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EEUU: contexto de la reunión Bush-Batlle
El politólogo Fernando López Alves analiza qué
lugar ocupan Uruguay y América Latina en la agenda de la
administración Bush, a tres días del encuentro entre
los presidentes estadounidense y uruguayo.
EN PERSPECTIVA
Martes 12.02.02, Hora 9.00.
EMILIANO COTELO:
El próximo viernes el presidente de Estados Unidos, George
Bush, hará un alto en su agenda para reunirse con el presidente
de un país pequeño y lejano que le pedirá la
apertura de sus mercados y no, como es habitual, asistencia económica
y/o financiera.
Jorge Batlle,
que es el presidente de ese país pequeño y lejano,
ha puesto muchas expectativas en los resultados de su reunión.
Según ha trascendido, el gobierno uruguayo tiene depositada
una buena cuota de esperanza en la recuperación económica
del país en el éxito de la reunión que mantendrán
este viernes los dos presidentes.
Parece importante,
entonces, entender en qué contexto se desarrollará
la audiencia. ¿Qué lugar ocupan Uruguay en particular
y América Latina en general en la agenda de la administración
Bush? ¿Cuál es la política de esta administración
republicana para América Latina? Vamos a conversarlo con
el politólogo Fernando López Alves, corresponsal de
En Perspectiva en Estados Unidos, con quien ya hemos comenzado a
abordar estas cuestiones en otros contactos hace un par de semanas.
***
EC - Fernando,
¿cómo debe entenderse la visita de Batlle?
FERNANDO LÓPEZ
ALVES:
La visita de Batlle tiene una gran importancia en este particular
contexto de la administración Bush, con su política
respecto de América Latina, que no es una política
definida ni orgánica ni una política con un plan para
la región. Es una política que se ha desarrollado
hasta ahora un poco respondiendo a las iniciativas de los presidentes
o los congresos latinoamericanos, cuando piden algo, plantean un
problema o hay un conflicto en un país determinado, como
en el caso de Argentina. Creo que la visita del presidente Batlle
está dada en un buen tiempo y es una excelente iniciativa.
El lobby diplomático latinoamericano dentro de Washington
es un poquito desafectado, no funciona tan agresivamente como otros
y además es un área que tiene mucha importancia para
Estados Unidos. La visita de Batlle es una gran iniciativa; no sé
si va a tener éxito o no, pero va a hacer una diferencia.
EC - Tú
dices que tiene que ir un presidente porque el lobby como tal para
esta zona del mundo no funciona.
FLA - Sí.
Lo que funciona son las embajadas, los representantes en los bancos
internacionales. Esa gente tiene acceso y funciona relativamente,
pero no hay unidad, son lobbies separados, los diferentes países
tienen agendas muy distintas. Basta comparar Brasil y Argentina:
son agendas completamente diferentes. O Brasil y México,
que no tienen absolutamente nada que ver. Si por el lado de la administración
Bush no hay una política orgánica, tampoco hay un
lobby unido por el lado latinoamericano. Esto ha funcionado, más
ahora que antes, de acuerdo a la iniciativa privada de los países
y no de acuerdo a la iniciativa de un lobby grupal. No hay una coalición
de países pidiendo una cosa u otra, excepto de los que aquí
se llaman chiquitos, entre los cuales no está Uruguay; son
países de América Central. Entre esos países
ha habido una unión, un lobby unido para algunas cosas, por
ejemplo cuando la guerra en El Salvador. Pero, en general, ni siquiera
esos países forman lo que podemos llamar un bloque.
EC - Enseguida
vamos a hablar más en general de la política hacia
América Latina o de por qué hay poca política
hacia este continente en esa administración, pero antes una
pregunta para redondear este arranque: ¿cuán exitosa
puede ser la visita de Batlle, qué se puede esperar de estos
encuentros?
FLA - El punto
álgido que el presidente va a confrontar va a ser justamente
su objetivo primario: que Estados Unidos abra algunos de sus mercados
a productos uruguayos. La política oficial es, por supuesto,
el libre cambio, formar una zona de mercados libres con América
Latina, pero ése es el título de una política
que se supone, sin implementar, porque en el fondo lo que está
ocurriendo en este país es un retorno progresivo, no demasiado
visible todavía, a una política mucho más proteccionista
del Estado, un retorno -si los economistas en Uruguay me perdonan-
a un neokeynesianismo. El modelo de la administración Bush
no es el campeón del libre cambio. No es una política
al estilo Adam Smith, el teórico al cual todo el mundo cita,
sino una política un poco más proteccionista, más
mirando para adentro que para afuera, a pesar de que hay una política
oficial de libre cambio. El asunto de la apertura de mercados para
productos latinoamericanos ha sido siempre un problema, no solamente
latinoamericano sino también de otros países, excepto
de México, que está incluido en el Nafta. De todos
modos, cuando tú miras la lista de productos que México
exporta a Estados Unidos ves que es una lista limitada, que nunca
ha llegado a ser completa como la que había cuando se firmó
el Nafta.
EC - ¿Qué
cabe esperar de esta reunión, entonces?
FLA - Va a haber
una actitud de simpatía con respecto al presidente, se le
va a prometer a Batlle que algunos de los rubros de exportaciones
van a ser considerados, se va a poner un plazo para esa consideración,
se va a mandar esto a un comité que ya existe -incluso conozco
a miembros de ese comité que evalúan ese tipo de iniciativas-
y después se verá. En el caso de Guatemala, por ejemplo,
ese comité ha fallado a favor de un par de productos; en
el caso de Bolivia no ha fallado a favor de nada; en el caso de
Argentina ha tenido algunos problemas, pero ese país ha podido
colocar algunos productos, no los que quería sino otros.
Es una agenda muy mezclada, muy improductiva en el sentido de que
es el comité el que decide, pero creo que el esfuerzo será
coronado por algún éxito.
***
EC - ¿Cuán
importante es América Latina para la administración
Bush?
FLA - Es una
pregunta crucial, que ha estado rondando aquí en los círculos
políticos que interesan a América Latina, en la comunidad
diplomática en Washington y alrededor de algunos lobbies
industriales o semiindustriales de algunos países como Brasil.
América Latina no es ni ha sido una prioridad en los últimos
años. Después del 11 de setiembre, algunas de las
cosas que estaban en la agenda se han convertido en más importantes,
pero otras, que quizás eran las más importantes para
América Latina, como la misión de un presidente en
este momento en Washington, han quedado relegadas a un segundo término.
Ha tomado mayor
relevancia la pelea contra el posible terrorismo y contra la droga.
Aquí hay cuatro o cinco renglones de esta política,
pero no hay una cuestión orgánica. Uno es el Plan
Colombia que, como todos sabemos, comenzó con Clinton e incluso
tenía antecedentes con Reagan; plan enfocado en la lucha
contra la droga, aunque el dinero que va también se usa para
otras cosas, como reforzar al Ejército. Hasta enero de este
año se había dado U$S 1.300 millones para ese plan.
Para este año se acaba de votar U$S 765 millones más,
de los cuales más o menos U$S 500 van a Colombia y el resto
a otros países que también tienen problemas con la
producción de droga, como Perú y Bolivia. No es una
política en el sentido en que se usa en el Cono Sur, un cuerpo
coordinado de preceptos o principios e iniciativas, es una política
en el sentido de que es una preocupación del país.
Colombia es el país que ocupa más espacio en las noticias
de Estados Unidos, y para mí el lugar que ocupa un país
en los medios es un barómetro. Colombia está en el
primer lugar; los únicos amigos colombianos que tengo que
viven del periodismo en su propio país están ahora
en Estados Unidos, viviendo de escribir columnas para Colombia.
Eso no ocurre con ningún otro país de América
Latina. En este momento Colombia está arriba.
Segunda está
la "preocupación Chávez", como se la llama,
que tampoco es una política sino una preocupación.
Creo que antes del 11 de setiembre era un poquito menos preocupante
para la administración Bush, pero después pasó
a ser más preocupante. Antes del 11 de setiembre la actitud
era de paciencia, de observación, de mirar para dónde
iba Chávez, de ponerle una especie de test al gobierno venezolano;
después del 11 de setiembre mucha gente ha hecho lobby aquí
para que haya una política mucho más activa.
EC - ¿Por
qué? ¿Por las declaraciones ambiguas que en algún
momento formuló el presidente venezolano a propósito
del terrorismo y de los atentados en Estados Unidos?
FLA - Claro,
por un lado eso, y por otro la conexión de Chávez
con lo que ahora se está redenominando en Colombia grupo
terrorista. Antes del 11 de setiembre había acusaciones de
terrorismo en Colombia, las FARC no estaban consideradas un grupo
terrorista sino un ejército paralelo, pero en este momento
algunos grupos -no las FARC en su conjunto- son considerados terroristas,
como también parte de las FARC. Con esta nueva definición,
la relación de Chávez con los grupos ahora llamados
terroristas que están operando en Colombia se hace más
complicada para su gobierno. El problema venezolano es que exporta
el 80% de su petróleo a este país, con el cual Chávez
está en permanente confrontación.
EC - Tú
hablabas del ranking de preocupación o de interés
del gobierno Bush en los países de América Latina
y mencionabas en primer término a Colombia y en segundo lugar
a Venezuela. ¿Cómo sigue esa lista?
FLA - Hemos
tenido la gran "suerte" de que la CIA ha ranqueado a Argentina
junto con Venezuela y Colombia como posible foco de problemas, aunque
la situación de Argentina y la razón por la cual ha
sido ranqueada entre los países problemáticos es muy
diferente de las situaciones colombiana y venezolana. Esta nueva
clasificación que pone a Argentina entre los países
problemáticos ha causado mucha insatisfacción en los
círculos diplomáticos y una crítica pública
respecto a la CIA y al gobierno de [George W.] Bush. O sea que estamos
hablando de tres países. Por supuesto que la situación
de Argentina demuestra otra vez el efecto de una política
preventiva inexistente. Hasta el 26 de diciembre del año
pasado se dejó ir a ese país sin demasiada intervención
del gobierno estadounidense en cuanto a una acción diplomática
para parar un poco la crisis financiera. Las declaraciones de [Alan]
Greenspan, el secretario del Tesoro, en cuanto a que Argentina se
merecía lo que le pasó, que no había hecho
nada en 70 años y que él no tenía nada que
ver con ese lío, suscitaron bastante condena por parte de
algunas fuentes de Estados Unidos e internacionales. Eso implica
que el secretario del Tesoro puede salir a decir una cosa así
sin que nadie lo controle. Algunos piensan que miembros de la administración
Bush, como el ministro de Economía y Bush mismo, habrían
dado la idea de que la situación de Argentina era responsabilidad
de la comunidad internacional, no solamente de Argentina.
EC - ¿Por
qué la administración Bush destina tan poca atención
a América Latina en general y al Mercosur en particular?
FLA - Tengo
explicaciones oficiales y mi propia explicación. La explicación
oficial es que Estados Unidos tiene una política de libre
cambio...
EC - Cuando
tú dices "libertad de cambio" te refieres a libre
comercio, ¿no?
FLA - Sí,
exactamente. Una política de globalización e integración,
de incluir los problemas de los trabajadores y los sindicatos en
los pactos de libre comercio, y una política de apoyo a la
democracia. De hecho, de la reunión de Québec, que
incluye estos preceptos, salió una cláusula que dice
que aquellos países que tengan un standard dudoso de democracia
pueden ser sacados del sistema que se supone que era el ALCA, el
Area de Libre Comercio de las Américas. Eso es lo que dice
la política oficial.
Personalmente,
pienso que lamentablemente para esta administración y afortunadamente
para América Latina, esta administración tiene una
política de apagar incendios. Cuando hay un problema se elabora
una política. Esos problemas generalmente son de índole
política y, después del 11 de setiembre, problemas
que puedan relacionarse con el terrorismo internacional.
EC - ¿Por
qué la actitud de la administración Bush hacia América
Latina es simplemente la de un bombero una vez que se desata un
incendio en un determinado país?
FLA - Primero,
porque la administración Bush reacciona a lo que piensa que
es peligroso. América Latina no es peligrosa. Con excepción
de los tres países mencionados -es una exageración
incluir a Argentina-, el "peligro" de una reversión
del proceso democrático, de una relación tirante con
Estados Unidos, de un brote terrorista es mínimo. No hay
una amenaza concreta a los propósitos políticos de
Estados Unidos en la región. En el fondo la región
se ha "portado bien". Mal, bien, corrupta o no corrupta,
la democracia está funcionando a nivel general con excepción
de Brasil, con el cual se está haciendo algún lobby
que otro -tampoco demasiado esfuerzo-, simplemente porque se opuso
en Québec a la integración del libre comercio.
El presidente [Fernando Henrique] Cardoso se opuso porque quiere
que Brasil tenga un papel hegemónico en el área.
La relación
con los presidentes latinoamericanos es muy buena. [Vicente] Fox
es amigo íntimo de Bush, era el niño favorito de Washington
antes del 11 de setiembre. Después, por supuesto, fue sustituido
por [Tony] Blair y ahora por el presidente de Afganistán.
Hay paz en América Latina desde el punto de vista de Washington;
paz significa, para los países en vías de desarrollo,
falta de atención de Washington, falta de una política
mucho más agresiva. Fíjate en lo que pasó en
el centro de Asia, donde está Afganistán; ¿qué
políticas había hacia Asia Central, un lugar clave
y absolutamente estratégico para Estados Unidos? No muchas
antes del 11 de setiembre; después, por supuesto, esto cambió.
Es razonable pensar que es así: es un superpoder, tiene un
mapa muy grande del mundo, América Latina es un pedazo de
ese mapa, no se cree que América Latina vaya a causar un
problema en lo que se llama la piecita del fondo de Estados Unidos.
Esa es, lamentablemente, una de las razones por las cuales no se
le presta la atención que se le debería prestar.
EC - Tú
dices que ésa es una de las razones; ¿hay otras?
FLA - Creo que
la razón fundamental es la que mencioné. Hay otras
que tienen que ver con que Estados Unidos tiene lobbies muy poderosos
que han bloqueado con mucho éxito algunas iniciativas. Por
ejemplo, el lobby tejano en el caso de la carne y la gran corporación
que antes se llamaba United Fruit Corporation, han bloqueado con
mucho éxito iniciativas de que los productos latinoamericanos
entren a este país y se los considere una prioridad de importación
para Estados Unidos, con excepción del petróleo de
Venezuela, algunas cosas relacionadas a la producción de
caucho y otras. No hay en este país un lobby fuerte respecto
de la importación de productos latinoamericanos ni se lo
ve como una necesidad. La gran necesidad está en otro lado.
Esta es una razón económica de intercambio que también
hace que América Latina ocupe un segundo lugar.
EC - ¿Cómo
juega el esquema del ALCA, del que se ha hablado tanto y que en
principio ha contado con un impulso tan fuerte por parte de Estados
Unidos, el hecho de que ahora la administración Bush haya
obtenido el fast-track? ¿Tú dices que es simplemente
declarativo?
FLA - No, el
fast-track es uno de los logros de la administración Bush.
Lo logró por un voto, nada más, pero lo logró
en un momento en que el presidente tiene entre 80% y 90% de aprobación,
de apoyo a su gestión. Esto último también
tiene que ver con el 11 de setiembre. El fast-track permite que
el presidente tenga autoridad para negociar tratados de libre comercio
con cualquier parte del mundo, no solamente con América Latina.
El caso de América Latina es importante porque después
de la reunión de Québec quedó claro que si
el presidente no tenía fast-track cualquier acuerdo de libre
comercio iba a demorar muchísimos años.
¿Qué
pasó? ¿El ALCA es artificial? No lo es. Creo que el
problema es que en la agenda de prioridades el pacto de Québec
concluye en 2005. Se supone que para 2005 tendremos esa Área
de Libre Comercio de las Américas, siempre que se cumplan
las condiciones que mencionamos. ¿Hay apuro por esto? ¿Se
lo ve como una cosa por la que hay que trabajar? ¿Cuántos
comités están trabajando en esto? Para Europa hay
cuatro comités asesores del presidente, para Asia Central
hay tres, junto con el de Oriente Medio; para América Latina
tenemos un comité asesor que estuvo dos años sin ningún
tipo de dirección, no se podía encontrar a la persona
adecuada. Ahora hay una persona, que no sé si es la adecuada
-personalmente creo que no-, pero hay un grave problema de acción
colectiva en ese comité, que se ha reunido dos veces, a veces
se reúne y a veces no. No se reúne porque no tiene
un lugar en la agenda del presidente y de la administración.
Esto también es un termómetro de la importancia de
la región. América Latina tiene menos importancia
que Europa, que Asia Central y que Oriente Medio; diría que
está a la altura de Africa, aunque ésta ha tenido
cierta importancia últimamente, simplemente por la guerra.
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Transcripción: María Lila Ltaif Curbelo
Edición: Julieta Sokolowicz
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