09.01.2002

 



Calma en el Banco Central

Contador César Rodríguez Batlle: El régimen de banda de flotación y deslizamiento es mejor que el anterior, de devaluaciones bruscas. Hay que esperar unos meses para tener claro cuál será la relación de precios internos con los argentinos. Más del 80% de los créditos productivos están en dólares, y no es previsible un aumento en la tasa de interés en moneda extranjera (sí en pesos).


EN PERSPECTIVA
Martes 08.01.02, 09.00.


JULIO VILLEGAS:
Tras el fin de semana en que, al conocer los anuncios del equipo económico sobre aumento de la pauta devaluatoria, el público procuró comprar la mayor cantidad posible de dólares (lo que llevó a que el dólar se cotizara en los cambios alrededor de los $ 18, y en algunos casos hasta en $ 20), ayer se cotizó a la baja, aproximándose al piso de la banda de flotación.

Estamos en comunicación con el presidente del Banco Central, contador César Rodríguez Batlle. ¿Cómo ve la primera respuesta del mercado a las nuevas pautas, o habrá que esperar a que reabra el mercado argentino mañana?

CÉSAR RODRÍGUEZ BATLLE:
Siempre hay que seguirlo unos días: uno solo no es suficiente. De todas maneras estoy satisfecho con la reacción de ayer porque el mercado volvió a la normalidad después de algunos días de nerviosismo, en los que sin duda incidió la expectativa de novedades en el lado argentino.

Fue una experiencia similar a la ocurrida en junio del año pasado, cuando Cavallo, entonces ministro, estableció el "empalme". También en esa ocasión el Banco Central estuvo actuando por dos o tres días en el techo de la banda, como el compromiso lo establece. Otra vez nos ocurrió la semana anterior pero ayer volvió a su cauce con un comportamiento más que normal, ubicándose a menos del 2% del piso de la banda, o sea bastante menos de la mitad del viejo ancho de banda y sustancialmente por debajo del actual.

JV - Usted decía en el Foro de ACDE, a comienzos del mes pasado, que la decisión del Banco Central que mencionaba recién, adoptada en junio frente a la situación argentina, había tenido éxito y no había provocado impactos bruscos ni situaciones anómalas en el mercado local. ¿Piensa que se va a dar el mismo panorama? ¿Se están dando ahora las mismas situaciones?

CRB - Son parecidas, aunque no las mismas. El mecanismo de la banda, de deslizamiento, permite tomarse un cierto tiempo para la adaptación a las nuevas variables. Por suerte Uruguay salió de aquellas ideas y aquellos mecanismos que muchos años aplicó, de saltos bruscos en la cotización, de grandes devaluaciones. Somos un país que sin duda devalúa, pero dentro de un cierto ritmo preanunciado, con la posibilidad de una cierta adaptación. Desde ya que, cuando digo que no es exactamente igual, es porque ahora tenemos una Argentina salida de la convertibilidad, una cotización oficial de 1,40 pero otra en el mercado libre que no sabemos todavía dónde se va a ubicar (aunque parece que ayer, por razones de liquidez, no tuvo gran movimiento). Tenemos que ir siguiendo en el corto plazo la evolución de los precios relativos, de la competitividad.

Por un lado, este mecanismo de bandas y deslizamiento nos permite mantener o seguir de cerca la estabilidad, que es uno de los objetivos. Por otro, en el corto plazo nos permite recuperar, de alguna manera, si hay una pérdida de precios relativos. El hecho de que Argentina devalúe nos vuelve a plantear el tema de la relación de precios con ese país. Con el resto del mundo estamos bastante bien; con Brasil no tanto -la habíamos perdido el año anterior-; con Argentina teníamos un 15% ganado de mejora de precios, ahora habrá que ver cuando reabran los mercados y se comience a operar. Ahora está todo muy trancado y es difícil percibir qué va a pasar los próximos días. Este mecanismo de banda y de deslizamiento permite ajustes en un cierto plazo sin un cambio brusco, sin una sorpresa brusca. A los agentes económicos les permite ir tomando las medidas con cierta anticipación.

JV - Usted estuvo ayer en la residencia oficial, donde el presidente Jorge Batlle recibió a los principales líderes de todo el espectro político.

CRB - Estuve solamente en la tarde, cuando tuvo la reunión con el senador Michelini y con el doctor Tabaré Vázquez; no había estado en la mañana.

JV - ¿Cuál fue su percepción de la receptividad del planteamiento del doctor Batlle en sus interlocutores?

CRB - La percepción es que, sobre algunos objetivos económicos de alto impacto, hay una gran coincidencia. La necesidad de preservar la estabilidad, de preservar el grado de inversión, de lograr un equilibrio fiscal, son objetivos que han sido compartidos, al menos en las reuniones en las que participé y por las noticias que tengo también en las otras. O sea que en esos objetivos que son de prudencia en el manejo macroeconómico y del gasto público ha habido una gran coincidencia.

Después, cuando se llega a la parte de los instrumentos, siempre hay puntos de vista que pueden ser distintos. En el caso del tema fiscal, algunos consideran que es mejor tal o cual manejo tributario: el doctor Vázquez señaló -e incluso lo hizo a la salida, en rueda de prensa- que tiene una visión distinta sobre los mecanismos para lograr el crecimiento. Porque en definitiva, cuando hablábamos de los grandes objetivos hay uno que está detrás de todos ellos, que es lograr recuperar una senda de crecimiento, porque el país ya lleva tres años con caída del Producto. Allí hay algunos aspectos que dan lugar a discrepancias, si es mejor tal o cual impuesto o tal o cual camino para la baja del gasto público. Pero me parece que en los grandes objetivos hay coincidencia.

Con relación a la política cambiaria, en general recibí una visión positiva. Pareció bien la forma en que se hizo y el momento; por encima de pequeñas discrepancias que siempre puede haber, hubo coincidencia en que es bueno que el país se adelante en este ritmo para evitar que después el impacto argentino cayera con todo para recién salir a tomar las medidas.

JV - El presidente Batlle ha manifestado que la apreciación del dólar frente al real, lo de enero de 1999 en Brasil, pudo ser absorbido en buena medida por los actores económicos de nuestro país, fundamentalmente los vinculados a la exportación. ¿Se da el mismo panorama con esto de Argentina, se puede trazar un paralelo?

CRB - En este caso se tomó medidas que no se tomó en 1999. Lo que se absorbió en 1999 se hizo prácticamente sin tomar medidas. Ahora, la idea es que para absorber el impacto hubo que cambiar el ritmo. Pienso que se va a poder absorber porque cuando el impacto de la devaluación brasileña de 1999...

JV - Fue más sorpresiva.

CRB - Sí, fue más sorpresiva, pero en ese momento no se tomó ninguna decisión importante en materia cambiaria. En cambio ahora, sobre la base de que ya había una cierta ganancia de competitividad, se aumenta el ritmo para recuperar el posible desvío que pueda haber con Argentina una vez reabran los mercados.

También es bueno aclarar que este objetivo de mantener la competitividad o recuperar lo que se pueda perder tras la devaluación argentina no debe ser visto en una fotografía de los próximos tres meses, porque en los próximos tres meses puede haber algún momento en que tengamos una desventaja de precios. Tenemos que verlo en el mediano plazo; en ese mediano plazo estas medidas ayudarán, sin duda, a absorber el efecto del cambio en Argentina.

JV - En estos días, las reservas del país han sufrido la incertidumbre cambiaria, el Banco Central tuvo que intervenir en el mercado.

CRB - Sí, hubo que vender unos U$S 160 millones para actuar en el techo de la banda, fenómeno que ocurrió en términos muy similares en junio, cuando hubo que vender U$S 140 millones. De todas maneras es bueno que lo mencione para aclarar el tema para la audiencia: después de junio nosotros recompramos toda esa cantidad en el mercado y U$S 20 millones más. Quiere decir que en el funcionamiento de la banda hay momentos en que el Banco Central vende, pero también hay otros en que compra. Uruguay se había preparado con un volumen de reservas muy alto, como el actual, que en términos de reservas brutas está en los U$S 3.200 millones. Es muy posible que en los próximos meses se recompre en el mercado estas reservas que se ha utilizado y volvamos a tener un nivel incluso superavitario, como ocurrió el año anterior. O sea que, si bien causa preocupación porque a nadie le gusta utilizar reservas para esta actividad (en definitiva se hace para cumplir con un compromiso asumido por el gobierno en cuanto a una cierta política cambiaria), el propio mecanismo del mercado, del mismo modo que en algún momento nos obliga a vender, nos permite comprar. Históricamente durante el año el saldo ha sido favorable para el Banco Central.

JV - ¿Cómo observa el escenario que se plantea para las tasas de interés?

CRB - Con respecto a las tasas de interés en dólares, no hay razón para que se modifiquen. Lo que hubo es un cambio en la pauta de devaluación y en el ancho de la banda, pero no hay nada que pueda necesariamente incidir en términos generales en las mismas. La mayoría del crédito productivo es en dólares, el 97% del financiamiento del sector agropecuario es en dólares; en otros sectores el porcentaje es un poco menor, pero promedialmente más del 80% del financiamiento de la producción es en dólares, y allí no visualizamos ningún cambio en el nivel de las tasas de interés.

Sin duda va a haber un cambio al alza en las tasas de interés en moneda nacional, por la sencilla razón de que las mismas reflejan la depreciación del dólar, en su contenido y su medición. O sea que, en la medida en que había un ritmo devaluatorio antes y ahora hay uno nuevo, eso va a repercutir en las tasas en moneda nacional, que inevitablemente van a sufrir un alza en distinto grado.

JV - ¿En qué medida se producen beneficios para nuestro país por la llegada de recursos, de capitales argentinos, que notoriamente se ha producido en la banca, en las distintas instituciones de nuestro medio en los últimos meses?

CRB - Parte de esos recursos son los que el país viene recibiendo históricamente de Argentina desde largo tiempo atrás, incentivados en el último año por la situación interna del país vecino que hizo que aumentaran en el año 2001 más de U$S 1.000 millones. Eso ha permitido el funcionamiento de lo que se llama una banca off-shore, o sea una banca que capta y coloca afuera. Un porcentaje muy pequeño de esos fondos que vienen del exterior se aplica en Uruguay: lo que se aplica aquí es básicamente lo que capta el sistema bancario o financiero en general en nuestro medio.

Es decir que el efecto interno en materia de inversiones es relativamente menor: le da a Uruguay la posibilidad de tener una plaza financiera, lo que es parte de la estrategia del país. No es menor porque implica tener un sistema financiero reconocido en el mundo, sólido, de bancos internacionales; un sistema que funciona bien, que genera la propia actividad, el propio sistema. Pero en general nosotros financiamos las inversiones con otro tipo de canalización: con inversión directa en agroempresas, en agroindustrias, en la carne, en la lana, en la madera, en el arroz, donde sí hay una inversión directa muy importante que incide mucho más que la inversión financiera. No obstante, no descarto que parte de esa inversión financiera hace que el propio argentino que está depositando pueda interesarse en venir aquí, instalarse, hacer alguna actividad. Es decir que indirectamente puede originar algo, pero directamente son fondos que entran al sistema pero vuelven a salir en una actividad off-shore.

JV - Respecto a la política cambiaria regional, se ha estado manejando últimamente un aspecto en Argentina: primero, el ex ministro Cavallo planteó la incorporación del euro como moneda de referencia junto al dólar, lo que después no cuajó; pero en este último tramo, incluso con la posición manifestada por el senador Terragno, se manejó la posibilidad de aplicar un sistema de canasta de monedas en la que se incluía como cosa novedosa el real de Brasil. ¿Usted piensa que puede ser el origen de una eventual armonía de las políticas cambiarias del Mercosur?

CRB - Podría ser, aunque la posición de Brasil es algo distinta a la argentina. Allí hay una cierta dificultad para lograr coincidencia. La idea de Brasil es de una moneda común, que obviamente no sería el dólar ni el euro: no sé si aspirarían a que fuera el real. Argentina está focalizada a una canasta de monedas. En una situación como la que tiene -que también tenemos nosotros-, de un nivel de alta dolarización, todavía no visualiza la posibilidad de una moneda común.

Antes de la moneda común es necesario coordinar las políticas cambiarias, porque los últimos tiempos han demostrado que esa falta de coordinación nos lleva a estar en permanente ajuste de políticas que en definitiva son las que tiran por tierra acuerdos comerciales y arancelarios porque cualquier movimiento brusco del tipo de cambio elimina rápidamente cualquier ventaja comparativa.

Entonces me parece que el primer paso debiera ser coordinar las políticas cambiarias, y luego, si se logran áreas monetarias óptimas para la región -de lo que todavía estamos un poco lejos- pensar en esa aspiración que tiene Brasil, de ir a una moneda común del Mercosur.

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Transcripción: María Lila Ltaif Curbelo
Edición: Jorge García Ramón






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