Brasil: un atípico terrorismo de derecha
Desde Rio,
sociólogo Helio Jaguaribe: Recuerda al surgimiento de las
Brigadas Rojas alemanas. Serían una organización que
toma el ejemplo de los guerrilleros colombianos, pero aquí
son tipos de extrema derecha. No tienen capacidad alguna de presentar
proyectos políticos: se debe pensar en un grupo muy reducido,
de personas extremadamente poco inteligentes, poco conocedoras de
lo que pasa.
EN PERSPECTIVA
Miércoles 23.01.02, 09.07.
DIEGO BARNABAÉ:
Brasil se ha visto conmocionado por el tremendo asesinato, el fin
de semana pasado, del ex alcalde de Santo André. Celso Daniel
era un hombre del Partido
de los Trabajadores, de los fundadores del mismo y colaborador
muy cercano de Luiz Inácio "Lula" Da Silva. Un
crimen que todavía no ha sido aclarado pero ya se ha levantado
toda clase de hipótesis sobre quiénes podrían
estar detrás. En las últimas horas el Instituto Médico
Legal y la Policía Técnico Científica confirmaron
que fue torturado antes de ser ejecutado.
El presidente
Fernando Henrique Cardoso se reunió con el propio líder
del PT, "Lula", y dieron conferencias de prensa por separado
después del encuentro. Hay toda clase de hipótesis:
en la prensa brasileña uno puede leer lo que opinan los dirigentes
políticos sobre quiénes estarían detrás
del crimen. Al mismo tiempo, la prensa de Brasil, informa sobre
un intento de secuestro de otro intendente del PT y una ola de amenazas
a jefes comunales, gobernadores y legisladores del mismo grupo político.
Para tratar
de entender el contexto de esta situación, qué está
pasando en Brasil vamos a conversar con Helio Jaguaribe, ex ministro
y reconocido sociólogo y politólogo brasileño,
desde Rio de Janeiro.
¿Le sorprendió
el asesinato, o de alguna manera era algo que se veía venir
en Brasil, algo que podía ocurrir?
HJ - No. Ha
sido algo bastante sorpresivo por sus características tan
peculiares. Brasil está pasando por un período de
incremento de la criminalidad urbana por muchas razones. Es un hecho
que se viene dando desde hace un tiempo, frente al cual las fuerzas
policiales tienen una capacidad muy moderada de intervención.
Pero esos son los crímenes "habituales" en ciudades
con muchas diferencias de clases y de grupos, por tanto no son una
cosa normal pero tampoco son algo excepcional desde el punto de
vista sociológico.
Pero lo que
me parece particularmente grave, singular, inusitado, es el hecho
de que el asesinato del alcalde de Santo André tiene, por
un lado, características de total brutalidad, con desfiguración
del rostro y probable tortura previa. Y, por otro lado, es seguido
de una línea de amenazas de muerte de unas supuestas Fuerzas
Armadas Revolucionarias (que aparentemente imitan la terminología
de Colombia); un grupo de extrema derecha del que no se tiene idea
ni noticia alguna, que estaría con proyectos de ejecutar
a un cierto número de líderes del PT.
Esa actitud
no proviene de partido político normal alguno: representa
a un grupo radical completamente diferenciado de las fuerzas políticas
comunes del país. Representa un riesgo bastante grande, puede
que se esté formando algo parecido a las Brigadas Rojas,
un grupo terrorista de derecha del siglo XX. Estamos haciendo un
gran esfuerzo para identificar qué cosa es.
DB - Evidentemente,
si bien puede haber conexiones, hay diferencias entre el secuestro
de un autobús con toma de rehenes por un delincuente que
busca hacerse de dinero, como ha ocurrido en San Pablo y Rio, y
el asesinato de un líder político.
HJ - El terrorismo
contemporáneo es básicamente de dos tipos: islámico
o de izquierda. Este es un caso raro, no me consta que existan actualmente
en el mundo -con la excepción de pequeños grupos muy
aislados en Estados Unidos- grupos terroristas de derecha, que parece
ser el caso de lo ocurrido en Brasil.
DB - Hasta ahora
no había habido señales en Brasil de que algo así
podría ocurrir.
HJ - No, jamás
se había oído hablar de ese grupo Fuerzas Armadas
Revolucionarias. Todo indica que es una organización que
toma el ejemplo de los guerrilleros colombianos, pero con la diferencia
de que en Colombia esos guerrilleros son de extrema izquierda y
aquí son tipos de extrema derecha.
DB - Por otro
lado trascendió aquí en Uruguay que allí mismo,
donde Celso Daniel oficiaba como intendente de Santo André,
en la zona del gran San Pablo, se estaba investigando muy seriamente
a las bandas de narcotraficantes que también robaban de cargamentos
de camiones. ¿Cree que lo ocurrido pueda ser una suerte de
venganza, de señal?
HJ - El narcotráfico
es una peste terrible de nuestro tiempo: son tipos que no tienen
ideología; es un crimen orientado al lucro, al provecho monetario.
No me extrañaría que los grupos de extrema derecha
tuvieran alguna articulación con el narcotráfico,
porque el narcotraficante tanto se da con la izquierda como con
la derecha.
DB - ¿Y
las conexiones con la policía?
HJ - Niego totalmente
que pueda haber conexiones con la policía, salvo en el sentido
de que nada impide que algunos policías de extrema derecha
puedan participar de ese grupo. Como relaciones de conexión
creo que son altamente improbables.
DB - ¿Usted
cree que el presidente de la República o "Lula"
saben quién está detrás del asesinato?
HJ - Imposible:
saben tanto como nosotros dos. Nuestro país está sometiéndose
tanto en el exterior a una demanda que contraría la disposición
constitucional que, cuando pasa algo, la gente le pregunta al presidente
qué hacer. En un país federal como Brasil, el presidente
no tiene injerencia alguna en el asunto policial: constitucionalmente
la Policía está ligada a los gobernadores de estados.
DB - Ayer, a
la salida del encuentro con el presidente Fernando Henrique Cardoso,
"Lula" declaraba a los medios de comunicación que
para él el problema en su país es el crimen organizado
y no la simple violencia. Afirmaba además que el crimen organizado
en Brasil tiene ramificaciones en el Poder Judicial, en el Parlamento
y en la policía y que cuenta con enormes fuentes económicas.
Allí rozó al Poder Judicial, del mismo modo que involucró
al Parlamento.
HJ - Nosotros
tenemos una posición distinta. Todo indica que el grupo que
asesinó al alcalde de Santo André no es un grupo típico
de crimen organizado, lo que me parece más peligroso. En
cuanto al crimen organizado, es una cosa mucho más compleja.
El mundo en
general, no solamente Brasil, está sometido a una lucha perdedora
con el narcotráfico. Los narcotraficantes tienen capacidad
de infiltrarse en todas las instancias, es un poder tenebroso que
actúa dentro de nuestras sociedades con gran fuerza. Habría
que tomar una posición internacional, técnicos competentes
tendrían que hacer un gran estudio para ver en qué
medida la liberalización de la droga no causa males sociales
significativamente inferiores a los que resultan de su criminalización.
Personalmente creo que la liberalización de la droga sería
mucho menos nociva que su criminalización, pero todos están
de acuerdo en que una liberalización local sería muy
compleja: una medida de este tipo tendría que ser tomada
a nivel internacional, no puede ser aplicada por un país
aislado.
DB - El presidente
de Uruguay, Jorge Batlle, que va en la dirección de liberalización
siempre y cuando se adopte como medida regional, no por un solo
país.
Ha aparecido
en la prensa que dirigentes del Partido de los Trabajadores, a la
hora de responsabilizar a alguien, han apuntado al derechista Frente
Liberal, grupo que definen como ultraconservador y de concepciones
feudales, que tendría vínculos con el comando que
asesinó a Celso Daniel.
HJ - El Frente
Liberal como tal seguramente no fue, pero quizás haya pequeños
grupos radicales de derecha, individualmente conectados. Ahí
la cosa escapa a la dimensión sociológica y entra
en la dimensión específica.
DB - A partir
de estos comentarios de dirigentes del Partido de los Trabajadores,
en particular de José Dirceu, el presidente, ¿usted
cree que se puede hablar de una "colombialización"
de Brasil?
HJ - No, no.
Creo que lo ocurrido se asemeja más a lo sucedido en Alemania
con las Brigadas Rojas. Este grupo no tiene capacidad alguna de
presentar proyectos políticos, ni cosa alguna que tenga un
poco más de universalidad. Por lo que se sabe, hasta ahora
se debe pensar en un grupo muy reducido, de personas extremadamente
poco inteligentes, poco conocedoras de lo que pasa. Es una actuación
sectaria, totalmente carente de capacidad de resonancia pública.
DB - Usted cree
que estos episodios de violencia, así como los más
cotidianos en las calles de las grandes ciudades en Brasil, no deben
llevarnos a pensar en la posibilidad de una guerra civil.
HJ - No, de
ninguna manera. Hay dos cosas. En Brasil está ocurriendo
una cosa muy grave, que es la proliferación, por mil razones,
de la criminalidad y el hecho de que las fuerzas policiales claramente
no la están combatiendo de forma suficientemente eficiente;
hay que reforzar a la policía. Por otra parte estoy convencido
de que lo que hay que hacer a largo plazo es reducir las formas
irritantes de desigualdad que son el caldo de cultivo del que surge
ese tipo de criminalidad.
El grupito que
asesinó al alcalde de Santo André es algo totalmente
distinto, son pequeños fanáticos que hay que identificar,
no tienen alcance público.
DB - Hay que
recordar el asesinato del alcalde de Campinhas, Antonio Costa Santos,
en setiembre del año pasado.
HJ - Es un pequeño
grupo que está haciendo mucho daño.
DB - Está
claro que el objetivo es el Partido de los Trabajadores.
HJ - Es un grupo
que está utilizando al PT porque cree que es un partido comunista,
esas tonterías, ¿no?
DB - Todavía
falta que se investigue y se llegue a algún tipo de resultado;
¿usted es optimista en cuanto a que esto pueda ser aclarado?
HJ - No podría
darle una respuesta. Si es un pequeño grupo, bastante reducido,
de fanáticos que operan de una manera clandestina, puede
resultar muy difícil la localización de los tipos.
Casi siempre esas localizaciones ocurren por vía indirecta:
uno de ellos deja a su amante o abandona a su mujer y ésta
lo denuncia; es por estas vías, muy privadas, que en general
esas personas son identificadas. También puede ocurrir que
sean sorprendidas en la tentativa de otro crimen y se las tome.
DB - ¿Usted
cree que esto puede salpicar a todo el sistema político,
a los partidos con representación parlamentaria?
HJ - No, no
tiene nada que ver. Tiene más que ver la criminalidad en
general, que pone en evidencia una cierta debilidad del sistema
actual para combatirla y la inviabilidad a largo plazo de desigualdades
sociales tan flagrantes como las que existen en Brasil.
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Transcripción: María Lila Ltaif Curbelo
Edición: Jorge García Ramón
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