31.12.2001

 



Argentina: "el estallido social ha puesto los tiempos a la crisis política y económica"

Analista político e historiador Rosendo Fraga: "40% de la población recibe un ingreso fijo pero no lo puede sacar del banco, y el otro 60% vive o sobrevive del derrame de ese gasto en efectivo. Que los primeros no puedan disponer de su dinero es lo que ha detonado el estallido social. Si no se destraba esto en lo inmediato, los estallidos se van multiplicar".


EN PERSPECTIVA
Lunes 31.12.01, 07.58.


EMILIANO COTELO:
La incertidumbre es el signo de este fin de año en la República Argentina. Como si fueran poco la crisis económica, las restricciones bancarias y el enojo social con los dirigentes, el país volvió a quedar ayer al borde de la acefalía presidencial. Adolfo Rodríguez Saá, presidente de la Nación desde la salida de Fernando de la Rúa, renunció a las 23.05 a la jefatura de Estado, al no haber obtenido consenso de los gobernadores peronistas para llevar adelante un plan de gobierno que logre calmar los reclamos que, el viernes, terminaron en otro gigantesco cacerolazo en la Plaza de Mayo, y que vino a precipitar la caída de todo el gabinete.

Una hora después de Rodríguez Saá, dimitió el también presidente provisional del Senado, el misionero Ramón Puerta, quien se desempeñaba como virtual vicepresidente de la Nación y debía remplazar a Rodríguez Saá hasta que la Asamblea Legislativa designe a otro presidente. El encargado de conducir al órgano parlamentario que debe elegir al mandatario será entonces el titular de la Cámara de Diputados, el bonaerense Eduardo Camaño.

El infierno en que se ha convertido en los últimos días la interna peronista indicaba anoche que otros dos bonaerenses, el gobernador Carlos Ruckauf y el senador Eduardo Duhalde, podrían convertirse en candidatos a encabezar un futuro gobierno de consenso, dice este mañana el diario Clarín. Pero es sólo una de las mil especulaciones que circulan por Buenos Aires.

A propósito de esta situación, queremos consultar a esta hora al analista político Rosendo Fraga, abogado, periodista, historiador, colaborador de diversos medios de prensa entre ellos La Nación, Clarín, La Prensa, El Cronista, Página/12 y Ambito Financiero, y además consultor de diferentes entidades.

Una primera pregunta general y obvia: ¿cómo observa esto que acaba de pasar este fin de semana y anoche en su país?

ROSENDO FRAGA:
Ante todo creo a que hay que ponerlo en perspectiva histórica. Argentina vive la recesión más prolongada de su historia, con 43 meses seguidos de duración. En la crisis de los 30 la recesión duró 36 meses.

A esto se agrega, en el plano económico, las restricciones en el plano financiero del 30 de noviembre, que han implicado la caída de ingresos más grande de la historia argentina para el 60% más pobre de la población (los desempleados, los subempleados y trabajadores en negro) quienes, al cortarse el gasto en efectivo, han quedado sin recursos para sobrevivir.

Agreguemos que Argentina está viviendo la tasa de desempleo más alta de su historia, con 20%, y hace siete años que no baja: pasó dos veces del 18 al 20%.

Si uno mira lo económico, nunca tuvimos una crisis tan grave en la historia. Mira lo social y nunca tuvimos una crisis tan grave en la historia. Y acá entra a jugar lo político. Venimos de una elección legislativa el 14 de octubre en la cual, desde 1912 en que tenemos el voto universal, secreto y obligatorio, fue el mínimo voto positivo porque la abstención y el voto negativo no tuvieron precedente. Sobre estos datos en lo económico, lo político y lo social, estalla una crisis política que puede calificarse de anarquía -creo que es el término más ajustado que corresponde al análisis de la situación argentina- tal que, para encontrar antecedentes históricos, debemos ir al siglo XIX, 1820, cuando tres gobernadores de la provincia de Buenos Aires se sucedieron en un mismo día.

La evidencia más clara de esta crisis política es la sucesión de presidentes en nueve días que usted acaba de mencionar en la introducción: el 20 de diciembre cae De la Rúa (fracaso rotundo del gobierno del Partido Radical y del Frepaso, la coalición de centroizquierda que lo acompañó), pero asume el Partido Justicialista y la caída en una semana del presidente Rodríguez Saá, y las dificultades del justicialismo para encontrar una fórmula para gobernar nos está mostrando que la crisis no es sólo del oficialismo que cayó hace 10 días, sino que es una crisis general en la dirigencia política argentina, como lo estaba mostrando la elección del 14 de octubre.

EC - A propósito de la caída de Rodríguez Saá, no era novedad que el justicialismo tenía problemas internos, ni siquiera para nosotros que miramos la realidad de su país a distancia. A tal punto que, para designar a Rodríguez Saá y convocar a elecciones en marzo hubo que reinstaurar el sistema del doble voto simultáneo, o "ley de lemas", de modo que el peronismo pudiera resolver su interna el propio día de la elección, porque no tenía manera de ponerse de acuerdo antes de esa fecha en un candidato a la Presidencia de la Nación. Ahora: ¿de qué manera estallan esos problemas internos, al punto de precipitar la caída de Rodríguez Saá? ¿Qué fue lo que la precipitó en estos días?

RF - Básicamente que, a partir del 19 de diciembre, la crisis social le pone los tiempos a la crisis política y a la crisis económica. Cae primero el ministro Cavallo el 19, por lo que en Argentina se llamó cacerolazo, una movilización espontánea de los sectores medios en la ciudad de Buenos Aires, protestando contra las restricciones financieras. Al día siguiente, esas mismas protestas van degenerando en incidentes, violencia, muertos, heridos, saqueos en el centro de la ciudad, en los que participan militantes de izquierda y directamente grupos de delincuentes.

La misma secuencia se produjo en el gobierno de Rodríguez Saá, quien no da solución a la restricción financiera y nombra a un equipo de gente cuestionada por sus antecedentes políticos, incluso penales. Esto provoca nuevos cacerolazos de la clase media, nuevos incidentes violentos de militantes de izquierda, grupos delictivos, incluyendo el saqueo del Congreso de la Nación, y esto produce la caída de Rodríguez Saá.

EC - ¿Se suma también el hecho de que, como dicen los trascendidos, Rodríguez Saá ya estaba trabajando para permanecer en el poder, para que no tuvieran lugar las elecciones de marzo?

RF - Creo que algún sector de la gente de Rodríguez Saá podría estar en eso. Lo que precipita la caída no es la falta de apoyo en el justicialismo ni su intención de quedarse: es la falta de respuesta de Rodríguez Saá a los problemas concretos de la gente, la movilización espontánea de la gente, y la derivación de esa movilización espontánea en la violencia. El mismo detonante en la caída de Cavallo y De la Rúa, que es la movilización, el conflicto social y la violencia social, es lo que precipita la caída de Rodríguez Saá.

La característica de la anarquía política argentina es que la incapacidad de la política para encabezar a la economía ha generado un estallido social sin precedentes, y este estallido es el que está poniendo los tiempos, la velocidad, la vorágine a la crisis política y económica.

EC - Para usted, entonces, el factor principal es la actitud de la gente: lo que usted define en términos sintéticos como estallido social.

RF - Exactamente.

EC - Más importante todavía que los problemas internos del justicialismo.

RF - Mucho más relevante. Esto que produjo la caída de Cavallo y De la Rúa, una semana después produjo la caída de Rodríguez Saá. Y si el presidente que asuma mañana o pasado electo por la Asamblea Legislativa, que seguramente será justicialista, sea quien sea, no logra en términos de días (no digo ya de semanas) encauzar la crisis económica, destrabar el flujo de fondos del sistema financiero, me da la impresión de que vamos a tener en días, nuevamente, el recrudecimiento del conflicto social y un nuevo fracaso de la dirigencia política justicialista, que hoy es casi la dirigencia política en su conjunto.

EC - Pero ¿es posible pensar que en estas circunstancias un presidente logre en pocos días encauzar la economía argentina?

RF - Es absolutamente posible tomar decisiones que encaucen la economía en términos de días. Porque la recesión es una cosa, el desempleo es otro, pero lo que ha detonado el estallido es que hoy la gente no tiene salarios, no tiene lo que ha ganado: ¡ la gente recibe un salario y no lo puede sacar del banco; recibe una jubilación y no la puede sacar del banco! Esto le sucede al 40% de la población, que está en los bancos. El 60% de la población, que vive o sobrevive del derrame del gasto en efectivo de ese otro 40% que recibe salarios y jubilaciones pero no los puede sacar, es lo que ha detonado el estallido social. Y este es el tema que hay que destrabar ya. Si no se lo destraba, los estallidos se van a seguir multiplicando. Entienda el problema de quien no puede utilizar su depósito...

EC - Lo que usted dice es que el problema esencial es absolutamente de corto plazo y concreto: es la posibilidad de disponer del dinero que cada uno se ha ganado trabajando.

RF - Exactamente: eso es lo que ha generado el estallido social.

EC - No es ya la economía en general, su futuro, la devaluación... Es un problema concreto de hoy...

RF - Absolutamente.

EC - ...es "quiero tener mi sueldo".

RF - Absolutamente. Y eso es lo que la dirigencia no está entendiendo hoy, lo que los economistas argentinos no están entendiendo. Mientras discutimos la macroeconomía, el default, mientras discutimos... lo que tenemos es cómo vive la gente. Si no restablecemos el flujo de dinero en efectivo hacia la población, los estallidos sociales se van a seguir multiplicando. Si el próximo presidente no resuelve operativamente ese problema, que no es si la recaudación cayó, etcétera, los estallidos se van a seguir multiplicando.

EC - Discúlpeme que le haga a usted una pregunta que en realidad debería ser para Rodríguez Saá: ¿usted cree que el ex presidente no liberó la posibilidad de acceder a los sueldos simplemente por distraído, o hay algo que lo está impidiendo?...

RF - Ah, mire: ...

EC - ¿Qué está pasando con los bancos, con la situación financiera?

RF - Lo que lo está impidiendo que la dirigencia argentina ha entrado en una vorágine en que está mucho más preocupada por su lucha política que por la situación de la gente. Los economistas han entrado en discusiones sobre macroeconomía olvidándose de que hay que resolver un problema absolutamente inmediato.

EC - Pero ¿no hay impedimentos de fondo para el pago de esos sueldos?

RF - Hay un primer impedimento que es que han congelado todo el dinero en los bancos. Acá es muy sencillo: tomemos medidas como las que se tomó en otros momentos en Argentina, congelemos todos los depósitos superiores a 10.000 pesos y liberemos hacia abajo. Pero, con tal de no congelar los depósitos de 10.000 hacia arriba, de mantener formalmente la propiedad de todos los depósitos, hemos optado por quitarle el efectivo a toda la población. Y esto es absolutamente inviable. Y esto que parece obvio es lo que la dirigencia argentina no está entendiendo: Argentina está viviendo esta crisis por esta obviedades que la dirigencia no resuelve. Es el ABC de cualquier sistema económico o social: si la gente no tiene medios de pago, es imposible que pueda sobrevivir. Fíjese que hoy es 31, son las fiestas de año nuevo, y la gente ha tenido que pasar las fiestas sin haber cobrado nada. Esto ha generado un estallido social inédito, y si el presidente no destraba esto en términos de días... Tomando decisiones que lógicamente no van a gustar a determinados sectores pero hay que tomarlas y esta es la valentía de un liderazgo político; pero hay que tomarlas, mirando el problema absolutamente inmediato que está viviendo la gente. Por eso, la gente tiene este grado de irritación con la dirigencia: porque no es capaz de disminuir los problemas mínimos que la gente está viviendo: no poder gastar el salario o la jubilación percibidos, lo cual -insisto- genera en el 60% de la población, que son empleados en negro, subempleados y desempleados, una situación de absoluta restricción de ingresos, porque viven o sobreviven del gasto en efectivo de ese 40% que hoy no puede sacar la plata de los bancos.

EC - A esa demanda esencial que usted destacaba ¿se agregan otros factores? Esa puede haber sido la demanda de las manifestaciones pacíficas que han tenido lugar en estos días, de los cacerolazos. Pero después han sido seguidas de manifestaciones muy violentas. ¿Quién está detrás de esa segunda fase de las protestas? ¿Hay agitadores, organizadores que incluso podrían venir del justicialismo, como lo sugieren desde el propio justicialismo?

RF - No lo creo. Creo que hay algunos grupos identificados de militancia de ulatraizquierda, como del Grupo Quebracho, el movimiento Teresa Rodríguez, que una vez que se producen los cacerolazos actúan con hechos violentos y se meten. Y actúan incluso bandas delictivas que participan en saqueos aprovechando el desorden generados por la protesta política. La protesta social se pone en marcha espontáneamente, es fundamentalmente una protesta de capas medias, pero una vez que esa propuesta ocupa la calle, una hora, dos horas después, aparecen los grupos violentos que aprovechan esta circunstancia.

EC - Supongamos que hay un presidente dispuesto a tomar esa medida que usted mencionaba recién y que es la más urgente para la gente. ¿Con eso alcanza? Con este descontento que hay en sectores muy extendidos de la población y que afecta a buena parte de la dirigencia política argentina, ¿a qué figura tolera, a qué figura está dispuesta a darle crédito?

RF - Lo que le puedo decir es que las encuestas realizadas hasta la semana pasada mostraban que las tres figuras con mejor imagen, con sólo 30% de imagen positiva, son dos justicialistas (el gobernador de Córdoba, De la Sota, y el de Santa Fe, Carlos Reutemann) y una figura emergente de la izquierda, la diputada Elisa Carrió. Son las únicas figuras que llegan a 30% de imagen positiva. Ningún político argentino tiene más de ese índice, y el resto está por debajo del 20%.

EC - ¿Alcanza con esos porcentajes para ponerse al frente del gobierno, en estas condiciones?

RF - El problema de si alcanza o no, no lo sabemos. Si el próximo presidente es capaz de resolver este problema que acabo de señalar, de restablecer el flujo de dinero en efectivo hacia la población, ese presidente tiene chances, posibilidades de que la gente le crea. Si el próximo presidente no es capaz de resolver este problema, me temo que la historia de De la Rúa y Rodríguez Saá volver a repetirse.

EC - Se refiere al presidente que va a asumir en estos días.

RF - Exactamente, nombrado por la Asamblea Legislativa.

EC - Y para usted ¿ese nombre tiene que ser uno de los tres que mencionó?

RF - No lo sé, porque lo que caracteriza a las anarquías políticas es la falta de certezas. Lo que señalo es que en imagen son los tres que están mejor. A mi juicio, Carrió -que está fuera del justicialismo-no será electa. Si la pregunta es si Reutemann o De la Sota pueden ser elegidos, me da la impresión de que De la Sota es uno de los candidatos. Pero subrayo: no es que hoy ninguna de estas tres figuras genere ningún entusiasmo en la gente. Son las menos desgastadas. Un 30% de imagen positiva para los políticos que de entrada esté mostrando confianza: es que la gente los considera los menos malos.

EC - Pero a su vez van a necesitar el respaldo de su partido, un respaldo real que Rodríguez Saá no pudo tener del justicialismo...

RF - Pero Rodríguez Saá no cae por la falta de respaldo del justicialismo sino por la falta de respuesta a los problemas de la gente.

EC - Estamos hablando del presidente provisional... ¿o no? Para usted ¿debe haber elecciones?

RF - Hay dos variantes: o no las hacemos y nombramos por el Congreso a un presidente hasta el 2003, o hacemos una elección por un mandato de cuatro años, para tener un presidente con el poder político suficiente para poder gobernar, electo y por cuatro años. Esta alternativa de elegir un presidente por un año y medio es la que carece de sentido. Porque ahí ni tenemos un presidente electo con el poder suficiente para un mandato completo por delante, y a la vez estamos sometidos a un interinato de dos meses más, en condiciones políticas, sociales y económicas cada vez peores.

O elegimos ya por el Congreso un presidente para el resto del mandato, o hagamos una elección por un mandato completo de cuatro años, con un presidente con capacidad política de resolver la crisis. Lo que no tiene sentido es un interinato de dos o tres meses para una elección para un año y medio más.

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Transcripción y edición: Jorge García Ramón

 






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