05.02.2002

 



Doyenart renuncia y acusa

Juan Carlos Doyenart no dirigirá más Canal 5. Tras una polémica gestión, acusó al presidente del Sodre, Roberto Falco, de "hombre pequeño". Dijo que los consejeros actuaron en connivencia con los canales privados. Y aseguró además que el ministro Antonio Mercader publicitó su renuncia tempranamente porque el Herrerismo apetece el cargo.

EN PERSPECTIVA
Martes 05.02.02, Hora 9.00.

EMILIANO COTELO:
Desde el comienzo de su gestión al frente de Canal 5, el ingeniero Juan Carlos Doyenart mantuvo un enfrentamiento fuerte con el Consejo Directivo del Sodre, en medio del cual esgrimió varias veces la posibilidad de renunciar.

Por ejemplo en julio del año pasado, Doyenart declaró que estaba en "rebeldía total" con la dirección del Sodre en materia de programación y anunció que no accedería a levantar el programa de Sonia Breccia, como algunos consejeros le habían planteado. La respuesta no se hizo esperar: el presidente del Sodre, Roberto Falco, replicó: "Ojalá, por el bien de todos, el ingeniero Doyenart deje de querer ser una prima donna y de salir a exponerse públicamente. A ponchazos no va la cosa".

Con esos antecedentes en setiembre tuvo lugar el lanzamiento de la nueva programación de lo que hasta entonces había sido Canal 5 y pasaba a llamarse Tveo. Las presencias y las ausencias en ese acto fueron muy reveladoras: no asistieron el Consejo Directivo del Sodre ni el ministro de Educación y Cultura; sí participó el presidente de la República, principal respaldo de Doyenart e impulsor de su nombramiento.

En octubre se produjo un nuevo cortocircuito cuando Doyenart denunció que el Consejo Directivo no liberaba los fondos destinados al canal. En esa oportunidad el arquitecto Falco insistió en que Canal 5 no era "un coto de caza".

Finalmente en diciembre, durante la entrega de los premios Tabaré que trasmitía en directo Canal 5, Doyenart decidió cortar la emisión porque en el discurso de apertura Federico Fasano, director de La República, había realizado consideraciones políticas no previstas en el convenio de trasmisión. El hecho motivó una fuerte controversia que dio pie a la intervención de la Comisión de Cultura de la Cámara de Diputados, pero terminó sin consecuencias políticas.

Cuando los ecos de aquella última polémica se habían acallado, cuando todavía no había cumplido un año en el cargo, Doyenart confirmó ayer que renunciaba definitivamente.

Doyenart, ¿qué pasó ahora, cuál fue el detonante del alejamiento después de un año con tanta controversia?

JUAN CARLOS DOYENART:
No hubo un detonante específico, diría que se cumplió una etapa que valoro como altamente positiva en lo personal, con la satisfacción que uno tiene cuando pudo cumplir una tarea que en algunos momentos pareció imposible. Creo que también fue etapa para la televisión del Estado, en la cual fue posible demostrar que se podía hacer televisión pública de calidad, cosa que estaba por probarse desde hacía muchos años. Yo mismo, cuando asumí el cargo, dije que íbamos a tener que demostrar si tenía sentido que el Estado gerenciara un canal de televisión, cosa que muchos poníamos en duda y que, dados los antecedentes, nos cuestionábamos si tenía sentido.

EC - A partir de su propia evaluación, de que se demostró que era posible reformar, aggiornar el Sistema Nacional de Televisión del Sodre, ¿por qué se va?

JCD - Este proceso significó un desgaste personal muy importante, significó descuidar mi actividad profesional. Creo que para alguien que toda la vida actuó en la actividad privada -que es mi caso- la gestión en una empresa pública sólo es viable por un corto período de tiempo. Quizás lo positivo estaba en que yo venía de la actividad privada, que no me até a la burocracia estatal, que no quedé encasillado o acorralado por algunas reglas de juego de la burocracia estatal, que pude romperlas en función de que venía con un impulso, con unas ganas, con una visión desde la actividad privada...

Pero eso tiene una contrapartida: si uno quiere hacer las cosas bien, si quiere tomar la tarea con pasión -yo tomé con mucha pasión esta tarea-, inevitablemente se genera un desgaste personal muy fuerte, uno descuida su actividad privada. Yo no soy una persona de fortuna, que tenga ambiciones políticas, no usé el cargo para eso y, como le dije al presidente cuando acepté el cargo, tampoco soy un corrupto, por lo cual poder trabajar, realizar esta gestión por 14.000 pesos, que es lo que paga el Estado al director del Sistema Nacional de Televisión -más o menos la mitad que a un portero del Palacio Legislativo-, sólo era posible por un período corto.

EC - Está bien, pero seguramente cuando asumió usted no pensaba que ese período no iba a durar siquiera un año.

JCD - No lo tenía muy claro.

EC - Volviendo al tema del sueldo, ¿ése es el factor que lo lleva a dejar el cargo ahora?

JCD - No, no puedo dejarlo ahí porque yo siempre supe lo que se pagaba, que era un viático que se daba.

EC - Ayer usted dijo en el propio Tveo, cuando fue entrevistado en el informativo: "Persistí en condiciones adversas para el desarrollo del proyecto".

JCD - Las condiciones adversas persisten.

EC - ¿Cuáles son?

JCD - Sigue habiendo una dependencia respecto del Consejo Directivo del Sodre, Consejo Directivo que está contra el proyecto.

EC - Usted dice que persistía la dependencia respecto del Consejo Directivo del Sodre; eso es elemental, porque así es el estatus jurídico del Sistema Nacional de Televisión.

JCD - Sí, pero el presidente siempre planteó, desde que asumí el cargo, que se iba a actuar con independencia, que el canal iba a actuar con independencia. Reconozcamos que en el correr del tiempo desde la Presidencia de la República se tomó medidas -entre ellas un decreto que me nombra ordenador secundario del gasto- que le fueron generando al canal grados cada vez mayores de independencia. Además hay un anteproyecto de ley por el cual el canal del Estado se convertiría en un organismo desconcentrado, lo que creo que se va a efectivizar en el correr del año y es sumamente positivo. De todas maneras, como la legislación ataba el canal al Consejo Directivo del Sodre, se requería la voluntad política de dejar actuar al canal o de actuar en consonancia con el proyecto del canal, que es el proyecto de la Presidencia de la República.

EC - ¿Por qué dice que el Consejo Directivo no comparte el proyecto que usted estaba encarando en el Sistema Nacional de Televisión?

JCD - Por varios motivos y varios hechos y actitudes concretas.

EC - ¿Cuáles son las discrepancias?

JCD - Hay una visión; creo que el arquitecto Falco y yo vemos la televisión nacional de formas completamente distintas. Él entiende que ésta debe actuar como una especie de televisión cable, en la cual todo el día, las 24 horas se pase ópera o música clásica, con lo que yo siempre discrepé. Eso es para la televisión cable, no para la televisión abierta del Estado. Él cree que la televisión del Estado no debe competir en programación con los canales privados ni vender publicidad; también en eso discrepé, siempre que uno tiene un medio de comunicación compite, porque le interesa que la gente lo vea, no tiene otro sentido. Por otro lado, creo que tiene que vender publicidad porque en un país pobre como éste no puedo pedirle a la gente que pague más impuestos para mantener un canal de televisión, tengo que tener mi propia fuente de recursos. Creo que el Consejo Directivo respondía a intereses privados que nada tenían que ver con la televisión del Estado, se molestó mucho con su desarrollo...

EC - ¿Usted sostiene que el Consejo Directivo respondía a intereses privados? ¿Cuáles intereses?

JCD - Había claramente una connivencia con los canales privados. Muchas veces buscaban apoyo de difusión de actividades en los canales privados, no en el canal del Estado. En el tema del Mundial quisieron dar la exclusividad a los canales privados, dejando afuera al canal del Estado. Están los temas de la publicidad y del informativo, no querían que el canal estatal compitiera en el mismo horario con los canales privados, cosa que incluso fue puesta por escrito en las resoluciones del Consejo. El hecho de querer levantar los programas de más audiencia que tenía el canal, que eran competitivos con algunos programas de los canales privados... Hubo una serie de hechos.

EC - ¿En qué se basa para sostener que esas discrepancias con el modelo de programación tenían que ver con que el Consejo Directivo estaba respondiendo a intereses de los canales privados?

JCD - Su actitud era en defensa de los intereses de los canales privados, claramente.

EC - En los hechos.

JCD - En los hechos, obviamente; más allá de que la vicepresidenta del Consejo Directivo del Sodre, la señora Julia Rodríguez Larreta, es accionista de Canal 12. Eso puede ser una coincidencia, pero en los hechos las actitudes siempre fueron en defensa de los canales privados y de aplastar, de mantener al canal del Estado como un canal marginal, que no competía, que no estaba en la cabeza de la gente, que tenía solamente programación cultural, en el que no se desarrollaban programas de entretenimiento o con contenidos atractivos para la audiencia. Pero en definitiva esto es una anécdota.

EC - No sé si es una anécdota. Por lo siguiente: si ésa era, efectivamente, la posición del Consejo Directivo del Sodre respecto al proyecto del Sistema Nacional de Televisión, si era tan discrepante con su proyecto mientras el Sistema Nacional de Televisión depende del Consejo Directivo del Sodre, no se entiende cómo el presidente de la República eligió al arquitecto Roberto Falco para presidir al Consejo Directivo y a usted para dirigir el canal.

JCD - Es una buena pregunta para el presidente Jorge Batlle.

EC - A su vez el presidente Batlle tiene años de confianza con el arquitecto Falco, no lo conoció ayer ni anteayer. ¿Cómo era entonces que estaban jugando, con la confianza del presidente, dos proyectos tan distintos?

JCD - Perdón, no había dos proyectos. Vamos a ser claros: había un proyecto para el canal y había un pequeño hombre, muy mezquino, dispuesto a trabar ese proyecto. Pero no había dos proyectos, el arquitecto Falco nunca tuvo un proyecto, no lo tiene, no conoce absolutamente nada de televisión, lo único que hizo fue trabar todo lo que pudo el desarrollo de este proyecto.

Por otro lado, también hay que ser muy claro en cuanto a que el presidente de la República apoyó siempre el proyecto de Tveo y fue creando medidas para facilitar el accionar del mismo. La prueba está en que hoy el canal tiene un proyecto para mostrar, que está en el aire, no son palabras, hay cosas que se pueden ver y que han recibido un apoyo muy importante de la población. Una vez el arquitecto Falco dijo que yo era una prima donna o un charlatán que no hacía nada; creo que si uno simplemente prende la pantalla de la televisión y compara lo que ve con lo que fue durante 40 años el canal del Estado, queda demostrado lo equivocado que está ese señor. Hay un proyecto que se puso en marcha, que está en el aire, que está funcionando; no me animaría a decir que está consolidado. Creo que se requiere una segunda etapa para consolidarlo, sin lugar a dudas se podría venir abajo. Pero a pesar de todas las trabas que estos señores nos pusieron -y no sólo ellos: fue un proceso que tocó muchos intereses, es un tema muy delicado, los medios de comunicación son un tema muy delicado, y así como el canal tuvo muchos apoyos externos también tuvo muchas trabas externas- los obstáculos se pudieron vencer, en buena medida porque desde la Presidencia de la República se dio recursos y se aprobó decretos que facilitaron la tarea.

EC - Permanentemente en las polémicas públicas que tuvo con el Consejo Directivo del Sodre usted esgrimía el respaldo que el presidente de la República le ratificaba; ¿cómo se entiende ese respaldo a usted, cuando al frente del Consejo Directivo estaba el arquitecto Falco con una visión tan distinta? ¿Usted habló del tema con el presidente? Desde afuera es algo que no se entiende.

JCD - Obviamente lo hablamos, pero yo no tenía más remedio que respetar la decisión del presidente de mantener a una persona de confianza y de amistad de años, como era Falco, no quería tomar la decisión de pedirle la renuncia. Por otra parte Falco no quiso renunciar, hubo dos o tres oportunidades en que el presidente contradijo sus decisiones y él se quedó en el cargo. Yo no puedo hablar por el presidente de la República...

EC - ¿Estuvo en juego la renuncia de Falco en algún momento?

JCD - Sí, sin dudas; en dos o tres oportunidades el presidente de la República tuvo que cambiar las decisiones del Consejo Directivo del Sodre para que el proyecto pudiera seguir funcionando. A pesar de ello el arquitecto Falco dijo: "A mí me echarán, yo nunca voy a renunciar", y alguna otra vez dijo: "Primero voy a echar a Doyenart, antes de irme yo". ¿Por qué digo que en el fondo es una anécdota y que no voy a empañar una gestión que considero exitosa -la prueba está a la vista- por un hombre pequeño? Creo que no hay que hacerlo. Aquí se logró demostrar que con Falco o sin Falco -porque podría haber habido otro Falco al frente del Sodre-, cuando hay voluntad política de la Presidencia de la República y gente con ganas de trabajar, de hacer cosas, cuando no se está atado a tipo alguno de interés político o económico, desde dentro del Estado se puede cambiar el Estado. En un momento en que este tema está tan arriba de la mesa en el país, cuando tanto se habla de achicar el Estado, de modernizarlo, de hacerlo más eficiente, yo me voy hoy con la tranquilidad de que en esta etapa se demostró -y eso que me tocó bailar con la más fea del Estado- que es posible realizar transformaciones, lograr que los funcionarios públicos -ésta es una de las cosas que más satisfacción me genera-, a pesar de sus bajos sueldos, pueden motivarse por su actividad y trabajar en forma totalmente diferente de lo que hicieron durante años, que es posible romper algunas culturas de no trabajo que existen en la Administración Pública. En el Canal 5, hoy Tveo, está a la vista que esto es así.

EC - Claro, pero fue posible porque usted se movió permanentemente al borde de la legalidad, porque no respetaba el ordenamiento jerárquico e institucional y porque vivió en polémica pública con sus superiores directos. El caso del momento en que se presentó la programación de Tveo es absolutamente contundente en ese sentido, fue un hecho insólito.

JCD - Cosa que tú mismo, desde esta radio, me criticaste. "Doyenart se pelea con todo el mundo", decías con mucha razón.

EC - Siempre me resultó sorprendente que alguien eligiera esa forma para llevar adelante una institución del Estado.

JCD - Yo soy una persona vehemente, peleadora, pero en esto hubo mucho de estrategia, en determinado momento entendí que debía llevar los temas a la opinión pública. Cuando llevaba los temas a la opinión pública y sabía que ésta iba a estar a favor -porque lógicamente los uruguayos iban a estar a favor de la transformación del canal del Estado-, cuando pude poner en pantalla el proyecto y la gente lo recibió tan bien, confirmé que debía jugar con la opinión pública. Cuando uno no tiene apoyo de grupo político alguno -yo llegué a ese cargo sin apoyo de grupo político alguno porque no pertenezco a grupo político alguno-, no tiene apoyo de sectores económicos... Es cierto, tenía el apoyo del presidente de la República, pero éste también estaba jaqueado, no es una persona omnipotente, tiene muchas limitaciones. Entonces cuando uno juega con la opinión pública y ésta está a favor condiciona a quienes tienen el poder. Yo tenía gente por encima con más poder a la que fui condicionando a partir de generar movimientos de opinión pública. Hoy por hoy, Tveo -del que Falco días atrás dijo desconocer el nombre, dijo que era Sodre, Sistema Nacional de Televisión- es un proceso irreversible.

EC - Usted decía que se demostró que es posible cambiar, en este caso nada menos que la Cenicienta del Estado, Canal 5, el Sistema Nacional de Televisión, que desde el propio Estado se pueden hacer transformaciones...

JCD - No es fácil.

EC - ...pero se puede tirando de la piola a extremos nunca vistos en la relación jerárquica. Y "se puede" entre comillas, porque ahora mismo usted se va, el "triunfador" es Falco. Entonces... ¿se puede? La ley con el cambio de estatus jurídico del Sistema Nacional de Televisión sigue esperando, espera desde hace años.

JCD - Pero el proyecto está.

EC - El propio presidente no ha podido impulsarlo.

JCD - El proyecto está ahí, quizás mi alejamiento facilite los votos. Lógicamente en este proceso hice muchos enemigos, mi alejamiento puede facilitar las cosas. Pero discrepo totalmente en cuanto a que Falco sea el triunfador. Si en este país la gente que se dedica a destruir es la que triunfa... muy mal nos va a ir. El resultado del proceso que se siguió en el canal del Estado está a la vista, hoy me siento sumamente orgulloso y satisfecho de lo que realmente se hizo -lo digo dejando de lado cualquier falsa modestia-, en la historia de los medios de comunicación se va a hablar de Tveo como un punto importante, no tengamos la menor duda. De ninguna manera se puede pensar que Falco triunfó, ¡por favor! Falco fue un ejemplo, un símbolo de la mezquindad con que se pueden manejar algunos jerarcas del Estado. Hoy Doyenart se puede ir con la conciencia tranquila de que hizo una transformación del Estado que todo el mundo había dicho que era totalmente imposible. No fue fácil.

EC - ¿La renuncia es indeclinable?

JCD - Es indeclinable.

EC - ¿No tiene marcha atrás?

JCD - Aclaremos que era una renuncia que estaba manejada en términos verbales con la Presidencia de la República y que el ministro de Educación y Cultura ayer la hizo pública con el objetivo de consolidarla. Yo había acordado con la Presidencia que iba a seguir hasta fines de febrero para dejar terminada una serie de cosas que estaban en proceso, dejar todo encaminado y no hacer pública la renuncia. El ministro Mercader me obliga a irme al hacerla pública, no puede haber un director renunciado. Esa es una demostración más de las cosas en que el sistema se equivoca, ¿por qué Mercader hace que Doyenart se vaya y deje un cargo vacante? Seguramente ese cargo va a estar encima de la mesa en las negociaciones que se están llevando a cabo en la coalición de gobierno respecto al ajuste fiscal. Es un cargo muy apetecido por el Herrerismo y por Mercader, que me obliga a irme. Tengo que irme esta semana porque no tiene más sentido que me quede una vez que el Poder Ejecutivo -el ministro es el Poder Ejecutivo- hace pública mi renuncia. Ahí hay intereses políticos mezquinos, de ésos contra los cuales el país debe seguir luchando, no se pueden jugar los destinos del país, la estructura del Estado, su renovación en base a este tipo de intereses.

EC - ¿Qué pasa con el proyecto, con los programas que se puso en marcha y con la gente que ingresó al Sistema Nacional de Televisión el año pasado a instancia suya, a iniciativa suya?

JCD - Esa gente queda con contratos firmados por mí como ordenador secundario de gastos, con total legalidad. Lógicamente quien venga puede revocarlos y dar marcha atrás todo el proceso.

EC - ¿Tiene algún indicio de qué es lo que va a ocurrir? Obviamente ésta no es una pregunta para usted sino para el presidente de la República.

JCD - No tengo indicios, pero el presidente está muy conforme con lo que se ha hecho en el canal, siempre dijo que el proceso debía continuar, las dos veces que le presenté renuncia en este período me dijo: "No, usted no se puede ir porque si se va esto se cae abajo". No es un problema personal, él ve un proceso que debe liderar determinado tipo de persona, si encuentra una persona con un perfil similar al mío -alguien que no tenga dependencia de grupos políticos ni económicos y que tenga ganas, que creo que hay- el proceso sigue, pero si el cargo es otorgado al sistema político como parte de la negociación -es una posibilidad, muchas veces más allá de lo que quiere el presidente es lo que puede- volvemos a lo de antes: a cargos políticos utilizados con fines políticos y no con los que efectivamente deben tener.

***

EC - Usted se aleja el viernes del cargo.

JCD - Exacto.

EC - Supongo que vuelve a trabajar en Interconsult.

JCD - Exactamente.

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Transcripción: María Lila Ltaif Curbelo
Edición: Mauricio Erramuspe







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