elegir dónde ponerla:
si en la queja diaria, quejándose absolutamente de todo,
o en las cosas que puede resolver y están en sus manos. Por
eso digo que el 95% de la solución de los problemas están
en las manos de los uruguayos.
Si nos vamos
a quejar de lo que pasa en Argentina, si vamos a esperar a que se
resuelvan los problemas de Argentina, nos vamos a seguir quejando.
Si nos vamos a quejar de lo que pasa en el Mercosur porque Brasil
no presta atención a ninguno de sus socios y hace lo que
se le antoja, vamos a seguir esperando y quejándonos.
¿Qué
cosas están bajo mi control? Hay muchas cosas bajo mi control.
La realidad es que no nos damos cuenta de que además vivimos
en un lugar privilegiado. En temas de seguridad basta mirar alrededor,
no hay que ir muy lejos. En temas de calidad de vida también
hay que mirar alrededor sin ir muy lejos. "El pasto del otro
lado del alambrado siempre es más verde, más alto..."
No es cierto: hay que ir al otro lado del alambrado, pasar al otro
lado y ver que el pasto es de otro color del que quizás imaginamos
que vemos, y por eso nos quejamos.
EC - Tú
estás manejando el dato de que Montevideo venía compitiendo
con Miami como sede para corporaciones diversas en sus regionales
latinoamericanas. ¿Cómo es esto?
EB - Cuento
lo que le pasa a una corporación. Las corporaciones grandes
se generaron como multinacionales, empresas que trabajaban en muchas
naciones, en cada una con su gerente general, su sistema de contabilidad,
su sistema de administración de personal, etcétera.
A medida que el mundo se globalizó y las empresas empezaron
a necesitar bajar costos y ese tipo de cosas, no se podía
tener 130 países con distintos sistemas de contabilidad que
había que juntar en uno para hacer un informe anual corporativo.
La tecnología ha permitido que uno consolide ese tipo de
operaciones en algún lugar: si quiero contabilidad para Uruguay,
Paraguay, Brasil, etcétera, podría concentrarla en
un lugar, con un conjunto de gente muy buena que lleve la contabilidad
de esa corporación para toda Latinoamérica. ¿Dónde
poner ese centro con gente de alto nivel que maneje la contabilidad
de Latinoamérica (y dije contabilidad por decir un área
cualquiera)? La voy a poner en un lugar seguro, con buenas comunicaciones,
donde haya gente capaz para hacerlo, donde haya un nivel cultural
adecuado, donde la calidad de vida de los empleados sea buena, etcétera.
Uno miraba la
región en busca de los lugares más lógicos
para hacer este tipo de consolidaciones y veía que básicamente
hay uno, Miami, donde se han generado todas las bases corporativas
de las organizaciones para Latinoamérica. A partir del 11
de setiembre la cosa cambió un poquito.
El otro lugar
que teníamos en Latinoamérica, que parecía
razonable por su calidad de vida, por su nivel intelectual, por
su ley de zonas francas para tener empleados extranjeros con determinadas
regulaciones que permitieran, por ejemplo, que los bienes de capital
no tuvieran ciertas imposiciones, con una comunicación adecuada
con el resto de Latinoamérica, era Uruguay. Era fantástico.
Entonces, ¿qué
vamos a hacer los uruguayos para capturar esa maravillosa oportunidad
de desarrollar nuevos puestos de trabajo de alto nivel? Esa es una
de las oportunidades de Uruguay.
WALTER CANCELA:
Seguía con atención lo que decía el señor
Baliño. Realmente son cosas muy certeras y en la línea
de lo que muchas veces hemos hablado aquí en La Tertulia.
El está focalizando la cuestión en su área,
la informática, la telemática y todo lo que se vincula
a la tecnología de la información, por decirlo de
alguna manera, pero hay otras áreas en las cuales Uruguay
también tiene excelencia y es necesario desarrollar. Tal
vez sean mucho menos espectaculares desde el punto de vista de lo
que se ve hacia fuera.
EC - ¿Cuáles
mencionarías?
WC - Por ejemplo,
el diseño. Si uno se fija en algunas de las manifestaciones
espectaculares del diseño, como el audiovisual, ve que Uruguay
produce avisos para el mundo: no para pasar aquí en la televisión
abierta que de repente ven 30.000 o 50.000 personas por día
sino para pasar en el mundo (recuerdo el aviso de un auto que fue
hecho en Uruguay y circuló por el mundo). Se producen "Los
Tatitos"... Eso es materia gris, todo materia gris, todo creatividad,
toda puesta de la educación, del capital acumulado en educación
-algo que Baliño destacaba muy bien- al servicio de un nuevo
producto, una vía de crecimiento económico.
Cuando estudiamos
economía, hace muchos años, tradicionalmente se nos
decía que las sociedades cuentan con tres grandes tipos de
recursos: los naturales, el trabajo y los recursos de capital. Y
hay un señor que administra esos recursos, los combina, los
asigna y produce cosas. Ese señor es el empresario.
Pero un día
vino un señor, que se llamó Schumpeter, y dijo "No,
en realidad la calidad empresaria es efímera. Empresario
es aquel que logra innovar, introducir algo nuevo, ya sea un nuevo
recurso, un nuevo mercado, un nuevo proceso, un nuevo producto".
Entonces empresario puede ser cualquiera: no es necesario que tenga
la propiedad de una empresa para ser empresario. Muchas veces se
ha confundido al empresario con el dueño de la empresa, lo
que ha dado como resultado que se haya bloqueado muchos procesos
de desarrollo porque los empresarios no pueden expresarse y los
dueños de las empresas no son empresarios. Creo que en el
fondo de todo esto, del éxito que se ve en estas áreas,
hay empresarios en el sentido schumpeteriano.
En segundo lugar,
hay un entramado, se va tejiendo un entramado: no es alguien que
sale disparado como un cohete con una idea brillante y se corta
solo, sino que se va tejiendo un entramado que capitaliza otros
recursos a los que se mencionaba en la economía tradicional,
como el capital humano que se va formando de muchas maneras, y el
capital social, que tiene que ver con las relaciones entre la gente.
JOSÉ
CLAUDIO WILLIMAN:
Quiero hacer un aporte. En 1965 gané una beca para estudiar
economía en la Unión Soviética. Los profesores
eran todos economistas de Gosplan, y recuerdo que uno planteó
el problema del empresariado y la gerencia de empresas. Dijo: "La
tragedia de la Unión Soviética es que hemos perdido
una generación con la guerra, tenemos gerentes viejos y gerentes
jóvenes. Por eso no podemos competir con Estados Unidos,
porque nos falta una generación de gerentes". Siempre
lo cuento en clase, porque los muchachos creen que ser gerente o
empresario es solamente un problema capitalista: es un problema
de la economía moderna o de otras más.
CM - Pienso
además que el mundo se ha hecho incierto, violento y absurdo.
Eso también cuenta y es muy curioso: cuenta que haya un lugar
para el proyecto que sea estable desde el punto de vista emocional,
político, cultural. Miramos lo que está pasando en
Argentina y nos apretamos las solapas del saco para estar como abrigados
para que eso no nos llegue. Eso que no queremos que nos llegue es
una forma de inestabilidad cultural, la gente no sabe qué
tiene que hacer ni respetar a los demás. Eso no sucede sólo
en el hemisferio sur: en el hemisferio norte están sometidos
al miedo generalizado; una situación muy fea y peligrosa,
porque está derivando a una forma de derecha extrema. El
hemisferio norte se está militarizando y derechizando de
manera terrible. Y aquí estamos sueltos, en un país
estable y quieto.
Por eso creo
que Baliño no está loco del todo. Si tuviera que elegir
un presidente de la República propondría a Baliño,
que es un tipo joven y con empuje, que genera cosas nuevas.
JCW - Por lo
menos habría que darle una audición permanente de
este tipo, porque si no de repente desaparece por varios meses,
lo que sería una barbaridad.
***
EC - Con Mónica
Botero coincidimos en una pregunta.
MÓNICA
BOTERO:
Soy un poquito menor en edad pero me siento muy cercana generacionalmente,
porque además tengo amigos de alrededor de los 40 que creemos
lo mismo que tú. Yo pensaba ¿qué le voy a preguntar
a este hombre, si desde que comenzó la entrevista dice exactamente
lo mismo que yo opino? Me está pasando una cosa casi de ventrílocuo.
Tú nombraste a Gonda y Jodal, a quienes en la revista Galería
de Búsqueda pusimos en tapa porque siempre nos interesó,
nos fijamos como política destacar a la gente que hace ese
tipo de cosas. Pero hemos tenido comentarios irónicos, muy
uruguayos: "Ah sí, agarran a estos dos y no a los otros
200 pobrecitos que no han podido hacer nada, ni salir de Uruguay,
o que se han tenido que ir del país". O a mi amigo Fernando
Bracco, que está peleando desde un lugar bastante más
difícil que la actividad privada para transformar una cantidad
de cosas en las que creemos muchos sobre las posibilidades de Uruguay,
las posibilidades de modernizarnos, sobre todo no como una empresa
pública como la de él, sino modernizar nuestras cabezas.
¿Qué le voy a preguntar a este hombre si estoy de
acuerdo con todo lo que dice?
Me pregunto,
quizás por una cuestión generacional, lo que también
se preguntaba Emiliano ahora: ¿qué pasa entonces aquí
que no terminamos de arrancar? Seguramente muchos de los oyentes
están pensando "Sí, bueno, pero tiene que ir
a un mostrador un día, a una oficina pública, y las
trabas lo van a ir matando de a poquito. Déjenlo que se quede
un poquito más y vamos a ver si sigue eligiendo vivir en
Uruguay".
EC - Esa podría
ser otra pregunta: en estos primeros seis meses ¿cambió
tu espíritu?
EB - Por definición
hacer cosas es difícil, si uno quiere hacer cosas fáciles
va a tener el sueldo que corresponde a una cosa muy fácil
de hacer. Entonces por definición: cuanto más difíciles
sean las cosas que uno tiene que hacer, mejor, conceptualmente -los
trabajos, la calidad, el conocimiento-; cuantos más proyectos
complejos enfrentemos, más oportunidad de tener prosperidad
tenemos.
Hay que sacar
todas las trabas burocráticas espantosas que hay en este
país, sí. Pero son las que están. Yo puedo
hacer dos cosas: ir siete veces a la misma oficina, no ir nunca
más y no hacer el proyecto que quiero, o ir 70 veces, hasta
pasar el escollo. Los obstáculos son las cosas que uno ve
cuando aparta los ojos de la meta. Sí: hay mil trabas horribles
y espantosas en el país que deberían caer en 32 segundos.
Es insólito; cada vez que tenemos que hacer algo tenemos
que pasar por 18 tamices... Es cierto, es horrible. Ahora: yo soy
uruguayo y he vivido en otros países, en Estados Unidos,
y esta burocracia también existe en Estados Unidos. Y hay
que pasar por ella. Vaya a sacar una libreta de conducir en el estado
de Nueva York: es terrible, diez veces peor que acá, y acá
es horrible.
Tampoco me fui
35 años del país: esta vez me fui cinco, la otra tres,
pero he estado yendo y viniendo; tampoco he estado tan lejos. Es
cierto que hay un montón de cosas que debemos resolver internamente,
y hay que pelear por ellas. No puede ser que tengamos el peso del
Estado que tenemos; es una locura; la nafta más cara del
planeta... esas barbaridades que no podemos tener. Pero esos también
son datos del problema. ¿Qué hago? Los uruguayos estamos
esperando que alguien resuelva todo para hacer algo. Por ejemplo,
estamos esperando que el mercado chico sea más grande. ¿Cuántas
veces lo escuchamos? "El problema de Uruguay es que el mercado
interno es chico". Por definición es chico, y no lo
podemos decir más de una vez.
WC - Pero no
es chico para todo el mundo, porque hay gente que lo ha agrandado.
EB - Si el mercado
uruguayo es chico y esa es la razón por la que no podés
trabajar, y te aferrás a ese problema, y gastás toda
tu energía en quejarte de eso en vez de hacer lo que tenés
que hacer, nunca vas a hacer nada. Si pensamos que no hay ninguna
oportunidad en el futuro y nos convencemos de eso, no vamos a hacer
absolutamente nada. Si estamos pensando que el problema es el Mercosur,
y esperamos que el Mercosur se arregle, otra vez estamos tirando
la pelota para allá y que alguien arregle. Estamos esperando
que el gobierno haga algo para hacer algo. No podemos esperar a
nadie. El mundo no espera al Uruguay; nadie espera al Uruguay. La
gente piensa que el Uruguay es el centro de algo y no: lo tenemos
que construir como centro de algo. Y creo que es un problema de
formación mental que tenemos.
Antes de entrar
comentábamos: en la escuela nos dicen que este país
tiene 187 mil kilómetros cuadrados, su territorio es 95%
arable, suaves pendientes, ondulado, un clima privilegiado, 700
kilómetros de costa sobre un estuario único en el
planeta, maravillosas playas sobre el Océano Atlántico,
tenemos todos los maravillosos derechos que puede tener un ser humano
en la Tierra... En la escuela en ningún momento hablamos
de obligaciones. Vamos a Singapur en la misma situación,
al mismo niño en la escuela: "Muchachos, somos una roca;
no tenemos nada; somos una piedra en el medio del océano.
Si no construimos todos los días nuestro futuro, nos vamos
a hacer puré". Marcada diferencia.
Creo que lo
que nos pasa es eso: estamos esperando que alguien nos resuelva
el problema. Y cuando aparece este señor de "Los Tatitos"
(el otro día lo escuché), todo el mundo le decía
que no se podía hacer lo que él quería. Cuando
apareció lo de Gonda todo el mundo le decía que estaba
loco, que no se podía. Cuando aparece un señor que
tiene esturiones en el Río Negro le dicen que está
loco, que no se puede. ¿Y qué hizo? Hizo como el pelícano:
según todos los estudios aerodinámicos que hacen todos
los ingenieros, etcétera, el pelícano no puede volar.
El único problema es que el pelícano no lo sabe, y
vuela.
(Risas)
EC - Entonces
¿es un problema de mentalidad, un problema cultural?
EB - Uno puede
ir un poco más al detalle. ¿Por qué a algunas
empresas les va bien? Hoy en día, en este país, hay
empresas a las que les va muy bien. No lo dicen, porque "queda
feo". Pero hay gente a la que le va muy bien, y hay gente a
la que lamentablemente le va muy mal. ¿Por qué a algunos
les va muy bien? ¿Por qué tienen chance de que les
vaya bien? Generalmente, por la calidad de la gente que tienen.
Y la calidad de la gente se basa en ciertos modelos de comportamiento
de las personas. Yo tengo 22 años de gerente y, si la miro
durante un tiempo razonable, le puedo decir si tiene chance de tener
éxito o no. Y eso se basa en su actitud, en su comportamiento.
EC - ¿Cómo
se cambia la actitud de quienes no tienen ese talante frente a los
proyectos que emprenden, las actividades que deben desarrollar?
EB - Lo primero
es que no todas las actitudes de todas las personas pueden ser cambiadas.
Tenemos que aceptar que hay gente que no va a cambiar nunca, no
la vamos a poder cambiar, y no vale la pena que gastemos energía.
Pero hay otras personas que entienden cuáles son las actitudes
necesarias para tener éxito, que para mí son cuatro:
Tener una actitud
positiva, porque el tipo positivo es el que mira al futuro en forma
mejor al presente, y desarrolla una idea para hacer cosas al respecto;
no gasta su energía en "la pálida" sino
en las cosas que puede resolver. La actitud positiva tiene un valor
económico, porque quienes ven el futuro mejor son los que
se arriesgan e invierten. Es increíble: la actitud positiva
tiene un valor genuino que se puede cuantificar.
La segunda es
una actitud de equipo, cosa que en este país cuesta mucho.
Actitud de equipo es hacer un sacrificio individual para que el
equipo gane. Por eso, si bien en este país hay muchos voluntarios
haciendo un montón de cosas, hay mucha gente que no lo hace.
Vos hablaste recién de capital social: la asociatividad resuelve
un montón de conflictividad que existe y los pleitos se resuelven
por ese mecanismo. La gente necesita esa actitud de sacrificio para
que al grupo le vaya bien, y eso es fundamental en las empresas.
La tercer actitud
es la mejora continua. Si la gente piensa que el futuro es una prolongación
del pasado, le erró. Las ventajas competitivas que tenemos
hoy no van a ser las de mañana. Como las ventajas que tenemos
hoy no son las que tuvimos ayer. Si uno mira al futuro como una
prolongación del pasado, padece un error conceptual grave
y la única manera de evitarlo es que los individuos entiendan
que la única forma de construir futuro es mejorando ellos
en forma individual cada día. Esta es una responsabilidad
individual: cada persona debe saber qué tiene que hacer para
que mañana sea mejor que ayer.
Y la cuarta
actitud es sentirse dueño de su futuro. Es el 95%. Thomas
Alva Edison de pronto es el mejor ejemplo: el tipo encerraba a sus
colaboradores en su laboratorio para que probaran los filamentos;
nos los dejaba ir a la casa. Y cuando lo entrevistaban le decían
"Usted tiene talento infinito". Y él respondía:
"No: cualquier proyecto que usted encare en la vida, este como
cualquier otro, tiene tres ingredientes: sudor, talento y suerte.
Pero se mezclan en distintos porcentajes: 85% es sudor, 10 % es
talento, y 5% es suerte". Ese 95% es el que está en
nuestras manos.
MB - Me quedaba
una pregunta de hoy respecto a los 70 inconvenientes a los que una
persona talentosa, emprendedora y con actitud positiva se puede
encontrar, por ejemplo, en la burocracia uruguaya (que es de lo
que más he visto que se queja gente que viene del exterior
con gran ímpetu, gran entusiasmo, y termina volviéndose;
o gente que se termina yendo porque siente que son tantos los escollos
para lo que quiere concretar, son tantas las energías que
gasta ahí, que opta por irse). El tema es que, como decías
tú respecto a la libreta de conducir de Nueva York, cuando
llegan a Nueva York se dan cuentas de que ahí también
hay escollos y las cosas no son tan fáciles. Ahí también
hay dos caminos: algunos se vuelven a clavarse puñales por
el resto de su vida, porque saben que acá o allá todo
es imposible, pero hay muchos que se quedan peleando allá.
¿Por qué allá eligen sacrificarse, toparse
con los escollos y tratar de superarlos, y capaz que acá
abandonaron? ¿Cuál es la diferencia?
EB - Para mí
hay también allí un tema cultural. Si uno para un
americano promedio de una calle y le pregunta "Si usted hace
algo, ¿algo va a cambiar?", la respuesta es "Sí",
y por eso la "Asociación del Pajarito Verde" y
no sé qué, hacen convenciones, vuelan a reuniones...
Por eso hay toda esa sociedad, y eso es capital social: la asociatividad
que tienen para resolver el problema minúsculo de vaya a
saber qué, y hay convenciones, eventos y lo que fuere, porque
la gente cree que si hace algo, algo va a cambiar. Uno viene de
ahí y de México para abajo le pregunta a un individuo
"Si usted hace algo, ¿algo va a cambiar?". Y la
respuesta es "¡No!". Se convenció de que
no importa lo que haga, nada va a cambiar. Y una vez que uno se
convención de esa cosa espantosa, no hace nada. Esa es la
diferencia. Creo que nos tenemos que convencer de que, si hacemos
cosas... Lo que decía sobre la actitud número cuatro:
ser dueños. Los únicos que vamos a cambiar al Uruguay
somos los que estamos acá. Esta mañana fui al puerto
y al aeropuerto y no vi que vengan tres millones y medio de japoneses
a relevarnos durante dos o tres años para que tomemos nuestro
sabático, ellos resuelvan todos nuestros problemas y nosotros
volvamos cuando esté todo arreglado, y vivamos felices y
contentos con un futuro determinado, claro, maravilloso, definido.
Eso no existe. La realidad es que este es nuestro país y
los tipos que deben cambiar a este país somos nuestras generaciones,
los que estamos acá, y a mostrar a nuestros muchachos jóvenes
que somos capaces de hacer algo. Yo no quiero que mis hijos me digan
"¿Qué hacías vos cuando tenías
45 años? Mirá, ahora me tengo que ir".
WC - La razón
de que somos nosotros quienes debemos cambiar al país es
que el país somos nosotros: no es el territorio. Por eso,
aunque vengan tres millones de japoneses, ya no sería este
país sino otra cosa.
Coincido totalmente
con que el 95% de las posibilidades de éxito están
en nuestras manos: o cambiamos nosotros o no nos cambia nadie. Y
a las trabas que existen las pusimos nosotros, así que las
podemos sacar nosotros.
CM - Otro elemento
a tener en cuenta es que nadie hace las cosas porque sí ni
gratuitamente. Los grandes sacrificios y los grandes hechos suceden
cuando son necesarios. Este país, mal que bien, ha gozado
de una vida fácil. Con defectos, con carencias, pero siempre
de manera holgada. Yo a veces escribía muy enojado, después
tomaba por la rambla cuando venía de Las Toscas a Montevideo,
los veía en la playa, y me decía "Yo soy un imbécil.
Tan contentos, están bien, ¿qué hago yo enojándome
por lo que está pasando?". Eso es importante porque
tengo la sensación de que se empieza a tocar fondo, y que
esto que estamos diciendo va a ser muy contagioso, porque se hace
o pasan cosas graves: estamos viendo el final de la película
en Buenos Aires, como dijo (el periodista de Búsqueda) Nelson
Fernández. Es decir: no vimos la película todavía,
pero el final está en Buenos Aires, ahí lo tenemos.
Se puede evitar, pero si se hace algo.
CW - Un historiador
nuestro que a una de las características negativas del Uruguay
la llamaba "el espíritu de facilidad". Las cosas
se hacían si son fáciles, y si no, no. Eso lo acuñó
para nuestra generación.
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Transcripción: María Lila Ltaif y Jorge García
Ramón
Edición: Jorge García Ramón
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