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"No queremos hacer la paz con Arafat, sino con los palestinos"
Según
el embajador Ori Noy, director de Información e Internet
del Ministerio de Relaciones Exteriores israelí, el gobierno
de Sharon sólo está reaccionando ante las agresiones
palestinas. Lo que suele llamarse "asesinatos selectivos"
son en realidad una legítima defensa para evitar atentados,
y Arafat está recluido en Ramala porque no ha querido apresar
a terroristas cuyos datos le han proporcionado. Hoy el líder
de la ANP representa "a quienes no quieren parar la violencia,
por eso no es relevante como socio para la paz".
EN PERSPECTIVA
Miércoles 06.02.02 - Hora 09.00.
EMILIANO
COTELO:
"Me
arrepiento de no haber liquidado a Arafat hace 20 años",
dijo la semana pasada el primer ministro israelí, Ariel Sharon.
Es una afirmación extremadamente fuerte si tenemos en cuenta
que el propio Sharon y el líder de la Autoridad Nacional
Palestina, Yasser Arafat, son en definitiva los responsables de
encontrarle un punto final a esta espiral de violencia que ya lleva
16 meses.
Del lado palestino,
Arafat ha estado al frente de las negociaciones desde el comienzo
mismo del proceso de paz, hace años. Del lado israelí,
en cambio, es claro que la llegada de Ariel Sharon al gobierno,
hace hoy exactamente un año, significó un giro sustantivo
en la forma como ese país afronta el conflicto. El acceso
de Sharon al poder representó un aumento de presión
sobre Arafat, a quien no sólo se acusó de no actuar
con suficiente determinación frente a los grupos terroristas
palestinos, sino que además se lo atacó en forma sostenida,
entre otras cosas bombardeando sus cuarteles y, hoy por hoy, manteniéndolo
aislado en sus oficinas en Ramala sin permitirle moverse.
En este contexto,
parece importante intentar conocer cuál es la lógica
con la que el gobierno de Israel afronta esta etapa del conflicto
y su estrategia para resolverlo. Es decir, cuál es su estrategia
para terminar con la violencia y reencauzar un proceso de paz que
ya todos tienden a dar por muerto.
***
EC - Está
con nosotros esta mañana el embajador Ori Noy, titular de
la Dirección de Información e Internet del Ministerio
de Relaciones Exteriores de Israel. Tiene una extensa
carrera diplomática, que incluye su participación
en los destinos en Brasil, Birmania, Etiopía y Chile. Por
otra parte, se ha especializado en temas de defensa nacional.
Son muchos quienes
piensan que la estrategia de Sharon frente al conflicto consiste
simplemente en utilizar la fuerza. Dicen también que, al
negarse a negociar mientras sigan los actos violentos del otro lado,
lo único que está haciendo es perpetuar una situación
en la que cree que Israel puede obtener beneficios. ¿Qué
dice usted al respecto?
ORI NOY:
No tenemos que mirar las imágenes bien antiguas del señor
Sharon sino los hechos. Sharon asumió el poder en Israel
hace exactamente un año. Y justamente tres meses después
decidió que tenía que dar una chance a los palestinos
y al proceso de paz. Declaró un cese al fuego unilateral
y ordenó al Ejército israelí, a las Fuerzas
Armadas israelíes y fuerzas de seguridad parar el fuego,
no tirar; sólo en protección de su propia vida, sin
ofensivas, que es justamente la famosa táctica del Ejército
israelí. Parar y esperar, dar una chance a Arafat de recuperar
su poder y tomar la decisión de parar el terrorismo en su
propio terreno.
¿Qué
pasó? Después de unos días de cese al fuego
unilateral continuó la violencia palestina y terminó
el 1º de junio con la masacre en la discoteca en Tel Aviv.
El gobierno de Sharon y el Ejército israelí están
haciendo lo que están haciendo porque no tienen otra salida.
Esta es la verdad y el hecho. Si Arafat para con la violencia, la
violencia se termina; punto. Porque nosotros no estamos iniciando
la violencia, sino reaccionando y esperando lo que va a pasar.
EC - Me interesa
que avancemos en esclarecer hacia dónde conduce esta estrategia.
Concretamente, ¿qué busca Israel con el proceso destinado
a debilitar continuamente la figura de Arafat? Se lo pregunto porque
muchos señalan que hoy por hoy cualquier alternativa a Arafat
dentro del espectro político palestino es probablemente mucho
más radical, más proclive a la violencia que el propio
Arafat. ¿Está de acuerdo con eso?
ON
- No, realmente no sabemos. Para nosotros Arafat es el líder
elegido por los palestinos, pero no lo nombramos ni podemos sacarlo
del poder. Esa es la decisión del pueblo palestino. Nosotros
no queremos hacer la paz con Arafat. Arafat es una figura, un ser
mortal, que vive hoy y vivirá 10, 20, 100 años, no
importa, pero la paz se hace entre pueblos, no entre personas, porque
las personas vienen y van. Lo que queremos es hacer la paz con los
palestinos. Hoy Arafat representa a los palestinos agresivos, terroristas,
que no quieren parar la violencia, por eso para nosotros él
no es relevante como socio para la paz.
EC - Pero una
consecuencia posible de la estrategia israelí es la caída
de Arafat.
ON - Nosotros
no la seguimos para hacer caer a Arafat. No es nuestro objetivo.
Nuestro objetivo es, primero, parar la violencia. Usted me preguntó
sobre el programa: hay un programa escrito, no por nosotros sino
por el señor [George] Mitchell, un observador, el jefe de
una comisión internacional, quien dictó un camino
muy claro, que fue aceptado por los israelíes y por los palestinos,
pero lamentablemente los palestinos no cumplen con lo que está
escrito en el Plan
Mitchell, que es muy claro y muy simple.
EC - El domingo
pasado Arafat publicó en The New York Times una columna titulada
"La visión palestina de la paz". En
ese artículo, el líder palestino desarrolló
su visión de los pasos necesarios para alcanzar una paz duradera.
Los argumentos principales mencionados por Arafat en ese artículo
son:
1) Condena a
los grupos terroristas, que dice que no representan al pueblo palestino,
y agrega: "Estoy decidido a poner fin a sus actividades"
2) "(Queremos)
un Estado palestino viable e independiente en los territorios ocupados
por Israel en 1967". Esto significa reconocer el derecho de
Israel a existir en el 78% de lo que en el pasado fue Palestina.
3) Búsqueda
de una "verdadera independencia y completa soberanía".
4) Solución
justa para los refugiados palestinos
5) El terrorismo
es simplemente un síntoma, no la enfermedad
6) Jerusalem
como capital compartida.
En cierta medida
se puede interpretar como una carta de intención para futuras
negociaciones. ¿Qué piensa el gobierno de Israel de
ese planteo?
ON - Primero,
las negociaciones no se hacen a través de los diarios -con
todo respeto a los medios de comunicación-; se hacen negociando
en la mesa. Pero para llegar a la mesa de negociación primero
tienen que parar la violencia. Esta es la única precondición
para comenzar la negociación y está escrito de una
manera muy clara en el Plan Mitchell y en
el de [George] Tenet, que hizo una visita para intentar
reanudar el proceso de paz.
EC - Pero Arafat
dice que condena a los grupos terroristas, que estos no representan
al pueblo palestino y que está decidido a poner fin a sus
actividades.
ON - En 1993,
cuando firmamos los acuerdos de Oslo, Arafat pasó de ser
el líder de una organización terrorista o guerrillera,
que era la OLP [Organización para la Liberación de
Palestina], a ser el líder de una entidad estatal en camino
a un Estado independiente. No estamos en contra un Estado palestino;
al contrario, queremos que llegue, pero a través de negociaciones
que van a determinar qué tipo de Estado, cuáles serán
las fronteras y, por supuesto, las relaciones con su futuro vecino,
Israel.
Arafat no está
aislado, pobrecito, en su casa, sin medios para parar la violencia;
a través de las negociaciones recibió una fuerza policial,
casi un ejército, con 30.000 hombres armados, con vehículos,
con helicópteros, con todo, y sabemos que tiene 20.000 hombres
armados más "ilegales" que trabajan para él
o lo protegen. Entonces, ¿por qué no les dice a estos
50.000 hombres armados, "por favor, paren a las organizaciones
terroristas"? Estamos esperando desde 1993. Tuvo muchas chances.
Entonces, una declaración en un diario acumula muchas declaraciones
del pasado. Hace dos o tres meses hizo un discurso grande en la
televisión, en el que dijo "vamos a parar la violencia,
vamos a parar los suicidios terroristas, las bombas"... ¿Y
qué pasó? Nada, continúa la violencia, continúan
los atentados suicidas, continúan los caídos israelíes.
Con palabras, Arafat no va a resolver nada. Queremos ver acción.
Cuando haya acción va a haber negociación.
EC - La condición
para que pueda haber una negociación, dice usted, es una
acción enérgica de freno a la actividad de los grupos
terroristas de origen palestino.
ON - Exactamente.
No es una condición; es parte, primero, del Plan Mitchell,
segundo del Plan Tenet y, tercero, de los acuerdos que firmó
el propio señor Arafat con Israel. Dijo: "Yo asumo la
responsabilidad de la seguridad dentro de este territorio",
y por eso se lo cedimos. Desde 1993 Arafat asumió el poder
total sobre el 42% de ese territorio y 97% de la población.
No es que esté allí, aislado, y diga "no puedo
hacer nada". Tiene los medios, tiene el territorio, tiene las
herramientas; necesita tomar una decisión y liderar a sus
fuerzas contra el terrorismo. Si no lo hace, se va a quedar en su
casa.
EC - Paralelamente,
Israel sigue llevando a cabo su política de "asesinatos
selectivos", como se la ha denominado.
ON - Usted la
denomina así, no es la verdad.
EC - ¿Cómo
la llama Israel?
ON - Parar con
el terrorismo. Hay una situación que tal vez los uruguayos
no conozcan, pero que lamentablemente nosotros conocemos desde hace
mucho: usted sabe que en un país vecino o una entidad vecina
hay una organización terrorista que está preparando
un atentado grande, que va a matar a 20, 50 o 100 personas de su
pueblo, está en camino y usted sabe que está vestido
con armas y explosivos, caminando hacia Israel. La Policía
de esa entidad cercana o vecina no hace nada, mira hacia otro lado
y lo deja avanzar hacia Israel. La única manera de pararlo
es matarlo en el camino. No es asesinato, es defensa legítima
para evitar un crimen que va a matar a docenas, tal vez centenas
de personas.
EC - A propósito
de otra de las piezas del comportamiento militar de Israel, el acorralamiento
de Arafat, el haberlo dejado prácticamente encerrado en sus
oficinas en Ramala, sin posibilidades de moverse, ¿cómo
sigue? ¿Qué paso viene a continuación?
ON - Depende
solamente de Arafat.
EC - ¿Por
qué se llegó a ese extremo?
ON - ¿Por
qué bloquearlo? Porque estaba viajando por todo el mundo
hablando, convenciendo a todos de que está haciendo algo,
pero mientras no está sus fuerzas, sus aliados o los que
pertenecen a la oposición hacen lo que quieren, y continuaban
atacando y matando israelíes. Entonces dijimos: si Arafat
está tan ansioso por parar la violencia como declara, estará
ahí, liderando a sus fuerzas contra el terrorismo. A unos
50, 100 o 200 metros de donde vive ahora Arafat viven dos terroristas
que asesinaron a sangre fría a un ministro de Estado de Israel.
Todo el mundo sabe quiénes son, sus nombres, su dirección,
su foto fue entregada al señor Arafat, a sus fuerzas, pero
ellos continúan libres. Si están libres es culpa de
Arafat. Entonces, si están libres, ¿por qué
Arafat va a estar libre? Va a tener que tomar la decisión
firme de asumir las responsabilidades que asumió antes para
gozar de su libertad.
EC - ¿Cómo
sigue ese acoso a Arafat?
ON - No es acoso
a Arafat. Para nosotros Arafat hoy, lamentablemente, es irrelevante.
No es un socio para la paz ni un socio para la lucha contra el terrorismo.
¿Cómo sigue Arafat? El pueblo palestino debe decirlo,
no nosotros.
EC - ¿A
Israel no le preocupa una eventual caída de Arafat y su sustitución
por líderes palestinos más radicales, más extremistas?
ON - No somos
profetas ni sabemos qué va a pasar.
EC - Cuando
un gobierno decide llevar adelante una estrategia tiene que pensar
cuáles son los resultados posibles.
ON - Peor que
hoy no puede ser, porque no vemos una expectativa, una esperanza,
un horizonte. Hoy estamos en una situación de defensa perpetua,
diaria contra el terrorismo. Estamos esperando por el pueblo palestino,
a través de su líder actual, Arafat, o de otro. No
es nuestro negocio, es negocio de los palestinos decidir hacia dónde
quieren ir, si quieren elegir la paz, la negociación... Ya
perdieron una oportunidad importante por el propio Arafat; ¿recuerda
Camp David? Allí el señor [Ehud] Barak, el primer
ministro anterior, ofreció un plan que incluía casi
todo lo que está escrito en la carta de Arafat. ¿Por
qué escribe ahora lo que podía haber recibido sin
muertos, sin atentados, sin terrorismo, en junio del año
pasado? ¿Qué pasó? Intentó mejorar lo
que le ofrecieron en aquel entonces [Bill] Clinton y Barak, vio
que no lo iba a conseguir, entonces tomó la violencia y ahora
regresa al punto de partida, solo, después de más
de 1.000 muertos, no sé cuántos heridos, atentados
y sufrimiento de palestinos e israelíes.
***
EC - En estos
últimos días ha habido algunas señales de distensión
entre israelíes y palestinos. Por un lado podríamos
citar la condena a los grupos terroristas contenida en la columna
de Arafat en The New York Times -aunque usted ya la relativizó
en la medida en que Israel reclama hechos, no palabras-, y por otro
la difusión de una reunión que hace una semana Sharon
mantuvo en su residencia con una delegación palestina de
alto nivel. Ese encuentro incluso ha despertado algunas críticas
dentro del Likud, en la medida en que se produjo un diálogo
sin que hubiese cesado la violencia de la otra parte. ¿Cómo
debemos interpretar este cuadro? ¿Hay un cambio o no?
ON - No hay
un cambio. El gobierno de Israel sigue deseando la paz, llegar primero
a parar la violencia y después a la mesa de negociación.
Va a hacer todo para llegar a esta situación, no excluye
una reunión con los líderes número dos, tres
y cuatro en la jerarquía palestina después de Arafat.
Es legítimo, porque era para esclarecer la posición
de Israel, para dar a conocer las condiciones para reanudar las
negociaciones, que principalmente son parar la violencia. Si los
palestinos cumplen con esta precondición, que pienso que
es más que lógica, vamos a poder continuar de acuerdo
al Plan Mitchell, que es muy claro, tiene cuatro etapas. Si se para
la violencia -no estamos exigiendo tres o siete años- sólo
siete días vamos a comenzar las medidas para reanudar o reconstruir
la confianza mutua. La fuerza israelí va a regresar a sus
posiciones de antes de setiembre de 2000, cuando comenzó
la violencia palestina, porque nosotros no tenemos ningún
deseo de reocupar esos territorios. Lo que hicimos hasta hoy fue
por medidas de seguridad. Si tenemos las condiciones vamos a regresar
a nuestras posiciones anteriores. Después vamos a tomar otras
medidas para establecer esa atmósfera, hay una lista que
tiene que hacer Israel y que tienen que hacer los palestinos; si
todo va bien y estamos en una situación tranquila, sin violencia,
vamos a poder sentarnos y comenzar las negociaciones por la paz.
Este es el Plan Mitchell, que es 100% aceptable para Israel. El
señor Sharon no es el líder del Likud solamente, es
el primer ministro de Israel y no mira sólo en términos
partidarios. Tal vez haya críticas de su propio partido,
pero su deseo es reanudar el proceso, cuya primera etapa es parar
la violencia. Por eso esa reunión con los palestinos.
EC - ¿Qué
resultados dejó la reunión con esa delegación
palestina?
ON - Por lo
que sé, no mucho, porque la violencia continúa. Gracias
a Dios no hubo ninguna catástrofe, ningún atentado
grande, pero el tiroteo continúa, los atentados continúan.
Leí en el diario que los palestinos pidieron que Israel no
haga nada por siete días para poder recuperarse. Siete días
de tregua unilateral de Israel... Es inaceptable, es como pedirle
aquí, en Uruguay, a la Policía, que por siete días
no haga nada, que no multe, no encarcele criminales ni pare la violencia,
[porque] tal vez en siete días los delincuentes y los criminales
van a detener sus actividades. Es absurdo, es inaceptable. Nosotros
queremos que los palestinos hagan lo que tienen que hacer.
EC - En definitiva,
¿cuál es su visión a propósito de las
perspectivas en este momento?
ON - Yo regresé
a Israel desde mi última misión en Chile hace un año
y medio, y cuando regresé el sentimiento que había
en Israel era de paz, se estaba pensando en acortar el tiempo de
servicio militar obligatorio de tres años a dos años
y medio porque no se iba a necesitar tantos soldados por tanto tiempo.
Lamentablemente, tres meses después recomenzó la violencia.
Esta violencia está basada no sólo en intereses, sino
también en la psicología que crea la propia Autoridad
Palestina. Si lee los libros que estudian los chicos palestinos,
si escucha lo que dicen los jeques musulmanes en las mezquitas,
si lee los diarios, escucha la radio y ve la televisión palestina
va a ver que hay odio. Odio con odio no puede progresar hacia la
paz; primero hay que crear esperanza, intereses mutuos.
Nuestro interés
es muy claro: estamos buscando conocer cuál es el interés
palestino. ¿Continuar con la lucha? Los palestinos en toda
su historia tomaron esa posición de "todo o nada"
y se quedaron con nada. La idea es negociar. Cada uno va a recibir
algo, porque con "todo o nada", Israel, que es la potencia
de la región, se va a quedar con todo y los palestinos con
nada. Y eso no es lo que queremos.
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Transcripción: María Lila Ltaif Curbelo
Edición: Julieta Sokolowicz
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