04.03.2002

 



Los presos destruyen el penal de Libertad

Ministro del Interior, Guillermo Stirling: Debe valorarse lo que se evitó: ingresar mientras se desarrollaba el motín del viernes hubiera provocado una masacre. No se avizora una solución definitiva para el problema carcelario.

EN PERSPECTIVA
Lunes 04.03.02, 08.40.


EMILIANO COTELO:
Estamos ahora en comunicación con el ministro del Interior, escribano Guillermo Stirling. Supongo que ha descansado poco.

GUILLERMO STIRLING:
Sí: los últimos acontecimientos generados en el Complejo Carcelario de Santiago Vázquez (Comcar) y en la Cárcel de Mujeres incorporaron un nuevo factor de preocupación.

EC - Aprovecho para pasar en limpio con usted lo que mencionaba recién. ¿Cuáles fueron los establecimientos en los que durante este fin de semana se produjo alguna forma de motín o movilización de los presos?

GS - Motín claro y definido fue el de Libertad. Anoche hubo un intento de Comcar y en la Cárcel de Mujeres, que felizmente fueron neutralizados, pero la mayor preocupación hoy está centrada en Libertad. Es una situación muy delicada...

EC - En la Cárcel de Canelones ¿no hubo incidentes?

GS - No.

EC - Habíamos recibido alguna versión en ese sentido.

GS - No tengo ninguna información de que haya ocurrido.

EC - ¿Cómo describe a esta hora el momento en el Penal de Libertad?

GS - Muy difícil. Pese a que hay mucha tranquilidad, la solución de fondo es muy difícil, muy difícil, como se lo planteamos el viernes cuando estábamos dialogando y negociando junto al presidente de la Suprema Corte de Justicia, doctor Gervasio Guillot, y con los diputados Chifflet, Edgard Bellomo y Raúl Argenzio, integrantes de la Comisión de Derechos Humanos de la Cámara de Representantes. En distintas oportunidades (porque tuvimos varias reuniones con distintos reclusos) les expresamos que su pretensión, el planteamiento, la razón del motín, que era el traslado a otros establecimientos carcelarios, no se podía cumplir y no por capricho, no por una actitud autoritaria de no querer contemplar la solicitud, sino porque en el sistema carcelario uruguayo realmente no hay lugar físico que pueda absorber a los presos del Penal de Libertad.

EC - Eso quedó claro en las conversaciones con los presos, según lo destacaba más temprano el diputado Chifflet.

GS - Pero incluso el doctor Guillot fue muy gráfico cuando les dijo "No sigan destruyendo, porque ustedes van a seguir viviendo entre los escombros".

EC - Sin embargo, la destrucción prosiguió durante el fin de semana.

GS - Prosiguió.

EC - ¿Cómo fue eso: por qué los presos retomaron el control del celdario?

GS - Por una razón práctica. Voluntariamente lo desalojaron para permitir el ingreso de los jueces, fiscales y autoridades del penal para hacer una evaluación de cómo estaban...

EC - Eso fue el sábado, porque durante la noche del viernes permanecieron los presos controlando el celdario hasta que ustedes se fueron.

GS - Exacto. El sábado quedaron en el patio central, a la intemperie, y una vez que terminó la inspección judicial retornaron al edificio porque era el único lugar donde el edificio como tal tenía alguna protección. De lo contrario hubieran debido permanecer parados y sin ningún tipo de protección excepto los controles externos.

¿Por qué no hubo guardias dentro del edificio? Porque estaban destruidos todos los elementos de seguridad que separan a los reclusos con los guardias. Los funcionarios que cumplen tareas dentro del celdario no tenían ningún tipo de garantías, porque había ningún impedimento físico (rejas, o puertas) que les aseguraran la integridad.

EC - Si la cosa era así, era de prever que los presos terminaran retomando el control del celdario.

GS - No, no: no era de prever sino que estaba consentido por las autoridades porque no había forma de compatibilizar la permanencia de los funcionarios. Porque el viernes, el mayor motivo de preocupación era salvar la vida de los funcionarios que estaban como rehenes.

EC - Lo que usted dice es que ya estaba previsto que, una vez cumplida la actividad de los jueces, etcétera, los presos volverían al celdario y quedarían ellos mismos a cargo.

GS - Exacto, porque no podían convivir con funcionarios del establecimiento, por no tener ni siquiera las mínimas garantías sobre sus propias vidas.

EC - Lo que no estaba previsto era que los presos continuaran destruyendo el penal.

GS - No, sencillamente porque se había sido muy claro: habían entregado los rehenes con absoluta claridad respecto a cuál era la contrapartida de las autoridades del establecimiento y del Ministerio: no permitir represión. Sobre esa base se llegó a la entrega de los rehenes, pero el sábado comenzaron nuevamente a destruir.

EC - ¿Qué resuelve el ministerio a partir de esa novedad?

GS - El Ministerio del Interior aprueba las medidas tomadas por las autoridades del penal en el sentido de cortar el suministro de luz, agua y alimentos, desde que están en una situación de amotinamiento.

EC - Ese suministro no se había cortado en las primeras horas del sábado.

GS - No, porque fue en ese momento que ingresaron las autoridades judiciales haciendo una inspección ocular de la situación en que había quedado el establecimiento.

EC - Se decidió el corte de los suministros a raíz...

GS - ...a partir de que comienza nuevamente el proceso de demolición que han llevado adelante los reclusos.

EC - No están amotinados todos los 480 presos.

GS - En el fondo sí, porque de acuerdo a lo que ha declarado un recluso que pudo salir, los que no estaban de acuerdo con el proceso de destrucción eran obligados a participar, en forma activa o pasiva.

EC - ¿Incluso los aproximadamente 120 que estaban en celdas de seguridad o en barracas?

GS - No: ni los que están en "la isla" ni los que están en barracas participaron del motín.

EC - Entonces, estamos hablando de unos 350 amotinados.

GS - Aproximadamente.

EC - La respuesta, entonces, según lo ha dicho el director de Cárceles es que, cuando les falten alimento o agua vayan...

GS - Abdicar de su posición. Para ser más claro: usted me puede preguntar por qué no se toma el control del edificio.

EC - Sí, y pienso que es una pregunta que se puede hacer el oyente.

GS - Le respondo: se entra con las fuerzas de choque, seguramente con un enfrentamiento duro y quizá sangriento, ¿a qué efectos? ¿Desalojarlos y ponerlos en el campo, a la intemperie?

EC - Hay otra alternativa que se ha mencionado en estas horas: trasladarlos a cuarteles militares.

GS - No, no. No se ha manejado esa alternativa, por cuanto hay impedimentos constitucionales.

EC - Definitivamente, esa posibilidad no existe.

GS - No existe, y se mantiene lo que el doctor Guillot expresaba el viernes en forma muy clara: "No sigan viviendo porque van a tener que seguir viviendo en los escombros".

EC - Pero interin, mientras los amotinados deponen su actitud, ¿no se corre el riesgo de que haya violencia entre los propios presos en la medida en que no hay un esquema policial actuando?

GS - Siempre se corre riesgo...

EC - Por decir algo: que algunos de ellos tomen a otros reclusos como rehenes y amenacen con matarlos o herirlos a cambio de su traslado, de mejoras en su situación. ¿No es un peligro que se corre?

GS - Era un riesgo. En una situación de total anormalidad, era un riesgo pero un riesgo generado por los propios reclusos.

EC - Hoy sigue existiendo ese riesgo, más que nunca.

GS - Hasta ahora no se ha producido. Están conviviendo desde el viernes y hasta ahora no se ha producido ningún tipo de vendetta interna.

EC - No hablo de vendetta, sino de ideas desesperadas de los presos para hacer valer sus reclamos.

GS - Hasta ahora no lo han utilizado.

EC - Y ¿qué pasa si ocurre eso?

GS - Acá hay varios valores, y aquello de que lo que se evita no se valora. Hemos procurado salvar vidas humanas, que estuvieron en grave riesgo. No sé si usted o la opinión pública pudieron captar que en un momento determinado los rehenes corrieron serio riesgo.

EC - Lo tuvimos claro, sí.

GS - Cuando estuvieron en un pretil a 40 metros de altura, con un "corte" en la garganta y otro en la espalda, mientras se negociaba con el doctor Guillot y quien habla, cualquier incidente que hubiera ocurrido con los rehenes hubiera significado una masacre. Fueron riesgos ciertos. Irrumpir en el penal cuando estaban con los rehenes hubiera sido una masacre.

Estamos procurando una situación totalmente atípica, absolutamente anormal, preservando vidas, sin exponer inútilmente ni a funcionarios ni a los propios reclusos en una operación de desalojo que no tiene ningún sentido, porque si los desalojamos tienen que ir al patio, al campo. Eso es lo que trato de explicar de la mejor forma posible.

EC - ¿Hay algún líder, algún cabecilla en este motín?

GS - No: hay unos cuantos identificados como promotores.

EC - Suponiendo que el motín se diluya, que dejen de destruir el penal, ¿qué viene después?

GS - Es muy difícil prever lo que viene, porque lo que teníamos el viernes se mantiene hoy en el sentido de que no hay en este momento posibilidades de realojamiento.

EC - Es decir que lo que viene es que van a seguir recluidos en el penal en el estado en que lo dejen...

GS - Exacto.

EC - ...lo cual es un problema muy serio, por ejemplo, desde el punto de vista sanitario.

GS - Exacto. En la sociedad uruguaya, todos hemos contribuido en aproximadamente un millón y medio de dólares destinados a reparar el penal de los motines de 1994 y 1999. Todo ha costado enormemente. No sabemos si en este momento el Ministerio de Economía está en condiciones de disponer de cifras realmente importantes para poderlo recuperar.

EC - Más allá de lo que es reconstruir lo que se ha estado demoliendo en estas horas, ¿cuándo existirán los recursos para que en las cárceles en general, y en particular en Libertad, tengan lugar esquemas de rehabilitación para que haya oportunidades de trabajo, educación, para la atención de salud en las condiciones mínimas razonables?

GS - Seguramente, usted me habrá oído hablar de estos problemas en más de una oportunidad en los tres años y medio que llevo en el Ministerio...

EC - Y yo le debo haber hecho la pregunta unas cuantas veces.

GS - Exacto. No depende del ministerio sino de la situación del país y del Ministerio de Economía, que tiene la triste y penosa tarea de asignar y reasignar recursos...

EC - ¿Es estrictamente un tema económico?

GS - Totalmente.

EC - Pero mientras no se consiga esos recursos, mientras no se decida utilizar recursos para ese fin, lo que se está consiguiendo es simplemente mantener la tapa puesto sobre una caldera a presión.

GS - Creo que, hasta ahora, el manejo de las autoridades carcelarias había impedido que las cosas llegaran al grado al que han llegado. Fue un manejo muy profesional. Pero, lamentablemente, era previsible que estas cosas pudieran ocurrir. Hemos tenido iniciativas para la construcción de cárceles: cuando asumió este gobierno pensamos en la construcción de cinco cárceles durante los cinco años, luego la situación económica que vive el país las limitó a dos. Estamos en la etapa final de la adjudicación de la primera, pero esto lleva su tiempo.

EC - Pero no es sólo un problema de edificios, de infraestructura.

GS - No, pero las estructuras actuales impiden desarrollar políticas de rehabilitación pese a que, con el convenio de seguridad ciudadana tenemos el ex hospital Musto, que va a observar a cerca de 300 reclusos, y donde se podrá aplicar integralmente las políticas de rehabilitación. Para darle una idea, actualmente en el Comcar, sobre 850 lugares para presos previstos cuando se construyó, hoy tenemos 2.150. Todos los lugares destinados a desarrollar actividades que los presos quisieran realizar voluntariamente hoy se encuentran ocupados.

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Transcripción y edición: Jorge García Ramón





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