31.12.2001

 



Argentina: "La gente está hastiada"

Mario Wainfeld, jefe de la sección política del diario Página/12: "Los bancos no tienen ni remotamente la plata para responder a la restitución de los plazos fijos. Debían retener el dinero de los sueldos pero no tenían derecho a tocarlo, pero tampoco tienen ese dinero. ¿Y quién le reclama a la banca extranjera que lo traiga?".


EN PERSPECTIVA
Lunes 31.12.01, 08.38.


EMILIANO COTELO:
Continuando con el análisis de la situación argentina, vamos a dialogar con el periodista Mario Wainfeld, jefe de la sección política del diario Página/12 de Buenos Aires.

Más temprano hablábamos con el doctor Rosendo Fraga, quien atribuía importancia fundamental en esta crisis que se acaba de precipitar a la reacción de la gente el viernes, al descontento pacífico, al cacerolazo de sectores de la clase media, reclamando la posibilidad de poder cobrar sus sueldos. Colocaba en ese punto el eje de este derrumbe del breve gobierno de Rodríguez Saá y no tanto en los problemas internos del Partido Justicialista, que están destacando otros analistas y varios medios de prensa argentinos por estas horas. ¿Qué dices tú?

MARIO WAINFELD:
Está ocurriendo todo al mismo tiempo, con lo cual uno puede hacer el esfuerzo de decir que esto es una fórmula química y ver cuál es el elemento que más influye. Seguramente el más novedoso y brutal es la presencia de la gente en la calle.

De todas formas, creo que se da todo. Si hubiera una crisis en el PJ -que la hay- y no estuviera la presencia de la gente en la calle, el hecho físico de manifestaciones pacíficas de gente no encuadrada y no embanderada que sale en forma espontánea a manifestarse, seguramente habría un ratito más, un par de días, una reunión más. Es tal vez lo que produce el golpe knock-out. De todas formas, hay una conjura de circunstancias muy importante y todo pesa. Yo compartiría lo que dice Rosendo a condición de aceptar que también hay una crisis de legitimidad muy grande en los partidos políticos, una situación económica tremenda y dificultades muy graves para acordar un plan económico mínimo. Una crisis general.

EC - Fraga decía que un presidente que venga y logre resolver ese problema, absolutamente elemental para la vida de la gente en cada día, y más en estas circunstancias de fiestas de fin de año y año nuevo, un presidente que prestara atención a ese detalle y no se distrajera con otras cuestiones, ese presidente lograría una carta de crédito de parte de la población. ¿Alcanza efectivamente con eso?

MW - Yo diría: un presidente que calmara el humor colectivo alcanza, a condición de explicar que creo que ese presidente no existe, porque no hay magos en política. La situación económica en Argentina es desesperante desde hace mucho tiempo: Argentina primero se quedó sin política monetaria por la convertibilidad y después se quedó sin moneda, que es prácticamente lo que le pasa ahora. Aumentó la desocupación, pasó de ser una sociedad más o menos industrial a una sociedad puramente importadora de chafalonías, confió todo al sector financiero, a privatizar servicios. Es un país que viene en una especie de destrucción estructural.

Lo que está pasando ahora es que algunos sectores importantes de la clase media empobrecida están reaccionando muy pacífica pero también muy enérgicamente y con mucha presencia. Ese sector está demostrando un alto nivel de conciencia de sus derechos y un reclamo muy fuerte. El principal reclamo en este momento es que se levante lo que aquí se viene llamando el "corralito", que es la retención de dinero que se está haciendo en los bancos. Cavallo, el ministro de Economía anterior, determinó que no se pudiera sacar el dinero que estaba a plazo fijo. Los números son todos imprecisos, pero estamos hablando de que en Argentina no hay menos de 600 mil plazos fijos de menos de U$S 20.000, o sea que estamos hablando de muchos pequeños ahorristas. Los grandes ahorristas se fueron, porque conocían las circunstancias. Aparte, los trabajadores dependientes más o menos formales también tenemos el dinero en los bancos por una serie de disposiciones legales. Los plazos fijos directamente no se pueden sacar; la plata de los sueldos se puede sacar con un montón de trabas desesperantes, muy enojosas, agravadas por un mal funcionamiento de los bancos y por el desconocimiento de su operatoria.

Lo primero que se está reclamando es eso: el poco dinero que tienen muchas personas, que han visto caer su nivel de vida en los últimos cinco o seis años, que se resisten a caer más e inclusive que defienden lo poco que tienen para poder subsistir. Sectores de mediana conciencia y mediano poder. En Argentina hay un sector importante de gente sin trabajo, sin seguro de desempleo, marginal, a la que le cuesta mucho hacerse sentir y organizarse, tal vez por su menor peso relativo en la valoración pública. Uno podría decir que hay una mayor distancia física de esa gente de la Casa de Gobierno respecto a la que tenemos los que somos de clase media, que podemos ir caminando en una ciudad grande como Buenos Aires: mi mujer salió caminando el otro día, estamos a 40, 45 cuadras de Casa de Gobierno. Los vecinos de aquí se enojaron y salieron; de repente en la esquina eran 100, a 20 cuadras eran 3.000, cuando llegaron eran 5.000 y al rato en Plaza de Mayo había 20.000 personas. Los sectores marginales en general viven más lejos, y no sólo están lejos en términos físicos -es una especie de metáfora- sino también en representación simbólica. Es necesario complacer a ese sector, que está muy herido, muy incrédulo y al que no se le puede dar lo que pide, porque la plata no está en los bancos.

EC - La plata no está en los bancos.

MW - No: los bancos no tienen ni remotamente la plata para responder a la restitución de los plazos fijos.

Hay una cosa extraña que no se termina de decir: los plazos fijos forman parte de la operatoria común de los bancos; como en todo, el mundo los bancos reciben la plata, otorgan un interés y se manejan con esa plata. Ese es el manejo básico de los bancos. Con los sueldos la operatoria estaba pensada de manera distinta: los bancos hacían como si fueran una caja de seguridad pero no tenían derecho a manejarlos, tenían que retenerlos, cobrar una comisión por el servicio pero no tocar la plata. Pero tampoco tienen esa plata, porque también la tocaron.

EC - ¿Entonces?

MW - Es un intríngulis. Uno podría decir varias cosas. Primero, plantear una negociación muy fuerte con los bancos, unos cuantos de ellos vinculados a la banca extranjera -Argentina tuvo un proceso de extranjerización muy grande-, y pedirles "Traigan plata muchachos. Ustedes metieron la pata o metieron la mano, y cumplan". Pero no se hace de un día para el otro, supongo que es una larga negociación. Estoy hablando de cosas muy complicadas, pero uno piensa que tal vez acepten pagar una parte en un plazo... Nadie puede decir: "Señor del banco Pipí de Nueva York, traiga mañana U$S 10.000 millones para pagar lo que debe".

EC - Rosendo Fraga proponía algo quizás más "sencillo": asumir la congelación de determinados depósitos de determinado monto hacia arriba, y utilizar ese dinero para pagar lo más inmediato y necesario, los sueldos y las jubilaciones.

MW - Claro, para descomprimir hacia abajo. Sería una forma de aliviar la situación de los acreedores más chicos y de bajar el número de tensiones. Es una posibilidad. No sé cuál es, ignoro, no soy un especialista...

EC - La pregunta no estaba planteada con la aspiración de estar dialogando con un especialista sino de conocer el problema macro.

MW - Me da la sensación de que, de todas formas, cuando empezás a buscar esas soluciones sencillas te encontrás con un problema político que se interpone.

EC - Ahí vamos.

MW - En Argentina hay una banca que hasta hace poco se suponía que era muy fuerte, con un nivel de concentración muy alto. Relativamente hay muy pocos bancos "argentinos" y todos son oficiales, como el Banco de la Nación Argentina y el de la Provincia de Buenos Aires, la provincia más importante. Los otros son bancos vinculados a la banca extranjera; digo "vinculados" porque no están funcionando como sucursales de esos otros bancos porque no se establecieron así: son bancos que tienen el mismo nombre, el mismo logo, pero que supuestamente son empresas radicadas en Argentina, lo cual legalmente excluye la responsabilidad de las casas matrices. En definitiva el banco City en Argentina responde con la plata del banco City, por lo menos así se dice legalmente, el problema es quién le dice al banco City que traiga millones de dólares a pérdida (es una manera de decir), que en todo caso no pensaba pagar anteayer, porque la gente está muy enojada y sale con las cacerolas. Porque las cacerolas afectan más, mortifican más, debilitan más al poder político que al poder económico. ¿Quién se lo dice a los bancos? Para empezar a decirlo y para empezar una pulseada de resultado muy dudoso, pero para la cual de todas formas se requiere mucha fuerza, hace falta un poder político consistente que en este momento falta largamente.

Aquí viene el punto central: la corporación política argentina está muy desacreditada, la gente está hastiada de los políticos, ha sido muy malo el gobierno anterior y el peronismo ha hecho muy poco por mejorar su puntería respecto de la gestión de Carlos Menem. Uno imagina a un gobierno totalmente débil haciendo un planteo a sectores financieros importantes, que en general no son demasiado generosos en regalar nada... Le van a preguntar por qué se va a conseguir esto.

EC - Además, ¿quién ese gobernante de alternativa? ¿A quién tolera la gente hoy en la República Argentina? ¿Hay alternativa?

MW - En este momento uno tiene la sensación de que si pusiera... no sé, a Juan Perón en su período de esplendor, duraría dos días. Tal vez tengamos esa sensación porque estamos inmersos en la vorágine de los hechos, pero nos parece que muy pocos están a esa altura. Se está pensando en una suerte de gobierno de emergencia de ciertos sectores del peronismo con el apoyo del radicalismo. En este momento, cerca de las nueve de la mañana, desembocaría en la figura de Eduardo Duhalde, el ex gobernador de la provincia, que fue candidato a presidente del PJ. Si en este momento hubiera una elección nacional, un gobierno del radicalismo no sacaría ni el 5% de los votos, mientras que a Eduardo Duhalde, que perdió las elecciones con los radicales hace apenas dos años, con el rechazo de los otros partidos y el apoyo parcial del peronismo, no le veo una perdurabilidad muy alta.

EC - Esa hipótesis sería sin elecciones en marzo.

MW - Esa hipótesis sería la elección de la Asamblea Legislativa, que es lo que marca la Constitución pero no lo que marca el pulso del común de la gente. La gente común tiene una idea muy despectiva, tal vez -desde mi mirada, que soy una persona interesada en la política y a mi modo un especialista- excesivamente despectiva en algún sentido. La gente está hastiada y no va a atribuir ningún valor a eso que es real. Tengo la sensación de que va a ser muy difícil ir repuntando la situación, sin contar que también existen situaciones sociales muy graves fuera del sector que estamos comentando, que es el que ha pasado a ser protagonista. En Argentina hay 18% de desocupados, hay situaciones cercanas al hambre, cosa inimaginable y absurda en un país como éste, y el fantasma de los saqueos, que es otro tipo de reacción de sectores más pobres y débiles en términos políticos, que ocurrió hace pocos días, nos acosa a todos y no sé si en un verano caliente en términos políticos y climáticos no va a volver a ocurrir.

EC - Esa es la gran pregunta, en qué medida se puede pensar en un gobierno que tenga continuidad, sea quien sea que lo encabece.

MW - Escribí para el diario de ayer una nota de escenarios políticos en Argentina y no puse el que está ocurriendo hoy. No creo que me haya equivocado mucho; sí me equivoqué, pero en términos periodísticos no me equivoqué mucho... Cuando pasó lo de ayer me agarró una especie de mortificación: "¿Cómo no pude ver esto?". Releí todos los diarios de ayer, diarios argentinos muy informados, con muchos periodistas, algunos se supone que más o menos avezados, y nadie, ningún diario preveía ayer en la mañana lo que pasó ayer a la noche. Entonces decirte hoy qué va a pasar el jueves es sencillamente lotería.

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Transcripción: María Lila Ltaif Curbelo
Edición: Jorge García Ramón

 






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