06.02.2002

 



"No queremos hacer la paz con Arafat, sino con los palestinos"

Según el embajador Ori Noy, director de Información e Internet del Ministerio de Relaciones Exteriores israelí, el gobierno de Sharon sólo está reaccionando ante las agresiones palestinas. Lo que suele llamarse "asesinatos selectivos" son en realidad una legítima defensa para evitar atentados, y Arafat está recluido en Ramala porque no ha querido apresar a terroristas cuyos datos le han proporcionado. Hoy el líder de la ANP representa "a quienes no quieren parar la violencia, por eso no es relevante como socio para la paz".


EN PERSPECTIVA
Miércoles 06.02.02 - Hora 09.00.


EMILIANO COTELO:
"Me arrepiento de no haber liquidado a Arafat hace 20 años", dijo la semana pasada el primer ministro israelí, Ariel Sharon. Es una afirmación extremadamente fuerte si tenemos en cuenta que el propio Sharon y el líder de la Autoridad Nacional Palestina, Yasser Arafat, son en definitiva los responsables de encontrarle un punto final a esta espiral de violencia que ya lleva 16 meses.

Del lado palestino, Arafat ha estado al frente de las negociaciones desde el comienzo mismo del proceso de paz, hace años. Del lado israelí, en cambio, es claro que la llegada de Ariel Sharon al gobierno, hace hoy exactamente un año, significó un giro sustantivo en la forma como ese país afronta el conflicto. El acceso de Sharon al poder representó un aumento de presión sobre Arafat, a quien no sólo se acusó de no actuar con suficiente determinación frente a los grupos terroristas palestinos, sino que además se lo atacó en forma sostenida, entre otras cosas bombardeando sus cuarteles y, hoy por hoy, manteniéndolo aislado en sus oficinas en Ramala sin permitirle moverse.

En este contexto, parece importante intentar conocer cuál es la lógica con la que el gobierno de Israel afronta esta etapa del conflicto y su estrategia para resolverlo. Es decir, cuál es su estrategia para terminar con la violencia y reencauzar un proceso de paz que ya todos tienden a dar por muerto.

***

EC - Está con nosotros esta mañana el embajador Ori Noy, titular de la Dirección de Información e Internet del Ministerio de Relaciones Exteriores de Israel. Tiene una extensa carrera diplomática, que incluye su participación en los destinos en Brasil, Birmania, Etiopía y Chile. Por otra parte, se ha especializado en temas de defensa nacional.

Son muchos quienes piensan que la estrategia de Sharon frente al conflicto consiste simplemente en utilizar la fuerza. Dicen también que, al negarse a negociar mientras sigan los actos violentos del otro lado, lo único que está haciendo es perpetuar una situación en la que cree que Israel puede obtener beneficios. ¿Qué dice usted al respecto?

ORI NOY:
No tenemos que mirar las imágenes bien antiguas del señor Sharon sino los hechos. Sharon asumió el poder en Israel hace exactamente un año. Y justamente tres meses después decidió que tenía que dar una chance a los palestinos y al proceso de paz. Declaró un cese al fuego unilateral y ordenó al Ejército israelí, a las Fuerzas Armadas israelíes y fuerzas de seguridad parar el fuego, no tirar; sólo en protección de su propia vida, sin ofensivas, que es justamente la famosa táctica del Ejército israelí. Parar y esperar, dar una chance a Arafat de recuperar su poder y tomar la decisión de parar el terrorismo en su propio terreno.

¿Qué pasó? Después de unos días de cese al fuego unilateral continuó la violencia palestina y terminó el 1º de junio con la masacre en la discoteca en Tel Aviv. El gobierno de Sharon y el Ejército israelí están haciendo lo que están haciendo porque no tienen otra salida. Esta es la verdad y el hecho. Si Arafat para con la violencia, la violencia se termina; punto. Porque nosotros no estamos iniciando la violencia, sino reaccionando y esperando lo que va a pasar.

EC - Me interesa que avancemos en esclarecer hacia dónde conduce esta estrategia. Concretamente, ¿qué busca Israel con el proceso destinado a debilitar continuamente la figura de Arafat? Se lo pregunto porque muchos señalan que hoy por hoy cualquier alternativa a Arafat dentro del espectro político palestino es probablemente mucho más radical, más proclive a la violencia que el propio Arafat. ¿Está de acuerdo con eso?

ON - No, realmente no sabemos. Para nosotros Arafat es el líder elegido por los palestinos, pero no lo nombramos ni podemos sacarlo del poder. Esa es la decisión del pueblo palestino. Nosotros no queremos hacer la paz con Arafat. Arafat es una figura, un ser mortal, que vive hoy y vivirá 10, 20, 100 años, no importa, pero la paz se hace entre pueblos, no entre personas, porque las personas vienen y van. Lo que queremos es hacer la paz con los palestinos. Hoy Arafat representa a los palestinos agresivos, terroristas, que no quieren parar la violencia, por eso para nosotros él no es relevante como socio para la paz.

EC - Pero una consecuencia posible de la estrategia israelí es la caída de Arafat.

ON - Nosotros no la seguimos para hacer caer a Arafat. No es nuestro objetivo. Nuestro objetivo es, primero, parar la violencia. Usted me preguntó sobre el programa: hay un programa escrito, no por nosotros sino por el señor [George] Mitchell, un observador, el jefe de una comisión internacional, quien dictó un camino muy claro, que fue aceptado por los israelíes y por los palestinos, pero lamentablemente los palestinos no cumplen con lo que está escrito en el Plan Mitchell, que es muy claro y muy simple.

EC - El domingo pasado Arafat publicó en The New York Times una columna titulada "La visión palestina de la paz". En ese artículo, el líder palestino desarrolló su visión de los pasos necesarios para alcanzar una paz duradera. Los argumentos principales mencionados por Arafat en ese artículo son:

1) Condena a los grupos terroristas, que dice que no representan al pueblo palestino, y agrega: "Estoy decidido a poner fin a sus actividades"

2) "(Queremos) un Estado palestino viable e independiente en los territorios ocupados por Israel en 1967". Esto significa reconocer el derecho de Israel a existir en el 78% de lo que en el pasado fue Palestina.

3) Búsqueda de una "verdadera independencia y completa soberanía".

4) Solución justa para los refugiados palestinos

5) El terrorismo es simplemente un síntoma, no la enfermedad

6) Jerusalem como capital compartida.

En cierta medida se puede interpretar como una carta de intención para futuras negociaciones. ¿Qué piensa el gobierno de Israel de ese planteo?

ON - Primero, las negociaciones no se hacen a través de los diarios -con todo respeto a los medios de comunicación-; se hacen negociando en la mesa. Pero para llegar a la mesa de negociación primero tienen que parar la violencia. Esta es la única precondición para comenzar la negociación y está escrito de una manera muy clara en el Plan Mitchell y en el de [George] Tenet, que hizo una visita para intentar reanudar el proceso de paz.

EC - Pero Arafat dice que condena a los grupos terroristas, que estos no representan al pueblo palestino y que está decidido a poner fin a sus actividades.

ON - En 1993, cuando firmamos los acuerdos de Oslo, Arafat pasó de ser el líder de una organización terrorista o guerrillera, que era la OLP [Organización para la Liberación de Palestina], a ser el líder de una entidad estatal en camino a un Estado independiente. No estamos en contra un Estado palestino; al contrario, queremos que llegue, pero a través de negociaciones que van a determinar qué tipo de Estado, cuáles serán las fronteras y, por supuesto, las relaciones con su futuro vecino, Israel.

Arafat no está aislado, pobrecito, en su casa, sin medios para parar la violencia; a través de las negociaciones recibió una fuerza policial, casi un ejército, con 30.000 hombres armados, con vehículos, con helicópteros, con todo, y sabemos que tiene 20.000 hombres armados más "ilegales" que trabajan para él o lo protegen. Entonces, ¿por qué no les dice a estos 50.000 hombres armados, "por favor, paren a las organizaciones terroristas"? Estamos esperando desde 1993. Tuvo muchas chances. Entonces, una declaración en un diario acumula muchas declaraciones del pasado. Hace dos o tres meses hizo un discurso grande en la televisión, en el que dijo "vamos a parar la violencia, vamos a parar los suicidios terroristas, las bombas"... ¿Y qué pasó? Nada, continúa la violencia, continúan los atentados suicidas, continúan los caídos israelíes. Con palabras, Arafat no va a resolver nada. Queremos ver acción. Cuando haya acción va a haber negociación.

EC - La condición para que pueda haber una negociación, dice usted, es una acción enérgica de freno a la actividad de los grupos terroristas de origen palestino.

ON - Exactamente. No es una condición; es parte, primero, del Plan Mitchell, segundo del Plan Tenet y, tercero, de los acuerdos que firmó el propio señor Arafat con Israel. Dijo: "Yo asumo la responsabilidad de la seguridad dentro de este territorio", y por eso se lo cedimos. Desde 1993 Arafat asumió el poder total sobre el 42% de ese territorio y 97% de la población. No es que esté allí, aislado, y diga "no puedo hacer nada". Tiene los medios, tiene el territorio, tiene las herramientas; necesita tomar una decisión y liderar a sus fuerzas contra el terrorismo. Si no lo hace, se va a quedar en su casa.

EC - Paralelamente, Israel sigue llevando a cabo su política de "asesinatos selectivos", como se la ha denominado.

ON - Usted la denomina así, no es la verdad.

EC - ¿Cómo la llama Israel?

ON - Parar con el terrorismo. Hay una situación que tal vez los uruguayos no conozcan, pero que lamentablemente nosotros conocemos desde hace mucho: usted sabe que en un país vecino o una entidad vecina hay una organización terrorista que está preparando un atentado grande, que va a matar a 20, 50 o 100 personas de su pueblo, está en camino y usted sabe que está vestido con armas y explosivos, caminando hacia Israel. La Policía de esa entidad cercana o vecina no hace nada, mira hacia otro lado y lo deja avanzar hacia Israel. La única manera de pararlo es matarlo en el camino. No es asesinato, es defensa legítima para evitar un crimen que va a matar a docenas, tal vez centenas de personas.

EC - A propósito de otra de las piezas del comportamiento militar de Israel, el acorralamiento de Arafat, el haberlo dejado prácticamente encerrado en sus oficinas en Ramala, sin posibilidades de moverse, ¿cómo sigue? ¿Qué paso viene a continuación?

ON - Depende solamente de Arafat.

EC - ¿Por qué se llegó a ese extremo?

ON - ¿Por qué bloquearlo? Porque estaba viajando por todo el mundo hablando, convenciendo a todos de que está haciendo algo, pero mientras no está sus fuerzas, sus aliados o los que pertenecen a la oposición hacen lo que quieren, y continuaban atacando y matando israelíes. Entonces dijimos: si Arafat está tan ansioso por parar la violencia como declara, estará ahí, liderando a sus fuerzas contra el terrorismo. A unos 50, 100 o 200 metros de donde vive ahora Arafat viven dos terroristas que asesinaron a sangre fría a un ministro de Estado de Israel. Todo el mundo sabe quiénes son, sus nombres, su dirección, su foto fue entregada al señor Arafat, a sus fuerzas, pero ellos continúan libres. Si están libres es culpa de Arafat. Entonces, si están libres, ¿por qué Arafat va a estar libre? Va a tener que tomar la decisión firme de asumir las responsabilidades que asumió antes para gozar de su libertad.

EC - ¿Cómo sigue ese acoso a Arafat?

ON - No es acoso a Arafat. Para nosotros Arafat hoy, lamentablemente, es irrelevante. No es un socio para la paz ni un socio para la lucha contra el terrorismo. ¿Cómo sigue Arafat? El pueblo palestino debe decirlo, no nosotros.

EC - ¿A Israel no le preocupa una eventual caída de Arafat y su sustitución por líderes palestinos más radicales, más extremistas?

ON - No somos profetas ni sabemos qué va a pasar.

EC - Cuando un gobierno decide llevar adelante una estrategia tiene que pensar cuáles son los resultados posibles.

ON - Peor que hoy no puede ser, porque no vemos una expectativa, una esperanza, un horizonte. Hoy estamos en una situación de defensa perpetua, diaria contra el terrorismo. Estamos esperando por el pueblo palestino, a través de su líder actual, Arafat, o de otro. No es nuestro negocio, es negocio de los palestinos decidir hacia dónde quieren ir, si quieren elegir la paz, la negociación... Ya perdieron una oportunidad importante por el propio Arafat; ¿recuerda Camp David? Allí el señor [Ehud] Barak, el primer ministro anterior, ofreció un plan que incluía casi todo lo que está escrito en la carta de Arafat. ¿Por qué escribe ahora lo que podía haber recibido sin muertos, sin atentados, sin terrorismo, en junio del año pasado? ¿Qué pasó? Intentó mejorar lo que le ofrecieron en aquel entonces [Bill] Clinton y Barak, vio que no lo iba a conseguir, entonces tomó la violencia y ahora regresa al punto de partida, solo, después de más de 1.000 muertos, no sé cuántos heridos, atentados y sufrimiento de palestinos e israelíes.

***

EC - En estos últimos días ha habido algunas señales de distensión entre israelíes y palestinos. Por un lado podríamos citar la condena a los grupos terroristas contenida en la columna de Arafat en The New York Times -aunque usted ya la relativizó en la medida en que Israel reclama hechos, no palabras-, y por otro la difusión de una reunión que hace una semana Sharon mantuvo en su residencia con una delegación palestina de alto nivel. Ese encuentro incluso ha despertado algunas críticas dentro del Likud, en la medida en que se produjo un diálogo sin que hubiese cesado la violencia de la otra parte. ¿Cómo debemos interpretar este cuadro? ¿Hay un cambio o no?

ON - No hay un cambio. El gobierno de Israel sigue deseando la paz, llegar primero a parar la violencia y después a la mesa de negociación. Va a hacer todo para llegar a esta situación, no excluye una reunión con los líderes número dos, tres y cuatro en la jerarquía palestina después de Arafat. Es legítimo, porque era para esclarecer la posición de Israel, para dar a conocer las condiciones para reanudar las negociaciones, que principalmente son parar la violencia. Si los palestinos cumplen con esta precondición, que pienso que es más que lógica, vamos a poder continuar de acuerdo al Plan Mitchell, que es muy claro, tiene cuatro etapas. Si se para la violencia -no estamos exigiendo tres o siete años- sólo siete días vamos a comenzar las medidas para reanudar o reconstruir la confianza mutua. La fuerza israelí va a regresar a sus posiciones de antes de setiembre de 2000, cuando comenzó la violencia palestina, porque nosotros no tenemos ningún deseo de reocupar esos territorios. Lo que hicimos hasta hoy fue por medidas de seguridad. Si tenemos las condiciones vamos a regresar a nuestras posiciones anteriores. Después vamos a tomar otras medidas para establecer esa atmósfera, hay una lista que tiene que hacer Israel y que tienen que hacer los palestinos; si todo va bien y estamos en una situación tranquila, sin violencia, vamos a poder sentarnos y comenzar las negociaciones por la paz. Este es el Plan Mitchell, que es 100% aceptable para Israel. El señor Sharon no es el líder del Likud solamente, es el primer ministro de Israel y no mira sólo en términos partidarios. Tal vez haya críticas de su propio partido, pero su deseo es reanudar el proceso, cuya primera etapa es parar la violencia. Por eso esa reunión con los palestinos.

EC - ¿Qué resultados dejó la reunión con esa delegación palestina?

ON - Por lo que sé, no mucho, porque la violencia continúa. Gracias a Dios no hubo ninguna catástrofe, ningún atentado grande, pero el tiroteo continúa, los atentados continúan. Leí en el diario que los palestinos pidieron que Israel no haga nada por siete días para poder recuperarse. Siete días de tregua unilateral de Israel... Es inaceptable, es como pedirle aquí, en Uruguay, a la Policía, que por siete días no haga nada, que no multe, no encarcele criminales ni pare la violencia, [porque] tal vez en siete días los delincuentes y los criminales van a detener sus actividades. Es absurdo, es inaceptable. Nosotros queremos que los palestinos hagan lo que tienen que hacer.

EC - En definitiva, ¿cuál es su visión a propósito de las perspectivas en este momento?

ON - Yo regresé a Israel desde mi última misión en Chile hace un año y medio, y cuando regresé el sentimiento que había en Israel era de paz, se estaba pensando en acortar el tiempo de servicio militar obligatorio de tres años a dos años y medio porque no se iba a necesitar tantos soldados por tanto tiempo. Lamentablemente, tres meses después recomenzó la violencia. Esta violencia está basada no sólo en intereses, sino también en la psicología que crea la propia Autoridad Palestina. Si lee los libros que estudian los chicos palestinos, si escucha lo que dicen los jeques musulmanes en las mezquitas, si lee los diarios, escucha la radio y ve la televisión palestina va a ver que hay odio. Odio con odio no puede progresar hacia la paz; primero hay que crear esperanza, intereses mutuos.

Nuestro interés es muy claro: estamos buscando conocer cuál es el interés palestino. ¿Continuar con la lucha? Los palestinos en toda su historia tomaron esa posición de "todo o nada" y se quedaron con nada. La idea es negociar. Cada uno va a recibir algo, porque con "todo o nada", Israel, que es la potencia de la región, se va a quedar con todo y los palestinos con nada. Y eso no es lo que queremos.

---------------------
Transcripción: María Lila Ltaif Curbelo
Edición: Julieta Sokolowicz







En perspectiva
l Dinámica Rural l Deportes l Página principal

Para escuchar la radio en vivo necesita el Real Player
Optimizado para Internet Explorer a 800x600
Copyright Espectador.com All Rights Reserved