|
"El Mercosur está en punto muerto: debemos abandonar
momentáneamente la unión aduanera"
Presidente de la Cámara de Industrias, ingeniero Diego
Balestra: No podemos seguir con socios que están en default
total. Argentina no va a ser un destino para nuestros productos
en los próximos meses, y en terceros países competirá
en mejores condiciones que nosotros con los mismos productos. En
lo interno, con total falta de sensibilidad nos bajaron la prefinanciación
de exportaciones, uno de los atractivos para los inversores extranjeros.
Y si las empresas privadas no pueden trasladar el costo de nuestros
insumos, no es aceptable que nos aumenten las tarifas públicas.
Hay que cambiar la mentalidad del país.
EN PERSPECTIVA
Jueves 10.01.02, 09.00.
JULIO VILLEGAS:
Hoy tenemos ciertas pistas de lo que puede ser la intención
del gobierno en cuanto al abatimiento del déficit fiscal,
más allá de las medidas que públicamente se
anunciaron después de los encuentros del presidente de la
República con los líderes del espectro político
y de las medidas cambiarias que han operado a partir del viernes.
El gobierno tiene el propósito de aumentar el impuesto a
los sueldos para las retribuciones más altas, también
del sector privado, si bien no con el mismo monto que en el sector
público. Por otro lado, se mantiene la idea del impuesto
a las llamadas telefónicas internacionales, también
polémico. Y se habla de medidas para la disminución
del gasto público, de la enajenación de edificios
y tierras fiscales, de un tope en los egresos de los ministerios,
de ahorros en el BPS, de recorte de gastos en la cobertura de salud
para los funcionarios de la banca pública, de racionalizar
viajes oficiales al exterior y de buscar colocaciones más
rentables para las reservas externas del país.
Continuando con la serie de entrevistas intentando anticipar cómo
se han visto o se verán afectados distintos sectores de la
actividad a raíz de las medidas adoptadas aquí a raíz
de la crisis argentina. vamos a dialogar con el ingeniero Diego
Balestra, presidente de la Cámara de Industrias.
La Cámara de Industrias abarca muchos rubros, quizá
haya algunos que se vean afectados y otros que no, e incluso otros
que se vean beneficiados por las medidas. ¿Cómo visualiza
la situación en líneas generales?
DIEGO BALESTRA:
En líneas generales vemos una situación muy compleja,
muy difícil, y como venimos diciendo desde hace varios días,
vemos un año 2002 extremadamente complejo.
Para profundizar en los análisis que hechos -en demasía-
sobre la situación argentina y regional, en lo que tiene
que ver específicamente con el sector industrial y Argentina,
no debemos olvidar que a pesar de todo sigue siendo un socio importante
de nuestro comercio. El año pasado, en una situación
muy recesiva como la que se vivía allí, Argentina
fue destino de 20% de las exportaciones uruguayas, de las cuales
el 90% proviene del sector industrial. Eso hace que para nosotros
la sustitución de Argentina por terceros países sea
algo realmente complejo. Por otro lado, actualmente no es un destino
bueno para las exportaciones, que están absolutamente paradas
y quedaron muchas cuentas por cobrar. Cuando uno escucha al propio
presidente decir que su país está quebrado, difícilmente
puede pensar que es un buen destino para colocar su mercadería.
Por otro lado, en el caso de nuestro mercado interno con respecto
a Argentina, ésta con la devaluación ha mejorado y
va a mejorar su sector industrial muy fuerte, y Uruguay se transforma
en un destino importante de sus mercancías. Con una moneda
relativamente fuerte con respecto al peso argentino, Uruguay pasa
a ser un destino interesante para esos productos, por lo cual van
a tener una penetración muy importante. Habida cuenta de
que Argentina está en un proceso recesivo que se va a incrementar,
las empresas industriales, si bien están muy jaqueadas en
este momento por escala con respecto al consumo y al mercado uruguayos
siguen siendo extremadamente grandes, van a tener una capacidad
de venta muy importante, con la consabida disminución o problemas
de venta para las empresas que trabajan para el mercado interno.
JV - ¿Cómo se amortigua esa situación con
las medidas cambiarias adoptadas aquí?
DB - Creo que las medidas no la van a mejorar mucho, porque el
problema que se nos presenta con el mercado interno argentino es
la devaluación que efectúa Uruguay, comparada con
la de argentina, y la necesidad de vender de las empresas argentinas.
Por un problema de escala, será muy difícil que las
pequeñas empresas uruguayas, que son las que venden al mercado
interno, puedan competir con ellas. Va a ser necesario tomar medidas
extraordinarias para poder nivelar estas circunstancias.
También hay que tener en cuenta que la posición de
Argentina en este momento, en lo que tiene que ver con su nuevo
Ministerio de la Producción, está dirigida por el
ex presidente de la UIA, el equivalente a la Cámara de Industrias
del Uruguay, y la posición de la UIA en los últimos
dos o tres años ha sido fuertemente proteccionista. Esa es
una perla más para este collar de complicaciones.
Para nosotros, Argentina -con problemas de pago- no es un destino
deseable en este momento; no lo vemos en el corto plazo, hasta que
esto se solucione, tiene un problema político, ya casi al
borde de la anarquía.
Y en el mercado externo, en los terceros países, compite
con nosotros en los mismos productos: carnes, lácteos, arroz,
vestimenta... Eso hace que ellos, mejorando mucho su competitividad,
nos lleven a una situación de dificultad de acceso a esos
terceros mercados.
Un tercer problema es cómo va a jugar Brasil, nuestro otro
socio importante en el Mercosur, destino significativo de nuestras
exportaciones si nos remontamos a hasta hace muy poco. Hasta 1998
Argentina y Brasil representaban casi el 50% de las importaciones
de Uruguay, hoy 20% Argentina y 17% Brasil, estamos en un 35%-36%
de nuestro destino, de modo que hemos perdido 15%. No sabemos cómo
va a jugar Brasil. Si bien hasta ahora el real se ha mantenido medianamente
estable respecto al dólar, no tenemos la mínima certeza
de que esto se mantenga, de que Brasil no devalúe y definitivamente
nos arrastre a una nueva situación que absorba toda la devaluación,
con lo que eso representa como mejora de la competitividad.
Finalmente, en el escenario interno, que es lo que nos permitiría
mejorar la competitividad para terceros países, debemos ver
que las medidas que se están tomando primero no generen inflación.
Venimos planteando que las tarifas, que tienen mucho que ver con
el inicio y el despegue de un proceso inflacionario, deberían
mantenerse y acotarse en lo que tiene que ver con los sectores productivos,
en los mismos valores que están hoy. Se me dirá, como
lo hemos escuchado de muchos directores de entes, que los insumos
de las empresas están en dólares y que si hay una
devaluación, como cobran en pesos, hay que transferir. Eso
es lo que nos pasa a todos los empresarios todos los días:
nuestros insumos también son en dólares y no podemos
transferir el costo a los precios porque no podemos colocar nuestros
productos; de alguna manera tenemos que absorber esos incrementos
haciendo economías en otros rubros de las propias empresas,
que ha sido lo que ha llevado a los ajustes tan drásticos
que ha tenido que hacer el sector privado.
En definitiva, creemos que las empresas públicas no pueden
transferir los mayores costos a las tarifas: tendrán que
hacer los recortes necesarios dentro de su propia estructura, como
ha hecho el sector privado, y absorber esos incrementos para evitar
una inflación generalizada. Lo peor que nos puede pasar hoy
es tener una inflación que absorba y licúe este beneficio
que estamos teniendo hoy de mejora de competitividad.
JV - ¿Ha percibido que en el gobierno exista intención
de ir realmente a esa reducción del gasto?
DB - Voluntad individual existe, pero no vemos la voluntad de hacerlo
cuando llega al colectivo. La reforma del Estado y los recortes
son algo de lo que venimos hablando desde hace muchos años
los todos uruguayos, pero hasta ahora sólo una parte de la
población ha ajustado, lo que ha llevado a una situación
realmente complicada. Creemos que si estas medidas de recorte no
se toman, junto a otras medidas complementarias... Porque no se
trata solamente del recorte: éste va a generar un ahorro
de dinero, que en muchos casos va a venir acompañado de un
proceso más recesivo, de caída de consumo. Para quebrar
ese círculo perverso debemos apuntar y apoyar una estrategia
de venta hacia fuera, de hacer crecer al sector productivo nacional.
Si no aprovechamos esos dineros en una planificación muy
coherente y clara de cómo y a qué sectores se va a
privilegiar para generar los recursos necesario, para después
poder pasar de ese círculo perverso a uno virtuoso, tampoco
solucionamos el problema. La situación pasa por que la industria
de este país, que se preparó para atender un mercado
ampliado y que en la década de la desindustrialización
perdió más de 100 mil puestos de trabajo, la industria
que quedó se reconvirtió, invirtió, se tecnificó
para prepararse para un mercado ampliado, no para un mercado interno
de tres millones: está preparada para necesariamente tener
que exportar. Uruguay va a seguir importando muchísimos productos
que la industria local dejó de hacer porque no era competitiva,
pero las industrias que se prepararon para exportar necesitan condiciones
para hacer mover ese equipamiento y esa inversión.
A su vez, y acompañando estas medidas que hay que tomar
de políticas activas comerciales en el exterior, debemos
ser absolutamente serios, estrictos y controladores de la aduana.
Todos conocemos el tema de la subfacturación, del contrabando
técnico. Nos consta que el gobierno hace esfuerzos en esta
línea, pero nos consta que no lo podemos solucionar. Tenemos
que solucionar esos problemas porque allí tenemos una fuga
de recursos importantísimos para el Estado por evasión
de pago de derechos, más una competencia absolutamente desleal
a los productos y a las industrias nacionales que genera buena parte
de todos los problemas que estamos viviendo.
JV - ¿Ustedes no perciben que eso se haya atenuado con las
campañas que ha desarrollado hasta ahora el gobierno en las
fronteras?
DB - Momentáneamente se nota que ese tipo de medidas afecta
positivamente, pero el contrabando técnico, el contrabando
que pasa por la aduana por problemas de subvaloración, de
si el producto vale o no lo que se está declarando, por problemas
de subfacturación, ese contrabando persiste, provocando un
daño muy importante. Es uno de los daños más
difíciles de cuantificar y evaluar.
Por otro lado, la evasión a nivel de empresarios... Cuando
uno escucha que el director de Rentas dice que Uruguay pierde de
recaudar en el orden de los U$S 900 millones, es otro de los grandes
puntos que debemos acatar.
El hecho de una reducción, de una contención del
gasto, no pasa por el mero hecho de hacerla sino que necesita una
reforma estructural profunda, que cambie los hábitos de este
país.
Este camino no es real: tenemos que pensar que el Mercosur está
en un punto muerto, la Cámara de Industrias viene diciendo
desde hace varios meses que deberíamos volver a una zona
de libre comercio y abandonar momentáneamente la unión
aduanera. No podemos estar en estas condiciones con socios que están
en default total. Uruguay tiene que buscar otros mercados: nadie
puede pensar que Argentina va a ser un destino para nuestros productos
en los próximos meses, cuando no sabemos siquiera qué
va a pasar. Eso lleva mucho tiempo, abrir nuevos mercados no es
una tarea fácil, como tampoco lo es producir para los mismos.
Es una tarea muy difícil, de mucho tiempo, que necesita que
el sector político todo se convenza de que tenemos que sacar
esto todos juntos para adelante y sin divisiones.
JV - ¿La prefinanciación de exportaciones puede ser
un mecanismo que ayude en las ventas al exterior, para fortalecer
la situación de la industria de esos renglones?
DB - Sí. Nos opusimos bastante cuando se bajó la
prefinanciación, que es uno de los beneficios históricos
importantes del sector, y uno de los atractivos que planteamos a
los inversores extranjeros cuando vienen al país. Como lo
dijimos en la oportunidad, fue una medida insensible. En un momento
en el cual el sector todo venía planteando desde hacía
muchos meses los problemas de la competitividad en el sector exportador,
que no accede a los precios necesarios para poder vender, se quita
uno de los recursos que le generan un poco de mejor competitividad.
Nos pareció una medida absolutamente insensible, más
cuando se ve los montos de los que se está hablando. Provoca
mucho más daño desde el punto de vista de decir "esto
no tiene más acomodo" que desde otros puntos de vista.
Quiero insistir en un tema que me parece importante. Uno escucha
las declaraciones de los directores de empresas públicas
que dicen "El peso se devaluó, mis insumos son en dólares;
tengo que transferir". Eso es un punto clave para empezar a
cambiar la mentalidad de un sentir público a un sentir privado.
Nosotros no podemos hacer eso y ellos tienen que entender que tampoco
pueden hacerlo, que tienen que sacar esa diferencia de cambio de
la propia empresa. Desgraciadamente usted, la población y
yo no tenemos más remedio que comprarle la luz a UTE; cuando
vamos a la estación de servicio a echar nafta no tenemos
más remedio que comprar la de Ancap; pero cuando usted va
a comprar un producto que yo vendo, si no le gusta mi precio va
y compra a otro, y yo me tengo que adecuar y competir con ese otro
precio, si no no vendo. A nosotros también nos han subido
los costos en dólares, también nos han subido los
impuestos, también estamos pagando toda esta carga, pero
no podemos decir "la pasamos a los precios y que la pague otro".
Hasta que ese concepto, esa mentalidad no se arraigue definitivamente,
no podremos funcionar porque mientras yo lo transfiera y el otro
no tenga más remedio que pagar no hay solución.
Pasa lo mismo con los bancos, es otro gran problema que tiene Uruguay.
Es un problema profundo y serio que la Cámara de Industrias
viene reclamando desde hace mucho tiempo. Desde hace muchos años
venimos diciendo que el acceso al crédito es dificultoso,
que las tasas de interés que se paga en este país
son extremadamente elevadas. A fin de año el equipo económico
hizo una presentación y el presidente del Banco Central,
el contador Rodríguez Batlle, dijo "Sí, señor:
los intereses en Uruguay son altos, hay que bajarlos". Bienvenidas
las voces que empiezan a decir que es así. El año
pasado la Reserva Federal de Estados Unidos bajó 11 veces
la tasa de interés, la llevó a 1,75 y ya está
previendo una nueva baja, porque ellos cuando están en procesos
recesivos bajan los intereses para reactivar la economía.
Aquí hacemos las cosas al revés. Yo sé, sabemos
del problema regional, del problema del investment grade, del riesgo
país, pero aquí también hay problemas que debemos
atender. Claro, si se es monopólico, se transfiere a los
intereses y todos los gastos van a la tasa, no tengo más
remedio que pagar. Tampoco es sensato ni lógico que los empresarios
que venden en pesos deban contraer deudas en dólares. Los
pesos tienen un spread extremadamente alto porque se les pone todos
los riesgos, entonces le dicen que tiene tasas en dólares
baratas.
Todo ese tipo de cosas son problemas estructurales que tenemos
que atender, tenemos que volver a pensar por qué un país
como Brasil devaluó más de 100% a partir de enero
de 1999, prácticamente sin inflación y por qué
en Uruguay prácticamente todo se vende en dólares.
JV - Otro elemento que se ha manejado es la posibilidad de impulsar
una sustitución de mercaderías que ingresan al país
de distintos orígenes y compiten directamente con nuestra
producción. ¿Hay margen en las normas comerciales
internacionales como para poder frenar ese flujo de mercaderías
extranjeras?
DB - En eso somos muy claros: en una competencia leal aceptamos
que vengan productos de donde sea, pero necesitamos que sea leal.
No podemos estar importando pobreza de otro país. En Uruguay
el estándar de vida es uno, el sueldo promedio aquí
ronda los U$S 6.000 y el sueldo promedio de muchos de los países
asiáticos es miles de veces más bajo. Esos productos
pueden estar viniendo al precio real de su mercado, pero es absolutamente
disparatado pensar que podemos competir con nuestros costos de mano
de obra y nuestra estructura uruguaya. Si permitimos que ingresen
estamos destruyendo el entramado industrial del país.
Pongamos un ejemplo muy conocido: se importan zapatos para niños
que se declaran a U$S 0,25 el par, con lo que usted aquí
no compra ni los cordones, sin considerar si ese precio es una subfacturación
o el precio real de origen. Supongamos que es el precio real. En
Uruguay no podemos fabricar ese zapato a ese precio, pero tenemos
una industria del calzado que daba mucha mano de obra, con salarios
muy dignos que permitían a la persona vivir a nivel del país.
Para poder fabricar ese par de zapatos a U$S 0,25 prácticamente
deberíamos no pagarles a las personas que trabajaran en eso,
ponerlas en condiciones de subsistencia solamente para que fabriquen
ese calzado. El ejemplo está explicado dramáticamente,
pero tenemos jeans importados a U$S 0,70, y hay muchas denuncias
de ese tipo.
Hagamos como hace la economía más grande del mundo
y supuestamente la más abierta, Estados Unidos. Allí
se permite el ingreso de la mercadería pero se fija un cupo
para cada producto y cada precio. Tenemos que entender que, si queremos
mantener el estándar de vida, tenemos que generar productos
y bienes que hagan que los uruguayos puedan tener un salario digno.
No es de ninguna manera aceptable que se diga que Uruguay tiene
que dejar de producir zapatos y dedicarse a producir software. Estamos
muy de acuerdo en que se desarrolle y se exporte software, pero
la inteligencia de Uruguay todavía no tiene capacidad de
dar trabajo a la masa necesaria de gente para generar software.
Se nos puede decir que Estados Unidos y otros países desarrollan
su economía a otro nivel, que producen bienes de alta tecnología
y por eso se dan el lujo de importar barato, de importar pobreza
de otros países y generar recursos baratos porque tienen
acceso a otro tipo de tecnologías y venden otro tipo de productos.
Desgraciadamente, si bien Uruguay tiene una industria de software
muy importante, que aplaudimos y apoyamos, está muy distante
de generar a través de ese producto la capacidad y los puestos
de trabajo que el país necesita. Desgraciadamente, estamos
en otra etapa de desarrollo y no hemos llegado a eso. Tenemos que
atender una serie de industrias; esa es la manera de agregar valor
a los productos, de agregar riqueza a esos productos y de transformar
la materia prima.
JV - Queda claro que hasta el momento no hubo por parte del equipo
económico para atender los lineamientos que traza la Cámara
de Industria. ¿Hubo receptividad en el espectro político;
hay optimismo en que las cosas puedan mejorar?
DB - Somos necesariamente optimistas, de otro modo no podríamos
ser industriales. Algunas cosas han sido tomadas, y vamos a nombrar
una: antes de las medidas en Argentina veníamos reclamando
que el gobierno se anticipara y, si bien ya se sabía que
había un escenario de devaluación, el gobierno salió
el viernes anterior a tomar medidas. Somos conscientes de los esfuerzos
que se hace desde muchos sectores del gobierno, porque esto no es
una crítica: estamos dando un punto de vista.
Creemos que Uruguay se ha quedado mucho en una cantidad de reformas
que se debió hacer en determinado momento y no se las hizo,
lo que hoy nos está llevando a esta situación. Cuando
uno mira el entorno, la región, la situación de Uruguay
respecto a Argentina (son sociedades bastante parecidas), ve los
problemas allí, el déficit fiscal de Argentina, que
es bastante parecido al de Uruguay, entonces la diferencia es que
tenemos diferentes sectores políticos que de alguna manera
son mucho más creíbles. Hoy todo el conjunto de políticos
debe juntarse y tomar medidas en conjunto, y no seguir discutiendo
y bloqueando cosas que son buenas para el país y que por
pequeños matices se bloquean.
El país tiene que salir adelante, estamos convencidos de
que necesariamente va a salir a través de una industria pujante,
no creemos que exista otro mecanismo que no sea a través
de una industria que genera los puestos de trabajo genuinos y paga
los mejores salarios; no creemos que el país pueda salir
a través de valor agregado. Hay otros sectores que van a
colaborar, que hay que apoyar, como el sector servicios, el turismo...
Pero Uruguay tiene hoy un sector y una capacidad instalada de equipos
y de empresas con tecnologías preparadas para mercados grandes,
que está sin condiciones de trabajar porque no puede acceder
a los precios para poder competir. Eso es muy grave: una vez que
usted pierde la capacidad de venta después pierde a los técnicos,
que se van del país, y le queda una planta con hierros viejos,
porque la tecnología sin la gente capacitada para manejarla
sirve de poco.
------------------
Transcripción: María Lila Ltaif Curbelo
Edición: Jorge García Ramón
|
|